El bloqueo naval de EE.UU. a Cuba augura el Desastre del 98
La Guerra de Cuba fue un conflicto bélico que enfrentó a España y Estados Unidos en 1898. Imagen: Wikimedia Commons.
La guerra hispano-cubano-estadounidense fue un
conflicto bélico que enfrentó al Reino de España con los Estados Unidos y las hasta
entonces colonias españolas de Cuba y Filipinas.
Conocida también en España como la guerra de Cuba y Desastre del 98, este conflicto se
originó con un bloqueo naval estadounidense en la bahía de La Habana que duró
tres largos meses, el cual provocaría no solo el desabastecimiento de
víveres a la ciudad por vía marítima, sino también la declaración de guerra
de España a Estados Unidos dos días después, el 24 de abril de 1898.
La guerra hispano-estadounidense fue un conflicto motivado por la intervención norteamericana en la guerra de Independencia de Cuba.
Los ataques estadounidenses a las posesiones territoriales de
España en el océano Atlántico y en el Pacífico llevó además a la implicación de
la Revolución Filipina y, finalmente, a la guerra filipino-americana.
Las revueltas contra el dominio español ya habían
comenzado desde hacía algunos años en Cuba, pero fue el naufragio
misterioso del acorazado Maine en el puerto
de La Habana, el 15 de febrero de 1898, lo que aceleró el ritmo hacia la
guerra.
Sin esperar el resultado de una investigación, las presiones políticas del Partido Demócrata empujaron a la administración del presidente republicano William Mckinley a una guerra que en un principio tenía la intención de evitar.
Además, a finales de 1890 la opinión pública
estadounidense fue agitada por la propaganda anti-española dirigida por
periodistas como Joseph Pulitzer y William
Hearst, que utilizaron el periodismo amarillo para criticar
a la administración española en la isla cubana.
EE.UU. acusó a España del hundimiento y declaró un ultimátum en el que se le exigía la entrega del control de Cuba.
Por su parte, el gobierno español se negó a
plegarse ante el aviso estadounidense, declarándole la guerra en caso de
invasión de sus territorios, aunque Cuba ya estaba bloqueada por la
flota estadounidense.
La guerra se declaró formalmente primero en Madrid, y luego en Washington, y no terminó hasta que el Tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898, puso oficialmente fin al conflicto bélico.
La derrota
de España tuvo como consecuencias directas para el reino la pérdida
de gran parte de sus posesiones coloniales: Cuba y Puerto Rico en el mar
Caribe, y las islas Filipinas y las islas de Micronesia en el océano Pacífico.
El conflicto marcó la entrada de Estados Unidos en los asuntos mundiales, dando inicio a su fase imperialista.
Además, proporcionó un modelo que marcaría el futuro del periodismo:
la prensa sensacionalista.
¿Cómo empezó la guerra de Cuba?
La voladura
del acorazado Maine en la bahía de La Habana fue el 'casus belli' utilizado por
Washington para entrar en guerra contra España en 1898.
Sería la
estocada definitiva al Imperio español.
El acorazadao Maine hundido en el
puerto de La Habana.
Cómo empezó guerra de Cuba
Maine
Manuel Florentín
11/04/2019
El 15 de febrero de 1898, a las 21.40 h, una inesperada explosión vino a
turbar el bullicio noctámbulo de La Habana.
El acorazado norteamericano Maine, que se hallaba fondeado en sus
aguas, saltó por los aires y se hundió irremediablemente tras cobrarse las
vidas de dos oficiales y de 266 marinos que se hallaban a bordo.
Aquel triste
episodio sigue entre la controversia y el misterio.
Aún no se sabe a ciencia cierta qué o quién produjo la explosión ni cómo
y por qué tuvo lugar.
Sin embargo, ese percance cambió el curso de la historia de España y de
Estados Unidos.
Fue la excusa, más
que el motivo, de una intervención norteamericana en Cuba que ya se
venía gestando y que supuso el primer peldaño en su carrera para convertirse en
la gran potencia militar del siglo XX.
En cuanto a España, perdió sus últimas colonias y quedó sumida en una
profunda crisis política, económica y social cuyas consecuencias han marcado su historia hasta
nuestros días.
La llegada del
acorazado Maine a La Habana en enero de 1898.
Problemas coloniales
En aquellos momentos, España tenía un gobierno débil, liderado por
Práxedes Mateo Sagasta, y sacudido por el malestar social, la corrupción política
y económica y las sucesivas guerras de independencia que, desde 1865, se
venían librando en Cuba y Filipinas.
Mantener las últimas colonias era vital para la estabilidad del país.
Desde 1895, Cuba estaba de nuevo en guerra.
Estados Unidos veía peligrar sus intereses en la isla, aunque financiaba
a los insurrectos.
En Washington se estimaba que España se hallaba muy debilitada para
restablecer el orden en Cuba y que solo podría lograrlo una potencia como
Estados Unidos.
Tras la explosión del Maine, España propuso crear una comisión conjunta para investigar lo ocurrido, pero EE.UU.
se negó.
En septiembre de 1897 el presidente William McKinley envió a Madrid a su embajador para exigir
a España la cesión del autogobierno
a los cubanos y ofrecer la mediación norteamericana para lograr el alto el
fuego.
El gobierno español accedió a la fuerza.
Pero el autogobierno no fue aceptado por los dirigentes cubanos, que
anhelaban la independencia.
Tampoco en España gustaba esa idea.
Ni en los círculos políticos, porque podría animar a otras regiones a
reclamar igual trato, ni en los económicos, sobre todo en los catalanes, que
temían perder sus intereses en Cuba.
Tampoco gustaba a la oligarquía agraria cubana, que prefería mantener
el statu quo con la metrópoli.
Precisamente, las protestas callejeras de estos oligarcas contra las concesiones a los
insurrectos alarmaron tanto a Estados Unidos que Washington
envió el Maine a Cuba.
El acorazado
Maine hundido en el puerto de La Habana.
Una visita inesperada
El 25 de enero de 1898 el Maine entró en el puerto de La Habana sin
previo aviso. Washington comunicó que se trataba de un gesto “amistoso”, de buena vecindad.
Las autoridades españolas en La Habana acogieron con corrección a los
marinos norteamericanos.
Tres semanas después, el 15 de febrero, se producía la trágica explosión que iba a cambiar la historia.
Actualmente ha quedado descartada la hipótesis de que la explosión del Maine provocase la intervención norteamericana en Cuba.
La pregunta es qué pasó en el Maine aquella noche.
Qué o quién provocó la explosión que lo hundió.
Como consecuencia de la explosión murió buena parte de la tripulación a
bordo.
La proa quedó totalmente destruida, y el Maine terminó hundiéndose al
poco tiempo.
España propuso
formar una comisión investigadora conjunta, pero la idea fue
rechazada por Estados Unidos, y cada país creó la suya.
La comisión norteamericana llegó a la conclusión de que la explosión fue
provocada por una mina.
Pero su labor investigadora dejó mucho que desear, ya que no contrastó
la información obtenida con ningún experto en la materia.
La propaganda estadounidense fomentó la guerra contra España.
En realidad, el informe norteamericano, hecho público el 21 de
marzo, no culpaba directamente
a España del atentado.
Pero el clima antiespañol llevaba tiempo extendido en Estados Unidos de
la mano de los dos principales magnates de la prensa, Randolph Hearst y
Joseph Pulitzer. Arengaban a la opinión pública e instaban al
gobierno a declarar la guerra y expulsar a España de Cuba.
La explosión del Maine les funcionó
estupendamente como pretexto.
En Estados Unidos
nunca se contemplaron las investigaciones de la comisión española, formada por
los capitanes Francisco Javier de Salas y Pedro del Peral.
A pesar de las dificultades, recogieron declaraciones de testigos, de
los buzos y de los oficiales españoles de artillería naval que desde un bote
habían inspeccionado el casco antes de que se hundiera.
La conclusión fue
que la explosión había sido interna y que no pudo
resultar provocada por una mina.
El tratado de paz de París obligaba a España a renunciar a sus colonias
americanas y Filipinas.
Ultimátum a España
Theodore Roosevelt,
subsecretario de Estado de la Armada, que quería enviar sus naves a
Cuba de forma inmediata, pero el presidente McKinley no estaba dispuesto a declarar
la guerra.
El embajador Stewart L. Woodford, para quien Cuba era “the richest slice
in the earth” (la más rica tajada de la tierra), ofreció a España la
posibilidad de vender Cuba por 300 millones de dólares.
España se negó, y McKinley
pidió permiso a las Cámaras para intervenir en la isla
España, presionada por todas partes, buscó la mediación del Vaticano y de otros
gobiernos europeos para evitar el
ataque estadounidense, pero no obtuvo apoyo alguno.
El 18 de abril, McKinley recibió el permiso para
intervenir en Cuba.
Dos días después telegrafió a Woodford a Madrid
para que comunicase al gobierno español que en un plazo de tres días
abandonase toda autoridad sobre Cuba.
La guerra ya era un
hecho.
Theodore
Roosevelt (en el centro) junto a los Rough Riders.
En la actualidad, ha quedado descartada la hipótesis de que la explosión del Maine provocase
la intervención norteamericana en Cuba.
Esta se habría producido de todas formas, ya que
formaba parte de su dinámica expansionista, basada en las teorías de James
Monroe (“América para los americanos”). Asentadas
sus fronteras internas, los nuevos lindes geoestratégicos y económicos
estadounidenses apuntaban al Caribe y al
Pacífico.
Años antes
de la explosión del Maine, varios políticos de alto nivel habían apuntado a la
intervención en Cuba.
Theodore Roosevelt, cuatro
meses antes de la voladura del Maine, ordenó al almirante George Dewey que
estuviese preparado para atacar Filipinas.
La explosión solo fue la excusa para la
guerra.
Una guerra en la que las tropas españolas, en
inferioridad de condiciones tecnológicas, fueron diezmadas por los modernos
acorazados y los Rough Riders (rudos jinetes)
de Theodore Roosevelt, que pocos años después llegaría a la Casa
Blanca.
La derrota forzó a España a firmar un humillante
tratado de paz en París en diciembre de ese año, por el que perdía, a favor de Estados Unidos,
sus últimas colonias americanas y del Pacífico.
España quedó sumida
en una crisis política, económica y social cuyas
convulsiones internas han marcado su historia a lo largo del siglo XX.
Este texto se basa en un artículo publicado en el
número 425 de la revista Historia y Vida. redaccionhyv@historiayvida.com.
Tomado de: https://www.muyhistoria.es/ y https://www.lavanguardia.com/
Y Publicado en: http://victorianoysocialista.blogspot.com,
En: Twtter@victorianoysocialista
En:Google; libertadbermeja..victorianoysocialista@gmail.com
En Fecebook: adolfo Leon libertad
No hay comentarios:
Publicar un comentario