duque_uribe-
El cártel de los soles; su
funcionamiento.
El escándalo del cartel de los soles no está elaborado para demostrar nada, ya que funciona como un dispositivo de ocultamiento en las acciones del conglomerado criminal que controla los gobiernos de Colombia y EEUU, a través de la DEA y los organismos de inteligencia imperial.
en Análisis, notimovil, tubazomovil
Hay
procesos, fenómenos, situaciones que, por su propia naturaleza; reclaman ser
comprendidos a partir de los mecanismos que hacen posible su funcionamiento;
¿con
que discursos conecta sus lógicas?,
¿qué
fuerzas mueven sus engranajes?, ¿cuáles intereses legitiman su circulación?,
¿en
cuales territorios se despliega?
Por eso y porque -fuera de los titulares en la gran prensa- nadie
ha demostrado su existencia; se apuesta por indagar en el funcionamiento de
esta estructura, para responder a la pregunta sobre
¿Qué es el cartel de los soles?
El cartel de los soles se presenta como un tema recurrente
en la agenda política del conglomerado criminal que opera en el eje Bogotá–Washington y de sus franquicias en nuestro
país; o sea que, por ese solo hecho, el
cartel soleado presenta una inevitable falla de origen.
Se ha dicho que
es una banda de generales venezolanos que -desde el gobierno- controlan toda la droga que se produce en Colombia, todas las rutas para su
tráfico y todo el mercado interno estadounidense;
de ser cierta esta caracterización; sería fácil deducir que ese cartel no es más que otra forma de llamar a
la DEA.
La tragicomedia
de ese cartel arranca cuando las respuestas sobre su existencia se sustentan
con algunos videos de YouTube, con una referencia (tan
infame como poco seria) que cuelga en Wikipedia y con muchos -Muchos- titulares de cierta prensa.
El
cartel en cuestión no pasa de ser un castillo de naipes que no soporta la
mirada atenta de una investigación rigurosa.
Eso queda
demostrado en el informe que el profesor Fernando Casado tituló “El mito del Cartel de los Soles” y que se
recomienda ampliamente a quienes busquen profundizar en los temas de
narcotráfico, crimen organizado y política en Venezuela.
En su trabajo;
Casado desmenuza el metabolismo del cartel en cuestión; recorriendo su
genealogía revela que, lejos de comportarse como una cosa concreta, funciona
como un discurso autorreferencial que articula a operadores mediáticos, ONGs y
laboratorios de propaganda bélica.
El trabajo de
Casado deja en claro que ese cartel no es un
conglomerado criminal real, sino una ficción; otra trampa de los
estafadores de siempre; un producto comunicacional derivado de la guerra
asimétrica, cuyo territorio de acción remite al universo mediático que compone
la plataforma de propaganda imperial y cuyo target son esas comunidades
subjetivas adictas a determinadas pasiones tristes.
El Cartel de los
Soles funciona como una campaña de largo aliento cuyo objetivo se basa en generar condiciones emocionales que posibiliten la
injerencia imperial, usando
el relato de Venezuela como un narcoestado que debe ser destruido por el
bien de la democracia y la paz en el hemisferio.
Consecuentes con
ese objetivo, las estrategias se plantean implosionar la unidad cívico militar,
socavar el liderazgo chavista y generar desconfianzas y división en el seno del
movimiento popular.
En
pocas palabras, nos quieren
aplicar la máxima de Sun Tzu; “Vencer al enemigo
antes de combatir”; que
se traduce en destrozar la moral nacional para facilitar una iniciativa bélica
imperialista.
Tal y como lo
determina Gene Sharp en su manual para golpes blandos;
en esta estrategia comunicacional se le llama “los
soles” a los jefes del cartel; para incitar la deslegitimación de las
más altas jerarquías de las FANB; provocar el desacato en los cuadros de menor
rango, e inducir a la deserción y a la traición.
Entonces,
lo que está planteado no es una guerra contra el
narcotráfico, es un
ataque sistemático contra la FANB, contra su moral, su disciplina y contra su
rol histórico.
En 2015; Leamsy
Salazar (ex escolta de Chávez) se entregó a la DEA y se convirtió en la prueba
viviente de la existencia del cartel en cuestión.
Cabe
de destacar que, en este caso, los “informantes clave” han sido extraídos del
estiercolero más viscoso de la política y en ese hábitat destacó Cliver
Alcalá, un enchufado ligado al cartel de la goajira que jugó a la quinta
columna, que se “entregó” a la DEA y que será
usado para generar nuevos escándalos que refresquen El Show del Cartel.
La más reciente fase de esta operación se desplegó tras la declaración del
fiscal general yanqui, William Barr, que acusó al presidente Nicolás Maduro de
intentar “Inundar Estados
Unidos con cocaína e imponer a los usuarios de este país sus dañinos y
adictivos efectos”. Inmediatamente, distintos portales informativos titularon en favor de una intervención internacional contra
Venezuela.
The Wall Street
Journal, proclamó que “La Venezuela de Hugo Chávez trabajó para inundar EE.UU.
con su cocaína”: subtitulando “Documentos preparados por fiscales federales describen por primera vez
el posible rol del anterior presidente venezolano en el tráfico de drogas”,
buscando así, enlodar la imagen del comandante eterno y minar las referencias
afectivas del chavismo.
Así, a partir de
las declaraciones de Alcalá, el diario The Telegraph (usando
como fuente al Wall Street Journal) tituló: “El ‘Cartel de los Soles’: cómo la
Venezuela de Maduro y sus generales construyeron un gran imperio de drogas”.
Con el relato de
Venezuela como narcoestado, el imperio ha justificado el peliculesco
ofrecimiento de 15 millones de dólares por la cabeza del presidente Nicolás
Maduro, acusándolo de capo de la droga.
El profesor Casado plantea que “en esta ocasión, como en tantas
historias relacionadas con Venezuela, la prensa fue fuente suficiente para la
misma prensa. Cuando el origen de la información son filtraciones anónimas de los servicios
de inteligencia; los servicios de inteligencia convierten su propaganda en
noticias a través de los medios de comunicación”.
El l fulano cartel funciona entonces como un ejercicio de
masturbación entre medios y operadores políticos,
que intercambian roles cuando se trata de ser la fuente informativa.
No resulta casual que, dos semanas después
del ofrecimiento del sheriff global, se haya desarrollado en nuestras costas la Operación Gedeón; con Cliver Alcalá entre los
mandos de la incursión.
Inmediatamente después de ese fracaso, Alcalá rindió cuentas al
gobierno yanqui y a partir de ello, se agregaron nuevos nombres a la
estructura interna del supuesto Cartel.
De inmediato -y a partir de la
información de una fuente (convenientemente)
anónima-; El Mundo de España tituló: “Exchavistas señalan a
Diosdado Cabello como jefe del narco”.
Acoplando el nombre de Diosdado a esa
matriz, se busca desprestigiar a uno de las referencias éticas más duras de la
revolución bolivariana, apuntando al marchitamiento de la moral general de un
pueblo en resistencia.
Además; se acusó de jerarcas en ese
fulano cartel a la diputada Cilia
Flores, a Tareck El Aissami y a Néstor Reverol que para entonces
ejercían de vicepresidente y Ministro de Relaciones Interiores respectivamente.
Las fuentes siempre remitieron a
funcionarios de inteligencia del gobierno yanqui y a portales de masivo impacto
mediático.
“El único problema de toda la información publicada fue que no
existió ni una sola evidencia de las acusaciones vertidas”, dice el profesor
Casado en su trabajo.
Además; Casado cita a la organización
Equidad & Precisión en la Información (dedicada a la labor de monitorear los medios);
cuyas investigaciones dejan en claro que “las únicas fuentes fueron anónimas, procedentes del Departamento de
Justicia y el testimonio de un desertor, no hubo ninguna respuesta de quienes
supuestamente tendrían las pruebas de la existencia del “Cartel de los Soles” que, “de acuerdo a nuestra hipótesis,
pertenece más al mundo de las hadas y los unicornios que al mundo real”, dice Casado.
Dada
la poca seriedad en sus planteamientos;
los tanques de pensamiento, ONGs y plataformas mediáticas, estarían
reconociendo (de facto) que no existe tal
organización o que, por lo menos, es imposible demostrar su articulación con el
gobierno revolucionario.
Sus propios informes menos mediatizados,
plantean que “Las estructuras
narcotraficantes en el estado venezolano no son un Cartel, sino una serie de
redes muchas veces antagónicas enquistadas dentro del régimen chavista, con
nexos que se remontan a casi dos décadas”;
señala Insight Crime, una ONG tributante de la CIA.
Además; la investigación de Casado
denuncia un problema mayéutico en el ejercicio del periodismo actual, la falta
de rigor en la investigación; carencia que subsanan los servicios de
inteligencia imperial colonizando las múltiples líneas editoriales para una
precisa segmentación de audiencias y concentrando sus dispositivos de
posicionamiento ideológico en propagar una matriz determinada (principio de simplificación); en este caso
posicionaron la existencia del “Cartel de los Soles”,
del mismo modo en que lo
hicieron con las armas de destrucción masiva de Irak, con la victoria yanqui en la segunda
guerra mundial, o con
el chupacabras.
.
Del mismo modo, puede inferirse que; la DEA, el Departamento de Justicia y los
servicios de inteligencia imperiales, son los verdaderos creadores del “Cartel
de los Soles”; de hecho, son la fuente que alimenta esta leyenda urbana;
mediante la “filtración” de informaciones originadas
por fuentes anónimas, e imposibles de verificar.
Según Casado; “la conclusión más importante es que no existe tal Cartel” y “En el peor de los casos
habría bandas delictivas en Venezuela que se dedican al narcotráfico, pero esto
no constituye en ningún caso una política del Estado”.
Como guinda del
postre; las pruebas irrefutables usadas para afirmar la existencia de ese
cartel y su vinculación con el gobierno fueron encontradas (¡sorpresa!) en la computadora de Raúl Reyes.
La
misma computadora que, por su indestructibilidad, tuvo “una alta resonancia
mediática después de la Operación Fénix”, ocurrida en el año 2008 y ordenada
por Álvaro Uribe.
O sea que, el titiritero detrás del
cartel de los soles es el mismísimo “Matarife”, el
paraco mayor, el heredero
del cartel de Medellín, operando desde el principio de transposición
goebbeliano.
Es un hecho que en Venezuela no se produce cocaína
y, por extensión, sin
cocaína en Venezuela no es posible la existencia de un Cartel de la
cocaína.
El
escándalo del cartel de los soles no está elaborado para demostrar nada, ya que
funciona como un dispositivo de ocultamiento en las acciones del conglomerado
criminal que controla los gobiernos de Colombia y EEUU,
a través de la DEA y los organismos de
inteligencia imperial.
El cartel de los soles funciona como un
ping pong perverso, como una autorreferencial trampa de espejos, en la que los “tanques de pensamiento” y las
ONGs citan, como soporte de sus acusaciones, a distintos portales y
medios; mientras que -en
simultaneo- esos mismos medios y portales señalan a las distintas ONGs y
tanques de pensamiento como fuentes de sus
investigaciones.
Distrayendo al mundo con el fulano
cartel, se busca encubrir a los verdaderos narco-operadores que aún actúan “enquistados dentro del régimen chavista”, favoreciendo las estrategias del régimen narco
imperial.
En fin; sobre la
pregunta;
¿qué
es el Cartel de los Soles? se concluye que es un dispositivo distractor de la
audiencia global, estructurado para que el inconsciente colectivo relacione la
idea de narcoestado con la revolución venezolana, evitando llamar la atención sobre la
genealogía de cierto cartel paisa, que inundó con sangre su camino al palacio
de Nariño.
Tomado de: https://cuatrof.net/
Y
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