Los siervos dijeron “basta” y comienzan a rebelarse
¿Se da cuenta cuán peligroso es usted para esta sociedad enferma de consumismo, dependencia y ahuevonamiento cultural mediático futbolístico festivalero?
Por Arturo Muñoz
11 abril, 2021
Una alerta semi-seria; un
consejo semi-serio; un artículo poco serio tal vez…pero contingente.
Tómelo con humor.
Arturo Alejandro Muñoz
Los poderosos dueños del
sistema nos ofrecen, a nosotros la servidumbre, sus candidatos.
De esos nombres usted elige uno y sufraga por él o ella.
Ese es el sistema actual.
Usted es peligroso, señor.
Usted constituye un problema serio para el Estado, para la
tranquilidad y la paz de una sociedad que costó domar luego de años de
permanencia en la selva de ese caos llamado “democracia”.
Usted,
señor, representa un serio peligro porque tiene buena memoria, piensa,
reflexiona y opina.
Eso, señor, es lo peor
que puede ocurrirle a un país que se mece tranquila y obedientemente en las
aguas turbias de la depredación típica del capitalismo fructífero.
Usted, mi amigo, pertenece al
grupo de anarquistas caóticos, aventureros resentidos y sin destino que,
porfiadamente, insisten en la búsqueda de un tipo de democracia que en los
albores del presente siglo ya no existe.
Dejó de respirar a mediados del año 1972, en el siglo pasado,
cuando la Cámara de Diputados, con mayoría de la CODE (democristianos y conservadores), la asesinó para que su lugar fuese
ocupado por la voracidad de mega empresas transnacionales.
¿De dónde sacó usted esa peregrina
idea que recordar, pensar y analizar, son artificios válidos para alzar
andamiajes políticos que sirvan como base de gobierno?
Es malo pensar, amigo.
Pensar es peligroso, amigo.
Déjese de joder, cabréese,
córtela de una buena vez, no mosquee más con su archi sabida cantinela de la “justicia social, la democracia
verdadera, el poder revocatorio, la asamblea constituyente, el derecho a
sindicalizarse, la protección del medio ambiente” y una interminable
serie de exigencias que lo delatan como individuo insoportable, odioso, medio
loco, insufrible.
¿Es que aún no se ha
percatado que sus propias amistades, en las fiestas y reuniones, apenas
comienza usted con la verborrea del análisis y reflexión política lo van
dejando solo, y termina finalmente hablándole a su botella, nada más?
¿Se da cuenta cuán peligroso es usted para esta sociedad enferma de
consumismo, dependencia y ahuevonamiento cultural mediático futbolístico
festivalero?
En honor a la verdad, el
sistema le considera más dañino que peligroso.
Agradézcale al Altísimo
el no tener capacidad de convocatoria para imponer sus ideas anti consumo, anti
mercado, anti clasismo, anti corrupción, anti cuado y anti faz,
que son las divinidades sobre las que se sustenta y nutre esta triunfante
civilización socioeconómica que le tocó vivir
a los poderosos de siempre (y a nosotros, sus agradecida servidumbre).
Lo dije con el corazón en la
mano, pues si tuviera capacidad de convocatoria ya estaría preso, muerto o,
quizás, hubiese cruzado definitivamente a la otra vereda, hacia quienes usted
atacaba, atraído por el mazo de billetes ofertados en aquel sitio que es la
vecindad de Ali-Babá.
Cabe la posibilidad de que
nada de ello acaeciera, y usted continuase estando solo, tan solo como el
‘viejo del cartel’, sin que nadie le siguiese y, por el contrario, soportando
que se mofen de sus ideas tildándolo de “resentido”, “vago” y “comunista castro
cubano venezolano” (nueva canzonetta que entonan los defensores del sistema y
del duopolio).
¡Reflexione, por el amor de Dios! Tome asiento, respire profundo,
cierre los ojos y haga funcionar su cerebro.
¿Cómo se le pudo haber ocurrido que en un sistema “democrático con protección de preservativos
mentales” usted
podía exigirle algo a los honorables parlamentarios?
¿Quién se ha creído que es, señor?
Entienda de una maldita vez
que usted vota por los candidatos que los dueños del sistema nos ofrecen, a
nosotros, los siervos.
De esos nombres usted elige uno y sufraga por él o ella.
Punto final.
De ahí para adelante, en los siguientes cuatro u ocho años
(según sea un diputado o un senador) cierre la boca, no joda, baje la cabeza,
trabaje sin chistar y deje en manos de ese caballero o de esa dama el futuro
del país y el suyo propio.
¿Le cuesta mucho entender que así es como funciona esta democracia?
Pero, claro, porfiado como
es, no lo quiere a aceptar, y machaca con el dale que dale, esperanzado en que
quizás, por demolición, conseguirá influir en la mente de tan hábiles, honestos
y nobles personajes como los que pueblan el poder Legislativo.
Ahora le dio la pataleta
porque desea cambiar la Constitución Política del Estado mediante una Asamblea
Constituyente.
¿Se le soltó un tornillo?
Ya lo dijo el brillante e incorruptible patriota Jorge Burgos:
tal pretensión es un “atajo raro” para reformar (no cambiar…) la actual Carta
Fundamental.
Déjeme entender lo que usted
desea.
¿Quiere que la gente, es decir, la poblada que marcha por
calles, ferias, universidades, industrias, comercios, mercados plazas y villas,
sea quien proponga y determine las leyes?
¡Cómo se le puede haber
metido en la sesera tamaña ridiculez, hombre!
Mire, para que viva
tranquilo, y le dé un corte, un tajo, a su ya aburridora cantinela de “socializar el sistema y hacer que Chile sea
para los chilenos”,
internalice esta verdad que es la misma para todas las naciones civilizadas del
mundo occidental: el mejor
sistema es aquel donde se gobierna para el pueblo, por el pueblo, pero
sin el pueblo.
Se gobierna explotando al
pueblo, sin que este se percate jamás que arrastra cadenas recubiertas por
tarjetas de plástico y hojas de farándula.
¿Y usted quiere que ese
pueblo despierte y salga de la matrix neoliberal?
Abandone las trincheras
inoficiosas en las que se ha cobijado estas décadas.
Reconozca que ni usted, ni sus amigos, ni aquellos que desde
lontananza le murmuran “unidad,
unidad, organización, organización”, han hecho algo sólido para cambiar la percepción que las masas
tienen de este sistema.
¿Sabe qué más? Permítame
ayudarle con una opinión personal, una sola, que tampoco cambiará nada, pero al
menos le dejará menos incómodo.
Este sistema, querido amigo, para que
funcione y se mantenga, requiere (sí o sí) de políticos venales, de gobernantes
corruptos, de narcotráfico, de colusiones, de protección a la delincuencia
común, de evasiones de impuestos, de destrucción del medio ambiente, de
expoliación del recurso humano, de prensa servil/mentirosa/inculta, y de un pueblo adormecido (atontado)
por la brutal dependencia económica familiar que proviene de deudas imposibles
de pagar en una o dos generaciones.
Esas son las características que definen al sistema neoliberal
presente.
Sin ellas no existen, el sistema no
existe.
Así funciona esto… usted lo sabe…no se haga “el de las chacras” ni se
manifieste sorprendido.
Ahora bien, luego de
enterarse de todo lo dicho en esta larga nota y cobrar conciencia de que lucha
contra un gigante, ¿de
verdad quiere seguir en la riña?
¿Sí?
¿Quiere continuar
combatiendo? Muy bien, pues, a partir de ahora, cuente también con mi apoyo,
con mi participación y mi presencia.
Seamos al menos dos los peligrosos.
Tomado de: https://werkenrojo.cl/
Y Publicado
en: http://victorianoysocialista.blogspot.com,
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