viernes, 9 de abril de 2021

Economía… ¿qué cosa eres realmente?

 



Economía… ¿qué cosa eres realmente?

por Arturo Muñoz

De ciencia social a tejemaneje político, y de allí a liturgia del nuevo culto capitalista: el neoliberalismo.

¿Cuándo se les aplicará a los economistas una prueba INICIA, como se hace con los profesores?

LAS DIFERENCIAS DE opinión respecto de los asuntos macroeconómicos jamás terminarán.

Siempre habrá sectores que luchen por defender el derecho que asiste a la sociedad civil respecto de ser propietaria absoluta de los recursos naturales de la patria que habita, como también, siempre, existirán otros sectores dispuestos a impedir lo anterior en beneficio de que tales recursos pertenezcan a pequeños y poderosos grupos, pero no al país en su conjunto.

Así ha ocurrido a lo largo de la Historia y de la misma laya seguirá acaeciendo.

De hecho, se estructuró  una ciencia social (¿?) llamada Economía que se encarga de proveer profesionales dispuestos a defender ‘técnicamente’ la venta de una nación a manos privadas.

En Chile, para solidificar lo anterior, en la década de 1980,  fue inventada una carrera universitaria cuyo objetivo principal es administrar dinero.

Hoy, esa misma profesión se encuentra presente en otros países del planeta: es la ingeniería comercial... una variante supuestamente “matemática”  de la antigua ciencia social que conocemos con el nombre de Economía.

La verdad es que no tengo certeza de cuál ha sido la verdadera causa que impulsó a la economistas e ingenieros comerciales al pináculo de la fama político-monetaria.

¿El mundo se desarrolló al grado de injuriar a la especie humana obligándola a rendir culto a una nueva divinidad llamada “mercado”, haciendo imprescindible la acción de oficios determinados para su entendimiento y manejo, o  simplemente los primigenios sacerdotes de ese nuevo culto convencieron a la sociedad planetaria respecto de adoptar una liturgia ‘ingenieril y economicista’ para la salvación de la humanidad?  

Mi molestia con la Economía y los economistas se puede traducir como mi decidida oposición a que Chile entregue sus recursos naturales principales y estratégicos –casi a perpetuidad y bajo costo- a manos privadas, las que pertenecen, en una u otra forma, a las mismas 20 familias que se han adueñado del país y que conforman sociedades variopintas con grandes conglomerados transnacionales.

Mi dolor y decepción aumentan a grados superlativos al comprobar que la mayoría de los componentes del círculo político partidista ha gobernado –y sigue confirmando lo mismo a futuro- en beneficio de esa situación que, en otras épocas y circunstancias, bien podría haber sido calificada como “traición a la patria”.

Pero hay aún más, ya que en estos asuntos se llega incluso a excesos que provocan sorpresa e indignación.

Hace algunos años, los represores y asesinos ex agentes de la dictadura pinochetista, que se encuentran encarcelados en Punta Peuco, a través de su abogado habrían ofrecido participar en una mesa de diálogo, en la que podrían entregar “información” respecto del paradero de algunos detenidos-desaparecidos a cambio de mejoras en sus situaciones carcelarias. Y casi como reacción mecánica no han faltado economistas que declararon estar proclives a tamaña indignidad en beneficio “de la buena salud de la economía, ya que ello aseguraría a los inversionistas que el nuestro es un país civilizado y seguro” (¿?).

¡El colmo!

¿Por qué se acepta que economistas y Economía entreguen a manos privadas recursos principales del país, y que, junto con ello, los nuevos propietarios (manos privadas, obviamente) expolien a Chile y a los chilenos con bajos salarios, impuestos risibles y prebendas varias? ¿Es que eso es ‘desarrollo’? ¿Desarróllase quién? No el país, ciertamente.

Si en un ejercicio simple replicáramos lo anterior en aquello que toda dueña o dueño de casa debe hacer, veríamos entonces cuán demencial resulta esta cuestión del neoliberalismo a ultranza.

Echémosle una mirada a este asunto.

Soy el dueño de casa; de manera supuestamente separada arriendo a varias personas la cocina, el baño, la sala de estar, el comedor, el galpón y el patio. Los ‘arrendatarios’  pagan poco, y rápidamente se encargan de desmantelar cada una de esas dependencias.

Realmente las manos que hacen aquello son las mías y las de mis hijos, contratados (con salarios bajísimos) para realizar los trabajos de desguace.

A poco andar,  un día cualquiera, los arrendatarios de marras cortan nuestros contratos, traen a otras personas y me comunican que tanto mis hijos como yo debemos hacer abandono de la casa, Y la ley...ley chilena... los respalda.

Si ello realmente ocurriera, ¿qué dirían de mí los vecinos y conocidos? Quizá, alguno de mis hijos solicitaría de los tribunales una orden de interdicción en mi contra, argumentando que la demencia conquistó mi cerebro.

Y si así fuera, tendría razón.

Sin embargo,  exactamente lo mismo acaece con Chile y sus recursos naturales... pero, al contrario de lo que expresarían mis amigos por las estúpidas condiciones en que –prácticamente- regalé mi casa, economistas, políticos, periodistas y empresarios aplaudirían a rabiar la venta a bajo costo de nuestro país, sosteniendo además, a voz alzada, que somos “un ejemplo de modernidad y desarrollo”  para el resto de América Latina.

En fin, dudo que la Economía sea una ciencia exacta, pues se trata de una ciencia social cuyas proposiciones distan mucho de ser infalibles.

Como también dudo de la certeza de los economistas en sus juicios y proposiciones.

Y mi duda en ambos casos obedece a que los integrantes del círculo político que gobierna Chile han entregado –en los avatares económicos y financieros- su apoyo y obediencia a los anteriores.

Es por ello que cada día me convenzo más en cuanto a que estos profesionales (al igual que  los de otras disciplinas) deberían ser sometidos  –y de manera urgente- a un test de conocimientos al estilo de aquel que se aplica a los docentes, es decir, algo similar a una prueba INICIA.

Me atrevo a sospechar que en relación a los economistas, en muchos de ellos,  los resultados serían catastróficos.

Afortunadamente, en estas materias no estoy en el cerro de los ermitaños. Algunos personajes realmente dignos de destacar han emitido sus opiniones sobre el tema, y muchas de ellas me interpretan a cabalidad.

Aquí les dejo algunas...

“Nunca le pidas a un economista su número telefónico, pues te dará una estimación”

“Cuando la estafa es enorme, ya toma un nombre decente”. (Adelardo López De Ayala)

“El interés es el perfume del capital”. (Voltaire)

“En los negocios no existen los amigos: no hay más que clientes”. (Alejandro Dumas)

“He aquí la regla fundamental en los negocios: "Hazlo a los demás, puesto que ellos te lo harán a ti." (Charles Dickens)

 “Los empresarios desean verse libres del Gobierno cuando prosperan, pero protegidos cuando les va mal”. (William Simon)

“Negocios de muchos, de nadie”. (Thomas B. Macaulay)

“Un banco es un lugar en el que le prestan a usted un paraguas cuando hace buen tiempo y se lo piden cuando empieza a llover”. (Robert L. Frost)

 “Un banquero es un hombre que presta a otro hombre el dinero de un tercero”. (Barón Guy De Rothschild)

“Un pillo favorecido por la suerte deja de ser un pillo.

Se convierte en un banquero, un político, un administrador, un comerciante: en una palabra, un hombre que ha triunfado”. (Etienne Rey)

“Tanto depende la Economía de los economistas, como el clima de los meteorólogos” (anónimo)

“La Economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado” (Eduardo Galeano)

"La bolsa de valores funciona como un concurso de belleza donde los votantes en lugar de elegir a la mujer que les parece más bonita, eligen a la que creen que la mayoría de los restantes votantes considerará la más bonita" (J.M. Keynes)

"Enséñale a un mono a decir oferta y demanda y tendrás un economista" (anónimo argentino)

 

Tomado de:  https://werkenrojo.cl/

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