domingo, 30 de agosto de 2020

Vamos a contar mentiras…

Vamos a contar mentiras…

La canción nos hizo recordar lo sucedido en días pasados en el Senado de los Estados Unidos, durante la interpelación del inefable Elliott Abrams, que por mucho que parezca un villano de un conocido programa infantil que persigue sin éxito duendes azules, sigue siendo un macabro operador político de Donald Trump.


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Elliott Abrams, un halcón resucitado por Trump para armar el golpe contra Venezuela. Foto: Archivo



Misión Verdad
Aug 30 ·
Por Jorge Arreaza Monserrat
En el mundo hispanohablante es popular una canción infantil muy peculiar: “Vamos a contar mentiras”. A través de la repetición de hilarantes estrofas y una pegajosa melodía, se sucede una serie de situaciones absurdas provocadas por las delicias de los niños. La comedia es un ejercicio en el cual se enajena la realidad para poder conseguir carcajadas.
La canción nos hizo recordar lo sucedido en días pasados en el Senado de los Estados Unidos, durante la interpelación del inefable Elliott Abrams, que por mucho que parezca un villano de un conocido programa infantil que persigue sin éxito duendes azules, sigue siendo un macabro operador político de Donald Trump.
El Senado de ese país le pidió explicaciones a Abrams ante la ineficacia de su errática estrategia para lograr el cambio de gobierno en Venezuela. La actuación que ejecutaron en el Senado traspasa la frontera de la comedia para representar el papel de una tragedia de dimensiones mayúsculas.
Es una tragedia por partida doble: por una parte, por la triste representación del señor Abrams, con sus facciones aguileñas ante el cúmulo de derrotas frente a Nicolás Maduro y a la resistencia del pueblo venezolano, balbuceando excusas incomprensibles, inventando palabras mágicas para tratar de desviar la atención y asegurar éxito en la empresa.
Sin embargo, lo más preocupante es la tragedia que vemos en la desconexión con la realidad que demostraron todos los actores de esta obra parlamentaria. Para tomar decisiones coherentes y asertivas, uno de los valores fundamentales de la política es partir de premisas reales, de las situaciones que forman parte del juego político, de los actores, de la realidad ideológica, de la realidad concreta.
Hollywood le ha hecho creer al mundo que la élite dominante en Washington tiene todos los medios para contar con información cierta sobre cualquier asunto imaginable; la realidad es muy distinta. Cada una de las intervenciones de los senadores interpelando a Elliott, con su sonrisa desencajada, nos resonaba como aquella canción infantil, disparate tras disparate, mentira tras mentira, tratando de dibujar la compleja realidad del continente latinoamericano.
El senador por Kentucky, Rand Paul, despojándose de cualquier sentido del ridículo, mostraba su ignorancia ideológica al interpelar al pobre Elliott -que miraba incrédulo, siempre derrotado, sin saber bien qué responder- sobre la preocupación de sustituir el gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro por uno de Guaidó que, a su juicio, “también es socialista y su partido político está reconocido por la Internacional Socialista”. ¡Increíble! Está convencido de que el títere confeccionado por la administración Trump para el saqueo de las riquezas venezolanas, con el único propósito de conseguir para sí mismo migajas y el desprecio de su propio pueblo; aquel que intentó dar un golpe de estado y sólo logró manchar su camisa con plátano verde; firme entusiasta de los imperios, especialmente del norteamericano; ese sujeto, para el senador Paul, es un socialista.


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Senador Rand Paul. Foto: Getty Images

Tendría que empezar por leer un poco sobre las ideas reales de un pensamiento que coloca en el centro al ser humano, rescata la dignidad de los pueblos, no se vende al mejor postor, reconoce el trabajo de la gente y distribuye los recursos equitativamente para lograr una vida digna y gratificante. Le convendría estudiar un poco de historia sobre las luchas populares latinoamericanas, la sangre derramada por los cocaleros de Cochabamba, el sufrimiento de las Madres de Plaza de Mayo, que aún conjuran los fantasmas del oprobio militar, el sacrificio de los mineros chilenos contra la vorágine capitalista por el cobre. El socialismo, parafraseando al Che Guevara, se lleva en el corazón para morir por él, no en la boca para vivir de su idea. Este senador está ideológicamente perdido en el espacio.
Pero el despropósito no termina allí. La senadora por New Hampshire, Jeanne Shaheen, invocando los espíritus del Macartismo, le reclama al golpeado Elliott para que impulse la imposición de sanciones a las empresas turcas que llevan alimentos a Venezuela. No basta con el sufrimiento que ya viven los venezolanos y venezolanas al enfrentar el bloqueo y las inmensas dificultades para adquirir aquello que el pueblo necesita, la senadora Shaheen pretende también que se persiga implacablemente a los empresarios de otros países por abastecer de alimentos a Venezuela.
La senadora atenta contra el más elemental principio de humanidad, pero también contra un valor que su propio espíritu capitalista defiende sin miramientos: la libertad para el comercio. Para ella, que finalmente le demanda a Abrams que le haga llegar la lista de empresas turcas que serán objeto de sanción por parte de Trump y sus cuatreros, los pueblos no tienen el derecho de procurar su posibilidad de sustento alimentario y la supuesta libertad de comercio siempre debe estar limitada a la aprobación de los Estados Unidos y su caprichosa voluntad de concebir al mundo.
Finalmente, el senador Tim Kaine, quien -según su perfil en Twitter- es aficionado a tocar la armónica en sus ratos libres, termina de cerrar la retahíla de despropósitos contenidos en esta concatenación de equívocos de la élite estadounidense. En una tragicómica sentencia del mundo al revés, este sesudo representante del estado de Virginia señala que se debe colocar a Colombia en contraposición a Venezuela como ejemplo del buen gobierno democrático.
Nada más y nada menos que al país que exporta drogas y violencia a todas las latitudes del continente -especialmente Estados Unidos que es el principal consumidor de la droga colombiana-, donde el estado está involucrado en, cuando menos, dudosas acciones de aniquilamiento de su propia población en manos de grupos irregulares fomentados por el propio partido de gobierno. El país en el que la desaparición y asesinato de periodistas y activistas es tan cotidiano que se ha normalizado como constante en la opinión pública y publicada.


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Protesta por la masacre de Samaniego que ha conmocionado a Colombia. Foto: EFE

Colombia, donde se constituyen y entrenan grupos paramilitares para atacar la soberanía de países vecinos. Colombia, el país cuya realidad más le duele a todos los pueblos de Nuestra América. Pretender presentar a Colombia como un modelo a seguir, puede ser catalogado como el esperpento más descabellado que invocaron estos senadores, sin pensar o saber lo que dicen.
Reconocemos que hubo una notable excepción entre los senadores. La intervención del senador demócrata Chris Murphy dejó sin palabras al Gargamel interpelado. Este senador presentó sin pudor alguno una inefable confesión pública de cómo su gobierno ha estado detrás de cada operación y acción de desestabilización en Venezuela en los últimos años, todas, por cierto, violatorias del Derecho Internacional Público y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Utilizando la primera persona del plural, el senador Murphy fue la nota disonante de la noche. No se dedicó a decir mentiras o a repetir narrativas ideologizadas. Se esforzó en demostrar cómo su gobierno ha tratado de derrocar infructuosamente al gobierno venezolano y tachó de fracasada la estrategia utilizada hasta ahora. De su arrogante boca no salieron más que verdades sobre una política construida sobre falsos supuestos, inconexa con la realidad venezolana y destinada a fracasar desde el primer día.


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Chris Murphy, del Partido Demócrata y senador por Connecticut desde el año 2012, durante la audiencia en la que interpeló fuertemente a Elliott Abrams. Foto: Twitter

Desde Venezuela podríamos reír ante el desafinado canto de las mentiras y los despropósitos de esta nueva agresión del Senado estadounidense contra nuestra soberanía. Por más que parezca un guión jocoso, deja de serlo en el momento en que se expresan con soberbia seriedad dentro de los más altos recintos de un estado que funge como la más clara expresión política del imperialismo mundial. Es totalmente comprensible el estrepitoso fracaso de la estrategia de máxima presión contra Venezuela. No saben nada sobre Venezuela, mucho menos sobre el chavismo y su rol histórico, político y social.
Sus fuentes son ficticias, la información sobre la cual toman decisiones no es ni siquiera inexacta: es falsa, absurda e ideologizada a más no poder. La administración Trump ha extendido su guión miamero y maniqueo, su perorata destemplada y su irreflexiva agresión, a buena parte de las extremidades del cuerpo político de su país. Pero nuestra convicción con la verdad y la dignidad permanece incólume.
El presidente Nicolás Maduro cada día obtiene nuevas victorias sobre la arremetida de la gestión Trump y la vocación cataclísmica de esa caricatura llamada Elliott Abrams.
Con Venezuela no han podido, ni podrán. El pueblo venezolano no sólo resiste, sino que avanza. Nada ni nadie lo detiene. No sabe de capitulaciones. Sabe luchar y vencer.

Tomado de: https://medium.com/@misionverdad2012/
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Biografía de Francisco Morazán




Biografía de Francisco Morazán


Desde su victoria en la legendaria Batalla de La Trinidad, el 11 de noviembre de 1827, dominó la escena política y militar de Centroamérica.





José Francisco Morazán Quezada (Tegucigalpa, 3 de octubre de 1792 – San José de Costa Rica, 15 de septiembre de 1842) fue un militar y político que gobernó a la República Federal de Centro América durante el turbulento periodo de 1827 a 1842.
Saltó a la fama luego de su victoria en la legendaria Batalla de La Trinidad, el 11 de noviembre de 1827. Desde entonces, y hasta su muerte en 1842, Morazán dominó la escena política y militar de Centroamérica. Fue conocido como el Paladín Centroamericano.

En el ámbito político, Francisco Morazán fue reconocido como un gran pensador y visionario. Intentó transformar a Centroamérica en una nación grande y progresista. Durante su gestión como mandatario de la República Federal, Morazán promulgó las reformas liberales, las cuales incluyeron: la educación, libertad de prensa y de religión entre otras. Además limitó el poder de la Iglesia Católica con la abolición del diezmo de parte del gobierno y la separación del Estado y la Iglesia.

Con estas reformas Morazán se ganó enemigos poderosos, y su período de gobierno estuvo marcado por amargas luchas internas entre liberales y conservadores. Sin embargo, a través de su capacidad militar, Morazán se mantuvo firme en el poder hasta 1837, cuando la República Federal se fracturó irrevocablemente.

Esto fue explotado por la Iglesia y los líderes conservadores, que se unieron bajo el liderazgo de Rafael Carrera, y, con el fin de proteger sus propios intereses, terminaron por dividir a Centroamérica en cinco estados.


Primeros años y su educación

José Francisco Morazán Quezada nació el 3 de octubre de 1792 en Tegucigalpa, entonces parte de la Intendencia de Comayagua, Capitanía General de Guatemala, durante los últimos años del dominio de la colonia española. Sus padres fueron Eusebio Morazán Alemán y Guadalupe Quezada Borjas, ambos miembros de una familia criolla de clase alta dedicada al comercio y la agricultura.
Sus abuelos fueron: Juan Bautista Morazán, emigrante corso, y María Borjas Alvarenga. Trece días después de su nacimiento, Morazán fue bautizado en la iglesia de San Miguel Arcángel, por el padre Juan Francisco Márquez.
Francisco Morazán fue en su mayor parte un hombre autodidacta. En 1804, sus padres aprovecharon la apertura de una escuela católica en el pueblo de San Francisco donde enviaron al joven José Francisco.
Según el historiador Ramón Rosa, Morazán «tuvo la desgracia de nacer […] en esa época triste de aislamiento y la oscuridad total en que Honduras carecía de escuelas. […] Morazán pues, tuvo que aprender sus primeras letras, lectura, escritura, las reglas elementales de la Aritmética en escuelas privadas de pésima organización y sostenidas con una especie de contribución que aprestaban los padres de familia».
Las enseñanzas que recibió fueron a través de fray Santiago Gabrielino, nombrado instructor religioso a la de Guatemala el sacerdote José Antonio Murga.
En 1808, José Francisco se trasladó junto a su familia a Morocelí. Allí trabajó en los terrenos heredados por Don Eusebio Morazán. Además, tuvo la oportunidad de laborar como empleado de la alcaldía. En 1813 la familia se mudó de regreso a Tegucigalpa. Una vez allí, el Sr. Eusebio puso a su hijo bajo la tutoría de León Vásquez, quien le enseñó derecho civil, proceso penal y notariado.
Al mismo tiempo, tuvo la oportunidad de aprender a leer francés en la biblioteca de su tío político, Dionisio de Herrera, lo cual le permitió familiarizarse con las obras de Montesquieu, el contrato social de Jean-Jacques Rousseau, la Revolución francesa, la historia de Europa, así como las biografías de los líderes griegos y romanos. Esta dedicación y espíritu de superación, llevó de vez en cuando a José Francisco a destacar en su ciudad natal, donde llegó a representar los intereses de algunas personas ante el tribunal colonial.
Matrimonio y familia
Francisco Morazán se casó con María Josefa Lastiri en la Catedral de Comayagua el 30 de diciembre de 1825. De este matrimonio nació en San Salvador Adela Morazán Lastiri en 1838: la única hija de Morazán. María Josefa pertenecía a una de las familias más ricas de la provincia de Honduras.
Su padre fue el comerciante español Juan Miguel Lastiri, quien jugó un papel importante en el desarrollo comercial de Tegucigalpa. Su madre fue Margarita Lozano, miembro de una poderosa familia criolla en la ciudad.
María Josefa era una viuda quien se había casado primeramente con el terrateniente Esteban Travieso, con quien procreó 4 hijos. A su muerte, Lastiri heredó una fortuna. La herencia de María Josefa y el nuevo círculo de amigos poderosos e influyentes, que salieron de este matrimonio, ayudaron en levantar en gran medida los negocios del propio Morazán, y por lo consiguiente sus proyectos políticos.
Fuera de su matrimonio, Francisco Morazán fue padre de un hijo, Francisco Morazán Moncada, quien nació el 4 de octubre de 1827 de la relación del general con Francisca de Moncada, hija de un conocido político nicaragüense llamado Liberato Moncada. Francisco Morazán hijo vivió en la casa del matrimonio Morazán-Lastiri, y acompañó a su padre en GuatemalaEl SalvadorPanamá, Perú y finalmente en Costa Rica.
Después de la muerte de su padre, Francisco Morazán Moncada se radicó en Chinandega (Nicaragua), donde se dedicó a la agricultura. Murió en 1904, a los 77 años de edad. El general Morazán también tuvo un hijo adoptivo llamado José Antonio Ruiz.
Él era el hijo legítimo de Eusebio Ruiz y la dama guatemalteca Rita Zelayandía, quien entregó a su hijo al general Morazán, cuando el muchacho tenía solamente 14 años de edad. José Antonio acompañó a su padre adoptivo en las varias acciones militares y se convirtió en un general de brigada. Murió en Tegucigalpa en 1883.
Inicios de su carrera política y militar
La Capitanía General de Guatemala se independizó de España en 1821. Fue en ese entonces cuando Francisco Morazán comenzó a tomar parte activa en la política. Trabajó en el ayuntamiento de Tegucigalpa, donde se desempeñaba como secretario del alcalde Narciso Mallol y como defensor de oficio en casos judiciales en materia civil y criminal, entre otras cosas.
Esto le permitió a Morazán llegar a adquirir un gran conocimiento de la estructura y funcionamiento de la administración pública de la provincia. Así también le permitió entrar en contacto cercano con los problemas de la sociedad colonial.
El 28 de noviembre de 1821 llegó a Guatemala una nota del general Agustín de Iturbide sugiriendo que el Reino de Guatemala, y el Virreinato de México, formaran un gran imperio bajo el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba.
La Junta Provisional Consultiva declaró que esta no era una orden inmediata para tomar tal determinación, sino una opción; por lo que era necesario explorar la voluntad y escuchar la opinión del pueblo de Centroamérica. Con esta idea, se celebraron cabildos abiertos en diferentes partes del Reino, ya que la nueva forma de gobierno debía ser decidida por el congreso que se reuniría en 1822.
La cuestión de la anexión a México provocó divisiones al interior de cada una de las provincias dado que unas ciudades estaban a favor de ésta y otras en contra. En Honduras, por ejemplo, Comayagua ―a través de su gobernador José Tinoco de Contreras― se pronunció a favor de la anexión; pero Tegucigalpa, la segunda ciudad más importante de la provincia se opuso a la idea de la misma. Esto provocó que Tinoco tomara acciones represivas contra las autoridades de esa ciudad.
Ante esta situación se organizó en Tegucigalpa un ejército de voluntarios, con el fin de contrarrestar la agresividad de Tinoco y defender su independencia. Fue durante estos acontecimientos que Francisco Morazán se enlistó como voluntario, al servicio de las autoridades de Tegucigalpa. Fue designado como capitán de una de las compañías, por decisión de los jefes oficiales que organizaron las milicias. Así comenzó la vida militar de Morazán y su lucha contra los intereses conservadores.
Tegucigalpa, sin embargo, no pudo mantener su oposición, y se vio obligada a reconocer su anexión a México el 22 de agosto de 1822. La anexión al Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide duró poco, porque este abdicó el 19 de marzo de 1823, y el 1 de julio de ese mismo año, Centroamérica proclamó su independencia definitiva, y se convirtió en las Provincias Unidas del Centro de América.
Posteriormente, el 28 de septiembre de 1824, Francisco Morazán fue nombrado secretario general del gobierno de su tío político y primer jefe de Estado de HondurasDionisio Herrera. Esto fue hasta 1826, cuando se convirtió en presidente del Consejo Representativo.
3 de octubre – Día del Soldado
En el año 1942 para conmemorar el benemérito de la patria y a los heroicos defensores de la nación, el Congreso Nacional de Honduras declaró mediante decreto No. 49, el aniversario del nacimiento del General Morazán como Día del Soldado Hondureño por ser un deber del Estado “rendir homenaje a la memoria de los ciudadanos ilustres que sacrificaron su vida por la Patria”, como lo hizo el prócer hondureño.
Decreto del Día del Soldado Hondureño y Nacimiento de Francisco Morazán
3 de OCTUBRE
DECRETO No. 49
EL CONGRESO NACIONAL
CONSIDERANDO: Que la institución de las armas constituye el fundamento sostenedor de las naciones, y que en nuestra patria está representada por el soldado hondureño;
CONSIDERANDO: Que es un deber del Estado rendir homenaje a la memoria de los ciudadanos ilustres que sacrificaron su vida por la Patria, que, como el General Francisco Morazán, murió por sostener la Unión de Centro América;
CONSIDERANDO: Que el prócer hondureño General Francisco Morazán, es modelo insuperable del pundonor, abnegación y sacrificio,
POR TANTO,
DECRETA:
Artículo 1°- Declárese “Día del Soldado Hondureño”, el tres de octubre, aniversario del nacimiento del General “Francisco Morazán”.
Artículo 2°- Este Decreto empezará a regir desde el día de su promulgación.
Dado en Tegucigalpa, D.C., en el Salón de Sesiones, a cinco de febrero de mil novecientos cuarenta y dos.
(f) Plutarco Muñoz, Presidente. (f) Vicente Cáceres, Secretario. (f) Fernando Zepeda, Secretario.
Al Poder Ejecutivo
Por Tanto: Ejecútese.
Tegucigalpa, D.C., 5 de Febrero de 1942.
El secretario de Estado en los Despachos de Guerra, Marina y Aviación.
(f) Juan Manuel Gálvez.

Batallas y Combates de Francisco Morazán

En defensa de Honduras y por la unión de Centroamérica Francisco Morazán realizó varias batallas, entre ellas, La Batalla de la Trinidad.
En defensa de Honduras y por la unión de Centroamérica Francisco Morazán realizó varias batallas, entre ellas y por la cual se destacó, La Batalla de la Trinidad el 11 de noviembre de 1827.
1.    La de Comayagua (cuando el sitio) Abril de 1827
2.    La de La Maradiaga (cuando el sitio) Abril de 1827
3.    La de La Trinidad 11 de noviembre de 1827
4.    La de Gualcho 6 de julio de 1828
5.    La de San Antonio 9 de octubre de 1828
6.    La de Mixco 18 de febrero de 1829
7.    La de San Miguelito 6 de marzo de 1829
8.    La de Las Charcas 15 de marzo de 1829
9.    La de Guatemala 12 de abril de 1829
10. La de Las Vueltas del Ocote 21 de enero de 1832
11. La de Opoteca 19 de febrero de1832
12. La de Jocoro 14 de marzo de 1832
13. La de San Salvador 28 de marzo de 1832
14. La de San Salvador 23 de junio de 1834
15. La de Mataquescuintla Octubre de 1838
16. La de Chinquimulilla Diciembre de 1838
17. La de Las Lomas 28 de marzo de 1839
18. La de El Espíritu Santo 6 de abril de 1839
19. La de San Salvador 20 de septiembre de 1839
20. La de San Pedro de Perulapán 25 de septiembre de 1839
21. La de Guatemala 18 de marzo de 1840
22. La de Guatemala (retirada) 19 de marzo de 1840
23. La de La Laguna 24 de marzo de 1840
24. La de Jocote (convenio) 11 de abril de 1842
25. La de San José de Costa Rica (retirada) 14 de septiembre de 1842

26.         Testamento del General Francisco Morazán

27.  SAN JOSE DE COSTA RICA: 15 DE SEPTIEMBRE DE 1842. DIA DEL ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA CUYA INTEGRIDAD HE PROCURADO MANTENER. EN EL NOMBRE DEL AUTOR DEL UNIVERSO EN CUYA RELIGIÓN MUERO. «Declaro: Que todos los intereses que poseía, míos y de mi esposa, los he gastado en dar un Gobierno de Leyes a Costa […]
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  • SAN JOSE DE COSTA RICA: 15 DE SEPTIEMBRE DE 1842. DIA DEL ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA CUYA INTEGRIDAD HE PROCURADO MANTENER.
EN EL NOMBRE DEL AUTOR DEL UNIVERSO EN CUYA RELIGIÓN MUERO.
«Declaro: Que todos los intereses que poseía, míos y de mi esposa, los he gastado en dar un Gobierno de Leyes a Costa Rica, lo mismo que dieciocho mil pesos y sus réditos, que adeudo al señor General Pedro Bermúdez.
Declaro: Que no he merecido la muerte, porque no he cometido más falta que dar libertad a Costa Rica y procurar la paz a la República. Por consiguiente, mi muerte es un asesinato, tanto más agravante cuanto que no se me ha juzgado ni oído. Yo no he hecho más que cumplir los mandatos de la Asamblea, en consonancia con mis deseos de reorganizar la República.
Protesto que la reunión de soldados que hoy ocasiona mi muerte la he hecho únicamente para defender el departamento de El Guanacaste, perteneciente al Estado, amenazado, según las comunicaciones del Comandante de dicho departamento, por fuerzas del Estado de Nicaragua. Que si ha cabido en mis deseos el usar después de algunas de estas fuerzas para pacificar la República, solo era tomando de aquellos que voluntariamente quisieran marcha, porque jamás se emprende una obra semejante con hombres forzados.
Declaro: Que al asesinato se ha unido la falta de palabra que me dio el comisionado Espinach, de Cartago, de salvarme la vida.
Declaro: Que mi amor a Centroamérica muere conmigo. Excito a la juventud, que es llamada a dar vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imiten mi ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra.
Declaro: Que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible.
Muero con el sentimiento de haber causado algunos males a mi país, aunque con el justo deseo de procurarle su bien; y este sentimiento se aumenta, porque cuando había rectificado mis opiniones en política en la carrera de la revolución, y creía hacerle el bien que me había prometido para subsanar de este modo aquellas faltas, se me quita la vida injustamente.
El desorden con que escribo, por no habérseme dado más que tres horas de tiempo, me había hecho olvidar que tengo cuentas con la casa de Mr. M. Bennet, de resultas del corte de maderas en la costa del Norte, en las que considero alcanzar una cantidad de diez a doce mil pesos, que pertenecen a mi mujer, en retribución de las pérdidas que ha tenido en sus bienes pertenecientes a la hacienda de Jupuara, y tengo además otras deudas que no ignora el señor Cruz Lozano.
Quiero que este testamento se imprima en la parte que tiene relación con mi muerte y los negocios públicos.
(F) Francisco Morazán.

Advertencia:
 – «Como apoderado de la señora albacea, publico este testamento integramente, y no solo las cláusulas que el atestador ordenó que se imprimiesen; con advertencia que en los momentos de salir al patíbulo el General Morazán, encargo a su hijo Francisco y al señor Mariano Montealegre, que avisaran a su albacea trasladase sus cenizas a esta ciudad, por ser el pueblo que más bien le había correspondido, y cuya cláusula no había consignado en su testamento porque lo dictó en medio del tumulto.- San Salvador: 31 de 1843. Cruz Lozano.»
Morazán pidió que se le permitiera dirigir una circular a los Gobiernos de los demás Estados de Centroamérica, lo mismo que fue oído y juzgado. No se le concedió.
Afirma el Dr. Rafael Heliodoro Valle que el Gral. Morazán dictó su testamento a su hijo Francisco, de 15 años y que como éste se emocionara intensamente al comenzar a escribir, derramando copiosas lágrimas, el General Morazán le reconvino fuertemente, tomando él la pluma para seguir escribiendo el documento, en el cual hasta muchos años después se advertían las huellas de las lágrimas vertidas en él por su hijo Francisco. Por esta razón el testamento está escrito en dos tipos de letra. Escribió el testamento en el Cuartel Las Almaceas, de San José, Costa Rica.
Al estampar su firma, se incorpora y vuelve a leer: «Declaro que mi amor a Centroamérica muere conmigo…»
«Quiero que mis cenizas descansen en el suelo de El Salvador, cuyo pueblo me fue tan adicto.»
Contribución Casa Morazán





Morazán Vigila – Poema de Pablo Neruda

El poeta chileno Pablo Neruda escribió este poema en honor al paladín centroamericano, General Francisco Morazán

Autor: Pablo Neruda
Alta es la noche y Morazán Vigila
¿Es hoy, ayer, mañana? Tú lo sabes.
Cinta central, américa angostura
que los golpes azules de dos mares
fueron haciendo, levantando en vilo
cordilleras y plumas de esmeralda:
territorio, unidad, delgada diosa
nacida en el combate de la espuma.
Te desmoronan hijos y gusanos,
se extienden sobre ti las alimañas
y una tenaza te arrebata el sueño
y un puñal con tu sangre te salpica
mientras se despedaza tu estandarte.
Alta es la noche y Morazán vigila
Ya viene el tigre enarbolando un hacha.
Vienen a devorarte las entrañas
Vienen a dividir la estrella
Vienen a devorarte las entrañas.
Vienen a dividir la estrella
Vienen
pequeña América olorosa,
a clavarte en la cruz, a desollarte,
a tumbar el metal de tu bandera.
Alta es la noche y Morazán vigila.
Invasores llenaron tu morada.
Y te partieron como fruta muerta,
y otros sellaron sobre tus espaldas
los dientes de una estirpe sanguinaria,
y otros te saquearon en los puertos
cargando sangre sobre tus dolores
Es hoy, ayer, mañana? Tú lo sabes.
Hermanos, amanece. (Y Morazán vigila)
Este poema se encuentra en la obra Canto General, décimo poemario de Pablo Neruda, publicado por primera vez en México, en los Talleres Gráficos de la Nación, en 1950, y que empezó a componer en 1938. Morazán es el poema número XXXI de su célebre obra «Canto General».

Tomado de: https://redhonduras.com/



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