lunes, 31 de agosto de 2015

Israel niega los derechos 

laborales a los trabajadores palestinos

Amir Paz-Fuchs

Trabajadores palestinos en Cisjordania. (Foto: Reuters / Amar Auad)
A medida que la ocupación israelí de los territorios palestinos se acerca a los 50 
años, los incidentes violentos en Cisjordania siguen siendo bastante esporádicos. 
La realidad política y económica de la coexistencia en los territorios palestinos ha
 hecho que palestinos e israelíes sean profundamente interdependientes, y sobre 
todo los trabajadores palestinos y los empleadores y las corporaciones israelíes.
Esa relación ha sido siempre legalmente compleja, pero en las últimas semanas ha
 habido nuevos desarrollos que podrían empeorar aún más las cosas.
Para empezar, el Tribunal Nacional del Trabajo de Israel ha establecido que las
 leyes israelíes no se apliquen a los palestinos que trabajan para los israelíes en el 
valle del Jordán, un área de Cisjordania que se ha hecho tristemente famosa por la

Mientras tanto, el líder del partido ultraderechista Hogar Judío, Naftalí Bennett, ha 
sucumbido a la presión ejercida por los agricultores israelíes del valle del Jordán y 
se ha retractado de su anterior compromiso con la aplicación de la legislación 
laboral israelí en Cisjordania.
Eso explica la miseria de los palestinos cisjordanos que trabajan para patronos y corporaciones 
israelíes y que se suma a un régimen de profunda desigualdad legal.

Ahogados

Decenas de miles de israelíes se están desplazando hacia los asentamientos 
existentes y creando otros nuevos —a menudo en tierras palestinas privadas—,
 no por razones ideológicas, sino porque los costes son más bajos y el nivel de 
vida es más alto que en el estado de Israel. Por la misma razón, una gran cantidad 
de empresas israelíes se han trasladado a los asentamientos y a las zonas 
industriales [de la Cisjordania ocupada]. Muchas de estas empresas, especialmente 
en sectores como la manufactura, la construcción y la agricultura, se aprovechan 
beneficios.
independiente mediante órdenes militares que limitan el uso de fondos, imponen 
límites en el suministro de agua y electricidad y restringen el acceso a tierras 
agrícolas mediante el sistema de permisos y el muro de separación. Todo esto 
significa que los palestinos se ven crecientemente forzados a depender de
 empleadores israelíes para llegar a fin de mes.
Esto no está mal visto en Israel. Los trabajadores palestinos son especialmente 
atractivos para los empresarios israelíes debido a su particular situación legal, 
desarrollada en los últimos años.
Trabajos penosos. (Foto: Reuters / Amar Auad)
Hasta 2007, los palestinos eran empleados en los asentamientos y en las empresas 
israelíes de acuerdo con la legislación jordana que estaba en vigor cuando Israel 
conquistó Cisjordania, salvo donde esa legislación fue modificada por el mando 
militar de la región.
Esa situación se basada en la ley de ocupación, que dictaba que el ocupante debía 
respetar la ley vigente en el territorio ocupado. Sin embargo, a medida que la 
ocupación se ha ido prolongando, se ha desarrollado una situación que quienes 
redactaron las leyes de ocupación nunca habían imaginado.
Los israelíes vivían en el territorio ocupado y dirigían sus negocios y su vida
 laboral de acuerdo con la ley israelí (una prerrogativa suya exclusivamente), 
pero empleaban a los palestinos de conformidad con la ley jordana en Cisjordania y
 la ley egipcia en Gaza. Leyes diferentes se aplicaban a personas que hacían el 
mismo trabajo, que solo eran diferentes en virtud de su raza o nacionalidad.
El resultado no es una mera discriminación. La aplicación de leyes diferentes a 
diferentes sectores de la población es algo que se acerca mucho al apartheid
incluso podría decirse que es, esencialmente, unrégimen de apartheid.

Separados y desiguales

La Corte Suprema de Israel, tan astuta como siempre, abordó este tema en 2007. 
En una decisión histórica, estableció que allí donde los palestinos trabajaran codo 
con codo con los israelíes en “enclaves” israelíes creados en los asentamientos y 
en las zonas industriales ilegales, entonces se aplicaría la ley israelí a unos y a 
otros.
Paradójicamente, esto no fue solo una victoria para los palestinos y sus 
simpatizantes israelíes. Esta decisión fue apoyada también por los nacionalistas de 
la extrema derecha israelí, que defienden la anexión del territorio palestino a través 
de la aplicación de la legislación israelí en el Área C, la subdivisión más extensa de 
Cisjordania. Pero la sentencia también creó problemas para las empresas israelíes 
establecidas en Cisjordania y que dependían explícitamente de una ley que era 
cualquier cosa menos generosa con los palestinos.
A partir de 2007, la situación ha ido cambiando en las dos partes. Algunos 
trabajadores palestinos se han beneficiado de los derechos garantizados por la 
decisión de la Corte Suprema, mientras que los ultraderechistas del parlamento
 israelí han continuado con su empeño de expandir la aplicación de la legislación
 laboral israelí.
Muchas empresas israelíes han brotado y comenzado a buscar agujeros en la 
decisión de 2007 de la Corte Suprema. ¿Debe aplicarse la ley israelí solo donde el
 empleador es un israelí? Vale, buscaremos un intermediario palestino para que 
firme los cheques. ¿Debe aplicarse la ley israelí solo allí donde los empleados 
trabajan en un enclave israelí? Muy bien, nos iremos a otros lugares fuera de las 
zonas industriales, de forma que las obligaciones del empresario se alivien y sus 
trabajadores sigan regulados por el restrictivo régimen de permisos.
Este asunto fue examinado por el Tribunal Nacional del Trabajo, pero, 
lamentablemente, dio su visto bueno a la treta legal y marcó el comienzo de la 
vergonzosa situación que vemos hoy, donde se aplican leyes diferentes a diferentes
 grupos de población.
En cuanto a Naftalí Bennett, podría haber respondido 
con un pronunciamiento nacional orgulloso que 
indicara que la ideología nacionalista tiene un costo. 
Ahora que lo pienso, tal vez sea eso exactamente lo 
que hizo: el coste solo lo soportan los palestinos.

Amir Paz-Fuchs es profesor titular de Derecho de la Universidad de Sussex.
Traducción: Javier Villate (@bouleusis)

Colombia: 1 millón 400 mil familias han sido desalojadas de sus casas por los bancos (Análisis)

desalojos colombia
Por Franco Vielma
Olvidemos las deportaciones, tal acto soberano de Venezuela hacia una microscópica parte de los colombianos que viven felizmente en Venezuela o que han sido nacionalizados, es un entramado de propaganda para barrer bajo la alfombra. Al Gobierno colombiano y a sus medios no les duele su gente. En Colombia 1 millón 400 mil familias han sido desalojadas de sus casas por los bancos, a razón de 300 familias por día, mientras la tierra rural y urbana sigue en manos del capital privado con el desplazamiento forzoso por parte de la fuerza pública de indígenas y barriadas enteras en las ciudades y en la Guajira. La estrafalaria desproporción mediática contra Venezuela tiene una explicación más profunda.

La gasolina en cifras

Días siguientes del cierre fronterizo, el vicepresidente venezolano Jorge Arreaza publicó, como parte del más alto nivel del Gobierno, una cifra que asombró a gran parte del país: en un solo día se vendieron 1 millón de litros menos de gasolina en el estado Táchira.
Las cifras son astronómicas. En promedio, la División de Mercado Interno de Pdvsa está ahorrando 1 millón de litros de gasolina al día en sus despachos al estado Táchira. Sin contar que el bachaqueo de combustible asociado al eje fronterizo tachirense tiene un alcance que se hace sentir en estaciones de servicio de los estados Mérida, Barinas y Zulia en el Sur del Lago de Maracaibo, lo cual indica que las cifras en ahorro de combustible podrían ser mucho mayores.
Básicamente la gasolina que Pdvsa está ahorrando en estos momentos sólo en el estado Táchira, significa al menos 30 millones de litros de gasolina ahorrados al mes. El precio promedio internacional de la gasolina en estos momentos puede llegar a los 1,57 dólares por litro si esa gasolina se colocara en exportación, los ingresos que podría obtener la República podrían alcanzar los 47 millones 100 mil dólares, una cifra que al año significa más de 565 millones de dólares.
Tal es la magnitud del contrabando de gasolina a Colombia, que básicamente el 90% de la gasolina que circula en Cúcuta y el Norte de Santander proviene de Venezuela. Según el diarioLa Opinión de Cúcuta, citado por el blog La Tabla, de 11 millones de galones requeridos al mes, el estado colombiano sólo asigna 1 millón. Y en esto ha consistido una parte del desangre articulado de la paraeconomía colombiana contra y desde Venezuela.
El cierre fronterizo del puente internacional Simón Bolívar y de las trochas en Táchira ha significado un daño profundo al orden paraeconómico en Colombia
El diputado presidente de la AN, Diosdado Cabello, ha señalado que la ciudad de Cúcuta ha dejado de aportar 300 millones de dólares diarios y 9 mil millones de dólares mensuales a los bolsillos de las grandes mafias que controlan la paraeconomía en Colombia y que tienen sus tentáculos en Venezuela, esto producto del contrabando de alimentos y 1 millón de litros de combustible del contrabando. También, señala Cabello, que “otros negocios oscuros han sido golpeados, y estos prosperaban ante la mirada cómplice de las autoridades de la región”.
La reacción colombiana por el cierre ha sido consistente, intentan de alguna manera disuadir a Venezuela para evitar el cierre por el Zulia, y es que probablemente la cuestión de la gasolina es mucho más grave en ese estado. En febrero de este año, cuando el precio del dólar paralelo (principal acelerante del contrabando) no se encontraba en los supraexponenciales niveles actuales,Panorama divulgó unas importantes cifras, de la mano de estimaciones de Pável Rondón, exembajador de Venezuela en Colombia: el 60% del combustible que sale de contrabando, sale desde el Zulia.
El titular de Pdvsa, Eulogio del Pino, en febrero de este año apuntaba que “diariamente se fugan vía contrabando cerca de 100 mil barriles de combustible”. Esta estimación es nacional. Si hablamos de litros (pues el barril como unidad de medida representa 159 litros), estaríamos hablando de la extraordinaria cifra de 15 millones 900 mil litros de gasolina desangrada al día, con estimaciones al mes de febrero. Básicamente, según esta afirmación, si del Zulia salen 60 mil barriles por día, los cálculos sugieren que las pérdidas diarias en la región oscilarían en 5,2 millones de dólares, mientras que las anuales ascenderían a 1,9 millardos de dólares aproximadamente. Esto equivale en dólares a la mitad del último tramo de pago de la deuda griega. Y en combustibles, al día, la cifra representa en dos tercios la cantidad de combustible que Venezuela suministra a los países de Petrocaribe.
Las cifras de ahorro en combustible en Táchira están por consolidarse y darán una radiografía real con respecto a la estimación que hiciera Eulogio del Pino en febrero. Sin embargo, Juan Ricardo Ortega, encargado de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (Dian), aseguró durante una entrevista concedida al diario zuliano Panorama en febrero, que el 15% de la gasolina que se consume en ese país proviene de Venezuela mediante el contrabando.

Contrabando adentro

La institucionalización del gran y pequeño contrabando de gasolina venezolana a Colombia es de conocimiento público. Hablamos de consolidadas redes de “pimpineros”, expendedores informales que tienen un protagonismo importante en el suministro de combustible al Norte de Santander y el oriente colombiano.
Pero las denuncias con respecto al gran contrabando son mucho más complejas. Verónica Díaz Hung entrevistó recientemente a David Paravisini, quien afirmó que las empresas colombianas Vetra, Pacific Rubiales y Petromagdalena junto a Ecopetrol, la petrolera estatal colombiana,comercializan como propia la gasolina venezolana.
Paravisini explica que en Colombia se promulgaron unas leyes según las cuales la gasolina que entra por la frontera no tiene banderas y se reconoce como producto colombiano, en otras palabras, nacionalizan el contrabando, porque no hay que declarar el origen de la mercancía.
Afirma Paravisini que en 2004, ante la declinación en la producción de crudo en Colombia (por debajo de 400.000 BDP), Ecopetrol determinó que Colombia dejaría de autoabastecerse de combustibles a partir de ese año. Bajo esta presión, el entonces presidente Álvaro Uribe desconoció los acuerdos firmados con el Comandante Chávez y emitió los decretos 2337, 2338, 2339 y 2340, claves para legalizar el ilícito fiscal y apropiarse sin pagar de cuantiosos volúmenes de gasolina y diesel venezolanos. Con esa medida se colombianizaban los combustibles contrabandeados desde Venezuela, sin requisitos de importación. También se crearon los denominados centros de acopio de combustibles a lo largo de la frontera con Venezuela, autorizando a “empresarios fronterizos” a manejar esos centros de acopio con capacidad para suministrar gasolinas y diesel al mercado interno y exportarlo a través de Ecopetrol.
“Nos han inducido a pensar que es un problema de pimpineros, o de unos cuantos wayúu, quienes son los que están contrabandeando, pero las magnitudes que se manejan sugieren que se trata de organizaciones que tienen capacidad de almacenamiento de combustible y la infraestructura para despachar a los sistemas de distribución oficiales de Colombia, porque Ecopetrol vende la gasolina venezolana que entra por contrabando”, señaló Paravisini.
Hay denuncias concretas sobre el funcionamiento del contrabando desde Venezuela a Colombia. Básicamente, camiones con toneles repletos de gasolina pagan a funcionarios corruptos en Venezuela y atraviesan trochas por Coloncito (Táchira) rumbo a Colombia. Estos camiones con placa venezolana atraviesan parte del territorio colombiano, siendo en ocasiones hasta escoltados por militares colombianos, rumbo a la refinería de Barrancabermeja, en Santander, más al sur de Cúcuta, donde se encuentra la principal refinería de Colombia. La práctica es idéntica desde la Guajira venezolana y colombiana, donde las condiciones del terreno permiten una mayor movilidad de los camiones desde Venezuela, hasta el río Limón, donde son despachados los toneles de gasolina a camiones colombianos que, sin pudor, atraviesan a Colombia desde el noreste rumbo a Barrancabermeja.

Una situación a largo plazo

El cierre fronterizo ha desnudado la cualidad estructural de Colombia. Un país que se ha paradesarrollado parcialmente en el centro, relegando a su periferia y al oriente colombiano al ostracismo económico, a la pobreza y a la dependencia de Venezuela, bien sea por las actividades lícitas como también de las ilícitas.
Pero la cuestión energética es mucho más profunda. El contrabando no es una cuestión estructurada alrededor de los “pimpineros” o pequeños contrabandistas. Aunque estas rémoras de la economía malsana hacen mucho daño, son sólo eso: rémoras. Las verdaderas mafias son aquellas que estructuran corruptelas, que compran a funcionarios venezolanos o que, en muchos casos, les amenazan a ellos y a sus familias en territorio venezolano para colocarlos al servicio de estos flagelos.
La estruendosa reacción de Colombia al cierre fronterizo tiene otras razones mucho más complejas. El carbón que sale por el Norte de Santander sale rumbo a Europa vía Venezuela, pues Colombia se ha servido de la infraestructura venezolana para tales fines. El Norte de Santander produce cerca de 200 mil toneladas de carbón al mes, el cual es exportado a Europa desde puertos venezolanos y tiene un precio de 52 dólares la tonelada, por lo que las pérdidas diarias se estiman en 400 mil dólares. El sector emplea a unas 15 mil personas.
Otra cuestión a saber es que el precio mundial del petróleo toca el piso, y Colombia no escapa de esa realidad. Colombia también depende en buena parte del precio petrolero, y ya Ecopetrol es una empresa bastante frágil. El cierre del grifo de la gasolina venezolana podría, al cabo de unos meses, poner a tambalear a Ecopetrol.
Colombia recurrirá al fracking para sacar el máximo provecho a sus pozos petroleros en declive. En 2014 se estimó que Colombia tendrá petróleo para sólo 6 años, a menos que aparezcan nuevos yacimientos. El país invierte la exorbitante cifra de casi 12 mil millones de dólares en sísmica (búsqueda de reservas), sin hallar nuevos grandes reservorios. En gas, sus cifras son también desoladoras, las estimaciones son hasta apenas 10 años. Con la segunda gasolina más cara del mundo, Colombia tienen una inercia estructural que la hace depender de ilícitos y extracción de combustibles y energía desde Venezuela.
Misión Verdad
*Título Original del artículo: Gasolina y energía: cuestiones a fondo sobre el cierre fronterizo
TOMADO DE: https://laradiodelsur.com.ve

Uribe “cogobernó” con “narcoparamilitares” durante ocho años

21 AGO 2010 

Esta aseveración se desprende del libro lanzado por la investigadora y politóloga Claudia López.
Por: Elespectador.com

Uribe “cogobernó” con “narcoparamilitares” durante ocho años
Foto: Diego Santacruz - El Espectador

El ex presidente colombiano Álvaro Uribe "cogobernó" durante ocho años con el "narcoparamilitarismo" , período en el que esa mafia se legitimó política y económicamente como no lo había hecho antes, pese a que ese fenómeno nació hace más de dos décadas.
Así se revela en "Y refundaron la patria. De cómo mafiosos y políticos reconfiguraron el Estado colombiano" (Debate 2010) , una publicación ofrecida en la presente Feria del Libro de Bogotá.
Tres años de investigaciones que han llevado a los autores, pertenecientes a cinco instituciones y coordinados por la analista y escritora Claudia López, a determinar que si bien distintos grupos ilegales intentaron secuestrar al Estado sólo los "narcoparamilitares" casi lo lograron.
"Con Uribe (2002-2010) el narcoparamilitarismo tuvo un nivel de representación y de cogobernabilidad política a nivel nacional que nunca antes había tenido" , señala López.
Prueba de ello fue la alta representación de esas mafias en el Legislativo durante la era Uribe, cuando 102 congresistas fueron vinculados a grupos al margen de la ley.
De ese centenar, cinco habrían tenido supuestos nexos con las guerrillas y de ellos ninguno ha sido condenado, mientras que a 97 se les relaciona con la extrema derecha armada, de los que, a su vez, 25 están condenados, diez procesados y el resto bajo investigación.
Esos congresistas vinculados con los paramilitares suponían el 55 por ciento de la bancada uribista en el Senado, aclara López.
No obstante, la investigadora recuerda que el paramilitarismo nació en los años ochenta como fuerzas civiles contra-guerrilla envueltas en el negocio de la droga, y que fue a partir de 1994 cuando se fusionaron con los narcotraficantes.
Los paramilitares facilitaron la caída del capo Pablo Escobar, líder del ahora extinto cartel de Medellín, al tiempo que nacían las Autodefensas Unidas de Córdoba y Urabá, el germen de las temidas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) , un proyecto que se impuso a nivel nacional una vez desmantelados los grandes carteles de Medellín y Cali, según López.
Para 2002, cuando Uribe llegó al poder, el "narcoparamilitarismo" ya había dominado y cambiado el mapa político en varias regiones amparado por círculos de poder de la Colombia rural, que más allá de buscar protección frente a las guerrillas vieron en esas mafias una forma de defender sus intereses.
Tales intereses iban desde eliminar a sus contrincantes políticos hasta hacerse con tierras despojadas a los campesinos, acciones acompañadas de grandes masacres.
"Los narcoparamilitares, reconocidos por el Estado, entrenados por la Fuerza Pública, son hijos ilegítimos del Estado, lo que les dio ventaja en términos de relaciones con las elites y un reconocimiento social" , detalla López.
En 2002 "se sumaron masivamente al proyecto político y electoral uribista" , dotándoles de "un nivel de influencia y legitimidad sin precedentes" , matiza.
"Llegaron a tener la dirección del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, agencia de inteligencia)" , de la mano de Jorge Noguera, hoy procesado y quien fue gerente regional de la primera campaña presidencial de Uribe.
Según la escritora, "ante tanta impunidad, fue la sociedad civil, la prensa y el poder judicial los que impidieron que esos grupos mafiosos lograran su objetivo de coptar al Estado" cuando el país afrontaba una realidad aterradora.
"Colombia, en democracia, tuvo más desaparecidos, más asesinados, más violaciones a los derechos humanos que las tres dictaduras del Cono Sur sumadas" , asegura López.
En 20 años se acumulan "más de 31.000 desaparecidos y 165.000 homicidios por el conflicto y motivaciones políticas" , a su juicio, "una historia de sangre a punta de bala".
"El narcoparamilitismo refundó las mayorías políticas en Colombia y sus fuentes de legitimidad. Se pasó de mayorías bipartidistas de tendencia liberal a mayorías de narcotraficantes" , explica sobre el contexto en el que ese grupo ilegal se hizo fuerte.
Ahora, el reto "es reconstruir la democracia de forma legítima, reconstruir el Estado para que actúe en función de los ciudadanos y no de intereses criminales" , teniendo en cuenta que "las fuerzas del paramilitarismo en Colombia siguen vivas" , pese a que han pasado de tener 35.000 hombres en armas a 10.000.
Otro desafío es acabar con "los altos niveles de impunidad" , porque "algunos paramilitares la han pagado, políticos la han pagado, pero ni las fuerzas económicas ni las fuerzas militares, que hacen parte de esa estructura de poder, la han pagado" , matiza la escritora.
Eso sin contar que en el nuevo Congreso, elegido en marzo de 2010, hay 29 senadores que están siendo investigados o son "herederos" de la denominada "parapolítica" , es decir, familiares o allegados de condenados por ese delito.
TOMADO DE: http://www.elespectador.com/
Seria, inteligente y valiente catarsis ¡ por favor continua !

Me permito Compartir esta carta que tome del Portal de Facebook de mi Amigo y Hermano, José Gregorio Martínez Guzmán, en el cual se narra una verdad (O Varias) la cual es del conocimiento de muchos Compatriotas Venezolanos y de una cantidad mayor de hermanos Colombianos; 
No hay falsedad ni fantasía en el texto, ni intenciones de destacarse por las circunstancias del momento; Es una vivencia del conocimiento de muchos y callada por la mayoría; 
Es un reconocimiento a las grandes verdades del ayer y del hoy; Es un espaldarazo a las Políticas del Gobierno que la “Prensa” no se atreva a publicar. Si tienen dudas sobre lo narrado, simplemente pregunten a gente honesta de cierta edad, les aseguro que los hay por cantidad.          


Familiares, amigos, conocidos, todos mis contactos. Les pido cinco minutos de su tiempo para que lean este texto con la misma mesura con la que lo estoy escribiendo.
Voy a pronunciarme en un tema del que no había emitido opinión alguna hasta el momento pues toca un tema delicado y que cada ser humano lo toma con mayor o menor intensidad; el nacionalismo.
Estoy de acuerdo con el cierre de la frontera entre Táchira y Cúcuta y pido que la misma medida se aplique en la frontera entre Maracaibo y Maicao.
La mayoría debe conocer que mi sangre es colombiana. Pero para quién no lo sepa, hoy se los reiteraré. Mi madre y mi padre son colombianos, como todos sus hermanos. 
Llegaron a Venezuela en los años 1969 y 1970, respectivamente. Venezuela era una maravilla en ese momento, desde el punto de vista económico, y era un paraíso para muchos, como mis padres, que eran muy pobres y tenían muchas necesidades en Colombia. 
En esa época un bolívar valía 20 pesos, eso era un platal. Colombia, y los colombianos, se beneficiaron mucho de nuestro bolívar en ese momento y los siguientes. 
Con nuestro bolívar construyeron sus casas allá. Con nuestro bolívar estudiaron muchos de sus niños, y adultos también. Con nuestro bolívar se alimentaron muchos colombianos. 
De hecho, muchos de los colombianos que vivían aquí se ponían bravos con los colombianos que vivían allá pues se la pasaban pidiéndole que enviaran cosas de aquí para allá, y su respuesta era: "es que en Colombia piensan que uno recoge los bolívares en el suelo"
Su vida era difícil y la de sus hijos también pues éramos los "colombianitos", "calichitos", "nichesitos", etc. Xenofobia pura. 
Existía una zona rural en el Zulia llamada "las materas" (no sé si aún exista) donde los hacendados contrataban a colombianos indocumentados para que trabajaran en sus sembrados, a final de mes el pago que le hacían era llamar a la Guardia Nacional para que se los llevaran presos. 
Cada viernes había redadas en el transporte público para detener indocumentados. Los llevaban a los calabozos del sótano de la DIEX, en el Silencio, y allí duraban semanas, sin recibir ningún tipo de visitas, mientras llenaban varios autobuses y los dejaban en Maicao, sin ningún tipo de contemplaciones. 
Un tío materno fue víctima de esa práctica y pudo salir libre gracias a mi padre quien le pagó a un comisario de la PTJ para que lo soltaran. Si esto que cuento es falso, que salga mi familia y lo desmienta. 
Tan cierto es que otro tío entró una noche a visitarlo y salió llorando a los dos minutos por ver las condiciones en las que estaba su hermano. No contaré más, aunque podría. 
Los colombianos eran excluidos de cualquier beneficio social, no como ahora cuando benefician a muchos por encima de la necesidad del venezolano. 
Mi hermana, nacida después de mí, fue atacada por una enfermedad a los 2 años de edad. En el Hospital Ortopédico Infantil le negaron atención médica, igual en el San Juan de Dios, y la razón era la misma; ser hija de colombianos aunque nacida en Venezuela. 
La recomendación que le dieron fue llevársela a Colombia para que recibiera atención allá. Sí esto no es desmembramiento familiar, no sé qué lo será. Si esto no es xenofobia, no sé qué lo será.
Cifras oficiales indican que más de cinco millones y medio de colombianos viven en Venezuela. Es decir, podríamos llenar 120 veces el estadio CTE Cachamay con esa cantidad de personas. Esa cifra es 2,2 veces más que la cifra de habitantes que tiene el departamento Atlántico, 5to departamento con mayor habitantes en Colombia y que está compuesto por 23 municipios, entre ellos el mejor: Barranquilla. 
Tal cantidad de colombianos, repito, cinco millones quinientos mil, son beneficiados en casi todos los programas sociales que existen en el país, lo cual significa una carga importante para el gobierno que preside ese "hijo de puta", "mal parido", "maldito" y "animal", Nicolás Maduro. 
El 25 por ciento de los beneficiarios de la Gran Misión Vivienda Venezuela (que entrega viviendas a personas de bajos recursos, amobladas además con línea blanca y marrón) son colombianos
Se les ofrece educación y atención médica de manera gratuita. Se les brinda hasta la oportunidad de nacionalizarse como venezolanos para luego ser pensionados por el IVSS
Por cierto, esos defensores a ultranza de los colombianos deportados son los mismos que critican al gobierno cuando hace jornadas masivas de naturalización diciendo que los están comprando para que voten en las elecciones. Me indigna que tengamos memoria tan corta. Y ni hablemos del desfalco que se le hizo a la nación con la modalidad de remesas familiares. Esa era una teta, tanto así que una familiar me propuso matrimonio con el fin de hacernos de 600 dólares mensuales que al final dividiríamos en partes iguales. 
Como se ve que no me conoce. Un mecanismo que el gobierno (xenófobo) ideó para apoyar, aún más, a los colombianos en nuestro país y sus familiares en Colombia, enseguida lo desvirtuaron y se apoderaban de más de 1100 millones anuales de nuestros dólares. 
Había colombianos que vivían de eso. Conozco el caso de una colombiana, afecta a la oposición para colmo, que vivía en Colombia y una vez al mes viajaba a Venezuela para llevarse sus 300 dólares. Por supuesto, cuando Maduro decidió quitarles ese cuquismo, también se convirtió en un "hijo de puta", "mal parido", "maldito" y "animal".
Muchos de los colombianos residentes en el país (la inmensa mayoría) son personas trabajadoras, honestas, que aportan a la nación; pero otros no, lamentablemente. ¿Debemos esconder eso para poder ser buena gente? Yo podría mencionar aquí, con nombres y apellidos, unas colombianas que estuvieron varios años presas en el INOF por robarse unas joyas en la casa donde trabajaban. Tampoco digo más.
Así que calma. Analicemos bien esta situación en toda su dimensión. Venezuela está atravesando una crisis importante en este momento, no solo económica y política, sino social también, donde los antivalores parecen ir ganando el asunto.
 Para hablar del estado de excepción en el Táchira, hay que decir que es la primera vez en la historia de nuestra Constitución que tal medida es aplicada. Ni siquiera en el año 2002 cuando le dieron el golpe de Estado a Chávez se dictó tal medida. Es más, ni siquiera en el año 2004, cuando el gobierno capturó 153 paramilitares (adivinen de qué nacionalidad) en la Finca Daktari con planes de asesinar a Chávez, el gobierno dictó un estado de excepción. Para refrescar memorias, el ex director de informática del DAS, Rafael García, dijo que el ex director de ese organismo, Jorge Noguera, fue el encargado de introducir al país esos 153 paramilitares.
Lo cierto es que ni en esos momentos tan críticos el
 gobierno había dictado medidas tan drásticas, así que
 imaginen la magnitud de lo que sucede en el Táchira.
Las autoridades venezolanas han explicado que "La
 Invasión" es una comunidad construida en una Zona
 de Seguridad fronteriza. Eso no se puede hacer. No
 importa si eres colombiano o venezolano, eso NO se
 puede hacer. 
Allí se derrumbó una "casa" que fungía como prostíbulo. Se estima que por allí pasaron cerca de 500 jóvenes que fueron obligadas a prostituirse. No sé si RCN, Caracol o NT24 habrán informado esto. Tampoco sé si habrán dicho que en las deportaciones, del lado venezolano, están presentes la Cruz Roja colombiana y la cónsul de Colombia en San Antonio del Táchira. Los colombianos, en vez de insultar a Maduro y a todo el pueblo venezolano, deberían preguntarse por qué hay tantos venezolanos que aprobamos el cierre de la frontera.
Lo cierto es que el amor a Colombia no debe ser una moda. El amor a Colombia no puede nacer en la animadversión de Álvaro Uribe a Chávez, Maduro y los que estamos resteados con todo este peo revolucionario. El amor a Colombia no nace con los bolsos Totto, con los goles de James o con las franelas del club silvestrista. El amor a Colombia se creó leyendo al Gabo, comiendo Bocachico, (aunque detesto el pescado) oyendo a Edgar Perea quedar sin aliento cantando un gol del Junior, tarareando las canciones de Luis Enrique Martínez, Bovea, Juancho Polo, Poncho Zuleta, Beto Villa y pare usted de contar. Por ese amor a Colombia yo pido respeto para Venezuela, para su gobierno y para su pueblo. Respeto para un país que ha acogido en su seno a millones de colombianos y les brindó la oportunidad de tener cosas que de haberse quedado en su país no habrían tenido nunca. Pregúntenle a quienes ya se han regresado a Colombia para ver si las pertenencias que actualmente tienen las hubiesen podido conseguir si se hubiesen quedado en sus pueblos de origen.
Repito, no había querido opinar pues sé que es un tema delicado para muchos de mis contactos, coño pero se metieron con algo sagrado; mi Patria. Por ella doy mi vida si fuera necesario pues bien poca es la vida ante la grandeza de Venezuela y quien quiera que la irrespete me encontrará de frente pues como dijera el padre Bolívar: "Cuando el Clarín de la Patria llama, hasta el llanto de la madre calla". Como me hicieron hablar, seguiré publicando material sobre el tema que estoy seguro sus medios no les presentan.
P. D.: Perdón por lo extenso de mi catarsis.
TOMADO DE: https://www.facebook.com/martinezguzman1