miércoles, 3 de octubre de 2018

Chomsky definió al ex mandatario brasileño como al preso político más importante del mundo: "A Lula le aplican una censura de tipo fascista"

A cinco días de las elecciones que serían vencidas por Lula si fuera candidato, el Supremo Tribunal Federal mantiene la prohibición del ingreso de la prensa a la cárcel. Bolsonaro y Haddad ocupan el primero y segundo lugar según los sondeos.
PÁGINA 12 - 02 de octubre de 2018

"Lula está solo en una celda y con visitas limitadas a una vez por semana" dijo el reconocido lingüista Chomsky.

"Lula está solo en una celda y con visitas limitadas a una vez por semana" dijo el reconocido lingüista Chomsky. 
Desde Brasilia. Luego de visitar a Luiz Inácio Lula da Silva en Curitiba el intelectual norteamericano Noam Chomsky lo definió como el preso político más importante del mundo al que, además, se lo somete a una censura de carácter "fascista" que ni siquiera es aplicada a los jefes del narcotráfico arrestados en cárceles de máxima seguridad. A cinco días de las elecciones que serían vencidas por Lula si fuera candidato, el Supremo Tribunal Federal mantiene en pie la prohibición del ingreso de la prensa al calabozo donde está alojado desde el 7 de abril.
 Chomsky, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, el expremier italiano Massimo D´Alema y el ex jefe de gobierno de Ciudad de México Cuauhtémoc Cárdenas están en la lista de las recientes personalidades que lo visitaron en la Superintendencia de la Policía Federal curitibana. 
En esa sede policial también estuvo el lunes el heredero político del líder petista Fernando Haddad, candidato a la presidencia por el Partido de los Trabajadores (PT).
Una encuesta de Ibope contratada por Globo - un dato a tener en cuenta al momento de analizar la calidad del material - indicó que el ultraderechista Jair Bolsonaro tiene el 31 por ciento, con un avance de 4 puntos en menos de una semana, contra el 21 del petista cuya intención de voto se mantuvo inalterada. 
Ese sondeo y todos los publicados desde la semana pasada proyectan que Bolsonaro y Haddad disputarán el ballottage del 28 de octubre.
"Recientemente visité a Lula, el preso político más prominente en la actualidad, una persona de notable significado en la política global contemporánea" escribió el lingüista estadounidense al repasar su estancia en Curitiba. La ciudad sureña dominada por una elite blanca radicalmente antipetista, a la cual se la conoce con el mote de "República de Curitiba" desde que el juez Sergio Moro lanzó la causa Lava Jato.
 Además de condenar a Lula a 12 años de reclusión a través de una sentencia excéntrica Moro divulgó el lunes la delación premiada del ex ministro de Hacienda Antonio Palocci, hombre importante del primer gabinete lulista  formado en 2003. Las acusaciones del "arrepentido" Palocci, con las que busca reducir su pena, son genéricas y faltas de documentación que las respalde no obstante lo cual hoy merecieron artículos interminables en el diario O Globo y otros medios grandes.
 Como se preveía Moro perpetró un "microgolpe" en el sprint final de la campaña con el propósito de averiar la candidatura de Haddad. La decisión del magistrado curitibano fue calificada como "política" por la dirección del PT y aplaudida por Bolsonaro, que tiempo atrás prometió nombrar a Moro en la Corte. Eufórico, a la vez que demacrado mientras continúa en reposo, Bolsonaro dijo que si llega a la Presidencia va a acabar con la "petralla", término despectivo con que los neofascistas aluden a la gente del PT.
 En opinión de Chomsky la sentencia de Moro basada en "delaciones premiadas (..) fue totalmente desproporcionada respecto del crimen alegado" contra Lula, un "prisionero que está solo en una celda y con visitas limitadas a una vez por semana".
 Con el jefe petista "impedido de participar en las elecciones hay una buena chance de que venza Bolsonaro (..) un autoritario grosero y bruto, un admirador de la dictadura", continúa Chomsky en el artículo reproducido por el sitio The Intercept.
 Pero aún confinado sigue siendo un personaje que intimida a las elites. "Para la estructura de poder tenerlo en prisión no es suficiente " también hay que garantizar que su palabra no pueda llegar al público".
 Chomsky le dedicó un párrafo al juez de la Corte (Luiz Fux) que impidió el ingreso de periodistas a la Supremintendencia para realizar el primer reportaje al recluso. A quien comparó con el fiscal "del gobierno fascista" italiano que en 1926 condeno a Antonio Gramsci alegando que era necesario "impedir que su cerebro no trabaje por 20 años".

Chomsky asegura que Lula es un “preso político” que es mantenido aislado para favorecer un “golpe de Estado blando” en Brasil

Para el intelectual estadounidense, las "estructuras de poder" quieren evitar que la sociedad sepa nada del ex presidente brasileño.

02.10.2018 17:36 -  MONTEVIDEO PORTAL

Evitando el ablande
Noam Chomsky. Foto: EFE | Raúl Martínez (Archivo)
El intelectual estadounidense Noam Chomsky denunció en una columna publicada el martes por el medio digital "The Intercept" que el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva es un "preso político" al que se mantiene "aislado" para que prospere un "golpe de Estado blando" en su país.
Al final de un extenso artículo en el que analiza la situación política reciente en Brasil, Chomsky concluye que Lula da Silva, "uno de los presos políticos más significativos del período actual, es mantenido en aislamiento para que el golpe de Estado blando" que supuestamente ocurre en el país "pueda seguir su curso".
Eso, prosigue, "probablemente tendrá consecuencias graves para la sociedad brasileña y buena parte del mundo, teniendo en cuenta el potencial rol de Brasil", ante lo que apostilla: "Seguirá su curso si se tolera lo que está pasando".
El filósofo y activista visitó con su esposa al ex presidente de brasileño (2003-2010) dijo haber visitado recientemente en la sede de la Policía Federal en Curitiba, donde cumple una condena de 12 años por corrupción pasiva y lavado de dinero.
Chomsky consideró que el "supuesto crimen" del que se acusa a Lula da Silva, recibir un apartamento a modo de soborno, es "casi indetectable para los estándares brasileños", e instó a "buscar las razones" por las que se le ha dictado una "sentencia totalmente desproporcionada".
Ante la negativa de un juez, el día siguiente de su visita a la prisión, a permitir que un medio nacional entrevistara al expolítico, Chomsky criticó que los criminales violentos "son entrevistados por rutina en prisión" y sostuvo que las "estructuras de poder" quieren evitar que la sociedad sepa nada de Lula.
Con el ex presidente alejado de los comicios que se celebran este domingo, Chomsky consideró que hay "buenas posibilidades" de que el diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, líder en las sondeos de intención de voto, logre la victoria y desarrolle las "políticas duramente regresivas" del presidente Michel Temer.
En ese sentido, mantuvo que Temer reemplazó a Dilma Roussef (2011-2016) después de una destitución "grotesca" en "una etapa temprana del golpe de Estado blando que ahora tiene lugar en el país más importante de América latina".
Asimismo, el lingüista estadounidense denuncia una "campaña" política que se está "aprovechando de la corrupción en la que participó el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula" y afirma que, si bien la corrupción es real y seria, la "demonización" del PT es "puro cinismo, considerando las travesuras de los acusadores".
"Los cargos contra Lula, incluso si uno los pudiera acreditar, no pueden posiblemente tomarse en serio como base del castigo que se ha administrado para apartarlo del sistema político. Todo lo cual lo clasifica como uno de los presos políticos más significativos del período actual", destaca en su artículo.
(Fuente: EFE)

Lula: “Brasil debe decidir entre civilización y barbarie, entre democracia y fascismo”
En una carta, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva afirma que el país está muy cerca de decidir entre dos proyectos, uno “que promueve el desarrollo” y otro “para hacer a los ricos más ricos”; además denuncia que su candidatura fue anulada “para impedir la libre expresión popular”.
2 octubre, 2018 - CARAS Y CARETAS
Lula fortalece la tesis petista de que el impeachment (juicio político) contra la Presidenta Dilma Rousseff fue un golpe parlamentario y acusa a sus responsables de estar, ahora, en vías de apoyar el nombre de la “serpiente fascista”: “Fueron ellos quienes crearon esa amenaza a la democracia y a la civilización”.
A continuación, la carta.
Brasil está muy cerca de decidir, una vez más, por el voto soberano del pueblo, entre dos proyectos de país: el que promueve el desarrollo con inclusión social y aquel en que la perspectiva de desarrollo económico solo está para hacer a los ricos, más ricos y a los pobres, más pobres. El primer proyecto fue aprobado por la mayoría en las cuatro últimas elecciones presidenciales. El segundo fue impuesto por un golpe parlamentario y mediático travestido de impeachment.
Esta es la verdadera disputa en las elecciones del 7 de octubre. Fue por esa razón que mi nombre creció en las encuestas, pues el pueblo comprendió que el modelo impuesto por el golpe está equivocado y es necesario cambiarlo. Anularon mi candidatura, de forma arbitraria, para impedir la libre expresión popular. Pero es también por la existencia de dos proyectos en disputa que la candidatura de Fernando Haddad viene creciendo, en la medida en que va siendo identificada con nuestras ideas.
Con cierta perplejidad, pero sin gran sorpresa, veo líderes políticos y analistas de prensa decir que Brasil estaría dividido entre dos polos ideológicos. Y que el país debería buscar una opción “de centro”, como si la opción por el PT fuera “extremista”. Además de falsa y, en ciertos casos, hipócrita, es una lectura oportunista, que pretende confundir al elector y falsear lo que está realmente en juego.
Desde la fundación, en 1980, el PT polarizó, sí: contra el hambre, la miseria, la injusticia social, la desigualdad, el atraso, el desempleo, el latifundio, el prejuicio, la discriminación, la sumisión del país a las oligarquías, al capital financiero y a los intereses extranjeros. Fue luchando en ese campo, al lado del pueblo, de la democracia y de los intereses nacionales, que nos acreditamos para gobernar el país por el voto; jamás por el golpe.
El pueblo brasileño no tiene ninguna duda sobre de qué lado estuvo siempre el PT, sea en la oposición o en los años en que gobernamos el país. La sociedad no tiene ninguna duda sobre el compromiso del PT con la democracia. Nacimos luchando por ella, cuando la dictadura imponía la tortura, la reducción de los salarios y la persecución a los trabajadores. Peleamos en las calles por las elecciones directas e hicimos avanzar la Constituyente. Gobernamos con diálogo y participación social, en un ambiente de paz.
La fuerza electoral del PT está respaldada en esa trayectoria de compromiso con el pueblo, la democracia y el Brasil; en las transformaciones que realizamos para superar el hambre y la miseria, para ofrecer oportunidades a quienes nunca las tuvieron, para probar que es posible gobernar para todos y no solo para un puñado de privilegiados, promoviendo el mayor ascenso social de todos los tiempos, el mayor crecimiento económico en décadas y la soberanía del país.
Fue el pueblo que nos trajo hasta aquí, a pesar de todas las persecuciones, para que se pueda revertir el golpe y retomar el camino de la esperanza en estas elecciones. Si cerraron las puertas a mi candidatura, abrimos otra con Fernando Haddad. Es el pueblo que pone en jaque al proyecto ultraliberal, y eso no estaba en el cálculo de los golpistas.
Son ellos el otro polo en estas elecciones, cualquiera sea el nombre de su candidato, inclusive aquel que no osan decir. Ya tuvieron que responder por el nombre de Aécio Neves, ese mismo que hoy quieren esconder. Intentaron con un animador de espectáculos, un vigilante y un aventurero; les faltó un candidato sin votos. El nombre de ellos podrá venir a ser el de la serpiente fascista, sorprendida en el nido de odio, de violencia y de mentira.
Fueron ellos quienes crearon esa amenaza a la democracia y a la civilización. Asuman la responsabilidad por lo que han hecho contra el pueblo, contra los trabajadores, la democracia y la soberanía nacional. Pero no vengan a predicar una alternativa electoral “al centro”, como si no fueran los responsables, en colusión con la Red Globo, por el despertar de la barbarie. Escribo este artículo para el “Jornal do Brasil” porque es un vehículo que viene practicando la democracia y la pluralidad.
Quien coquetea con la barbarie, cultiva el extremismo. Quien lucha contra ella, nada tiene de extremista. Tiene compromiso con el pueblo, con el país y con la civilización. En la disputa entre civilización y barbarie, se debe elegir un lado. No hay lugar para quedarse arriba del muro.
En octubre tendremos la oportunidad de recuperar la democracia otra vez, cerrando uno de los períodos más vergonzosos de la historia y de los más sufridos para nuestra gente. Estoy seguro de que estaremos juntos con todos los que lucharon por la conquista de la democracia con gran dificultad y con gran sacrificio. Y estaremos juntos con las mujeres que no aceptan la sumisión, con los negros, indígenas y con todos y todas quienes han sufrido, a lo largo de siglos, la discriminación y el prejuicio.
Estaremos juntos, todos los que, independientemente de diferencias políticas y trayectorias distintas, tienen sensibilidad social y convicciones democráticas. Será una batalla difícil, como pocas. Pero estoy seguro de que la democracia será victoriosa. De mi parte, estaré donde siempre estuve: al lado del pueblo, sin ilusiones ni vacilaciones. Con amor por Brasil y compromiso con el pueblo, la paz, la democracia y la justicia social.
LUIZ INACIO LULA DA SILVA
Ex presidente de la República y presidente de honor del Partido de los Trabajadores



Democracia o nazifascismo

por Leonardo Boff

2018-09-30



Nunca en nuestra historia estuvimos situados ante una alternativa tan radical: el excapitán candidato a la Presidencia, Jair Bolsonaro, que se presenta con todas las características del nazifascismo que causó millones de víctimas en Europa en la Segunda Guerra Mundial, y enfrente Fernando Haddad, al que no se le puede negar espíritu democrático. Bolsonaro mismo declaró que no le importa ser comparado a Hitler. Se ofendería si lo llamasen gay. 
Cometió muchas barbaridades contra las mujeres, los negros, los indígenas, los quilombolas [habitantes de los quilombos], los LGBT, haciendo incluso apología abierta de notorios torturadores, dejó claro, en declaraciones inescrupulosas, que pretende imponer una política represiva contra esos grupos como política de Estado. No sorprende que tenga el más alto rechazo en las encuestas de intención de voto. 
Entendemos su resonancia pues no son pocos los que quieren orden en la sociedad a cualquier precio y que rechazan cualquier tipo de políticos a causa de la corrupción que corroe este país. Siempre, la búsqueda del orden sin la preocupación simultánea por la justicia social ni por los procedimientos jurídicos correctos, fue el humus que alimentó y alimenta aún hoy a los grupos de derecha y de extrema derecha. Con Hitler fue así: Ordnung muss sein: «por encima de todo, el orden», pero un orden impuesto mediante la represión y el envío de judíos, gitanos y opositores a los campos de exterminio. 
Bolsonaro explota esta búsqueda del orden a cualquier precio, incluso con la militarización del gobierno, como ya ha sido publicado en la prensa. En caso de ganar –¡el cielo nos libre!– colocará en los ministerios clave a generales, en su mayoría jubilados, pero con una mentalidad francamente derechista y autoritaria. Hasta propone eventualmente un auto-golpe, es decir, Bolsonaro como presidente puede convocar a las fuerzas armadas, disolver el Parlamento e instaurar un régimen autoritario y altamente represivo. 
No tenemos otra alternativa que unirnos, más allá de los intereses partidistas, para salvar la democracia y no permitir que Brasil sea considerado en todo el mundo un país políticamente paria. Esto afectaría a gran parte de la política latinoamericana, especialmente a aquellos países cuyas democracias son frágiles y están bajo el fuego del pensamiento derechista que crece en el mundo entero. 
No es de extrañar que conglomerados financieros que viven de la especulación, asociados a empresarios que no tienen ninguna consideración por el futuro de su patria, sino sólo por sus propios negocios, y asociados a los burócratas del Estado afectos a la corrupción y a las negociaciones turbias, constituyan la base social de sustentación de un tal régimen autoritario de cariz fascista y nazi. 
Sería una ruptura inédita en nuestra historia nunca vista antes. Los militares y empresarios que dieron el golpe de 1964 eran por lo menos nacionalistas, y exaltaban un crecimiento económico a costa de los bajos salarios y del control riguroso de las oposiciones, con arrestos, secuestros, torturas y asesinatos, confirmado hoy hasta por documentos provenientes de los órganos de seguridad y de la política exterior de Estados Unidos. 
El pueblo brasileño, que tanto ha sufrido ya a lo largo de la historia, primero bajo el látigo de los señores de esclavos y después por la super-explotación del capitalismo nacional, no merece sufrir todavía más. Tenemos con él una deuda que nunca llegamos a pagar, que nos será reclamada hasta el juicio final. 
Alimentamos la esperanza de que el buen sentido y la voluntad de reafirmar la democracia de la mayoría de los votantes, nos librarán de este verdadero castigo que, ciertamente, no merecemos. 

Leonardo Boff

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¿Quiénes presionan por un conflicto militar entre Colombia y Venezuela?

En las últimas semanas han subido los tonos que ponen en la mesa de discusión pública una confrontación bélica entre los vecinos países de Venezuela y Colombia. 
Algunos altos funcn las opciones militares, en específico una intervención que intentaría derrocar al gobierno presidido por Nicolás Maduro, como la modalidad necesaria ante la supuesta falta de acción regional y mundial en rechazo al ejecutivo venezolano.ionarios estadounidenses y colombianos destaca
Para muchos colombianos este paradigma bélico estaría fuera de lugar dada la inestabilidad económica, social y política interna que la Administración Duque debe atender. De esta manera, los signos que se desprenden de una posible guerra desencadenada por Colombia no dejan de ser rechazadas por políticos, analistas y periodistas. Sobre todo luego de haberse anunciado un acuartelamiento por parte de las fuerzas armadas colombianas a lo largo y ancho de la frontera y la solicitud del Ministerio de Defensa al Congreso para una aprobación del aumento presupuestario.
La promoción de una guerra convencional entre Venezuela y Colombia obedecen a varios factores propugnados desde diferentes niveles. Pero en suma, serían dos los principales agentes, heterógeneamente unidos, que buscan subir la temperatura bélica a las ya calientes relaciones bilaterales.

Desde Estados Unidos

El primero en anunciar la "opción militar" sobre Venezuela fue el mismo presidente estadounidense, Donald Trump, quien no ha ocultado que la maneja entre sus alternativas para deponer al criminalizado gobierno de Maduro.
Aunque se ha mantenido el foco en una intentona militar desde el seno de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), como lo develara The New York Times y AP en su momento, el Pentágono ha estado previendo recursos y personal con el fin de preparar una intervención de tipo humanitaria como respuesta a la "crisis regional" que significa la situación venezolana.
De hecho, el Congreso estadounidense hizo tal petición al secretario de Defensa, James Mattis, y ha sido el máximo ente legislativo de ese país el que ha pujado por más sanciones contra Venezuela, con el lobby de Florida como principal agente de la intervención.
Es el senador Marco Rubio junto a otros congresistas de la Cámara de los Representantes (Ileana Ros-Lehtinen, Mario Diaz-Balart, Carlos Curbelo) el que con mayor afinco ha hecho lo posible para atacar, desde la institucionalidad de Washington, al gobierno venezolano en específico y al país entero en general.
El interés por parte de Donald Trump por lo que ocurre en Venezuela se debe, sobre todo, a Rubio, cuya vocería ha significado un mayor desplazamiento del Departamento de Estado como institución regidora de la política exterior en torno a lo que ocurre en América Latina y el Caribe. En las herramientas y argumentos del senador de Florida sobre el actual gobierno de los Estados Unidos están las esperanzas de que los residentes del Doral y Miami, entre ellos banqueros y empresarios prófugos, militares sediciosos y políticos de otra época, puedan materializar el sueño (pesadilla de otros) de ver exterminado el chavismo de la faz, si no planetaria, al menos regional.
Por medio de los operadores más influyentes de Florida, bastión electoral de Trump en los comicios presidenciales de 2016, la idea de atacar Venezuela tomó una relevancia hoy que en las eras Bush hijo y Obama nunca tuvo. Esos mismos intereses resuenan en las palabras del vicepresidente Mike Pence, quien ante las Naciones Unidas afirmó que, en el marco de una guerra entre los Estados venezolano y colombiano, se mantendría del lado de la Administración Duque.
Declaración ésta que se une a lo pronunciado por Donald Trump, también en la ONU: dijo a periodistas que "todas las opciones están sobre la mesa" en cuanto a Venezuela, siendo nuestro país también usado como un comodín electoral debido a los próximos comicios de medio término en Estados Unidos y la continua cartelización mediática que en esa nación predomina en torno a la demonización del Gobierno Bolivariano.
Rahm Emmanuel, funcionario de la Administración Obama, hizo énfasis en que el mismísimo Trump podría ordenar un (improbable) ataque militar contra Venezuela para los efectos positivos del Partido Republicano en las elecciones de noviembre, con la Florida como principal afluente de votos.
En esto último el presidente colombiano Iván Duque y el actual mandatario de la Casa Blanca tienen mucho en común, pero no sólo ello: los intereses de ese grupo de presión y lobby que existe en Washington para pujar una intervención contra Venezuela también se compaginan con los de ciertos sectores de la oligarquía bogotana y paisa (específicamente de Medellín, departamento de Antioquia).

Desde Colombia

El anuncio de que el Pentágono dio el visto bueno para que el buque hospital USNS Comfort (que siempre toma parte en conflictos militares) encallara en aguas colombianas, bajo la connivencia del gobierno de Duque, para supuestamente ayudar a los migrantes venezolanos en la frontera binacional, dio una importante alarma al gobierno de Maduro y a la FANB de que Colombia sería el principal agente de intervención.
Los cambios estratégicos en el fondo de las fuerzas armadas de Colombia bajo la Doctrina Damasco intentan darle una dinámica a la rama militar de su país que colinde con lo internacional, luego de que, en el marco de los Acuerdos de Paz con las FARC, se desplazara el concepto de "enemigo interno" por el móvil de ofrecer asistencia a escala regional y planetaria como socio global de la OTAN y principal aliado latinoamericano del Pentágono.
Esa preparación doctrinaria, aún en lento proceso, podría dar a pensar que el ejército colombiano buscaría internacionalizar su experiencia hacia otras zonas en conflicto, e incluso impulsar contextos beligerantes, con toda una estructura de apoyo detrás como la occidental.
Lo que podría o no hacer el ejército colombiano contra Venezuela sería ordenado por el jefe de la Casa de Nariño, Iván Duque, quien recibe presiones de distintos tipos para provocar una confrontación con el vecino país.
El propio presidente tiene como mentor político a Álvaro Uribe Vélez, ex presidente de Colombia durante dos periodos consecutivos ahora partícipe en el Senado, protagonista de momentos diplomáticos álgidos entre su gobierno y el de Hugo Chávez. Desde su curul, y también ante empresarios y políticos estadounidenses, ha defendido la estrategia de invasión militar contra Venezuela, o de golpe militar al gobierno de Nicolás Maduro.
Uribe representa sobre todo los intereses de la oligarquía paisa, pues su paso por la gobernación del departamento de Antioquia lo consolidó como uno de los operadores políticos más encumbrados de Colombia (siendo aliado comercial del famoso narco Pablo Escobar), cuestión que también lo llevó a la Presidencia de la República con una política de alto conflicto antiguerrillero y en el marco del Plan Colombia estadounidense. Fue durante su mandato en la Casa de Nariño que la violencia paramilitar recrudeció, al igual que los falsos positivos y los arrebatos de los carteles de la droga.
En la misma línea, tomando en cuenta la "opción militar" de Trump, el actual embajador colombiano en Estados Unidos, Francisco "Pacho" Santos, representante de la oligarquía bogotana al igual que su primo Juan Manuel Santos y vicepresidente durante la era Uribe (2002-2006, 2006-2010), dijo recientemente desde Washington que "todas las opciones valen para Venezuela", cuestión que creó animadversión en la opinión pública y mediática de Colombia pues un alto oficial diplomático sugiere que la invasión militar propuesta por Uribe es una política de Estado.
De la misma forma declaró el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en la frontera colombo-venezolana, diciendo: "En cuanto a intervención militar para derrocar el régimen de Nicolás Maduro, creo que no debemos descartar ninguna opción".
Que tan singulares operadores políticos de alto rango declaren de manera tan similar sólo dicta al análisis que existe una cartelización en torno a esa estrategia de beligerancia extrema, en el que el ejército colombiano no está preparado aún para afrontar de manera convencional, con la FANB afianzada de recursos armamentísticos y doctrinarios militares y apoyos geopolíticos (China y Rusia) que cumplen la función de disuasión del conflicto.

Respuesta y prospectiva

A pesar de que el embajador estadounidense en Colombia, Kevin Whitaker, fue categórico al expresar que, en un conflicto militar entre ambos países, el Pentágono haría lo propio para proteger a su principal aliado en América Latina, el presidente Iván Duque no está muy seguro de tomar el callejón militar.
Más bien, ha optado, al menos desde el discurso, por seguir la estrategia de presión internacional diplomática, y a través de sanciones, que el Grupo de Lima ha acompañado en los últimos 14 meses. El retiro de Colombia de la multilateral UNASUR, liderada por Venezuela, fue una de las primeras acciones que tomó Iván Duque como mecanismo de presión diplomático internacional, consecuencia de lo que dice en torno a la estrategia a seguir contra el chavismo.
Este cisma entre lo expresado por la dupla Uribe Vélez-"Pacho" Santos y Duque muestra claramente que no hay un consenso en torno a la agenda de intervención militar en el establishment colombiano que obligaría a enfilar todas las baterías contra Venezuela.
¿Las causas de este desencuentro
 de Duque? Podemos 
nombrar tres.
  • El aumento del narcotráfico es una crisis que ha puesto en tensión las relaciones entre Estados Unidos y Colombia, sobre todo por la manera en que se aproximan ambos Estados a una política contra los principales carteles. Es una paradoja que debe enfrentar, debido a que los activos del narco salvan a la economía colombiana. Duque afronta un contexto difícil en el que la capacidad del Estado para dar solución a la crisis interna se pone a prueba, siendo éste un eje fundamental de cualquier país.
  • La paz en Colombia está siendo amenazada por las turbulencias sociales producto del paramilitarismo y el mismo narcotráfico. Más de 150 líderes sociales han sido asesinados en 2018, y operadores de las FARC han denunciado el incumplimiento por parte del Estado de los Acuerdos de La Habana. Asimismo, posibles acuerdos con el ELN parecen en este momento difíciles de llegar por las prerrogativas que el mismo Duque aspira. Estados Unidos y la OTAN han sido enfáticos sobre la situación de paz que debe haber en Colombia para ascender a su ejército a la cúspide militar occidental como "socio global".
  • Una crisis de identidad política se ha establecido en el seno de la Administración Duque, pues Uribe Vélez toma los principales focos en cuanto a la vocería oficial y la política interna que toma el gobierno colombiano. Ante la opinión pública, Duque parece cada vez más un delfín del ex presidente antioqueño, cuestión que lo obliga a desentenderse de ciertas líneas fundamentales del uribismo, pero que lo coloca en un limbo discursivo y político cuyo sostén popular ha decrecido en un 12%, según los últimos sondeos.
Una crisis que debe enfrentar Duque es la situación que vive en estos momentos el departamento Norte de Santander, donde se votó mayoritarimente por él (77%) y donde también existe un abandono estatal sin precedentes en los últimos años.
El gobierno de Venezuela tomó medidas económicas en torno al subsidio de la gasolina y al control cambiario que impactarían negativamente el negocio del contrabando de combustible, legalizado por Uribe Vélez durante su mandato, y que mantiene a flote (mínimamente) aquel departamento.
El combustible venezolano, a su vez, también sirve a los efectos de preparación de la cocaína que es comerciada por los carteles de la droga en las aproximaciones fronterizas colombo-venezolanas, y las medidas de Maduro afectarían de manera severa aquel narconegocio que tiene ganancias anuales de 12 mil millones de dólares, y que también oxigena de a poco el entramado económico del Norte de Santander y del país en general.
La dialéctica entre las medidas del subsidio de la gasolina por parte del Gobierno Bolivariano y la reacción de Bogotá pone en una encrucijada a Duque, quien desestima hasta los momentos una opción militar contra su vecino país pero que ya viene siendo presionado tanto por las oligarquías colombianas como por funcionarios estadounidenses, que tienen en el gobierno de Colombia, junto con el saliente de México, uno de sus aliados decisivos según la CIA.
En medio de esto, aún hay cosas por definir por parte de la Administración Duque para que la agenda de la intervención militar prosiga como lo definen Rubio, Almagro y Uribe. Lo cierto es que Miraflores ha acusado varias veces las amenazas que se ciernen a través de la frontera, teniendo conocimiento de los fuertes intereses y razones que tienen las élites occidentales para generar un contexto de guerra entre Venezuela y Colombia. 
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