viernes, 13 de marzo de 2020

Interferón cubano es efectivo contra covid-19




El interferón alfa 2b es uno de los medicamentos más utilizados a nivel mundial para tratar a los pacientes contagiados con el covid-19. Este recombinante que contrarresta enfermedades virales es de origen cubano.

El medicamento fue creado el 28 de mayo de 1981 en La Habana. Un pequeño equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones de Cuba y del Instituto de Hematología fueron los que realizaron el primer interferón a partir de glóbulos blancos, bajo el mandato del comandante Fidel Castro.
La tecnología para producir el Heberon Alfa R se incorpora a la empresa mixta. Ya en 2007 se obtiene el registro sanitario del producto en China y comienza su comercialización en el país asiático.
Usos. El fármaco es utilizado para coadyuvar a combatir ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades virales; para tratar la infección crónica de hepatitis B y C, leucemia de células pilosas, las verrugas genitales, el sarcoma de Kaposi y melanoma maligno linfoma no Hodgkin folicular.
La Comisión de Salud de China seleccionó al interferón alfa 2B recombinante para emplearlo en el tratamiento del coronavirus.
Li Wenlan, directora ejecutiva de la compañía, indicó que la Comisión Nacional de Salud de China “al enterarse del grave brote del nuevo coronavirus y la urgente necesidad del interferón original para la producción de medicamentos antivirales, el lado cubano aplazó sus pedidos para la importación a China”. Además, decidieron designar un grupo de expertos cubanos para brindar ayuda al país asiático.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, también ha destacado el uso del medicamento cubano interferón alfa 2B en el enfrentamiento del covid-19. Es uno de los 30 fármacos escogidos por la Comisión Nacional de Salud por su potencial para curar la afección respiratoria, y su selección obedece a la efectividad mostrada con anterioridad frente a virus con características semejantes a este.
El interferón alfa 2b ya ha logrado curar a más de 3.500 pacientes del coronavirus. El asesor científico y comercial del presidente de Biocubafarma, Luis Herrera, resaltó que este medicamento “tiene la ventaja de que, ante situaciones como estas, es un mecanismo para poder protegerse. Su uso evita que los pacientes con posibilidades de agravarse y complicarse lleguen a ese estado, y finalmente tengan como desenlace la muerte”.
Países como España y México también han usado este medicamento para el tratamiento del coronavirus y aseveraron que los pacientes tratados responden positivamente al interferón.
Minsalud distribuirá el fármaco
El presidente de la República, Nicolás Maduro, informó que el Ejecutivo ha recibido 10.000 unidades de interferón alfa 2B. “El interferón cubano ya está en Venezuela para atender a aquellos pacientes que pudieran tener este tema más adelante”, aseveró.
Agregó el mandatario que “necesitamos blindar al país, prepararlo y además tener las medicinas suficientes para atender a las personas que sean afectadas”. Igualmente, destacó: “Es una medicina creada en Cuba y que ha tenido excelentes resultados en su aplicación en la crisis de coronavirus en China”.
La distribución de este medicamento está a cargo del Ministerio para la Salud, que realizará la dotación a los hospitales centinelas, si llegase a presentar caso de coronavirus en el país.
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jueves, 12 de marzo de 2020

¿Cómo afecta el COVID-19 a la locomotora (sin frenos) del progreso global?

Misión Verdad
Mar 12 · 8 min read
Por Eder Peña
El número de casos de COVID-19 en las últimas dos semanas se ha multiplicado por 13 fuera de China, epicentro del brote de coronavirus, registrándose más de 118 mil casos en 114 países y 4 mil 291 muertes, al punto de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado pandemia global el miércoles 11 de marzo.
Sin embargo, su efecto no ha sido solo sanitario y socioeconómico, sino también ambiental.
Un hospital en Shangái, China, debido a la epidemia del coronavirus. Foto: Janusz Kolondra / Alamy Stock Photo
Un reporte del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA, por sus siglas en inglés), publicado en el medio digital Carbon Brief, dice que las medidas que la República Popular China ha implementado para contener el COVID-19 han provocado reducciones de entre 15% y 40% en la producción de los principales sectores industriales. Esto ha resultado en la eliminación de una cuarta parte o más de las emisiones de CO2 del país en las últimas cuatro semanas.
Dice la mencionada organización de investigación independiente que, durante el mismo período en 2019, China liberó alrededor de 800 millones de toneladas de CO2 (MtCO2), lo que significa que se pudieron haber reducido las emisiones globales en 200 MtCO2 hasta la fecha. Cabe preguntarse si los impactos se mantendrán, se compensarán o se invertirán por la respuesta del gobierno a la crisis.
La reducción se debe a que la demanda de electricidad y la producción industrial se mantienen muy por debajo de sus niveles habituales en una serie de indicadores cuyos promedios son los más bajos en varios años. Entre ellos:
  • Consumo de carbón en las centrales eléctricas: 36% de reducción.
  • Tasas de operación de los principales productos de acero: 15% de reducción.
  • Producción de acero crudo: 0% de variación.
  • Producción de carbón en el mayor puerto: 29% de reducción.
  • Utilización de la planta de coque: 23% de reducción.
  • Niveles de NO2 (gas de efecto invernadero) basados en los satélites: 37% de reducción.
  • Capacidad de refinado de petróleo: 34% de reducción.
En el punto álgido del brote, las cancelaciones de vuelos estaban reduciendo los volúmenes mundiales de aviación de pasajeros en un 10%, pero el sector parece estar recuperándose debido a que coincidió con las vacaciones por el año nuevo chino. De cualquier manera se redujo en un 5% con respecto a febrero de 2019.
Un análisis de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) sugiere que las repercusiones del brote podrían reducir a la mitad el porcentaje global de la demanda mundial de petróleo en enero-septiembre de este año.
Cifras y efectos de la caída
El gráfico Nº1 muestra la caída del consumo diario de carbón en torno al período de año nuevo chino en seis empresas generadoras que reportan datos diarios, en 10 mil toneladas por día desde la segunda mitad de enero o en febrero. Las centrales eléctricas del nivel más bajo en cuatro años, sin que hubiera signos de recuperación por lo menos hasta el domingo 1º de marzo, así se reportó a partir del análisis de los datos de la plataforma informativa Wind.
Gráfico Nº1: consumo diario de carbón de las seis mayores compañías generadoras. Fuente: CB
Las tasas de operación de los productos de acero (barras de acero y alambrón) presentadas en el gráfico Nº2 muestran el efecto de la fiesta de año nuevo chino cada año. El gráfico superior izquierdo muestra el rendimiento del carbón en el principal puerto carbonífero, Qinhuangdao, que cayó al nivel más bajo en cuatro años en las cuatro semanas anteriores al 1º de marzo.
Asimismo, las tasas de explotación de las refinerías en la provincia de Shandong, el principal centro de refinado de petróleo del país, cayeron al nivel más bajo desde el otoño de 2015 (abajo a la izquierda), lo que augura una fuerte reducción de la demanda de petróleo. Además, como se esperaba, la demanda subyacente de productos petrolíferos, acero y otros metales ha disminuido mucho más que la producción, lo que ha dado lugar a unas existencias récord que ejercerán presión sobre la producción en el futuro.
Gráfico Nº2: indicadores de actividad industrial en China alrededor del año nuevo chino. Fuente: CB
En la semana que comenzó el 10 de febrero, cuando se esperaba oficialmente la reanudación de los negocios, todos los indicadores de la utilización de la capacidad industrial en centrales eléctricas de carbón, altos hornos, coque, productos de acero y refinerías se deterioraron aún más, sorprendentemente. El repunte ha sido tan lento como la reanudación de las operaciones industriales y el consumo doméstico de combustibles fósiles, aun cuando queda camino por recorrer.
Dos semanas después de las vacaciones de año nuevo chino, la reducción en las emisiones de CO2 ha sido del 25% o más comparado con el mismo período en 2019. Esto equivale a aproximadamente 100 MtCO2 o el 6% de las emisiones globales durante el mismo período.
La producción de acero primario se mantuvo constante aun cuando la de sus principales productos disminuyó, alcanzando el nivel más bajo de 14 días en cinco años. De ahí que, en medio del lockout de actividades, la semana pasada Beijing experimentara su segundo episodio grave de smog del año, incluso cuando la mayoría de los automóviles estaban estacionados y la mayoría de los negocios cerrados.
A menos que la demanda se recupere rápidamente, los altos hornos tendrán que cerrar también, dada la limitada capacidad de almacenamiento de existencias y las perspectivas de una demanda cada vez menor.
Las mediciones por satélite del NO2, un contaminante atmosférico estrechamente relacionado con la quema de combustibles fósiles, indican la reducción de esta práctica. En la semana posterior a la festividad del año nuevo chino de 2020, los niveles medios fueron un 36% más bajos en China que en el mismo período en 2019, como se ilustra en el gráfico Nº3 a continuación.
Gráfico Nº3: vista satelital de las emisiones de NO2 antes, durante y después del año nuevo chino. Fuente: CB
Además, reducir el consumo de energía y las emisiones en un 25% durante dos semanas sólo reduciría las cifras anuales en alrededor de un 1%. China también tiene una sobrecapacidad muy sustancial en todas las principales industrias emisoras de CO2, lo que significa que los volúmenes de producción -y las emisiones- pueden ponerse al día rápidamente después de un cierre, si existe la demanda.
Al disminuir la demanda de combustibles fósiles el impacto es multivariado, ya se prevé una caída en las ventas de automóviles de 30% por debajo del año pasado, también un efecto cascada a causa de los salarios impagados durante la crisis sanitaria.
El consumo de energía de China está dominado en gran medida por las industrias de uso intensivo de energía y el transporte de mercancías, mientras que el consumo de electricidad residencial y comercial, los automóviles privados, etc., desempeñan un papel relativamente menor.
Economía y calentamiento global: más es más
Las próximas medidas de estímulo del gobierno chino en respuesta a la perturbación podrían compensar estos efectos a corto plazo en la energía y las emisiones, como lo hizo después de la crisis financiera mundial y la recesión económica interna de 2015.
El factor clave que determina la magnitud del impacto a la economía es la rapidez con que las cosas vuelven a la normalidad. Por ejemplo, la disminución de los ingresos en la construcción, a causa de las restricciones de movimiento, la cuarentena domiciliaria forzosa y otras medidas durante días o semanas, podría incitar a los constructores a disminuir la velocidad y a abstenerse de iniciar nuevos proyectos, asimismo las ventas de apartamentos se verán afectadas durante semanas, si no meses, y se prevé que el valor de las ventas de bienes raíces caiga hasta un 50% en el primer trimestre.
Las medidas adoptadas por China y otros países para contener el virus también están teniendo un efecto drástico en los volúmenes de la aviación. El proveedor de datos del sector, OAG, informa de reducciones del 50-90% en la capacidad de las rutas que salen de China continental y una reducción del 60-70% en los vuelos nacionales dentro del continente durante las últimas dos semanas, en comparación con la semana que comenzó el 20 de enero.
Según las estimaciones del Consejo Internacional sobre Transporte Limpio (ICCT, por sus siglas en inglés), estos vuelos fueron responsables del 17% del total de las emisiones de CO2 de la aviación de pasajeros en 2018. Esto implica que las suspensiones y cancelaciones de vuelos en curso han reducido las emisiones globales de CO2 de los vuelos de pasajeros en alrededor de un 11% (3Mt) en las últimas dos semanas (esto se calcula teniendo en cuenta que los vuelos que llegan a China emiten la misma cantidad de CO2 que los vuelos que salen de China, y tienen que reducirse en la misma cantidad).
El gobierno compensará las peores perspectivas de consumo y exportación con más inversión en fabricación de acero, cemento, metales no ferrosos, vidrio y otros materiales básicos de construcción, lo que es mayor utilización de energía fósil mediante gastos de estímulo impulsados por la deuda. Esto iría en contra del objetivo del gobierno de reequilibrar la economía hacia el consumo.
La energía no contaminante funciona actualmente muy por debajo de su capacidad, ya que las inversiones en fuentes de energía no fósiles y en vehículos eléctricos disminuyeron en 2019, la capacidad de energía eólica recientemente instalada cayó un 4%, la capacidad de energía solar un 53%, la energía hidroeléctrica un 53% y la nuclear un 31% en los primeros 11 meses de 2019, mientras que la capacidad de energía térmica recientemente añadida aumentó un 13%.
Tras el auge de la primera mitad de 2019, las ventas de vehículos eléctricos cayeron un 32% interanual en el período de julio a noviembre, según datos del Consejo de Electricidad de China. La mayoría de los componentes de estas “alternativas” se extraen y construyen con energía fósil.
***
La economía china responde al mismo concepto globalizado por el Norte global de desarrollo y progreso que parte de una noción de infinitud en recursos, resistencia y resiliencia de los sistemas ecológicos. Las implicaciones cotidianas de parar esta locomotora sin frenos que es la economía global son traumáticas y difíciles de asimilar.
Los organismos multilaterales han definido el año 2020 como el “superaño” para, ahora sí, llegar a acuerdos que limiten el calentamiento global y detengan la extinción de las plantas y la vida silvestre mediante dos cumbres críticas de la ONU (Gran Cumbre sobre la Biodiversidad en Kunming, China, y sobre el Clima en Glasgow, Reino Unido), paradójicamente las reuniones previas sobre el clima y la biodiversidad han sido interrumpidas y retrasadas por las mismas medidas que buscan evitar la propagación del COVID-19.

miércoles, 11 de marzo de 2020

¿Quién saca tajada de la epidemia de coronavirus en China?

¿Qué se esconde detrás de la temida epidemia, originada por un nuevo coronavirus en China, que con su propagación está atemorizando a la población mundial?

Un hombre chino con traje de anticontagio fumiga una zona de la ciudad de Wuhan para disminuir el peligro del contagio del brote del nuevo coronavirus en esta urbe.

Publicada: jueves, 27 de febrero de 2020
El mundo está siendo testigo de una histeria colectiva que se está extendiendo con una gran virulencia en cualquier rincón del globo terráqueo a causa de la propagación rápida y descontrolada del brote del nuevo coronavirus denominado COVID-19 que se originó en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019.
Desde entonces, más de 82 452 personas han sido diagnosticadas a causa de esta enfermedad en varios países del mundo, de las cuales unas 2809 han fallecido y 32 756 se han recuperado de este virus que infecta las vías respiratorias y causa síntomas que van desde un cuadro leve de tos seca o fiebre a insuficiencia respiratoria aguda y neumonías potencialmente mortales como se viene registrándose hasta el momento.
No se sabe a ciencia cierta cómo llegó este virus a contagiar a los afectados en la urbe china de Wuhan, pero aparentemente, según las autoridades del gigante asiático, el primer contacto del citado virus con sus víctimas se habría producido en un mercado local de esta gran metrópoli con 11 millones de habitantes. De tal modo que la causa de la dolencia diagnosticada en los afectados fue identificada el 7 de enero como un nuevo coronavirus.


Varios sanitarios de un hospital en la ciudad china de Wuhan trasladan a un enfermo contagiado con el nuevo coronavirus denominado COVID-19.


Las autoridades sanitarias chinas comunicaron días más tarde que el patógeno podía transmitirse de persona a persona, es decir, a través del contacto y a través pequeñas gotas de saliva que el portador del virus excreta al toser y contagia a personas de su entorno más cercano que se encuentran a una distancia de aproximadamente un metro como máximo.
Antes de nada, es necesario explicar que un coronavirus pertenece a una extensa familia de virus que afectan al ser humano y a varias especies de animales. Hasta ahora había seis conocidos que podían enfermar a una persona de las cuales cuatro causan el resfriado común, entre ellos está el del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) surgido en 2002 también en China y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS, sus siglas en inglés) aparecido en 2012 en Arabia Saudí.
Cabe destacar que los coronavirus que solo afectan a algunas especies pueden sufrir mutaciones genéticas que les permiten saltar a otras y volverse virulentos para el ser humano, como es el caso del SARS que causó más de 800 muertes y del MERS que mató a 850 personas. Las investigaciones realizadas en su momento apuntaron que el origen de ambos síndromes respiratorios está en los murciélagos y esta es la principal hipótesis que se baraja también para el nuevo coronavirus denominado COVID-19.
Hasta aquí los datos y las cifras de víctimas mortales publicadas y conocidas a causa de este brote de nuevo coronavirus por sí solas no deberían generar pánico entre la población mundial sino no fuera porque no existe tratamiento específico ni vacuna para curar a los diagnosticados con este patógeno.
Es de tal magnitud el temor generalizado entre la población mundial de llegar a contagiarse, en concreto, en los de aquellos países en los cuales se sabe de fuentes oficiales de la existencia y la propagación del brote entre sus habitantes, que las autoridades locales de estas naciones han decidido impulsar una campaña informativa a gran escala a fin de tranquilizar y calmar los ánimos de sus conciudadanos que se encuentran en alerta por las posibles consecuencias letales de la infección.
Son muchos los que están atemorizados por lo que pueda surgir en un futuro no muy lejano, debido a que la epidemia aparecida en Wuhan se convierta en una pandemia mortal a nivel mundial, que contamine a un mayor número de la población global dado que no existe a día de hoy un tratamiento específico para su cura, y eso a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha venido apuntando que la tasa de mortalidad del nuevo patógeno COVID-19 es baja, entre el 2 % y el  3 %, en comparación con virus similares, según los primeros datos disponibles. De hecho, al virus del SRAS se le atribuye una mortalidad de entre el 10 % y el 18 %, y el del MERS alcanza al 35 % de los enfermos notificados, según la OMS.
Llegados a este punto, a uno se le viene a la mente estas películas del género de ciencia ficción y terror producidas en su mayoría en la meca del cine hollywoodense que tratan sobre la extinción de la raza humana sobre la Tierra provocada por una apocalíptica pandemia originada por un patógeno que fue creado en algún laboratorio científico que investiga sobre las mutaciones genéticas de los seres vivos con patrocinio de los gobiernos.  
Los guiones de los largometrajes apocalípticos de la industria filmográfica estadounidense describen un escenario terrorífico que en el mejor de los casos muestra a una gran parte de la población mundial diezmada por el contagio del patógeno, es decir que han muerto en masa, mientras que los supervienes buscan como sobrevivir en esta circunstancia y en el peor de los casos estos guiones enseñan una situación mucho más aterradora si cabe al mostrar las megas metrópolis vacías de gente y coches abandonados en medio de sus vías cuando a continuación en otra escena se ve a un grupo de personas huyendo de una avalancha enloquecida de individuos con caras ensangrentadas que les persiguen con el objetivo de alcanzarles para luego matarles solo para alimentarse, es decir, zombis que han sido infectado por el virus engendrado en los laboratorios antes mencionados.
Volviendo al caso del pánico mundial por la propagación del nuevo coronavirus denominado COVID-19 no es difícil de imaginar la situación descrita en el párrafo anterior y más cuando hay bulos que van pasando de mano a mano entre los usuarios de las redes sociales que apuntan a la posibilidad de que los gobiernos de Estados Unidos y China han estado de algún modo vinculados con la aparición de este patógeno.
No se sabe a ciencia cierta el origen de estas noticias que solo aumenta la angustia mundial, pero lo que es cierto es que quien haya inventado tal bulo habrá basado sus suposiciones sobre los hechos que todos conocen de sobra por los medios de comunicación, es decir, la imparable ansias de las superpotencias, como es el caso de EE.UU. y China, de querer avanzar en los sectores tecnológico, económico, industrial y militar para ponerse por delante del adversario que no dudan en emplear cualquier medio para lograr sus objetivos.
A nadie se le escapa que EE.UU. invierte una ingente suma de su presupuesto anual para financiar programas científicos que investigan sobre agentes patógenos que puedan ser producidos para usarlos como armas biológicas. Y como es obvio, las otras superpotencias tampoco se quedarían con los brazos cruzados contemplando sin más de como Washington le sacaría ventaja en este estratégico campo.

Es por ello que algunos usuarios de las redes sociales conjeturan con que este nuevo coronavirus se habría producido en algún laboratorio militar chino que por algún motivo a los científicos se les habría escapado de entre sus manos la cepa del virus que infectó a posteriori la ciudad de Wuhan, mientras que otros internautas sostienen que la fuente del brote se habría originado en un laboratorio bioquímico estadounidense, ya que, según estos últimos usuarios, el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono), bajo órdenes de la Casa Blanca, estaría detrás del proyecto de este engendro mortal con el único fin de instrumentalizarlo a niveles propagandísticas en contra de sus adversarios extranjeros tanto si se trata de usarlo en el campo de batalla como si se trata de explotarlo en el campo político, en este último caso a través de la poderosa maquinaria administrativa del Gobierno de Estados Unidos.
De hecho, Washington ha querido aprovecharse políticamente de los casos de contagio habidos en Irán que las autoridades persas han venido informando de ello desde que se conociera los primeros infectados entre la población por el nuevo coronavirus que a fecha de hoy la cifra de contaminadas es de 245 personas, de las cuales han muerto unas 26 y otras 61 que han sido dadas de alta de los hospitales donde estaban bajo cuarentena.
    El presidente de EE.UU., Donald Trump, en su habitual retórica antiraní, ha querido transmitir el pánico entre la población persa al alegar que el Gobierno de Irán, presidido por su homólogo Hasan Rohani, ha estado escondiendo la verdadera magnitud de la catástrofe que supone el contagio del virus a su pueblo.
    Mientras Trump ha buscado generar un miedo generalizado entre el pueblo persa, sin que revelara las cifras de los propios infectados dentro de su país, resulta que una empresa de biotecnología de EE.UU., llamada Moderna Inc. con sede en Norwood, Massachusetts, ha enviado hace unos tres días el primer lote de su vacuna de coronavirus, denominada mRNA-1273, rápidamente desarrollada y experimental, al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés) para que los investigadores efectúen las primeras pruebas en humanos para analizar si podría ayudar a suprimir la epidemia originada en China.
    Teniendo en cuenta que solo han pasado menos de dos meses desde que Pekín alertara sobre el contagio del este nuevo coronavirus es muy sorprendente que en tan poco tiempo una compañía farmacéutica estadounidense haya podido dar con la vacuna que pudiera salvar la vida de los infectados con este patógeno.
    Desde luego, lo que está claro es el hecho de que las empresas bursátiles de EE.UU. no han perdido ni un minuto por interesarse para adquirir acciones de Moderna Inc, puesto que una hora y media después de la apertura de la bolsa neoyorquina el pasado 25 de febrero, los títulos de la farmacéutica, que cotiza en el mercado tecnológico de Nasdaq, subían un 13,50 % hasta situarse en los 21,36 dólares por acción.
    De allí que, a uno le surge la idea de que en realidad la cepa de este temido coronavirus que su propagación se ha extendido en más de 40 países, en qué laboratorio del mundo podría haber sido creado a partir de la manipulación genética de alguna célula animal, en uno de EE.UU. o de China, o simplemente su transmisión habrá sido producto de puro azar de la madre naturaleza.
    krd/rha/mjs

    ¿Puede la Corte Penal Internacional juzgar al gobierno de Estados Unidos?

    Misión Verdad
    Mar 11 · 6 min read
    Por Ana Cristina Bracho
    La República Bolivariana de Venezuela ha hecho del conocimiento público que el día 13 de febrero de 2020 presentó ante la Corte Penal Internacional (CPI) un documento con el que solicita “se investiguen los graves delitos cometidos contra la población venezolana por parte del Gobierno de Estados Unidos”, lo cual nos adentra a un tema poco conocido por los venezolanos: el de la justicia penal internacional.
    Foto: @Mippcivzla
    En el punto 8 del referido documento se contesta la interrogante sobre si la Corte Penal Internacional tiene la capacidad para juzgar autoridades estadounidenses. En ese sentido dice el documento oficial:
    Los Estados Unidos de América no han ratificado el Estatuto de Roma y, por tanto, no son Estado Parte de ese instrumento. Por ello, en el documento consignado por Venezuela ante la CPI, se invoca la tesis de la “jurisdicción de efectos” o “jurisdicción basada en efectos”.
    Sobre lo último haremos, a continuación, algunas consideraciones.
    1. La negación absoluta de los Estados Unidos de América
    La Corte Penal Internacional, antes que un tribunal, es un sujeto de derecho internacional. En tal virtud, el primer elemento a tomar en cuenta es la voluntad soberana de los Estados a someterse a las reglas y permitir la interferencia extranjera o internacional en sus asuntos. De allí que lo primero que tenemos que tomar en cuenta es que Estados Unidos no es un Estado miembro de la CPI.
    En el año 2000, durante la administración de Bill Clinton, Estados Unidos firmó el Estatuto de Roma; sin embargo, el tratado nunca fue presentado ante el Congreso para su ratificación.
    En 2002, John Bolton “retiró la firma” del Estatuto de Roma, desarrollándose posteriormente la legislación nacional que impide y penaliza la colaboración de funcionarios o civiles estadounidenses con esta estructura.
    El gobierno de Donald Trump sobre este tema ha tenido una postura firme y tomado decisiones que han generado polémicas. Así cuando la CPI anunció que podría evaluar lo que había ocurrido en Afganistán y en las cárceles que utilizó Estados Unidos para confinar a los talibanes, este señaló que “cualquier intento de atacar al personal estadounidense, israelí o aliado para procesarlo se encontrará con una respuesta rápida y vigorosa”. Anunció que sancionaría a la CPI y procedió, en abril de 2019, a retirar la visa norteamericana a Fatou Bensouda, fiscal jefe de la CPI.
    2. La posible vinculación de Estados no-parte del Estatuto de Roma
    Este aspecto debe mirarse en el tiempo, observando por ejemplo cómo según publicaciones de las Naciones Unidas, Estados Unidos forma parte de los países que se declaró preocupado por el Estatuto de Roma desde sus primeras discusiones, en específico sobre la posible competencia de esta instancia sobre Estados que no forman parte del Estatuto.
    Así, en el documento “Estatuto De Roma: Preguntas y Respuestas” puede leerse que “la principal objeción de los Estados Unidos se refería al concepto de jurisdicción y su aplicación a los Estados no-Partes”.
    Esta afirmación deja en la memoria histórica un poco de lo que fue la discusión sobre cómo debía ser la Corte Penal permanente a la que se aspiró durante muchas décadas. Allí podemos observar que al debate final se plantearon dos modelos contrapuestos:
    Uno de ellos, que era el sostenido por los países afines a la misma, liderados por Canadá, entre los que se encontraban Australia y Alemania, que trabajaban por la creación de un tribunal fuerte y lo más independiente posible. Los principios por los que luchaba este grupo eran la jurisdicción inherente de la CPI sobre los crímenes de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra; la eliminación de la posibilidad de veto del Consejo de Seguridad sobre un procesamiento; un fiscal independiente con posibilidad de iniciar un procesamiento por propia voluntad; y la prohibición de efectuar reservas. Tal es así, que la delegación alemana propuso que la Corte tuviera competencia mundial basada en el principio de la jurisdicción universal, abarcando todos los crímenes de Derecho Internacional, con independencia de dónde, por quién, o contra quién hubieran sido cometidos. El otro modelo, entre los que se encontraban Estados Unidos, China e India, preocupados por su soberanía y la protección de sus propios nacionales, quería un tribunal débil y simbólico, concibiéndolo como un tribunal ad hoc permanente, activado por el Consejo de Seguridad.
    Podemos entender que desde la concepción de la Corte Penal Internacional se planteó pudiese aplicarse el contenido del documento a países que no lo hubiesen ratificado como Estados Unidos y China, lo que es cónsono con el espíritu de aquellos años donde se defendía la idea de la jurisdicción universal, o de la inherencia de los derechos humanos, como siendo capaz de conformar una parte del Derecho -el ius cogens- tan fundamental que ningún Estado podría contradecirlo bajo ninguna circunstancia.
    En esta línea argumentativa nosotros podríamos ver que todo el entramado jurídico interno que dispuso Estados Unidos para evitar que sus nacionales colaboren o sufran acciones de la Corte Penal Internacional tiene sentido.
    Foto: Human Rights Watch
    Hemos de recordar que, bajo la premisa de la igualdad jurídica de los Estados, así como la primacía de las normas dictadas en el orden internacional para las relaciones internacionales, no podría la Corte Penal Internacional reconocer como válido el derecho estadounidense para negar sus propias reglas.
    Siendo que en el momento presente se desarrolla todo un debate pues, cambiando de criterio, la Corte Penal Internacional admitió el 5 de marzo de 2020 que la Fiscal examine los hechos acaecidos en Afganistán.
    Sobre esta posibilidad nosotros debemos remarcar que: 
    a) esta interpretación siempre está sujeta a opiniones en contra sentido que incorporen nuevos elementos; 
    b) que el ejercicio del derecho jurisdiccional no es un proceso aislado, pulcro, desprendido de los elementos de fuerza que se dan en la realidad internacional; 
    c) que se ha de seguir el caso de Afganistán para observar si este es el razonamiento de la Corte Penal Internacional; 
    d) que no es este el argumento que invocó la República Bolivariana de Venezuela en su remisión.
    3. La tesis de la “jurisdicción de efectos”
    El documento presentado por el Estado venezolano señala expresamente que remite a la CPI el caso en virtud de la tesis de la jurisdicción de efectos, lo cual no encontramos -al estadio en el que este documento se publica- como un vocablo expresamente utilizado en el Estatuto de Roma.
    Sin embargo, hemos de recordar que desde la entrada en vigor del Estatuto de Roma el 1º de julio de 2002, la CPI tiene jurisdicción sobre los crímenes cometidos en el territorio de los Estados que han ratificado el tratado.
    La tesis de la “jurisdicción de efectos” es, sin embargo, una figura bien conocida por el derecho estadounidense, donde por ejemplo ordena a los tribunales definir si tienen jurisdicción -o no- en un asunto valorando si los actos que juzgan producen efectos directos, sustanciales y razonablemente previsibles en otro Estado, como es la alegación principal de Venezuela en relación a las acciones coercitivas unilaterales que Estados Unidos ha dictado sobre el territorio, los funcionarios y/o los asuntos venezolanos.
    Hechas estas consideraciones, nosotros hemos de recordar que en el caso venezolano, la República Bolivariana se adhirió a la Corte Penal Internacional el 13 de julio del año 2000 mediante la Ley Aprobatoria del Estatuto de Roma; que la Corte Penal Internacional el 7 de febrero de 2018 anunció que abriría un Examen Preliminar sobre Venezuela en relación a los hechos sucedidos en las manifestaciones de 2017; y que, finalmente, decidió tomar lo planteado por Venezuela como uno de los aspectos de este examen por tratarse, en su opinión, de hechos que ocurren en el mismo tiempo y lugar que aquellos que su despacho ya estaba investigando.
    Nosotros hemos de observar cómo se van desarrollando estos hechos, incluido cómo se van a complementar dos denuncias contrapuestas aquellas que originaron en 2018 el Examen Preliminar, y esta que pone la luz sobre los actos imperialistas sobre Venezuela antes de poder concluir si la Corte Penal Internacional decide asumir su rol internacional o continúa siendo una instancia que otorga a las potencias un brazo jurisdiccional.

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