sábado, 29 de febrero de 2020

Se cierne una gran tormenta sobre EEUU: ¿El fin de la era Trump? (I)


Por: José R. Oro

3 febrero 2020 | CUBADEBATE



Los tres probables candidatos a la presidencia en noviembre, tal y como son sus posiciones políticas, por sus posiciones de izquierda a derecha.
El martes 3 de noviembre de 2020 se celebrarán elecciones presidenciales en Estados Unidos. 
Según la escabrosa y controversial ley electoral estadounidense, 
los votantes eligen a los compromisarios,
 quienes, a su vez, deberán escoger a los nuevos presidente y vicepresidente a través del Colegio Electoral, 
y no por el voto directo del pueblo.

El límite establecido por la Vigesimosegunda Enmienda constitucional permite al presidente en ejercicio, Donald Trump, ser reelecto para un segundo periodo en el Gobierno. 
Las elecciones a nivel de estados (tanto los caucus¹ como las primarias) se celebraran durante los primeros seis meses de 2020 y concluirán en una convención nacional de cada partido político, donde se selecciona a los candidatos presidenciales. 
Además, se elige a 34 senadores y la totalidad de la Cámara de Representantes (436 congresistas).
Dentro del Partido Republicano hay en realidad solo un candidato, Donald Trump. 
Se podrían poner varios nombre más que pudieran participar en las convenciones o primarias estatales de ese partido, pero son sólo simbólicos. 
En realidad, el actual presidente es quien tiene la posibilidad de ser el candidato, en este caso para una potencial reelección

En el Partido Demócrata la situación es mucho más compleja. 
Dos candidatos principales Joe Biden, exvicepresidente en la Administración de Barack Obama, de la centroderecha y derecha dentro de esa agrupación política, y Bernie Sanders, senador independiente (pero que va a las elecciones presidenciales con los demócratas) por el estado de Vermont, de orientación centroizquierdista.
 Además, hay varios candidatos de múltiples y un tanto heterogéneas orientaciones políticas y económicas.
Este es un caso que indica procesos muy profundos dentro del electorado demócrata, que ya comenzó en el 2016 con el enfrentamiento entre Hillary Clinton y Bernie Sanders por la candidatura demócrata. 
Ahora vemos esta elección entre dos candidatos del mismo partido, casi de la misma edad, pero con visiones sociales muy diferentes, casi opuestas. ¿Todavía hay espacio para un demócrata del establishment, o finalmente es hora de que la idea socialista de Sanders sea la locomotora de ese partido?
 La realidad es que debe quedar claro que cualquiera que logre la candidatura será muchísimo mejor que Trump

El proceso electoral estadounidense

A partir del tres de febrero de este año comienzan las llamadas elecciones primarias y caucus de ambos partidos, en medio de una crisis espantosa, sin precedentes para una campaña electoral, por el requerimiento de impugnación política del presidente Donald Trump en el Congreso.

El Partido Demócrata tiene el siguiente calendario: comenzando el 3 de febrero en Iowa, pasa días después a Nuevo Hampshire, Nevada y Carolina del Sur. 
El 3 de marzo será el que se conoce como supermartes (con votaciones en Alabama, Arkansas, California, Carolina del Norte, Colorado, Maine, Massachusetts, Minnesota, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah, Vermont y Virginia), y los miembros del partido en el extranjero votarán entre esa última fecha y el 10 de marzo.
Para el final de ese mes, se habrán efectuado 28 elecciones de estados y se tendrá una idea mucho más clara (aunque las primarias terminan realmente el 2 de junio) de quién podría ser el candidato, o al menos los dos principales contendientes, de cara a la decisión definitiva en la Convención Nacional, entre los días 13 y 16 de julio de 2020 en la ciudad de Milwaukee, donde se reunirán 3 979 delegados de todo el país.

El proceso del Partido Republicano es bastante parecido. 
Se elegirá a los 2 550 delegados a la Convención Nacional Republicana de 2020.
 Los delegados de la Convención Nacional votarán, por boleta, para seleccionar al candidato del partido en las elecciones presidenciales de 2020. 
Los delegados también aprueban la plataforma del partido y la vicepresidencia.
En febrero de 2019, el Comité Nacional Republicano votó para prestar apoyo incondicional al presidente titular, Donald Trump.
 Los comités estatales de Kansas, Carolina del Sur, Nevada, Arizona y Alaska cancelaron sus primarias, y se espera que otros estados también lo hagan. 
De hecho, el candidato presidencial republicano es Donald Trump.

¿Cómo está el ambiente electoral en los Estados Unidos? ¿Es cierto que Trump va a ganar “de calle”?

Muchas mujeres están hartas de Donald Trump. Foto: EFE.

Los temas tratados en el juicio político no son los principales que crean rechazo al actual mandatario. 
Hay varias cuestiones que son más vejatorias para la personas (votantes) comunes. 
Una de ellas es la mendacidad de Donald Trump. 
El periódico canadiense Toronto Star contó hasta mayo pasado 5 276 afirmaciones falsas de Trump, aunque otros hablan de más de 15 000 falsedades.
Para muchos ciudadanos, no es la elevadísima cifra de mentiras lo que más cuenta, sino lo peligroso que es este desprecio a las leyes, a los principios del derecho internacional y a la dignidad y autoestima de la gente. 
Le pregunté a la investigadora científica Mary Louise P. cómo estima que podría influir el factor de credibilidad en las elecciones del 2020. Su respuesta:
“A la gente no le importa mucho si son cinco o 15 000 mentiras. 
Le importa no que sean inexactitudes o errores accidentales del presidente, sino falsedades premeditadas dirigidas a confundir a los ciudadanos o a obtener algún tipo de beneficio. 
Una gran cantidad de personas –millones, me atrevería a pensar–, están completamente irritadas con tales engañifas. 
Antes yo pensaba que Trump carecía de experiencia y capacidad política, ahora veo que está falto también de integridad moral. 
Este es un factor que, entre varios otros, le puede costar la reelección”.
Otro de los aspectos que impacta cada vez con más fuerza en los votantes es el desprecio de Trump hacia las mujeres, que ya era conocido, pero que se profundiza y se vuelve más hiriente cada día. Trump se define como “un hombre que tiene claro lo que quiere y hace lo que sea para obtenerlo sin ningún tipo de límites. Las mujeres encuentran que ese poder que tengo es tan excitante como mi dinero”.
Otras de sus frases (entre cientos a escoger) son: “La mejor parte de cualquier película es cuando hacen callar a las mujeres” y “las mujeres son, en esencia, objetos estéticamente agradables”
Más allá de sus frecuentes expresiones misóginas e irrespetuosas hacia la mujer, Trump ha sido señalado por acoso sexual por 22 mujeres (entre 1970 y 2003). 
La única respuesta del presidente ha sido calificarlas de “mentirosas”.

Al respecto, pregunté a Geraldine Bruno, psicóloga y consejera matrimonial, quien opina que “el rechazo al liderazgo femenino, la ‘cosificación’ de las mujeres y la presunta violencia sexual hacia ellas, califican a Donald Trump como un machista típico, redomado y probablemente criminal. 
En los últimos dos años, esta percepción se ha profundizado debido a las irresponsables expresiones del presidente y la adoración que despierta entre los machistas, quienes lo consideran su ídolo. El voto femenino estará contra él en noviembre del 2020”.

En las calles de Virginia el pueblo se enfrenta al fascismo de los supremacistas blancos. 
Un letrero al centro con fondo negro dice “Ustedes son una porquería fascista”. Les han perdido el miedo. Foto: Daily Progress.

Lo mismo puede decirse del rampante racismo, del odio a los migrantes o de la política exterior irresponsable, siempre a favor de malas causas y de un oportunismo extremo. Cuando pregunté a varias personas qué opinan del desmedido y canallesco recrudecimiento del bloqueo a Cuba, solo las de origen cubano estaban razonablemente informadas; la mayoría muy poco, debido al criminal “silencio” mediático sobre el tema.

El actor y director teatral Robert R., muy buen conocedor de la política internacional, opina que “es lamentable que el presidente de los Estados Unidos se rebaje tanto al servicio de una minoría agresiva y vengativa contra su propio país y pueblo de origen, solo por entender que con su ayuda puede ganar Florida.
 Eso pasa también con el apoyo al régimen de Netanyahu, con la idolatría al dinero saudita y el odio patológico e intervencionista contra cualquier Gobierno que no siga los patrones que Trump aprueba y ordena”.
El rechazo a Donald Trump y en general al fascismo estadounidense proviene de que dentro del pueblo existen razones de la mayor importancia que están gravitando contra su reelección en noviembre de 2020, no solo materia de consignas o preferencias personales. Hasta el 28 de enero, la situación de las encuestas era como sigue:


Seis de siete encuestadoras nacionales proyectan a J. Biden y cuatro de siete a B. Sanders como ganadores frente a Trump. Pelea cerrada, pero no victoria “de calle”, otra mentira Trump. Compilado por JRO.

Los analistas predicen que en 2020 habrá una gran cantidad de votantes en las urnas.
“Creo que veremos un porcentaje récord de votantes, parecido a cuando en 1971 se redujo a 18 años la edad para votar (…) Incluso, podría ser una cantidad récord desde que las mujeres obtuvieron el derecho al voto, en 1920”, opina G. Bolger, un destacado analista. 
Hay coincidencia en que una asistencia a las urnas que sobrepase el 60 - 62% de los electores calificados para hacerlo, inclinaría la decisión a favor del Partido Demócrata.
Algo que permanecerá constante en las elecciones de 2020 es la importancia de los votantes de mayor edad.
Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, en las elecciones intermedias en 2018, el 53% de las personas en condiciones de votar fueron a las urnas, en comparación con el 66% de adultos mayores de 65 años y el 60% de adultos de 45 a 64 años.
 En las elecciones presidenciales de 2016 votaron el 71% de los adultos mayores de 65 años, mientras que solo el 46% de los menores de 30 años fueron a las urnas.
La cifra de jóvenes se incrementará muy notablemente en 2020, y la visibilidad de estos jóvenes en plataformas como Facebook dará mucha información sobre la forma en que votarán, que se espera sea bien negativa contra Trump.
Nota:
1. Caucus: Se entiende por caucus (“asamblea de partido”) el sistema de elegir delegados que existe en varios estados norteamericanos, etapa preliminar en la que cada partido decide quién recibirá la nominación a la Presidencia. 
El número de delegados a la Conferencia Nacional se asigna en dependencia de la cantidad de votantes que hay en el distrito electoral; una fórmula matemática determina el número de votos que hay que lograr en el caucus, los delegados son elegidos por representación proporcional. 
Se diferencia de las “primarias” en que esta es una elección tradicional, en que solo cuentan los votantes de ese partido en el estado.

Se cierne una gran tormenta sobre EEUU: ¿El fin de la era Trump? (II)


Por: José R. Oro

5 febrero 2020 | CUBADEBATE

La carrera hacia la Casa Blanca. Foto: Getty Images.

Le perdí un poco el aprecio a los pronósticos y encuestas (aunque no tenemos una alternativa mejor en la que creer) después de noviembre de 2016, pero me siento bastante seguro de la siguiente predicción: Trump tratará de reutilizar o cambiar solo un poquito sus viejos tuits y trucos de publicidad en la presente campaña electoral.

No se espera del actual presidente ningún escrúpulo, sentido de la moral o respeto a la ley.  Es lo que le ha funcionado hasta ahora y piensa que nada va a cambiar, que el pueblo estadounidense carece de memoria histórica.
Todo eso ha variado, tanto debido al creciente desgaste  por el juicio político como por las opiniones dentro del pueblo llano estadounidense. 
Se observa a diario el despliegue de racismo, discriminación de la mujer y xenofobia; la improvisación ultraderechista en política exterior, el craso oportunismo en cada tema y otros acentuados males de la actual Administración. 
Si Trump piensa que puede ganar usando la misma “música” que en 2016, está rotundamente equivocado.


Mapa electoral al cierre de enero del 2020 (promedia los resultados de más de 2 000 encuestas recientes). 
En rojo aparecen los estados republicanos; en azul, los demócratas, y en gris oscuro o con franjas los que pueden cambiar para uno u otro partido (swing states, en inglés). 
Los tonos más oscuros de azul y rojo indican mayor certeza de que esos partidos ganen y viceversa. Los números son la cantidad de votos electorales por cada estado.
Para ganar las elecciones, es necesario obtener al menos 270 votos de los estados
Como se observa arriba, hay 87 votos electorales en estados como Arizona, Florida, Pensilvania, Michigan y Wisconsin, que pueden ser decididos por una pocas decenas de miles de votantes.
Incluiría también a Texas, con sus recios 38 votos electorales. La razón es que la vasta población de origen mexicano está muy disgustada con Trump por haber dicho que “los mexicanos son violadores y asesinos”, por su racismo y xenofobia y por pretender descargar el problema de las drogas en México, cuando estas son producidas porque hay quienes las compran en Estados Unidos.

En Florida, la incrementada población de origen boricua, sobre todo después de los terribles huracanes María e Irma, y los sismos recientes, va a votar mayoritariamente por el lado demócrata. Lo importante es que vayan a votar. 
En esos estados decisivos, el voto independiente dirá la última palabra y está cada día más contra Trump.

Los factores ganadores en el próximo noviembre

La campaña para la reelección de Trump se basa en varias premisas, todas falsas o mal presentadas: que “gracias a Trump”, la economía estadounidense es muy fuerte y las tasas de desempleo son muy bajas; que “Trump va a ganar de todas maneras”, ¿para qué molestarse en hacer campaña contra él? Incluso, ¿para qué ir a votar?; que Biden no tiene personalidad y es un corrupto, mientras que Bernie Sanders es un socialista radical y Estados Unidos y su pueblo “no están preparados para eso”; que ambos son muy viejos.
Muy comedidamente, creo que unos pocos factores ganadores en las elecciones serían:

  • aumentar el sueldo mínimo a 15 dólares por hora, que es la forma práctica del crecimiento económico. La gente no cobra una porción del producto interno bruto, sino un salario,
  • restringir seriamente la adquisición de armas de fuego y los permisos y las verificaciones necesarias para obtenerlos,
  • extender los seguros de salud a todo el pueblo, disminuir drásticamente el costo de las medicinas (tendría particular impacto en votantes de más de 50 años),
  • garantizar la gratuidad o moderar el costo de la educación en las universidades estatales (muy importante para los jóvenes, muchos de los cuales votan por primera vez),
  • impulsar una política exterior pacífica, de cooperación y reducción de los gastos militares,
  • invertir en la protección del medioambiente (sobre todo en el frente energético) y emprender una acción enérgica para que Estados Unidos enfrente el cambio climático.
Si alguien supone que estos factores no los pensé personalmente, tiene razón. Los copié del programa de Gobierno de Bernie Sanders.

El nivel de movilización anuncia un voto joven muchísimo más alto que en 2016. Foto: La Opinión.

Nada estará decidido hasta la noche del 3 de noviembre. Esa es la verdad pura y simple que Trump y sus acólitos quieren ocultar, para desanimar a sus oponentes, y lo hacen tanto que convierten ese concepto en una suerte de “verdad goebbeliana”. 
Pero no lo están logrando por completo, sobre todo por el rechazo a Trump –tanto conceptual como por el desagrado que generan su grosería y su torpe imagen pública, que se extiende cada vez más.
Desde hoy hasta esa fecha, debe quedar claro que el desgaste de Trump es un factor decisivo, unido a un mayor frente común contra el déspota y una mayor motivación de los “indecisos o independientes” para ir a las urnas y votar. 
Si depositan su voto más del 60–62% de los votantes habilitados el día 3 de noviembre (mucho de ese incremento relacionado con los jóvenes), las posibilidades de victoria de Trump se reducirían notablemente.

La activista sueca Greta Thunberg ha tenido un gran impacto con su denuncia ambiental entre millones de jóvenes, muchos de los cuales votarán por primera vez en noviembre de 2020. Foto: Milenio.

Peligro de fraude y de “no aceptación de los resultados”

Quiero poner un ejemplo: el 5 de noviembre de 2019, el conteo inicial mostró al gobernador de Kentucky, el republicano Matt Bevins, perdiendo ante su retador demócrata, Andy Beshear. 
Pero en lugar de admitir que perdió lo que se suponía una fácil reelección, Bevins declaró que había “irregularidades”, sin dar pruebas de su afirmación. Finalmente, Bevins tuvo que admitir la derrota ante la evidencia contraria.
Podríamos imaginar un escenario similar este noviembre. 
¿Qué pasaría si el presidente Trump tuviera una ventaja temprana, esta se evaporase a medida que se contaran los votos, y luego se niega a conceder su derrota? La idea no es demasiado descabellada.
 Después de ganar en el Colegio Electoral en 2016, a pesar de perder el conteo popular por unos tres millones de votos, Trump afirmó, sin pruebas en absoluto, que al menos tres millones de votos fraudulentos habían sido emitidos para su oponente, Hillary Clinton.
En 2018, el presidente criticó las elecciones en Florida y California, donde los últimos conteos se desplazaron hacia los demócratas, sugiriendo (sin evidencia, como siempre) que hubo juego sucio.
Durante el juicio de impeachment de Trump, la semana pasada, el representante Adam Schiff (demócrata por California) dijo que “no podemos estar seguros de que el voto será bastante ganado” en noviembre debido a las acusaciones de que Trump estaba tratando de “engañar”, presionando a Ucrania para que anuncie una investigación sobre Joe Biden y su familia.
La votación de este año es particularmente vulnerable. 
Hay una crisis de legitimidad porque la confianza de los estadounidenses en las elecciones ya es baja. 
Una encuesta de la agencia NPR encontró que solo el 62% de los estadounidenses piensan que las elecciones serán justas. 
Una serie de factores están contribuyendo día a día al crecimiento de esa preocupante percepción.
Los republicanos han aprobado procedimientos para suprimir votos demócratas.
 El estado de Kansas aprobó una ley que obliga a las personas que se registran a votar a presentar una prueba de ciudadanía, y unas 30 000 personas vieron sus registros suspendidos o cancelados.
Las “restricciones” electorales tienden a ser más agudas en las grandes ciudades, donde hay generalmente más votos para los demócratas.
 Los republicanos acusan a todos de manipulación intencional del voto. 
Durante el recuento de 2018 en Broward, Trump acusó a Brenda Snipes, jueza de ese condado de la Florida, de hacer trampas para ayudar a sus oponentes, nuevamente sin evidencia alguna.
Las elecciones intermedias de 2018 y otros eventos recientes han evidenciado el uso de trucos sucios, tanto de alta tecnología como anticuados, utilizados con sorprendente frecuencia. 
También  hemos visto un sustancial aumento de retórica incendiaria hablando de elecciones “robadas”.
En un mitin de su campaña en octubre de 2016, en Pensilvania, Trump le dijo a una multitud exaltada, en su mayoría blanca, que “es muy importante que vigilemos a otras comunidades, porque no queremos que nos roben esta elección”, llamando directamente a las minorías como “el enemigo”.
La combinación de estos factores crea una mezcla volátil en unos muy polarizados Estados Unidos, y puede conducir a dramáticos y muy negativos resultados. 
No debemos olvidar que entre los aliados de Trump se cuentan el Ku Klux Klan y otros grupos violentos que agrupan a los llamados genéricamente “supremacistas blancos”. 
Uno de los tatuajes preferidos durante el 2019 en el sur del país fue la esvástica.
Desafortunadamente, no tenemos ninguna buena corrección a corto plazo disponible entre ahora y noviembre. 
No se puede confiar absolutamente nada en Donald Trump y el fascismo estadounidense para asegurar la transición democrática y la aceptación de los resultados electorales.
Las respuestas republicanas a las audiencias del juicio político (impeachment) y señalamientos de que Trump alentó la injerencia extranjera en las elecciones de 2020, no son para nada alentadoras. 
Muchas elecciones impugnadas van a terminar en los tribunales. 
Pero la Corte Suprema en sí misma está polarizada, y no es seguro que los demócratas acepten una decisión de un tribunal de mayoría republicana a favor de un republicano. ¡Mucho peligro y enfrentamiento social!

Los enemigos de Cuba y las elecciones de noviembre

Yendo de lo general a lo particular, en el ámbito de la Florida se advierte el desgaste de la ultraderecha de Miami. 
Entre la comunidad de personas nacidas en Cuba o de origen cubano crece el rechazo al bloqueo.
Muchas de estas personas no pueden aprobar que sus familiares no puedan recibir sus visas en Cuba; que vean menguadas las remesas; que ellos lleguen al Aeropuerto Internacional José Martí cuando quieren ir a Matanzas, Santa Clara, Camagüey, Holguín o Santiago; que sus sobrinos no tengan medicinas y un larguísimo etcétera.
En las celdas del Servicio de Inmigración y Aduanas murió el lunes 27 de enero un cubano en espera de deportación, la sexta víctima mortal desde octubre del 2019. 
Los factores de votación ahora trascienden, en muchos casos, lo político y lo ideológico.
Simplemente, votar por Trump se ha convertido en votar contra nuestros padres, hermanos, familiares y amigos, y compatriotas en general. 
Los anticubanos han cruzado un umbral de no retorno cuando atacan de la forma más indecente y brutal a la familia cubana.
Una cantidad creciente de los cubanos en los Estados Unidos (en particular en la Florida) no apoyan que quieran matar de hambre a sus hermanos para recobrar una finca o central azucarero o cualquier cosa. 
En noviembre de 2020, además de las elecciones presidenciales, serán llevados a votación 34 de los 100 escaños senatoriales, y la totalidad de los 435 en la Cámara de Representantes.
En el distrito electoral 25 de la Florida, Mario Díaz–Balart está siendo enfrentado por una candidata que me hace recordar el llamado de Chibás de “vergüenza contra dinero”. 
Su nombre es Yadira Escobar.
Algo debe estar claro. Estas no serán elecciones comunes. Este es un enfrentamiento entre el fascismo y la “democracia” capitalista o burguesa, entre la civilización –con todas sus limitantes– y la más abierta barbarie. 
Como dice el título de este trabajo, se cierne una gran tormenta sobre Estados Unidos, que puede afectar de una forma u otra al mundo entero.


Yadira Escobar defiende a Cuba y está categóricamente en contra del bloqueo. Está en intensa campaña por ser representante en el Congreso de los Estados Unidos. El mensaje es poderoso para las élites republicanas. La ultraderecha de Miami no controla el voto cubano como antes.

Y PUBLICADO 
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viernes, 28 de febrero de 2020



LA REVOLUCIÓN DE LAS MUJERES

Por Cecilia Valenzuela, del sindicato Líder

LE MONDE DIPLOMATIQUE – EDICIÓN CHILENA.   27 de febrero de 2020
UNA LUCHA SILENCIOSA QUE PARTIÓ EN EL MUNDO DEL TRABAJO
El día de la mujer. Un título resumido que esconde el real significado de lo que representa el 8 de marzo, un momento que nace en 1857, cuando cientos de mujeres trabajadoras de una fábrica de textiles de Nueva York, salieron a marchar reclamando sus bajos salarios, los cuales eran menos de la mitad que percibían sus compañeros hombres. Sin embargo, la marcha se recuerda por ser una jornada sangrienta y no de reivindicación, ya que ese día 120 mujeres murieron ante la fuerza ejercida por la policía para dispersar la manifestación.
Ese hecho fue el inicio para que las trabajadoras se organizaran y fundaran el primer sindicato femenino. Apareciendo el creciente auge del sindicalismo de mujeres trabajadoras durante las primeras décadas del siglo XX.
Sin embargo, a pesar de los intentos de conmemorar este día con el significado de la lucha, que nacieron de las desigualdades en el mundo del trabajo, con los años se fue escondido a través de un mercadeo que realzó a la mujer desde una figura pasiva, a la cual se le hacía regalos. Sí, a lo mejor no es malo, pero, mi sentir es, que el espíritu de lucha, de ese grupo de mujeres que se cansaron y se manifestaron, lo redujeron a una tarjeta de saludo, olvidando que ese hecho, fue un acto revolucionario.
Reivindicación de la revolución
Así como despertaron las mujeres en 1857 en la ciudad de Nueva York, en Chile el 18 de octubre de 2019, cientos de personas salimos a la calles y nos manifestamos, con largas jornadas de cacerolazos y logramos la marcha más grande de nuestra historia proclamando que “Chile Despertó”. Pero el 25 de noviembre, en este mismo contexto de estallido social, se conmemora el día contra la violencia a la mujer y cerca de 100 mujeres gritaron: “El patriarcado es un juez, que nos juzga por nacer y nuestro castigo es la violencia que no ves”. Las Tesis, un colectivo de mujeres, construyeron esta intervención, el cual se ha replicado en varias ciudades del mundo como un himno de la lucha feminista. Logrando, instalar el discurso del abuso y la violación, no como un acto personal, sino como un acto social.
“…La violencia que no ves”. Es verdad, estamos en una estructura social que no es capaz de percibir la violencia que se ejerce sobre nosotras. ¿ y sabes por qué? Porque, nuestra estructura social construye una relación asimétrica entre el hombre y la mujer, que forma parte de un paradigma, el cual tiene normalizada esta relación, que marca las diferencias como signo de desigualdad.
La naturaleza nos hizo distintos para efectos biológicos, pero no para efectos sociales, es por eso que están importante comprender la reacción o resistencia al modelo, que por años ha definido nuestras diferencias como un factor de inferioridad.
El movimiento social que vivimos este 18 de octubre, nos llevó a levantar la voz y gritar que queremos un cambio y un cambio real, donde tengamos representatividad, donde la sociedad nos reconozca desde la igualdad civil.
El 8 de marzo de 2019, se hizo escuchar la voz de la marcha feminista, donde se comenzaron a marcar los hitos, donde se escuchó hablar de nuestros derechos, donde se dijo “no queremos que decidan por nosotras” y se entendió el “poder del no”.
Se visibilizó el abuso en distintas áreas de nuestras vidas, ya sea en nuestros hogares, en nuestras relaciones, en el metro, y vuelvo a citar a Las Tesis, “ y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía”, porque esta estructura social, nos llevó muchas veces a endosarnos la responsabilidad de los actos de violencias de los cuales somos víctimas, haciéndonos sentir culpables. Pero de eso ya no más.
Nos hemos dado cuenta y reaccionamos, despertamos y reclamamos derechos, pero no nos olvidemos que la lucha partió en el mundo del trabajo.
El mundo del trabajo femenino
Las mujeres ya estamos presentes en distintos ámbitos de la sociedad, asumiendo roles desde distintas áreas, ejerciendo poder y participando de actividades iguales a la de los hombres, pero ¿por qué nos se nos reconoce y seguimos ganando menos o se nos castiga en el sistema de salud por estar en edad fértil? .
Nosotras las mujeres sabemos lo que es la incertidumbre en el trabajo, en la huelga que vivimos como sindicato en julio de 2019, como trabajadoras y socias del sindicato de Walmart, levantamos el discurso de las problemáticas de la automatización y el cambio del trabajo, donde uno de nuestros principales roles y fuente laboral en el comercio sería reemplazado por máquinas, sin aviso, ni opciones de capacitación. Reafirmando que somos actores desechables de la sociedad.
En el área del comercio en Chile, más del 60% de la fuerza de trabajo está conformada por mujeres, que muchas veces son jefas de hogar, madres, madres solteras, abuelas y sostenedoras de sus padres jubilados. Las cuales nos vemos expuesta al abuso laboral y porqué no decirlo, por el acoso de sus jefaturas; y volvemos a la relación asimétrica, donde una jefatura ejerce una relación de poder, que se ve contrapuesta con el miedo a perder el trabajo.
Esta situación es más común de lo que parece, es por ello que la OIT se hizo cargo, y el 21 de junio de 2019, sindicatos y aliados de todo el mundo celebraron la histórica adopción de una norma internacional sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, a través del Convenio 190, donde los gobiernos, entre ellos el de nosotros, junto a representantes de los trabajadores y empleadores, firmaron que: la violencia y el acoso NO son parte del trabajo.
La OIT se ha propuesto promover la igualdad de oportunidades para las mujeres y los hombres, estableciéndolo como un derecho dentro del mundo laboral.
En los momento de crisis, las mujeres son las que estamos más expuestas y vulnerables a aumentar las tasas de desempleo, ya que para los empleadores, estamos definidas como un costo empresa más alto que el de los hombres, y todo se fundamenta en la capacidad biológica de tener hijos, asumiendo que los derechos adquiridos por los niños y niñas, como los pre y post natal y junto a la licencias médicas de la madre por caso de enfermedad de sus hijos, sumado a la ley de protección de la lactancia materna y el amamantamiento, son factores anti productivos.
Desde esa mirada práctica del empleador, es como se ha ido cosificando a la mujer en el trabajo, tratándola como un objeto y poniéndola en un rol de segunda clase, donde las jefaturas masculinas, tienen prejuiciosamente instaurada la desconfianza ante nuestro desarrollo laboral. Sin embargo, ¿qué pasa cuando nos toca una jefatura mujer?
Sororidad Laboral
El estilo de vida actual que llevamos las mujeres, nos obliga a cumplir en todo, en mantener un hogar, a no ser dependientes, a ser excelente en el trabajo, ser bella y responsable de nuestros hijos, sometiéndonos a gran competencia, que la llevamos con nuestras pares.
Por eso muchas veces cuando nos enfrentamos a una jefatura mujer, en nivel de exigencia y de rigurosidad viene cargado de una gran presión. Es ahí cuando nace la importancia de un concepto que hoy se ha masificado la Sororidad.
Pero, ¿qué es la sororidad? Es principalmente la hermandad entre mujeres, la empatía entre nosotras. Yo las invito a que demostremos nuestra sororidad en el mundo del trabajo, donde todas convivimos en condiciones que queremos cambiar.
Cuánta veces hemos escuchado decir, “que prefiero trabajar con hombres”, es ahí cuando estamos siendo cómplices de replicar ese modelo patriarcal, que busca en convertirnos en enemigas, donde competimos ya sea por un hombre o por ser mejor que otra.
Afortunadamente, hay mujeres que han sentido el cambio y desde el trabajo en equipo han comprendido y logrado la empatía, estableciendo relaciones de confianza, apoyo y reconocimiento.
Si manifestamos la sororidad laboral, podemos lograr el cambio que iniciaron esas mujeres que se organizaron y demostraron su hermandad al luchar para que sus condiciones fueran iguales a las de los hombres, donde no se cuantifique el derecho de nuestros hijos al momento de evaluarnos en nuestro trabajo. Donde no se nos cuestione por nuestros logros y se confíe en nuestras capacidades, para podamos establecer una relación simétrica con los hombres y logremos realizar desde ahí, un cambio social en igualdad de roles.
Cecilia Valenzuela,
Directora del Sindicato Interempresa Líder de Trabajadores en Walmart Chile, SIL