El “Acuerdo del Siglo”, ¿Réquiem por el Estado
Palestino?`
Fri 31 de January de 2020
El ex-Presidente Jimmy Carter que pasó a
la Historia al lograr el histórico acuerdo de Camp David entre Israel y Egipto
en 1979, se habría distanciado de la política de los sucesivos Gobiernos de
Netanyahu y en su lbro ‘Palestina, Paz no Apartheid’, Carter denuncia el
“sistema de apartheid que Israel aplica sobre los palestinos”.
Asimismo, en el citado libro
denuncia “el incumplimiento por parte de Israel de los compromisos adquiridos
en el 2003 bajo los auspicios de George W. Bush”, que incluían las exigencias
de la congelación total y permanente de los asentamientos de colonos judíos en
Cisjordania así como el Derecho al retorno de los cerca de 800.00 palestinos
que se vieron forzados a abandonar Israel tras su constitución como Estado en
1.948 (nakba).
Dicha hoja de ruta fue aceptada inicialmente por Israel y
ratificada posteriormente por Olmert y Abbas en la Cumbre de Annapolis (2007)
con la exigencia de “finiquitar la política de construcción de asentamientos en
Cisjordania y flexibilizar los controles militares que constriñen hasta el
paroxismo la vida diaria de los palestinos”.
Netanyahu y el Gran Israel
Según el censo elaborado por el Ministerio de Interior israelí, cuando
se suscribieron los Acuerdos de Oslo (1.993), unos 250.000 colonos poblaban los
territorios ocupados mientras que en la actualidad serían más de 700.000
colonos que extenderían sus tentáculos por Cisjordania (140 asentamientos entre
los que descollarían Hebrón y en especial el valle del Jordán que domina la
mitad fértil de río y sería una verdadera avanzadilla para controlar la
frontera de Jordania) además de Jerusalén Este y los Altos del Golán, aunado
con la prevista culminación del Muro de Cisjordania que incluiría
aproximadamente el 10% del territorio de Cisjordania, incluida Jerusalén Este
donde unas 60.000 casas palestinas podrían ser demolidas al carecer de permisos
oficiales.
Así, antes de las recientes elecciones, Netanyahu reafirmó “el
derecho del pueblo judío a construir en Jerusalén”, (lo que se traduciría según
el canal de televisión Arutz 2 en la construcción de 1.400 nuevas viviendas en
Ramat Shlomo , barrio judío de Jerusalén Este situado más allá de la llamada
Línea Verde), pues según sus palabras “hasta los palestinos saben que esos
lugares quedarán bajo la soberanía israelí bajo cualquier tipo de arreglo”.
El objetivo inequívoco del Estado judío es resucitar el
endemismo del Gran Israel (Eretz Israel), ente que intentaría aunar los conceptos
antitéticos del atavismo del Gran Israel (Eretz Israel) y que tendría
como principal adalid a Isaac Shamir al defender que “Judea y Samaria (términos
bíblicos de la actual Cisjordania) son parte integral de la tierra de Israel.
No han sido capturadas ni van a ser devueltas a nadie”, doctrina en la que se
basarían los postulados actuales del partido Likud liderado por Netanyahu quien
aspira a convertir a Jerusalén en la “capital indivisible del nuevo Israel”
tras la invasión de su parte oriental tras la Guerra de los Seis Días
(1.967). Dicha doctrina tuvo como principal adalid a Isaac Shamir al
defender que “Judea y Samaria (términos bíblicos de la actual Cisjordania) son
parte integral de la tierra de Israel. No han sido capturadas ni van a ser
devueltas a nadie” y en ella se basan los postulados del partido Likud
liderado por Netanyahu quien aspira a convertir a Jerusalén en la “capital
indivisible del nuevo Israel”, tras la invasión de su parte oriental tras la
Guerra de los Seis Días (1.967) y que tuvo su espaldarazo internacional al
trasladar la Administración Trump la Embajada Estadounidense a Jerusalem, lo
que se tradujo en una nueva masacre en Gaza (más de 100 muertos en la
celebración del 70º Aniversario de la Nakba) y el repudio hipócrita de la
comunidad internacional.
El “Acuerdo del Siglo”, ¿Réquiem por el Estado Palestino?
El ex-presidente de Egipto, Hosni
Mubarak, (derrocado por su negativa a la instalación de bases norteamericanas
en suelo egipcio), reveló en una entrevista al diario egipcio El-Fagr la
existencia del presunto plan para dividir a toda la región de Medio Oriente,
consistente en la instauración del “caos constructivo” mediante la sucesiva
destrucción de los regímenes autocráticos de Irak, Libia, Sudán, Siria e Irán y
reservando para Jordania el rol de “nueva patria del pueblo
palestino”.
Así, desde que en 1967 el Partido Laborista impulsó los
asentamientos, el Estado israelí se habría gastado la friolera cifra de 7.500
millones € y según denuncia Maayan Geva, de B´Tselem, (Centro israelí de
información sobre derechos humanos en los Territorios Ocupados) “dicha política
ha consumido el presupuesto para educación, bienestar social e investigación no
armamentística” y ha ayudado “a aumentar la pobreza, con casi un millón de
personas por debajo del umbral mínimo, entre ellas, el 30% de la población
infantil” por lo que no es de extrañar que con el azote de la crisis , desde
2007 se haya registrado un crecimiento anual de su población de entre el 5 y el
10%, (dos veces más rápido que en el conjunto nacional).
Dado que el 75% de los colonos son ultra
ortodoxos (más de 600.000), en los últimos años se habría desarrollado en los
territorios ocupados de Palestina una peligrosa simbiosis entre los líderes
políticos de los colonos y los rabinos que han predicado durante décadas su
oposición a cualquier compromiso territorial con los palestinos y han tratado
de dar una justificación religiosa a la ilegal ocupación israelí de los
territorios palestinos.
Así, rabinos extremistas israelíes entrenarían a los
colonos en escuelas ubicadas en los asentamientos construidos ilegalmente en
Cisjordania y la ciudad de Al-Quds (Jerusalén) para que cometan actos
terroristas contra los palestinos de la ocupada Cisjordania (Ataques de Odio y
Venganza), según ha informado los servicios de seguridad general de
Inteligencia judío (Shabak) en un informe publicado en la página Web ‘Israelí
Central Issues’.
Por otra parte, el llamado “Acuerdo del
siglo” escenifica el reconocimiento de facto de la soberanía israelí sobre gran
parte de las colonias judías en Cisjordania (incluido el valle del Jordán, los
altos del Golán y la práctica totalidad de la ciudad santa de Jerusalem, con la
excepción de dos distritos periféricos del Este) y pretende que la comunidad
palestina renuncie por completo a sus reivindicaciones históricas y al derecho
que le asiste reconocida por la legalidad internacional a cambio de la promesa
de una inyección de 50.000 millones $ en el plazo de 10 años, lo que en la
práctica imposibilitará la existencia de un Estado Palestino.
Dicha Doctrina chocaría con la visión de Theodor Herzl, considerado el Padre
del actual Estado de Israel y fundador del sionismo al promover la
creación de la OSM (Organización Sionista Mundial), quien en su libro “El
Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía”, propuso la
creación de un Estado judío independiente y soberano para todos los judíos del
mundo.
Asimismo, en su obra “La vieja Nueva Tierra”(1902), sienta las bases del
actual Estado judío como una utopía de nación moderna, democrática y
próspera. en la que se proyectaba al pueblo judío dentro del contexto de
la búsqueda de derechos para las minorías nacionales de la época que carecían
de estado, como los armenios y los árabes.
Posteriormente, en 1.938, el
visionario Einstein avisó de los peligros de un sionismo excluyente al afirmar:
“Desearía que se llegase a un acuerdo razonable con los árabe sobre la base de
una vida pacífica en común pues me parece que esto sería preferible a la
creación de un Estado judío”.
En consecuencia, la única esperanza
reside en la concienciación por la población de Israel de la necesidad de hacer
realidad el lema “Dos naciones una esperanza: en contra de 50 años de
ocupación”, para rechazar medio siglo de ocupación de los territorios
palestinos.
Dicho movimiento estaría liderado por la ONG pacifista israelí
Shalom Ajshav (Paz Ahora), que reivindica que “cincuenta años es suficiente” y
“judíos y árabes se niegan a ser enemigos” y por el diputado árabe Ayman Odeh
quien afirma que “es importante que el pueblo salga a las calles y ponga al
gobierno contra la pared. Y que la lucha aquí, hoy, sea de ciudadanos judíos y
árabes juntos, da esperanza, tenemos que construir esa unidad para acabar con
la ocupación horrorosa que nos daña a todos”.
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ-Analista
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