lunes, 27 de febrero de 2017

El Manifiesto Comunista, el texto político más influyente de la historia, cumple 169 años


22 de febrero de 2017 - 
LIBRERED

Karl Marx y Friedrich Engels publicaron el manifiesto en 1848, a pedido de la Liga de los Comunistas, de la cual formaban parte.
Hace 169 años, un 21 de febrero de 1848, Karl Marx y Friedrich Engels publicaban por primera vez el Manifiesto del Partido Comunista (Manifest der Kommunistischen Partei, por su título en alemán), uno de los tratados políticos más influyentes de la historia.
Siendo una petición de la Liga de los Comunistas para Marx y Engels en 1847, el documento tardaría casi un año en ser publicado, en la ciudad de Londres.

Reconocido mundialmente como el Manifiesto Comunista, entre los aspectos más importantes de este tratado, Marx abarca la existencia de dos clases sociales: la burguesía, quienes son los capitalistas modernos, dueños de los medios de producción social, los cuales emplean trabajo asalariado, y el proletariado, es decir, aquellos trabajadores asalariados, quienes son obligados a vender su fuerza de trabajo, al no disponer de medios de producción propios.

Por otra parte, esta proclama asegura que la historia política e intelectual de una sociedad está determinada por el modo de producción y la formación socioeconómica que deriva de él.

Asimismo, afirma que el proletariado es la única clase social, en la actual sociedad moderna, cuya emancipación significará la liberación de toda la humanidad mediante la revolución comunista: la abolición de la propiedad burguesa, las clases sociales y el Estado.

Igualmente, determina que, una vez aparecidas las clases sociales sobre la base de la propiedad privada y la explotación, la historia de las sociedades pasó a ser, simplemente, la historia de la lucha de las clases entre explotadores y explotados.

Estos preceptos no sólo fueron revolucionarios para su época, sino que sus ideas han tenido un fuerte impacto en el desarrollo de la historia mundial.

Numerosos conflictos, guerras e intentos revolucionarios fueron realizados tomando como base las ideas declaradas en el Manifiesto, siendo uno de los más destacados la Revolución Rusa, la cual llevó al poder a los bolcheviques en 1917 y demostró a los revolucionarios del mundo que existe una alternativa válida a la vía capitalista.
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 Telesur

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Los compinches de Trump  

por Naomi Klein *

LA JORNADA - 25 de febrero de 2017
Seamos claros: esta no es una transición pacífica del poder. Es una toma empresarial del poder. Los intereses que desde hace mucho le han pagado a ambos partidos para que acaten sus órdenes, se cansaron de jugar el juego. Al parecer, todas esas cenas con políticos, todo ese adular y esos chantajes legales insultaban su sensación de ser poseedores de un derecho divino.
Así que ahora quitaron al intermediario e hicieron lo que todo mandamás hace cuando quiere que algo se realice bien: lo lleva a cabo él mismo. Exxon para la Secretaría de Estado. Hardee’s para la Secretaría del Trabajo. General Dynamics para la Secretaría de la Defensa. Y los tipos de Goldman básicamente para el resto. Tras décadas de privatizar a cachos el Estado decidieron ir por el gobierno. La última frontera final del neoliberalismo. Por eso Trump y sus nominados se ríen de las débiles objeciones a los conflictos de interés: todo es un conflicto de interés, ese es el punto.
¿Qué hacemos al respecto? Primero, siempre recordemos sus debilidades, hasta cuando ponen en práctica su crudo poder. La razón por la cual cayó su máscara, y ahora presenciamos un mandato empresarial sin disfraces, no es porque las empresas se sintieron todopoderosas; es porque les entró pánico.

Alejémonos para tener una visión más amplia de lo que ahorita ocurre en Washington. Las personas que ya poseen una porción absolutamente obscena de la riqueza del planeta, cuya parte crece año tras año –según elúltimo conteo, ocho hombres son dueños de la mitad del mundo–, están empeñados en obtener más. Las figuras centrales en el gabinete de Donald Trump no sólo son ultrarricos, también obtuvieron su dinero causando daño a los más vulnerables del planeta y al planeta mismo, a sabiendas de que lo hacían. Parece que ese es un requisito para trabajar ahí.
Está el banquero-chatarra Steve Mnuchin, el elegido de Trump para ser secretario del Tesoro, cuya máquina de ejecuciones hipotecarias sin ley echó de sus hogares a decenas de miles de personas.
Y pasando de hipotecas chatarra a alimentos chatarra llegamos a quien Trump eligió para ser secretario del Trabajo, Andrew Puzder. Como ejecutivo en jefe de su imperio de comida chatarra, no le era suficiente pagar a los trabajadores un salario abusivo, con el cual no podían vivir. Varias demandas también acusan a su compañía de robarles salarios a sus trabajadores, al dejar de pagarles por su trabajo y horas extra.
(N de la T: Después de la publicación original de este artículo, Puzder se retiró porque no reunía los votos suficientes en el Senado para ser ratificado como secretario del Trabajo.)
Y pasando de la comida chatarra a la ciencia chatarra, ahí está la elección de Trump para secretario de Estado, Rex Tillerson. Como ejecutivo en jefe de Exxon, su compañía financió y expandió la ciencia chatarra y cabildeó ferozmente, tras bambalinas, contra acciones internacionales para combatir el cambio climático. En parte debido a estos esfuerzos el mundo perdió décadas, durante las cuales deberíamos de haber estado dejando nuestro hábito de consumo de combustibles fósiles; en vez, aceleramos enormemente la crisis climática. Debido a estas decisiones, innumerables personas en este planeta ya están perdiendo sus hogares, por las tormentas y los crecientes niveles del mar; ya hay quienes mueren a causa de las olas de calor y las sequías, y millones verán desaparecer sus tierras debajo de las olas. Como siempre, los más pobres, mayoritariamente negros y morenos, son los primeros y más afectados.
Hogares robados. Sueldos robados. Culturas y países robados. Todo inmoral. Todo con altas ganancias.
Pero la reacción popular era cada vez mayor. Y por eso esta pandilla de ejecutivos en jefe –y los sectores de los cuales provienen– estaban justificadamente preocupados de que la fiesta llegaba a su fin. Estaban asustados. Banqueros como Mnuchin recuerdan el colapso financiero de 2008 y las discusiones acerca de la nacionalización de la banca. Presenciaron el levantamiento del movimiento Ocupa y luego la resonancia del mensaje antibanquero de Bernie Sanders durante su campaña.
Jefes del sector servicios, como Andrew Puzder, están espantados con el creciente poder de la Lucha por 15 dólares (N de la T: movimiento por el pago de 15 dólares la hora), la cual ha ido obteniendo victorias en ciudades y estados en todo el país. Y si Bernie hubiera ganado en la sorprendentemente cerrada primaria, la campaña podría haber tenido un defensor en la Casa Blanca. Imagine qué tan aterrador es eso para un sector que depende de la explotación laboral para mantener los precios bajos y las ganancias altas.
Y nadie tiene más motivos para temer el ascenso de los movimientos sociales que Tillerson. Debido al creciente poder del movimiento global contra el cambio climático, Exxon está bajo fuego en todos los frentes. Los oleoductos que transportan su petróleo son bloqueados no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Las campañas de desinversión se esparcen como fuego, provocando incertidumbre en los mercados. Y en este último año la Comisión de Bolsa y Valores y varios fiscales generales estatales investigaron engaños cometidos por Exxon. Que no quede duda: las acciones contra el cambio climático representan una amenaza existencial para Exxon. Las metas de temperatura en el acuerdo climático de París son incompatibles con quemar el carbono que compañías como Exxon tienen en sus reservas, y que es fuente de su valor en el mercado. Por eso los accionistas de Exxon plantean preguntas cada vez más duras acerca de si están a punto de quedarse con un montón de acciones inútiles.
Este es el telón de fondo del ascenso de Trump al poder: nuestros movimientos comenzaban a ganar. No estoy diciendo que eran suficientemente fuertes. No lo eran. No estoy diciendo que estaban suficientemente unidos. No lo estaban. Pero definitivamente algo estaba cambiando. Y en vez de arriesgarse a la posibilidad de un mayor progreso, esta pandilla de portavoces de los combustibles fósiles, comerciantes de comida chatarra y prestamistas depredadores se unieron para asumir el control del gobierno y proteger su mal habida riqueza.
Seamos claros: esta no es una transición pacífica del poder. Es una toma empresarial del poder. Los intereses que desde hace mucho le han pagado a ambos partidos para que acaten sus órdenes, se cansaron de jugar el juego. Al parecer, todas esas cenas con políticos, todo ese adular y esos chantajes legales insultaban su sensación de ser poseedores de un derecho divino.
Así que ahora quitaron al intermediario e hicieron lo que todo mandamás hace cuando quiere que algo se realice bien: lo lleva a cabo él mismo. Exxon para la Secretaría de Estado. Hardee’s para la Secretaría del Trabajo. General Dynamics para la Secretaría de la Defensa. Y los tipos de Goldman básicamente para el resto. Tras décadas de privatizar a cachos el Estado decidieron ir por el gobierno. La última frontera final del neoliberalismo. Por eso Trump y sus nominados se ríen de las débiles objeciones a los conflictos de interés: todo es un conflicto de interés, ese es el punto.

¿Qué hacemos al respecto? Primero, siempre recordemos sus debilidades, hasta cuando ponen en práctica su crudo poder. La razón por la cual cayó su máscara, y ahora presenciamos un mandato empresarial sin disfraces, no es porque las empresas se sintieron todopoderosas; es porque les entró pánico.

Es más, la mayoría de los estadunidenses no votó por Trump. Cuarenta por ciento se quedó en sus hogares, y entre quienes votaron una clara mayoría lo hizo por Hillary Clinton. Él ganó dentro de un sistema muy amañado. Aún dentro de este sistema, él no ganó. Clinton y el establishment del Partido Demócrata perdieron. Trump no ganó con abrumador entusiasmo y grandes cifras. 
Ganó porque Hillary tenía números reducidos y falta de entusiasmo. El establishment del Partido Demócrata no creyó que fuera importante hacer campaña ofreciendo mejoras tangibles para las vidas de las personas. Prácticamente no tenían nada que ofrecer a la gente cuya vida ha sido diezmada por los ataques neoliberales. Pensaron que podían hacer campaña sólo con el miedo a Trump, y no funcionó.
Estas son las buenas noticias: Todo esto hace que Trump sea increíblemente vulnerable. Este es el tipo que llegó al poder diciendo la más atrevida y descarada mentira, vendiéndose como defensor del hombre trabajador, que finalmente iba a enfrentarse al poder e influencia empresariales en Washington. Una parte de su base ya tiene el remordimiento del comprador, y cada vez van a ser más.
¿Algo más a nuestro favor?
Esta administración va contra todos a la vez. 
Hay reportes de un presupuesto de choque y temor: será recortado en 10 billones de dólares a lo largo de 10 años, reducirán todo, desde programas contra la violencia de género, para las artes, apoyos a la energía renovable, a la colaboración comunitaria en la seguridad. Queda claro que esta estrategia de guerra relámpago nos abrumará. Pero podrían terminar sorprendidos: podría unirnos bajo una causa común. Y si la escala de las marchas de las mujeres es un indicador, fue un buen comienzo.
Construir coaliciones robustas en tiempos de una política aislada es un trabajo duro. Hay dolorosas historias que deben ser enfrentadas antes de poder progresar. Además, buscar fondos y el activismo de celebridades suelen confrontar a la gente y los movimientos en vez de promover la colaboración. Sin embargo, las dificultades no pueden ceder el paso a la desesperanza. Cito un dicho popular de la izquierda francesa: Los tiempos exigen optimismo; guardemos el pesimismo para mejores tiempos. (“ L’heure est à l’optimisme, laissons le pessimisme pour des temps meilleurs.”)
Personalmente, no puedo armarme de optimismo. Pero en este momento, cuando todo está en riesgo, podemos y debemos localizar nuestra más firme determinación.

*Es autora de Esto lo cambia todo. @NaomiaKlein
Este artículo se publicó en The Nation.
Traducción: Tania Molina Ramírez

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La carta de Tareck a la oligarquía financiera global

El pasado 22 de febrero una carta escrita por el Vicepresidente venezolano fue publicada en The New York Times, dirigida al titular del tesoro estadounidense Steven Mnuchin.
 
En la misiva Tareck El Aissami puso en entredicho las sanciones impuestas por la OFAC (agencia dependiente del Departamento del Tesoro) el pasado 13 de febrero, sobre la base de acusaciones endebles y sin evidencias con respecto a la relación del Vicepresidente con el narcotráfico internacional.
El Aissami se refirió a la lucha contra el narcotráfico que él mismo dirigió durante cuatro años y la del Gobierno Bolivariano en general, la cual desmonta la matriz del "narcoestado" que busca imponerse desde EEUU: "Debería saber que cuando estuve a la cabeza de los cuerpos de seguridad pública de mi país entre 2008 y 2012 nuestra lucha contra los carteles de la droga alcanzaron el progreso más grande en nuestra historia y en el hemisferio occidental, ambos en términos de los negocios trasnacionales para el narcotráfico y sus estructuras logísticas, durante esos años las autoridades de Venezuela en materia antidroga bajo mi mandato capturaron, arrestaron y trajeron  cabecillas de organizaciones criminales para el narcotráfico no solo a la justicia venezolana, sino también a las de otros países en donde estos eran buscados. De estos capturados fueron deportados 21 prontamente a los Estados Unidos y 36 a Colombia, de acuerdo con los requerimientos hechos por las autoridades de cada país conforme a los acuerdos internacionales en la lucha contra el crimen organizado, hecho reconocido por las autoridades estadounidenses y colombianas".
Asimismo Tareck El Aissami se refirió en la carta a los reconocimientos internacionales que ha recibido Venezuela -desde la ONU principalmente- sobre su lucha contra el narcotráfico y que desde la promoción de la "guerra contra las drogas" impulsada por Estados Unidos, "los carteles son hoy día más fuertes que nunca, la producción ilegal de droga se ha multiplicado produciendo pérdidas económicas y más importante pérdidas de vidas humanas".
También se preguntó: "¿Cuántos jefes de organizaciones criminales del narcotráfico han sido capturados por los Estados Unidos en su territorio? ¿Cuántos bancos y paraísos fiscales han sido cerrados por los Estados Unidos por apoyar a este gigantesco negocio ilegal y crimen contra la humanidad?".
El Vicepresidente remató evidenciando lo "absurdo y patético" de la sanción de la OFAC, debido a que estaría congelando bienes y recursos financieros en Estados Unidos que no están en posesión de Tareck El Aissami. Apuntó, además, que el Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, debería informarse mejor sobre la sanción aplicada, ya que carece de pruebas y evidencias sólidas.
La oligarquía financiera tiene en Steven Mnuchin uno de sus cuadros más preparados

Algunos datos sobre Steven Mnuchin

Si bien la carta permitió romper el cerco mediático de la sanción del Departamento del Tesoro, explicándole al grueso de la opinión pública estadounidense y global las inconsistencias y falsas acusaciones que se buscan imponer contra un alto funcionario del Gobierno Bolivariano, también es cierto que a quien está dirigida la misiva no es a cualquier burócrata estadounidense, sino a uno de los agentes de la oligarquía financiera global. El verdadero poder.
Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de la administración Trump, trabajó durante 17 años en el banco Goldman Sachs, la institución financiera más poderosa del mundo y de Wall Street, la cual controla la dirección económica del gobierno estadounidense, de la Unión Europea y buena parte de los países de la región latinoamericana. Goldman Sachs estuvo involucrado en el fraude de las hipotecas que detonó la crisis financiera mundial en 2008, dejando a miles de estadounidenses sin casas y sin empleos. 
La fortuna de Steven Mnuchin asciende a 500 millones de dólares según medios estadounidenses. Es uno de los cuadros financieros más influyentes de la banca estadounidense.
Mnuchin fue contratado por el fondo de cobertura de George Soros, SFM Capital Management, para especular con deudas de alto riesgo. Con ayuda de Soros, Mnuchin fundó en 2004 su propio fondo de cobertura denominado Dune Capital Management, ampliando sus conexiones financieras.
En Misión Verdad hemos realizado decenas de investigaciones que evidencian el papel de George Soros como operador político del golpe de Estado en Ucrania en 2014, además de dirigir redes de ONGs que desestabilizan gobiernos adversos a Washington: Rusia, China, Nicaragua, Venezuela, etc.
Aprovechándose de la crisis financiera de 2008, compró la empresa hipotecaria (quebrada) IndyMac, con la que botó de sus casas a 36 mil estadounidenses que mantenían deudas con esa entidad de préstamo. Ellos le llaman "ejecución de hipoteca" a quitarle el derecho a la vivienda a su población, afectada por la crisis que ellos mismos generaron.
De esas 36 mil ejecuciones hipotecarias una en especial resaltó sobre el resto. Una mujer de 90 años que mantenía una deuda de 27 centavos de dólar -sí, 27 centavos de dólar- fue sacada a la fuerza de su casa por la entidad hipotecaria de Mnuchin. IndyMac fue vendida años después, lo que se tradujo en 200 millones de dólares más para su bolsillo.
Según Newsweek Mnuchin contribuyó con miles de dólares a las campañas presidenciales de Hillary Clinton y Barack Obama en el ciclo electoral de 2008, y a las campañas presidenciales de John Kerry en 2004 y Al Gore en 2000. También financió a varios candidatos republicanos, incluyendo la campaña presidencial de Mitt Romney en 2012. Antes de 2012 las donaciones a los demócratas superaron en mucho a la entregada a los republicanos. Mnuchin, además, contribuyó financieramente a la campaña de Barack Obama de 2008. Desde el año 1995 Steven Mnuchin, según un centro de intregidad política de EEUU, ha financiado con 120 mil dólares a distintos actores políticos del partido demócrarta y republicano, incluyendo la campañas al senado de Barack Obama al inicio de su carrera política. 
Es un banquero que hace política y que juega en todas las bandas que sean necesarias para captar cuotas de poder en el gobierno estadounidense. Sus donaciones mayoritarias al partido demócrata lo insertan dentro de la estructura de poder de los grandes lobbys aliados a Israel, del negocio armamentístico y financiero global, que atacan frontalmente a Venezuela, mediante estrategias de guerra no convencional: bloque financiero, sanciones, asedio diplomático, intimidación militar, guerra mediática, etc. 
La oligarquía financiera tiene en Steven Mnuchin uno de sus cuadros más preparados. Ahora como Secretario del Tesoro estadounidense el diámetro de su poder se amplifica. Venezuela, el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, es uno de los objetivos más deseado por estos poderes fácticos. De esa imperiosa necesidad las sanciones contra el Vicepresidente de Venezuela, en palabras de un pran de Wall Street.
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