miércoles, 30 de noviembre de 2016

Dios no existe y es más cercano a nosotros que los intelectuales

Dedicado a la vida plena de Aníbal Tobón, Sergio Ríos, Juan Carlos Martínez, Napoleón Barreto, Hugo Chávez y Fidel Castro, quienes en sus afectos, discursos y acciones refrendaron su vocación de vida en lo junto.
Para fundar el país de los juntos, de la cultura colectiva, de lo distinto, se requiere transformar la realidad de la mina en que hemos nacido, en que se nos ha educado. 
Se necesita que sepamos quiénes somos como esclavos modernos, porque querámoslo o no, somos los pobres quienes podemos crear esta cultura para sustituir la existente.
El problema está planteado desde esta perspectiva: la eficiencia del actual modo de producción sólo le sirve a quienes controlan el aparato de producción, pero es absolutamente ineficiente para resolver las necesidades de las mayorías esclavizadas, porque justamente esas mayorías les somos necesarias a los dueños para la producción limitada de riquezas y su usufructo. 
Porque es imposible que la riqueza sea suficiente para suplir las necesidades de aquellos que las producimos. 
Esa imposibilidad, física y matemática, está sobredemostrada; más aún, cuando la publicidad ha exacerbado el deseo y la necesidad, y ya hoy los niveles de consumo,
 en la mente, superan la simpleza del trabajar 
para vivir.
En más de quinientos años los extranjeros que invadieron estas tierras nos transmitieron fue el deseo de tener, de saquear, de irse del territorio con las manos llenas de plata. 
Se cuenta que muchos curas para hablar de los santos, no de los criminales convictos y confesos que salían como campesinos de Europa con una mano alante y otra atrás, soñaban con regresar a sus tierras como señores, con los bolsillos llenos de riquezas.
 Pues imaginemos a los que 
vinieron preparados para el 
crimen y el robo. 
En ambos casos, su falta de querencia por el territorio es absoluto. Esto no quiere decir que las excepciones no existan, pero son tan pocas que les han hecho estatuas por lo raro, son como los héroes: poquitos.
Los descendientes de estos criminales y ladrones se quedaron en el territorio pero soñando con irse a las tierras de sus padres y abuelos que siempre contaron las maravillas ideologizadas de lo ordenado que era todo, lo bello, lo educado de las Cortes, de lo limpio, de lo respetuoso que eran con la ley en Europa, pero nunca se les ocurrió pensar en las razones del porqué vinieron a estas tierras, cómo fue que se planificó su expulsión, cómo fue que sirvieron de peones a los planes de las grandes corporaciones humanistas invasoras que trajeron la tragedia de la carencia a estas tierras de abundancia.
Esto se expresa en la manera como es tratado el territorio. La visión extractiva, el no importar qué se dañe y qué no, sólo prevalece lo que nos puede aportar como riqueza, y esa conducta de las élites que controlan la producción ha permeado como ideología hacia las clases media y pobre. 
Todos queremos al país para ver 
qué le aprovechamos. Todos somos 
Cisneros o Lorenzo Mendoza, saqueadores compulsivos, destructores desaforados, imbuidos en el abandono, separados en los afectos, buscadores de acomodos imposibles.
La juntura nos duele, constantemente conspiramos contra nosotros mismos cagándonos en el budare que nos da la cachapa, meándonos en el agua que bebemos, añorando ser el dueño que jamás seremos como clase sin comprendernos desde el esclavo moderno que somos, sin valorar las energías invertidas, desconociendo que cada unidad energética que gastemos es el cuerpo deteriorándose en la búsqueda del no ser nosotros.
Siempre imitando, siempre repitiendo, siempre alabando lo extranjero, siempre deseando no ser nosotros como parte integral telúrica del territorio. 
Sin ninguna intención de sembrarnos, siempre persiguiendo quimeras, utopías, esperanzados en la nada, sin un plan colectivo de país a fundar, sin entender la maravillosa oportunidad que se nos brinda en este tiempo histórico.
Nuestra conducta debe separarse, en este tiempo, de los viejos hábitos esclavos
Con una intelectualidad absolutamente extranjera que en estos 17 años no ha invertido una sola neurona para explicarnos las claves, los signos, los códigos que emiten este desbarajuste en el que está inmerso el planeta, producto de las necesidades del gran capital. 
Una intelectualidad que sólo se diluye en lo anecdótico de los sorprendentes hechos, en donde se está desbaratando todo el andamiaje del Estado-nación y se intenta imponer el gobierno directo de las corporaciones, donde ellos seguirán siendo peones asalariados, jalabolas infinitos.
Una intelectualidad que vive a la caza de las equivocaciones de quiénes hacen para criticar y poder tener existencia propia, sin percatarse de que no dependen de su propia voz sino del hacer de los otros. 
Una intelectualidad acomodaticia, chantajista, que sólo mira al Estado como el causante de los problemas sin comprender que el poder no radica en el gobierno sino en las corporaciones, exigiéndole al gobierno que les satisfaga sus veleidades o de lo contrario lo condenan y rápidamente saltan hacia el otro bando, repitiendo los manoseados panfletos de la dictadura comunista como antes alabaron y ponderaron los conceptos comunistas, como la panacea. 
Sin ningún tipo de vergüenza, con una desmemoria que raya en la idiotez. Sin entender lo valioso que es producir ideas para un tiempo donde ya no están el asombro, la creación, el arte que creó el individuo-humano, éste como concepto. 
Perdiendo la extraordinaria oportunidad que se nos brinda para diseñar lo distinto, desde la posibilidad de lo colectivo.
Una intelectualidad que nunca quiso trascender sustancialmente, sino ser consumidora compulsiva de un concepto que ni aun en estado inercial le mueve las fibras de la interrogante, por el simple hecho de que esa intelectualidad nunca lo fue, sean estos de izquierdas o de derechas, porque sólo rumiaron en los pastos de la intelectualidad extranjera. Tan es así que hasta las excepciones cuestan justificarlas.
Nuestra conducta debe separarse, en este tiempo, de los viejos hábitos esclavos. Debemos saber que no es tiempo de libertades, igualdades y fraternidades. Somos esclavos
No confundamos estos estremecimientos sociales con posibilidad de satisfacciones, de hambres y deseos insatisfechos ya perdidos. La opción está en no añorar las mieles del capitalismo, ya que esa batalla ya fue perdida y a muy alto costo para la clase.
No estamos en tiempos de prodigios, estamos en tiempos inestables, de desacomodo, de quiebre, de fractura total, donde campea el hambre, el miedo, la ignorancia y la guerra como corolario en todo el planeta.
 En beneficio de los planes corporativos, que necesitan con urgencia librarse del exceso de mercancía, y para ello están obligados a los asesinatos en masa. 
Nosotros los pobres somos la mercancía: ninguna esperanza, ningún milagro, ningún líder, ninguna pedigüeñería resolverá la situación; porque no es un fenómeno, ni una casualidad. Son hechos de la realidad física que toca analizar, procesar, saber, digerir como clase, para poder ser y crear lo distinto.
Es la hora de decirnos las verdades descarnadamente. No hay manera de satisfacer esas hambres, de espantar esos miedos, de violentar esas ignorancias, porque ya señorean y son el sustento de lo existente sin los cuales es imposible su estar.
 Por lo tanto no tienen solución en este sistema, en esta cultura. Ya no más vino, pan y circo, no más demagogia, no más progreso y crecimiento económico. Ya es tiempo de cerrar el terrorífico espectáculo de la lucha por el poder que por quince mil años atormentó a la especie y destruyó el resto de la naturaleza. 
No es hora de arreglos y coger goteras, debemos aceptar que el techo se vino abajo porque sus bases están jodidas, podridas y no en una parte sino en general.
Saberlo asusta, paraliza y provoca matar al que lo señale, pero la única salida sensata está en pensar, diseñar otra cultura, donde por la vía del conocimiento, de la planificación, podamos esbozar formas de producción que se entiendan desde lo colectivo, donde la competencia y la ambición de estar por encima de los otros no sean las motivaciones. Que la multitud de alienados no chantajee el deslumbre de lo otro.
La clase nos heredó con sus vidas el ejemplo de lo que no debemos hacer
Los pobres en este hoy tenemos la inmensa oportunidad de concebirnos, de parirnos como arquitectos de la otra cultura. 
Esta inmensa rendija nos brinda la posibilidad de cambiar, de ser otros, de cimentar lo distinto, porque debemos saber que en esta guerra estamos intelectualmente solos. De hecho, Dios no existe y podemos decir que está más cerca de nosotros que los mismos intelectuales.
Nosotros los pobres estamos en la capacidad de crear el otro discurso no sustentado en la esperanza y en la utopía, porque eso nos mantiene en los límites del espejismo. 
La esperanza nos aquieta, no permite hacer nada, inmoviliza, nos pone a esperar y ahí quedamos, esperando el mesías, el líder, el Donald Trump, el Lorenzo Mendoza, el Capriles, el Leopoldo que nos va a resolver. 
Ya no es tiempo de individualidades, es el tiempo de las mayorías nombrándose, sabiéndose clase. Haciendo, creando, ejerciendo la política como un todo, no alimentando la monstruosidad representativa que le ha cagado la vida a este planeta.
Tenemos que decidirnos y ese es el discurso que tiene que florecer: la idea de que somos la clase, de que en el hacer colectivo está la historia que decidamos. Por eso el discurso y la aptitud no puede ser esperar a que alguien resuelva, porque eso nos separa e inmoviliza. Allá los líderes y acá nosotros, no.
Nosotros debemos comprender que juntos es como debemos diseñar la política, no como grupos o gremios, porque de otra manera ese legado de Chávez, de la participación protagónica, se quedará en puras palabras, en retórica. Aquí ni discurso vacío ni dirección representativa va a resolver la creación de la otra cultura. Por esa vía nos mantendremos como esclavos a la espera de la providencia divina para que un día nos mande a otro Chávez. La única opción está en las manos, en el corazón, en el cerebro, en las vísceras juntas de toda la clase.
Eso significa que debemos genera una organización no para que nos resuelva los problemas de las necesidades creadas por el capitalismo, sino que sea para crear lo distinto. 
Hay que discutir esa organización: cuál es, cómo, dónde, cuándo, y tenemos que ser millones de nosotros discutiendo, analizando, experimentando, creando el otro modo de producción, de manera que lo otro debe nacer de aquello que pueda ser incorporado en el cuerpo como costumbre, como cotidianidad, que el discurso y el hacer sean lo mismo.
Nosotros tenemos que estudiar los distintos ejemplos donde en nombre de la clase se ha tomado el Estado y los resultados están a la vista. El ejemplo de China, Vietnam, Cuba, la Unión Soviética, demuestran que el capitalismo y el humanismo nunca han ganado la guerra contra los pueblos, pero la hemos perdido en el ámbito de la cultura, de la producción, porque al final 
terminamos comiendo perros 
calientes, hamburguesas, 
cocacolas y ambicionando vivir
 en el capitalismo.
Todos estos pueblos pagaron caro el atrevimiento de intentar vencer al humanismo. No repitamos esa historia, la clase nos heredó con sus vidas el ejemplo de lo que no debemos hacer.
Esta batalla contra la guerra económica, no tenemos ninguna duda, en lo inmediato la ganaremos y podemos ganar muchas batallas más. 
Pero el problema no es ese. El problema es ganar definitivamente la guerra cultural, y esa sólo es posible creando el pensamiento de lo distinto. 
Eso requiere de una gran valentía 
y no la del asustado, sino la de 
aquel que abandona el deseo de 
consumo individual y dona la vida 
desprendidamente al futuro.

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martes, 29 de noviembre de 2016

"Los que bailan por la muerte de Fidel en Miami se van a llevar una sorpresa"

Publicado: 28 nov 2016 

Varios expertos de RT tratan de explicar los motivos que hay detrás de las muestras de alegría por la muerte de Fidel Castro y analizan la importancia de su figura.
Gente en la Pequeña Habana (Miami) celebra la muerte de Fidel Castro
Gente en la Pequeña Habana (Miami) celebra la muerte de Fidel CastroJavier GaleanoReuters

El fallecimiento del líder de la Revolución cubana ha
 dejado muestras de pena y dolor no solo en Cuba, sino a
 lo largo de todo el mundo. Sin embargo, las expresiones 
de júbilo de la colonia de exiliados cubanos de Miami 
también dieron la vuelta al mundo. Analistas políticos
 han contado a RT los motivos de esta actitud.
El exparlamentario británico y presentador del programa de RT 'Sputnik', George Galloway, afirma con rotundidad que Cuba "no era más que un casino" antes de la "Revolución comandada por Fidel Castro" y que "no hay país en el mundo al que más gente haya ido o quiera ir". Cree que esto es así porque "los iconos de Fidel Castro, Che Guevara, Camilo Cienfuegos y la Revolución cubana son algo realmente difícil de borrar".

Los logros de Cuba

George Galloway piensa que "es posible que los que bailan en Miami crean que se volverá a los casinos y burdeles de antes, pero se van a llevar una sorpresa". Para el exparlamentario británico, Cuba es "la oveja descarriada" que dio "esperanza al mundo".
El presentador añade: "Cuba es una increíble historia de éxito". La esperanza de vida en Cuba es más alta que en EE.UU. y tienen unos sistemas sanitario y educativo "completamente gratuitos de la cuna a la tumba" que se pueden comparar "con los de los países escandinavos". Como ejemplo, Galloway explica que "las mayores exportaciones de Cuba no son el tabaco o el ron, son los médicos", y que cada vez que hay una emergencia o un desastre, "los cubanos son los primeros en llevar ayuda y sustento a la gente".
El director de la organización británica Cuba Solidarity Campaign, Rob Miller, considera que "si eres pobre en la parte sur del planeta, te gustaría que tu hijo fuera cubano, porque en Cuba la sanidad y la educación son gratuitas para todo el mundo, sin importar raza, género o capacidad económica".

La visión de los exiliados y de los medios

Rob Miller valora la reacción de la diáspora cubana como "triste pero comprensible", pero "se trata de un millón de personas que se fue de la isla, frente a 11 millones que se quedaron". El motivo de su marcha y de su protesta es "que les devuelvan su riqueza, sus privilegios, sus plantaciones, las mansiones de las que disfrutaban antes de la Revolución de 1959".
Miller entiende que "habrá un proceso de normalización" en las relaciones entre ese millón de exiliados y los 11 millones de cubanos que viven en la isla a pocas millas de Florida.
Al ser preguntado no por la reacción de los medios de comunicación, Rob Miller responde que se encuentra dentro del "plan de agresión de la mayor potencia del mundo contra un pequeño estado caribeño" y que se basa en un razonamiento "anacrónico" que data de la Guerra Fría.

Después de Fidel

El historiador británico Martin McCauley entiende que "ni Cuba ni el comunismo" son ya una amenaza para EE.UU., y cree que Donald Trump "tendrá una actitud más relajada y pragmática hacia Cuba".

Rob Miller ve en las muestras de dolor que se vivieron en todo el mundo la pena por un hombre que representó una "esperanza" para un mundo nuevo y una "forma distinta de hacer las cosas". Cree que especialmente ahora, "en época de austeridad, la gente busca cambios que beneficien a la mayoría y no solo a una élite".
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Fuerte comunicado de Trump sobre la muerte de Fidel Castro

Publicado: 26 nov 2016 
Trump subrayó que, aunque Cuba sigue manteniendo

 un régimen totalitario, espera que los recientes 

acontecimientos le permitan alejarse de "los horrores 

que soportó durante tanto tiempo".
Mike SegarReuters
El presidente electo de EE.UU.,  Donald Trump, se pronunció este sábado sobre la muerte de Fidel Castro, informa USA Today.
En sus declaraciones, el republicano aseveró que el mundo ha despedido a un "brutal dictador que oprimió a su propio pueblo durante casi seis décadas", cuyo único legado han sido "pobreza", "fusilamientos" y un "sufrimiento inimaginable"
En el comunicado Trump subraya que, aunque Cuba sigue manteniendo un régimen totalitario, espera que los recientes acontecimientos permitan que este país caribeño se aleje de "los horrores que soportó durante tanto tiempo" y se dirija hacia un futuro que permita a todo el pueblo cubano disfrutar de "la libertad que tanto merece".
El futuro mandatario también se ha unido "a los muchos cubanoestadounidenses que le apoyaron "tanto" durante la campaña presidencial con "la esperanza" de que pronto puedan ver "una Cuba libre".
Sin embargo, otros líderes mundiales sí han expresado su apoyo al revolucionario cubano. Por ejemplo, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha ofrecido sus condolencias y ha destacado que "la Cuba libre e independiente" construida por Fidel Castro y sus compañeros "ha servido de inspiración para muchos países y pueblos".
Por su parte, el todavía presidente de EE.UU., Barack Obama, ha recalcado que "la historia recordará y juzgará el enorme impacto" del difunto exmandatario.
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Un mensaje para los que se alegran de la muerte de Fidel Castro

Publicado: 27 nov 2016 
Murió Fidel. Mientras unos lloran, otros ríen. Sentirse triste por la muerte de un ser querido es de humano. Bailar por ello es perverso y despiadado.




                                      FOTOS DE LA GUSANERA DE MAYAMI 
Los países de Latinoamérica se independizaron poco a poco de los conquistadores europeos hace ya dos siglos, pero inmediatamente empezaron a ser una colonia de EE.UU. Mientras Fidel luchó por dejar de serlo, muchas naciones aún se rigen por las instrucciones que les llegan desde el norte. No se puede festejar la independencia de los conquistadores y criticar porque Fidel luchó por tener una Cuba independiente de EE.UU.  
Lo fácil para Fidel hubiese sido aceptar las reglas dictadas por Washington. Lo difícil, caminar emancipado y salir adelante instando al pueblo a unirse como nación. Pocos son los que tienen en cuenta que cuando Fidel llegó al poder lo primero que hizo fue recuperar las riquezas de Cuba con el fin de ponerlas al servicio de su pueblo. Las medidas implementadas en la isla afectaron los intereses de los grandes monopolios estadounidenses, que durante décadas saquearon a esta nación. El sueño cubano de ser independientes derivó en la pesadilla del inhumano bloqueo

En la actualidad varios países europeos exigen a EE.UU. levantar el bloqueo. Obama abrió el camino para ello. Trump puede que le ponga punto final. 
De ser así Cuba empezará una nueva épocaLa isla vive aislada no precisamente porque Fidel así lo quiso, sino porque el embargo impuesto por EE.UU. le cierra todo camino para triunfar. 
Hay que tener muchos valores y orgullo —como el de Fidel y gran parte del pueblo cubano— para no tambalearse y entregar un país por unos cuantos centavos. "Resistiremos a sus leyes", decía el líder revolucionario. "[El embargo] pasará a la historia como un gran crimen, como un intento de matar de hambre y enfermedad a todo un pueblo. Eso la historia no lo perdona", subrayaba. Si bien a lo largo de la historia Fidel ha sido fuertemente criticado por sus opositores por llevar su país a la miseria y a parte de sus ciudadanos al exilio, eso no minimiza sus enormes esfuerzos de haber luchado contra un imperio, siempre en aras de su pueblo. "Patria o muerte", justificaba. 
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