domingo, 30 de agosto de 2015

El Mediterráneo, la fosa común de los migrantes


Migrants arrive at the El-Kitif port in the Tunisian town of Ben Guerdane, some 40 kilometres west of the Libyan border, following their rescue by Tunisia's coastguard and navy after their vessel overturned off Libya, on August 23, 2015. 125 migrants, including 28 women, were rescued from two boats which broke down as they headed from Libya to Italy, an AFP photographer said. AFP PHOTO / FETHI NASRI
Cientos de miles de africanos y asiáticos están atravesando el Mediterráneo para llegar a Europa, precisamente el continente que ha producido el mayor estado de violencia en países como Libia, Siria, Afganistán, Iraq, Somalia, Eritrea, Yemen, el norte de África y la Península Arábica en general.
El Observatorio de Medios del Centro de Saberes Africanos, presenta una panorámica del drama humanitario que viven hoy los migrantes en el Mediterráneo, en una crisis, responsabilidad de Europa, de las que sus gobernantes rehúsan, una vez más, encarar y pagar.
Historia
La migración de personas a través del Mediterráneo ha ocupado recientemente la atención de todo el mundo por el número de víctimas que se ha cobrado y la penosa frecuencia con que se anuncia la tragedia de un naufragio, cuestión muy típica de los medios de comunicación acostumbrados a venderse a través de las penurias ajenas.
Pero esta situación no es nueva. Desde hace más de diez años el paso eventual de migrantes marroquíes hacia Europa a través del Estrecho de Gibraltar iba progresivamente a ser sustituido por viajes más frecuentes y navegantes de otras nacionalidades africanas. Fue entonces Marruecos, esa primera puerta de la migración clandestina africana hacia Europa, bien sea en zodiacs o en las embarcaciones llamadas pateras por el Estrecho de Gibraltar, bien sea saltando la valla de Ceuta y Melilla, bien sea cruzando el Atlántico hasta las Islas Canarias, también en pateras. 
En el 2006 este trayecto se había hecho  trágico: la Media Luna Roja, organización de los países árabes informó que en los primeros seis meses de ese año desaparecieron más de mil 300 personas en el mar. Ninguna de ellas apareció con vida.
En julio de 2014, ACNUR presentó un reporte de 224 mil refugiados e inmigrantes que habían llegado por mar a Europa. De ellos 34% eran  sirios y 21 % africanos. En 2015, unas 2 mil personas murieron al tratar de atravesar el mar.
Pero mientras ACNUR diagnostica una crisis en Europa, la Jefa de la Diplomacia Europea, Federica Mogherini ha recomendado la opción militar para frenar la ola de migrantes.
La posición de Europa
Afortunadamente, todavía la cruel recomendación de la diplomática no ha prosperado, aunque no ha sido descartada. La policía civil sigue a cargo de la situación de los migrantes ilegales. Por ahora, la Unión Europea ha tomado las siguientes medidas para frenar esta migración:
1) La fortificación física de Europa, al promover la
 construcción de barreras físicas como la valla de Ceuta
 y Melilla[1], fortalecer el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE).
 Para este fin, la Unión Europea ha destinado más de 200 millones de euros para aumentar el tamaño de las vallas de Ceuta y Melilla, e incrementar el nivel de vigilancia en esta frontera y crear acuerdos represivos con los países africanos que limitan con el Mediterráneo y la costa Atlántica africana del norte, y
2) La creación de leyes migratorias que buscan, por un lado disminuir el flujo de migrantes, por el otro, mantener bajo vulnerabilidad a los migrantes ya establecidos en suelo europeo y seleccionar grupos específicos de migrantes. En este sentido han promovido la firma de acuerdos migratorios con países africanos, donde asignan cuotas de visas preferentemente a profesionales de áreas específicas. Este robo de “cerebros” hace, por ejemplo, que se encuentren más médicos benineses trabajando en Europa, que en el mismo Benín.
Con todo y ello, nutridos grupos de jóvenes africanos se encuentran dispuestos a sortear estos riesgos para llegar a Europa.
Franco Franttini, comisario europeo de Justicia e Interior, afirma que hay alrededor de 30.000 inmigrantes esperando saltar la valla de Ceuta y Melilla.
A pesar de que, como mencionamos anteriormente, esta situación actual, trágica y dura, no es nueva, es cierto que ha tomado niveles que se asemejan o superan a los ya vividos con anterioridad.
La destrucción de Libia en el 2011, raíz de las migraciones
Lo que el liderazgo de la OTAN presentó mediáticamente como la llegada de la democracia a Libia, país literalmente destruido por los bombardeos y los enfrentamientos internos,  se convirtió en la caída de la contención de la migración africana. La otrora próspera Libia cobijó a cientos de miles de africanos que consiguieron empleo y casa en ese país, pero que una vez caído Gadafi debieron huir hacia el Mediterráneo y países vecinos, víctimas de la persecución y la pobreza extrema
Por eso, la raíz de esta nueva ola de migrantes clandestinos no es otra que la invasión de la OTAN a Libia en el 2011 y el consecuente asesinato del líder libio Muamar Gadafi. Desde entonces, la desestabilización se ha extendido no sólo a Libia sino a gran parte de la región del Sahel (Norte de África y Península Arábica), y ha sido ésta una desestabilización llevada por grupos terroristas, muchos de ellos vinculados al mal llamado Estado Islámico.
140 mil rescatados en dos años
Las cifras de esta nueva oleada son elocuentes: desde el 2013 al 2014 han sido rescatadas más de 140 mil personas en alta mar, que intentaban llegar a Europa, principalmente a través de la isla de Lampedusa (Italia), el punto más cercano a la costa libia.
Pero la tragedia continúa: el 6 de agosto de 2015, unas 200 personas perdieron la vida al naufragar una embarcación en el Mediterráneo. Esta vez, la embarcación naufragó a 24 kms. de la costa libia. Con este hecho, ya superan los 2.000 las víctimas del 2015 en esta migración clandestina africana hacia Europa; 3.500 murieron en el 2014, de acuerdo a la ONU.
Todo hace ver que, este número seguirá aumentando, pues se estima entre 100 y 200 mil las personas que se encuentran esperando en la costa libia, cualquier tipo de embarcación que les permita recorrer los 300 kms.  hasta Lampedusa.
Mientras continúan los cruentos ataques para desestabilizar a Siria, financiados por la propia Europa, seguirá aumentando el número de migrantes hacia el cruce del mar, a riesgo de sus vidas. Igual referencia merecen los refugiados que huyen de la tragedia ocasionada por la OTAN a Afganistán.  12 % de los refugiados en Europa provienen de ese país.
Los orígenes profundos continúan siendo los mismos y lo que ocurre ahora en Libia es tan sólo el ejemplo más reciente de cómo una acción imperialista europea perpetúa la relación neocolonial entre Europa y África.
África sigue teniendo el 30 % del potencial hidroeléctrico del mundo, así como el 20 % de las reservas de petróleo del planeta, siendo precisamente Libia, uno de los principales reservorios de petróleo (y de agua) en el continente africano.
Mientras todo esto sucede, la fuerza migrante tiene un enorme potencial instalado en Europa. Hoy día, son poco más de 60 millones de migrantes viviendo en ese continente. 20 de ellos provenientes de África. Muchos de ellos afirman que sólo siguen la ruta de sus recursos expoliados. Gran parte de ellos no se “integran”,  sólo buscan dinero para enviar de vuelta a sus familias, a sus comunidades. Tienen a África en el corazón. Y piensan regresar. Saben que África no es pobre, sino que ha sido empobrecida. Tienen conciencia política. Para muchos de ellos la solución se sintetiza en aquella frase que dijo el ex presidente de Tanzania,  Julius Nyerere,  cuando le ofrecieron ayuda económica de Europa: “no necesitamos que nos echen una mano, basta con que nos quiten el pie de encima”.
Desde Nuestra América, Eduardo Galeano también lo tenía muy claro: “los emigrantes no se van porque quieren, se van porque los echan”.
ANÁLISIS REINALDO BOLÍVAR
TOMADO DE: http://www.ciudadccs.info/

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