lunes, 12 de marzo de 2018

Informe: La actividad militar de EE.UU. en Latinoamérica pretende "cambiar de régimen" en Venezuela

Publicado: 23 feb 2018 22:09 GMT - RT
Un centro de análisis geopolítico considera que no son casuales las diversas maniobras de Washington en el continente.
Informe: La actividad militar de EE.UU. en Latinoamérica pretende "cambiar de régimen" en Venezuela
Un miembro de la Fuerza Aérea de EE. UU. durante la operación AmazonLog, en Tabatinga, Brasil el 11 de noviembre de 2017.
Leonardo Benassatto / Reuters
La Administración de Donald Trump adelanta una guerra de amplio espectro contra Venezuela, asegura un informepublicado por el  Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag)
El texto, titulado 'Fuerzas Armadas en América Latina: armas, capacitación y el cerco a Venezuela', precisa que esta acción implica la conformación de una fuerza multilateral para intervenir la nación gobernada por Nicolás Maduro, "en lo económico y político, también en lo militar".
Según el documento, los recientes movimientos militares registrados en Panamá y Colombia; las bases militares con las que EE.UU. cuenta en Colombia, Perú y Honduras; los ejercicios militares denominados AmazonLog, y, por si fuera poco, los acuerdos con las fuerzas armadas argentinas suponen una "demostración de fuerza" para el "cambio de régimen" en Caracas.
Para el Celag, no es coincidente que tropas estadounidenses aterrizaran el pasado mes de enero en Panamá para la realización de los ejercicios denominados Nuevos Horizontes. Estas maniobras, organizadas por el Comando Sur, durarán hasta mediados de 2018, un período "que abarca las elecciones presidenciales venezolanas establecidas para abril", resalta la publicación.
Este tipo de operativos, agrega el documento "forman parte de escenarios que [aparentemente] requieren unaintervención humanitaria, en países con 'desorden interno'".

Por último, y luego de detallar las millonarias compras de armamento realizadas durante 2016 por los gobiernos de Colombia, México, Brasil y Argentina, el Celag recuerda que el Ministerio de Defensa de Perú también informó sobre la ejecución del llamado Ejercicio Fuerzas Aliadas Humanitarias entre los días 16 y 27 de abril de 2018.

"La realización del ejercicio también coincide con el período en el que se llevarán a cabo las elecciones en Venezuela", finaliza el texto.

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Noticias Internacionales Independientes

Secretario de Estado de EE.UU. sugiere que su país respaldaría un golpe de Estado militar en Venezuela

05 Feb. 2018
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Sigue aumentando la tensión entre Estados Unidos y Venezuela. Durante un viaje en el que recorrió cinco países de Sudamérica, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, declaró que su país estaba considerando imponer sanciones y posiblemente un bloqueo petrolero contra Venezuela, un Estado rico en petróleo. A fines de la semana pasada, Tillerson sugirió que Estados Unidos apoyaría al Ejército venezolano si este se propusiera derrocar al Gobierno electo de Nicolás Maduro.
Rex Tillerson enunció: “Creo que habrá un cambio; uno pacífico, espero. En la historia de Venezuela y, de hecho, en la historia de otros países de América Latina y de América del Sur, con frecuencia es el Ejército el que maneja este tipo de situaciones. Cuando las cosas están tan mal que los líderes militares se dan cuenta de que ya no pueden servir a los ciudadanos, gestionan una transición pacífica”.
El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, criticó a Tillerson por insinuar un posible golpe militar en Venezuela.
Vladimir Padrino expresó: “Cuando se invita a las fuerzas armadas a derrocar a un Gobierno, lo que se está haciendo es faltar respeto a una institución que usa sus principios, a su moral republicana, sus tradiciones históricas. Estamos profundamente orgullosos de ser los herederos de nuestro libertador”.


Por: Carlos Fazio, Analista
El modelo Tillerson de relaciones hemisféricas encarna la tradicional diplomacia de guerra de Washington, acentuada ahora debido a la crisis estructural y de legitimidad del sistema capitalista mundial.
En el contexto de una disputa geopolítica con competidores capitalistas extracontinentales (China, Rusia, Unión Europea) que desafían la hegemonía del imperio en su tradicional zona de influencia, la reciente gira del secretario de Estado, Rex Tillerson, por México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica tuvo una clara proyección expansionista con base en dos ejes principales: seguridad y energía.
Como integrante de la clase capitalista trasnacional, Tillerson, ex director ejecutivo de la corporación petrolera privada estadunidense Exxon-Mobil, esgrimió un enfoque mercantilista primitivo (Jorge Eduardo Navarrete dixit), tan anacrónico como la Doctrina Monroe en la que basó su discurso en la Universidad de Texas, en Austin, un día antes de su arribo a México.
El modelo Tillerson de relaciones hemisféricas encarna la tradicional diplomacia de guerra de Washington, acentuada ahora debido a la crisis estructural y de legitimidad del sistema capitalista mundial, caracterizada por William I. Robinson como la fusión del poder político reaccionario en el Estado, fuerzas ultraderechistas, autoritarias y neofascistas en la sociedad civil, y el capital corporativo trasnacional. Una triangulación de intereses que, en perspectiva, bajo la administración Trump, va configurando un Estado policiaco global de corte neofascista.
En ese contexto, las fracciones del gran capital más propensas a un fascismo del siglo XXI se sitúan en el sector financiero especulativo, el complejo militar-industrial-securitario-mediático y en las industrias extractivistas, entrelazadas con el capital de alta tecnología/digital.
Dada la magnitud de la crisis del capitalismo, su alcance global, el deterioro social y el grado de degradación ecológica que genera, para contener las protestas y/o rebeliones reales o potenciales, la plutocracia dominante viene impulsando diversos sistemas de control social de masas, represión y guerra (abiertas o clandestinas), que son utilizados, además, como herramientas para obtener ganancias y seguir acumulando capital frente al estancamiento. Lo que Robinson llama acumulación militarizada o por represión.
Tal categorización alude al talón de Aquiles del capitalismo: la sobreacumulación. La creciente brecha entre lo que se produce y lo que el mercado puede absorber. Si los capitalistas no pueden vender sus productos, no obtienen ganancias. Dada la enorme concentración de la riqueza, la clase capitalista trasnacional necesita encontrar salidas productivas rentables para descargar enormes cantidades de excedentes acumulados.
De allí que los complejos energéticos y extractivistas recurran a la intensificación y profundización del neoliberalismo vía la privatización de la infraestructura carretera, portuaria, aeroportuaria, ferrocarrilera, de oleoductos, gasoductos y electricidad, la superexplotación laboral y precarización del trabajo y políticas de desregulación total y mayor subsidio al capital trasnacional.
Dichas políticas de relocalización de capitales, reindustrialización y acumulación por desposesión o despojo de territorios y materias primas en economías dependientes, se ha venido dando en México, Centro y Sudamérica por conducto de golpes suaves, la imposición de facto de un estado de excepción permanente y el establecimiento de estados policiacos, cuyo soporte son la militarización de la sociedad civil y distintas modalidades de guerras tácticas sin fin, camufladas como lucha antidrogas o contra enemigos internos -los mapuches bajo el (des)gobierno de Mauricio Macri-, con armamentos avanzados impulsados por la inteligencia artificial, incluidos sofisticados sistemas de monitoreo, rastreo, seguridad y vigilancia.
En ese contexto, Tillerson colocó la energía, en particular los hidrocarburos (petróleo, gas, aceites no convencionales), como punto nodal de la renovada estrategia hemisférica de la administración Trump. Puso como modelo la fuerza energética de América del Norte; la apertura (privatización) de los mercados de energía en México, y el papel de EEUU como proveedor de gas natural para nuevas generadoras de electricidad en la región.
De hecho, México -que desde 2007 con la Iniciativa Mérida encabeza la lista de ayuda encubierta de inteligencia militar del Pentágono y la CIA, después de Afganistán- va camino a ser reconvertido en una plataforma de exportación de petróleo, gas natural y gasolinas producidas en la Cuenca de Permian y Luisiana, hacia el mercado asiático, vía los puertos de Manzanillo y el eje Coatzacoalcos/Salina Cruz, en el Istmo de Tehuantepec, que aprovechando la infraestructura instalada de Pemex, dará a las corporaciones de energía ventajas por menor tiempo y bajo costo de transporte, que si lo hicieran mediante el Canal de Panamá.
Dado que los hidrocarburos son un componente central de la estrategia neocolonial militarizada y de seguridad energética de Trump y las corporaciones del sector, Petróleos de Venezuela (Pdvsa, quinta empresa petrolera mundial) fue otro objetivo central de la gira de Tillerson. De allí que instruyera a los gobiernos colaboracionistas cipayos de Peña Nieto, Macri, Kuczynski y Santos, las nuevas modalidades que deberán desempeñar de cara a la intensificación del cerco militar, económico y financiero contra el gobierno constitucional de Nicolás Maduro, incluido un eventual embargo petrolero como nuevo precipitador de una crisis humanitaria que justifique una intervención militar multilateral.

http://noticiasuruguayas.blogspot.com/

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