viernes, 8 de julio de 2022

Occidente VI. El derrumbe 3

Occidente VI. El derrumbe 3





 Vladimir Acosta

 En realidad, después de esa primera década pasiva, la de la inmediata posguerra, los países más ricos del occidente de Europa, a medida que se recuperaban de su destrucción y su miseria y empezaban a crecer de nuevo bajo la hegemonía de Estados Unidos (EU), hicieron cierta resistencia al dominio político, militar y cultural que este ejercía ya sobre ellos. 

Pero casi al mismo tiempo ocurrió algo similar en los países del oriente de Europa, sujetos al poder de la Rusia soviética, pues ésta no podía quedarse al margen de la lucha iniciada por la declaración de Guerra fría de Truman, por el Plan Marshall y la creación de la agresiva OTAN, dirigida a aplastarla, por lo que también amplió su influencia directa sobre esos países limítrofes suyos que quedaban bajo su protección. 

Así, igual que hacía EU en Europa occidental, Rusia impuso cambios políticos en ellos haciéndolos integrantes de un campo definido como socialista, que se preparaba, bajo su dirección, para enfrentar la prepotencia imperial de EU y su plan de hacerse dueño político, militar e ideológico de toda Europa. 

Se entraba así en el terreno y tiempo de la Guerra fría. 

Y esa Europa sometida, con sus países divididos entre ambos campos, el capitalista estadounidense y el socialista ruso, se convirtió en territorio clave de esa Guerra, de sus tensiones, crisis y enfrentamientos.

En medio de ese cuadro, Europa occidental siguió creciendo en los años siguientes, que los franceses llamaron los 30 gloriosos. 

Se entiende que para el capitalismo. 

Y que no fueron tantos pues no empezaron en 1945 sino en la segunda mitad de los 50 y porque solo llegaron a 1973 cuando el Medio Oriente disparó los precios hasta entonces miserables del petróleo. 

Tampoco fueron tan gloriosos porque al disminuir la prosperidad se hicieron visibles serios problemas ambientales, sociales y políticos que empezaron a aumentar. 

De todos modos, fueron años de prosperidad europea que en lo inmediato hicieron olvidar la predicción de Spengler sobre la decadencia de ese viejo continente, tutelado con mano firme por EU. 

Hubo avances tecnológicos; prosperidad económica; tolerancia, el marxismo llegó a las Universidades y eso dio origen a interesantes debates teóricos. 

Italia y Francia contaban con partidos comunistas poderosos. 

Se estuvo cerca del pleno empleo keynesiano; Europa atrajo inmigrantes de sus ex colonias; los salarios eran altos y se creó el estado de bienestar para rebajar el conflicto social y para enfrentar las mejoras sociales que, en la otra mitad del continente, Rusia brindaba a las clases trabajadoras de los países bajo su dominio. 

Lo que no impidió que hubiese en varios de ellos revueltas o manifestaciones que Rusia reprimió con fuerza, tanto la de Budapest en 1956, organizada por la CIA, como la de Praga en 1968, que solo reclamaba dentro del socialismo más democracia y libertad. 

El resultado fue que la Rusia soviética y su conflictivo campo socialista empezaron a sufrir una crisis que, ayudada por la constante agresión estadounidense, en pocos años se hizo indetenible.

La gran crisis que anuncia el derrumbe final de toda Europa aparece y se incrementa luego de 1975. 

El agotamiento del keynesianismo se hace evidente y a reemplazarlo en EU y en Europa acude la política de extrema derecha que se hace llamar neoliberal, que llega al poder en Inglaterra con Margaret Thatcher y en EU con Ronald Reagan, y que apenas cambiando matices y creando nuevos conflictos se mantiene en él desde entonces. 

Se impone dominio pleno de superricos y sus corporaciones, especulación económica sin control, ruina de partidos revolucionarios y sindicatos clasistas, quiebra de la clase media y miseria de los pobres. 

Fue el camino que EU impuso a Europa porque para imponer su poder imperial al mundo necesitaba sujetarla a su dominio absoluto, y ella lo aceptó.

 En los 90 se produce el derrumbe y la disolución de la Unión Soviética y EU, presto para ampliar la OTAN, se declara vencedor de la Guerra fría. 

 Ya es el único Superpoder mundial, listo para controlar el resto del planeta. 

Mas la guinda de la torta son los sospechosos ataques del 11 de septiembre de 2001 contra las torres del WTC neoyorkino. 

El terrorista EU lanza la “guerra contra el terrorismo” y empieza a invadir países: Irak, Siria, Libia. 

La servil Europa participa. 

Prepara luego la ruina de Rusia usando para ello a Ucrania y contando con el ya reptilesco servilismo europeo. 

Todo eso es actual y conocido. 

He publicado artículos recientes sobre ello y no repetiré lo dicho.

 Lo que sí quiero mostrar es que lo de la Europa de hoy no es ya decadencia sino podredumbre.

El servilismo europeo ante EU no conoce límites. 

Está a la vista de todos. 

La guerra de Ucrania lo ha llevado al colmo. 

Y con su absurda política de servir a EU en contra de sus propios intereses, Europa se hunde día tras día en un pantano en el que se pudre sin que sus líderes sean capaces de verlo. 

Son esclavos de un amo soberbio y poderoso, atentos a seguir sus órdenes. 

Y si es posible, a adivinarlas teniendo listo el obligatorio “Yes, Sir”. Pero creen, o fingen creer, que son líderes de la vieja Europa, de la que fue dueña de medio mundo en un pasado que murió. 

Hoy a Europa la gobierna EU. 

Y es que la servil ceguera que sufren les impide ver que las sanciones que este les ordena aplicar a Rusia dañan mucho más a Europa que a Rusia, la cual, en cambio, las supera. 

Y que, de seguir suicidándose absurdamente de ese modo, sus países acabarán pronto hundidos en una imparable crisis que los llevará de nuevo al caos y a la ruina. 

O a algo peor, a una guerra nuclear en la que esa Europa imbécil de hoy será otra vez el campo de batalla.

De lo que pretenden no darse cuenta esos “líderes” europeos actuales sujetos al dominio yankee, es de su condición real. 

Así, el primer ministro alemán, invitado a la Casa Blanca, recibe orden de Biden de parar el gasducto Nord Stream 2 y no hace más que responder Yes, Sir

Así, el líder noruego que pasa por jefe de la OTAN y que recibe órdenes del alto militar yankee que es el verdadero jefe, repite sus órdenes secretas como si fueran suyas y las anuncia al mundo. 

Así, el indigno jefe de la diplomacia europea, espera de ordinario recibir órdenes yankees antes de hablar, pero a veces se cree en verdad el jefe y habla antes de recibirlas, lo que lo obliga a correr pronto a rectificar.

Y hay una parte que recuerda el cómico grotesco del que hablaba Mikhail Bakhtin, ese brillante intelectual ruso que seguramente por ignorancia Europa ha olvidado prohibir. 

En esto se ha especializado Alemania. 

Comenté antes que un ministro alemán había informado a la revista Bild que los alemanes se estaban bañando poco por lo caro del gas, pero que no debían preocuparse porque estaban por llegar unos bacilos come sucio que con algo de agua se ocupaban de dejarlos limpios. 

Y el ministro añadía que los alemanes tenían orden de golpear después del baño el tubo, gritando: ¡Toma, Putin! Frau Úrsula von der Leyen pidió bajar 2 grados a los termostatos caseros y se rieron de ella. 

Pero en estos días el ministro alemán de economía declaró haber reducido sus minutos diarios bajo la ducha para ahorrar gas, añadiendo que el baño era a medias, aunque no dijo cuál mitad de su cuerpo, si la de arriba o la de abajo, quedaba sucia (esperando los bacilos come sucio, que parece que son rusos y están vetados). 

Y solo le faltó decir que cada vez, al concluir su mini baño, él también golpeaba la regadera gritando con fuerza: ¡Toma, Putin!

 En fin, todo nos muestra que el tiempo de Europa como cabeza de Occidente terminó en 1945 cuando EU empezó a hacer de ella su sierva; y que su evidente decadencia se ha convertido ya en triste y tragicómica putrefacción, futuro inevitable de todo imperio colonial.

 

Tomado de:  https://ultimasnoticias.com.ve

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