18
febrero 2021
El Bloqueo es un Crimen de Lesa Humanidad
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), son crímenes contra
la humanidad los que constituyen ataques generalizados o sistemáticos a la
población civil.
Son “crímenes de lesa humanidad” los
exterminios, la esclavitud, la deportación o expulsión forzosa, la privación de
la libertad física e intelectual que viola el derecho internacional.
Son “crímenes de lesa humanidad” las
torturas, las violaciones, la prostitución y la violencia sexual, la
persecución de un colectivo (incluido su “linchamiento
mediático”) por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos,
culturales, religiosos o de género; la desaparición forzada de personas, el
apartheid y otros actos que atenten contra la integridad de las personas y de
los grupos sociales.
Por ejemplo el Bloqueo, aunque lo llamen
“embargo”.
Antes de que los “puristas” de las
clasificaciones leguleyas alienten esperanzas de ensayar elocuencias
escolásticas, sepan que no tendrán lugar aquí.
Es Delito de Lesa Humanidad todo cuanto atente contra la vida, la
libertad, los derechos y la dignidad de las personas… y los Bloqueos son una de
las formas de las guerras más alevosas, ilegales e ilegítimas, del capitalismo
aunque contraten o inventen ideólogos, tratados internacionales y legislaciones
para camuflarse.
Pero combatir al
Bloqueo no es asunto sólo “legal”, de poco han
servido las decenas de repudios internacionales en la ONU ni las proclamas
airadas de las voces más indignadas.
La batalla contra el
Bloqueo es una lucha política sin cuartel que no se detiene a las puertas de
las burocracias y que implica una batalla tenaz y radical contra el
capitalismo, su modo de producción y sus relaciones de producción.
Sin duda el capitalismo, en su desarrollo, luego de la
Segunda Guerra Mundial, produjo iguales o peores horrores contra la especie
humana.
Produjo todo género
de usurpaciones, invasiones y hurtos.
Todo tipo de
engañifas, manipulaciones y humillaciones.
Destrucción del
planeta, de países y de culturas.
Vulgaridad,
individualismo y racismo.
Miseria, pobreza y
desamparo.
Secuestros,
usurpaciones y bloqueos.
¡Imposible maquillar tantos horrores!.
Las consecuencias empeoran y se comportan como
pandemia.
No hay futuro para la
humanidad bajo un sistema así.
Y para castigar a
quienes se niegan a aplaudir sus horrores, el imperio impone sanciones, “embargos” y bloqueos.
Todo junto o separado, no son lo mismo. Son
formas de una guerra despiadada contra los pueblos y contra la humanidad.
Por ejemplo, el
Bloqueo contra Cuba es el más prolongado que se conoce en la historia moderna.
Aunque ha sido
condenado sinnúmero de ocasiones nada ocurre; lo mismo está sucediendo contra
Venezuela y contra todo aquel que intente desarrollar nexos de cualquier orden
con ambos países.
Algunos se conduelen sólo por los “daños económicos” ocasionados por el Bloqueo, pero es
insuficiente para comprender y denunciar los estragos en los campos de la
salud, la educación, la vivienda, el trabajo y la cultura.
El Bloqueo, es parte
de la Guerra Psicológica imperial contra toda rebeldía.
No olvidemos la obligación ética, que tenemos
todos, de denunciar el ataque sistemático contra el estado de ánimo de los
pueblos sometidos al bloqueo.
Está más clara que
nunca la urgencia de una nueva proclama planetaria por los Derechos Humanos,
esta vez despejando toda huella de individualismo (del
solo lamento por los derechos individuales) para ascender a una práctica
humanista que aprenda a no reducir los Derechos y, a cambio, aprenda a
expandir, y profundizar, todas sus nociones a su carácter social necesario.
Es hora de
habilitarnos con un programa humanista mundial nuevo, con carácter vinculante,
en todos los cuerpos constitucionales y en todas las jerarquías éticas con que
debe armarse una justicia social verdadera que nos ponga a salvo de las formas
despiadadas de desigualdad, desamparo y marginación reinantes.
Necesitamos una Declaración de los Derechos
Humanos de nuevo género que condene al Bloqueo, esta vez democrática, suscrita
por las organizaciones de los trabajadores y trabajadoras, aceptada por los
movimientos sociales en pie de lucha contra la separación de la humanidad en
clases sociales.
Un sistema humanista
nuevo, de capítulos subordinados a una concepción dinámica e integral, capaz de
perfeccionarse con su práctica objetiva y con la organización democrática
permanente de veedores, supervisores y controladores organizados en comités
éticos para el desarrollo de los Derechos y las Responsabilidades colectivas.
Romper con toda “letanía de falsa democracia” para verdaderamente
democratizar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, renovarla desde
los consensos.
Es un paso obligado
en el corto plazo.
Romper con la idea de que tal Declaración ha
de mantenerse enjaulada en la verborrea diplomática, para ascender a una que se
vuelva “carne de las luchas” humanistas de base
socialista.
Una Declaración de
los Derechos Humanos que sea sinónimo de fortaleza práctica sostenida con
pensamiento crítico.
Necesitamos
una Declaración de los Derechos Humanos revolucionaria, que incluya debates y
escrutinio de los pueblos contra sus opresores.
Hasta hoy “Los derechos humanos —escribe Marx— son los derechos de miembros de la
sociedad burguesa, es decir, de individuos egoístas, separados de sí y de la
comunidad”… pero
los derechos del ciudadano son “derechos que
sólo pueden ejercerse en comunidad.
Su contenido es la
participación en la comunidad, y concretamente en la comunidad política, en el
Estado”. Ninguno de los derechos humanos trasciende en individuos replegados en
sí mismos.
Necesitamos una
Declaración de los Derechos Humanos que sea herramienta de crítica cotidiana,
cercana y en acción cuyas proclamas luchen en el sentido fundamental del
respeto inalienable por el trabajo: “todos los miembros de la sociedad tienen igual derecho a
percibir el fruto íntegro del trabajo” o a un “reparto equitativo del fruto del trabajo”.
Necesitamos un acuerdo internacionalista, de
las bases, para re-fundar los Derechos Humanos de manera esencialmente crítica
contra el carácter sumamente limitado e inhumano de la lógica del capital.
Para luchar contra el
Bloqueo (contra toda forma de bloqueo) que constituye un crimen, flagrante y
sistemático.
Humanismo que sea más
que un compendio de “buenos propósitos” filantrópicos;
que sea una manera más de ascender a la práctica emancipadora.
Como lo pensaba Marx,
a la luz de la Historia, inseparable del contenido insuflado por las fuerzas
sociales en sus luchas emancipadoras.
Humanismo de “nuevo género” como acción deseable, posible y
realizable para las fuerzas que se fundamentan en la democracia participativa y
revolucionaria.
Humanismo, hoy más necesario
que nunca, para no sucumbir a la opresión ideológica más feroz implícita en la
sustracción de plusvalía.
Humanismo que no se
detenga ante nada, que defienda a la naturaleza, que proteja al patrimonio
cultural, que combata a los negocios de las guerras, de los bancos buitres y de
los “mass media” máquinas de guerra ideológica.
No traguemos más engaños, el Bloqueo
es un Crimen de lesa Humanidad.
Y hay
que frenarlo, sancionarlo y obligarlo a reparar los daños, globalmente.
Tomado de: https://www.telesurtv.net/
Y
Publicado en: http://victorianoysocialista.blogspot.com,
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