jueves, 4 de junio de 2020

La cola del Pato Donald

La cola del Pato Donald


“La cultura, la verdadera cultura de la época capitalista, que yo bautizaré aquí como contracultura, debe ser contrapuesta firmemente a la ideología del sistema capitalista”

DEL 22 AL 29 DE MAYO DE 2020 /// ANÁLISIS 05
Alí Ramón Rojas Olaya

“Hola, marica, estaba en mi cuarto viendo la película Ese es Mi Hijo, con mi actor favorito Adam Sandler a las 8 y media de la mañana cuando en la casa, mi papá (que tu sabes es chavista), pegó un grito: ¡Sacaron del aire a RT! Inmediatamente cambió a Telesur y ¡Sorpresa! Había comiquitas. 
A los minutos tumbaron la señal. 
Me fui para mi cuarto para seguir viendo mi peliculazo y cuando faltaba poquito para terminar ¡ZAS! Se fue la señal. 
Me llegó un mensaje a mi WhatsApp donde informaban que en Venezuela ya no habría más DirecTV. ¡Dios mío, estoy desesperada! ¿Cómo podré vivir sin mi Pato Donald, sin mi Mickey Mouse, sin mi Teen Titans Go!? Yo me acostumbré a desayunar viendo ¿Dónde están las rubias?, a almorzar con Pretty Woman, a merendar con Juego de gemelas y a cenar con El diario de la princesa. ¿Cómo podré reír sin Eddie Murphy y Jim Carrey, sin ¿Dónde está el policía?, Un viernes de locos y Daniel el travieso? ¿Cómo podré vivir sin la adrenalina de Silvester Stallone, Arnold Scharzenegger Scharzenegger y Jean-Claude Van Damme? ¿Podré tener la misma velocidad sin Rápidos y furiosos? ¿Cómo me enteraré de la apacible vida de las monarquías europeas, de Harry y William? ¿Cómo serán los Barcelona Real Madrid sin las discusiones de los muchachos sabelotodo de Fútbol Total?”. 
“Yo quiero ahogarme, ahogarme en el mar y despertar en otra vida, no sé, no quiero nada, nada, eso estuvo horrible hoy, intenso, pobre hermano mío, esto es horrible, horrible, maldito país de mierda, odio a todo y a todos, odio mi vida y los odio a todos” 

Estos mensajes enviados por dos jóvenes por Whats-App nos deben llamar a la reflexión para entender el peso que tiene la televisión en las masas y para aprovechar el tiempo perdido en la industria del entertainment con la salida en Venezuela de la cablera DirecTV en la mañana del martes 19 de mayo de 2020. ¿Qué hacer? Compartir con la familia y las amistades, ver buen cine, oír buena música, leer todos aquellos libros que no hemos leído. 
Pero lo más importante es que sepamos quiénes somos y porqué fuimos desdibujados.

Tenemos la tarea de concienciar que vivimos en un país petrolero con mucho oro, plata, coltán, aluminio, torio, bauxita, gas, agua; también debemos concienciar que en la guerra independentista un ejército de negros, indígenas, zambos y mujeres derrotó a Fernando VII; que cuando vino el vicepresidente Richard Nixon lo recibimos a pedradas; y que cuando vino Rambo con Terminator un pescador miliciano de Chuao los puso contra el piso. 
¿Qué más debemos hacer? Reír. ¿Por qué? Porque, como señala el escritor argentino Arturo Jauretche, “el arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos.
 Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza”. En este sentido, nos dice Argimiro Gabaldón: “somos la vida y la alegría en constante lucha contra la tristeza y la muerte”. Recomiendo leer o releer tres libros. 
El primero, El mago de la cara de vidrio (Seix Barral, 1973), de Eduardo Liendo, que trata de la historia de un profesor de Educación Media, sencillo, humilde y con un sentido emancipador de su rol como pedagogo, que se enfrenta a un poderoso enemigo que le sabotea todos las enseñanzas que él se esfuerza en compartir con sus estudiantes.

Este enemigo es el televisor. El segundo, Homo Videns: La sociedad teledirigida de Giovanni Sartori (México, Taurus, 1998), en el que el autor profundiza en un punto medular: “la televisión modifica radicalmente y empobrece el aparato cognoscitivo del homo sapiens”. 
Según este investigador italiano, este homo sapiens, formado como tal mediante el lenguaje verbal y fundamentalmente con la escritura, se convierte, por medio de su exposición continua a las imágenes, en un homo videns incapaz de desarrollar procesos cognoscitivos, concretamente la capacidad de abstracción.

Eltercero, de Ariel Dorfman y Armand Mattelart, Para leer al Pato Donald (Ediciones Universitarias de Valparaíso, 1971), porque funge de «manual de descolonización» para el análisis de la literatura de masas, concretamente las comiquitas publicadas para el mercado latinoamericano por un gángster nacido en Chicago llamado Walt Disney.

Estados Unidos le exigió a Venezuela que sacaran de la parrilla a Globovisión y a PdvsaTV olvidándose de un detalle: Venezuela, por ser un país soberano, es dueño de su espectro radioeléctrico a través de Conatel, ente regulador del sector telecomunicaciones, que socializa su uso y aplicación y democratiza su acceso. 
Es Venezuela la que puede quitar canales de la parrilla de DirecTV como ocurrió con CNN, el 19 de abril de 2017, día en que se orquestaba un nuevo golpe de Estado desde Estados Unidos.

Lo cierto es que la cablera el mismo día ya estaba mudada a Colombia para desde allí apoyar todos los actos de desestabilización contra la patria bolivariana como parte de la guerra multifactorial (económica, jurídica, contracultural, mediática, biológica, psicológica, farmacéutica, financiera, diplomática, energética, aérea y paramilitar) que el imperio gringo aplica a Venezuela. 
Recuerdo que en la década de los años noventa sólo teníamos cuatro canales de televisión: RCTV, Venevisión, Venezolana de Televisión y TVN 5. 
Un buen día, empezaron a verse mal, por más que arregláramos o moviéramos las antenas en las platabandas, no lográbamos restablecer la señal. 
Y de repente surgió la solución neoliberal mágica: ¡DirecTV! Al colocar la antena, que ahora venderemos como budare, se veían muchos canales con películas de las que le gustana la muchacha del mensaje.

Seguiremos viendo Tele-Sur por otras vías y seguiremos con la mamadera de gallo tan típica de nosotros los venezolanos y venezolanas.
 Ludovico Silva en el capítulo II, Contracultura y humanismo, del libro Humanismo Clásico y Humanismo Marxista (Caracas, Monte Ávila Editores, 1982) nos dice que: “la cultura, la verdadera cultura de la época capitalista, que yo bautizaré aquí como contracultura, debe ser contrapuesta firmemente a la ideología del sistema capitalista”. 
El poeta margariteño Gustavo Pereira define como pocos la actual crisis cultural que vive el mundo, y no precisamente por la pandemia, en su poema Tiempos Modernos de su libro Zoomaris (publicado en Mérida en el año 2016): “Estoque recorre el mundo es el Pato Donald de cuya cola cuelgan los imbéciles”. •

Tomado de:   Cuatro F, 22 al 29/05/2020

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