domingo, 18 de octubre de 2020

Ley antibloqueo versus fantasías negacionistas

 

Buena parte de la población no tiene conciencia de las consecuencias devastadoras de esta arremetida.
Este sector electoral tiene la imberbe fantasía de que se trata solamente de un cambio de hombres en Miraflores. 
Los opositores (y algunos chavistas también) tienen la fantasía de que con la caída de Maduro, inmediatamente Venezuela entrará en una fase de derroche como ocurrió en la Venezuela saudita o en los primeros años del gobierno de Chávez. 

Fotos: Referencial

José Garcés

15.OCT.2020 

La Vida es Bella es una película del director italiano Roberto Benigni. 

En su sinopsis se puede leer: “un hombre construye una elaborada fantasía para proteger a su hijo en un campo de concentración nazi”. 

El hombre le hace ver a su hijo que todo lo que pasa en el Campo de Concentración es un gran juego, que los soldados nazis están jugando a las escondidas y que los niños que se portan bien, se mantienen callados y no lloran, al final ganan. 

El premio es poder manejar un tanque de guerra. 

La película puede interpretarse como una metáfora de las fantasías que nos construimos para no ver la realidad; es por ello que decimos: “Todo está bien” o “Esa pepita que te salió en el seno no es nada” y con ello mantenemos la idea de que “la vida es bella” y nunca nos permitimos ver la realidad.

No niego que la vida sea bella, pero suscribo plenamente lo que decía Pema Chodröm: “La vida es maravillosamente miserable”. 

Es decir, la vida tiene siempre dos polos. 

Siempre hay un lado bueno de las cosas y un lado negativo.

 “Todo viene en pares” reza una de las Leyes herméticas; entonces hay días grises y días soleados, momentos tristes y momentos alegres, y así… siempre se va cambiando de polaridad.

Para nadie es un secreto que los días que atraviesa nuestro país, está, tal vez, entre los más oscuros de su vida republicana. 

Sin embargo, creo que existe una tendencia negacionista (a la manera de La Vida es Bella) de la terrible realidad del bloqueo y sus consecuencias en buena parte de la población.

Los opositores (y algunos chavistas también) tienen la fantasía de que con la caída de Maduro, inmediatamente Venezuela entrará en una fase de derroche como ocurrió en la Venezuela saudita o en los primeros años del gobierno de Chávez. 

Esta gente olvida los ataques que ha sufrido el sistema eléctrico, las tuberías y sistemas de bombeo de agua potable, así como nuestra industria petrolera, por citar sólo algunos ejemplos.

Este sector electoral tiene la imberbe fantasía de que se trata solamente de un cambio de hombres en Miraflores. 

Creen que si Maduro se va el 2 de noviembre, el 3 Venezuela tendrá garantizados todos los servicios y suministros, y la moneda será fuerte otra vez, y volveremos a tener el salario mínimo más alto de toda Latinoamérica.

En ese hipotético 3 de noviembre todavía estará en manos del “capitalismo del Mar del Norte”, Citgo, Monómeros y el oro en los bancos de Inglaterra. 

Hay que recordar que esos bienes fueron conquistados por el imperio como botín de guerra.

Las heridas a la estructura física del país no sanarán rápidamente.

Insistimos, si hay un hipotético 2 de noviembre en el que Maduro abandone el poder, todavía quedarán muchos años de sufrimiento. 

Debemos recordar que EE.UU. invadió Iraq el 20 de marzo de 2003 (Después de satanizar a Sadam Hussein como hoy hacen con Maduro) y, 17 años después, luego de haber destruido todo ese país, de haber saqueado sus tesoros minerales y culturales, después de más de un millón de muertos iraquíes, EEUU sigue allá, en Iraq. 

Como hemos dicho, la idea de que Venezuela retome su felicidad luego de una eventual salida a la fuerza de Maduro es una imberbe fantasía.

Esta tendencia al negacionismo nos lleva al otro punto que quiero señalar y es el expresado por Fritz Perls: “La dificultad del hombre es la dificultad de ver lo obvio”

Cuando se habla de Guerra de cuarta o quinta (y hasta sexta) generación, el común de la población no tiene conciencia de las dimensiones, alcances y consecuencias de una guerra de esta categoría.

En verdad estamos metidos en un problema muy serio y no podemos negarlo: Estamos en medio de una guerra. 

Es una guerra tan cruenta y aniquiladora que persigue acabar con Venezuela como Estado-Nación. 

Venezuela puede perder incluso su integridad territorial y desmembrarse como Yugoeslavia o Checoslovaquia. 

Estamos siendo atacados diariamente por medio de Órdenes Ejecutivas, sanciones y confiscaciones, que tienen un efecto devastador, pero a largo plazo.

Cuando en el 2015 Obama firmó la Orden Ejecutiva en la que se declara a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional” de EEUU, nadie se imaginó lo catastrófico que podía resultar esta estrategia, como en efecto resultó.

Ley Antibloqueo

En todo este escenario surge la Ley Antibloqueo. 

Esta es una ley muy amplia y que requiere de “Discreción” en cuanto a las acciones a tomar, las cuales deben ser diseñadas, programadas y ejecutadas con el mayor sigilo para que las mismas tengan el impacto deseado. 

El instrumento ha generado mucho centimetraje en las redes sociales y en los medios informativos impresos y digitales, unos a favor y otros en contra.

Creo que las medidas verdaderamente impactantes que se pueden tomar con esta ley están fuera del alcance del conocimiento público, ya que en política, como decía Martí, “lo real es lo que no se ve”

Por eso, creo que hasta este momento, es un ejercicio de imaginación prever los alcances de la ley.

No es mi intención pronunciarme a favor o en contra de esta, mi intención es más bien ayudar a aclarar en qué contexto aparece la Ley Antibloqueo: En los últimos 100 años no se vivió una arremetida tan inmisericorde contra Venezuela. 

Buena parte de la población no tiene conciencia de las consecuencias devastadoras de esta arremetida.

Habida cuenta de que estamos en una guerra no declarada, (pero en guerra al fin y al cabo) el Ejecutivo nacional necesita de instrumentos jurídicos que ayuden a defender a la patria de esta arremetida.

Ante todo esto, un sector de la población prefiere mantener una actitud negacionista, por ello y para ello, construye una elaborada fantasía como lo hace el protagonista de La Vida es Bella para proteger a su hijo.

Este sector negacionista “no ve lo obvio”, es decir, las consecuencias del bloqueo y asedio a Venezuela por parte de la potencia militar y económica más poderosa que haya habido jamás. 

Como consecuencia de esa fantasía neagacionista cree que solo hace falta que se vaya Maduro para que “seamos felices y comamos perdices”.

José Garcés

Tomado de:  http://www.psuv.org.ve/

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