jueves, 13 de mayo de 2021

¿De dónde saldrá el dinero para los salarios?

 

¿De dónde saldrá el dinero para los salarios?

 11/05/2021





















El autor es profesor de Economía Política.


 “…Pero a lo largo de todo el rango de la historia, no solo no hay evidencia de la existencia de un patrón metálico de valor al que corresponde la denominación monetaria comercial, el «dinero de cuenta» como se le suele llamar, pero hay pruebas abrumadoras de que nunca hubo una unidad monetaria que dependiera del valor de una moneda o del peso del metal; que nunca hubo, hasta tiempos muy modernos, una relación fija entre la unidad monetaria y cualquier metal; que, de hecho, nunca existió un patrón metálico de valor.”

Mitchell Innes

Juan Carlos Valdez G

El tema salarial en Venezuela ha generado interesantes polémicas, que nos ha obligado a revisar teorías económicas, categorías, conceptos y definiciones.

Nos hemos visto en la necesidad de revisar desde lo más básico hasta lo más complejo; sobre todo por lo atípico de nuestra crisis.

Pero toda crisis es una oportunidad, y en nuestro caso es una oportunidad para descubrir nuestras potencialidades para salir de esta crisis y además fortalecidos.

El debate del salario se está dando al interior de las fuerzas revolucionarias, lo cual era de esperarse: con una oposición autodestruida y los revolucionarios preocupados por el futuro de este proceso bendecido por Dios, buscan y proponen soluciones para enfrentar la crisis.

Pero esto ha creado contradicciones que ponen a prueba y contraste nuestros conocimientos, convicciones y actitudes frente a las calamidades de nuestro pueblo.

En este artículo tocaremos un tema que está en el campo del conocimiento, porque no ponemos en tela de juicio las convicciones de los camaradas que están en contradicción, y aunque ha habido actitudes muy cuestionables de parte de algunos de los camaradas, preferimos no tocar ese tema tampoco y centrarnos en contestar la pregunta que titula este artículo.

Una de las propuestas que ha cobrado mucha fuerza por la receptividad que ha ido logrando dentro de la masa trabajadora y de nuestros pensionados y jubilados, ha sido la de indexar la economía junto con un incremento salarial equivalente, en promedio, a un Petro.

Indexar es simplemente ajustar algunos valores a la inflación, pero en nuestro caso, además se trata de mantenerlo ajustado a la inflación permanentemente en tiempo real mientras vencemos la hiperinflación.

Esto supone, en el caso de los salarios, que estos no van a seguir perdiendo poder adquisitivo.

Pero esto va a suponer también un incremento nominal constante del salario.

Pero, además estamos proponiendo un aumento del salario de los trabajadores promediado a un Petro; partiendo del tamaño actual de la economía nacional (La propuesta está colgada en el canal de Telegram: BozaconValdez).

El principal óbice de quienes adversan la propuesta se centra en que para ellos no es posible indexar, ni subir salarios sin que previamente se incremente la producción, y para ilustrar esa afirmación recurren a ejemplos como estos:

“No se puede repartir una riqueza que no se ha creado” .

“Todo el que trabaja sabe que no puede gastar sin producir previamente”.

Esas expresiones son muy lógicas, por eso pueden confundir a cualquiera que desconozca cómo funciona el sistema monetario del país y cuál es la naturaleza del dinero.

Cuando los compañeros dicen: “No se puede repartir una riqueza que no se ha creado” están equiparando las riquezas, fruto de la actividad productiva humana, con el medio de pago de esas riquezas; vale decir, confunden las riquezas con el instrumento que mide el valor de las riquezas (el dinero) y permite su circulación en la sociedad.

No entendemos el origen de esa confusión en economistas o estudiosos de la economía.

Esa confusión puede ser válida para alguien que no sepa nada de economía.

Desde el siglo XVIII, economistas como Adam Smith ya entendían la naturaleza del dinero.

En su obra La Riquezas de Las Naciones, Adam Smith dice lo siguiente, refiriéndose al dinero:

“La gran rueda de la circulación es del todo diferente de las mercancías que hace circular.

La renta de la sociedad se compone únicamente de estas mercancías, y nunca de la rueda que las pone en circulación.”

Es incuestionable la distinción que hace Adam Smith entre las riquezas que se producen y el dinero.

En esa misma época Carlos Marx, en su obra El Capital, libro primero, capítulo III, que se titula: “El Dinero, o la Circulación de las Mercancías” y comienza ese capítulo con el subtítulo: “Medida de los Valores”, dice lo siguiente:

“Con el objeto de simplificar, en esta obra parto siempre del supuesto de que el oro es la mercancía dineraria.”

“La primera función del oro consiste en proporcionar al mundo de las mercancías el material para la expresión de su valor, o bien en representar los valores mercantiles como magnitudes de igual denominación, cualitativamente iguales y cuantitativamente comparables. Funciona así como medida general de los valores, y sólo en virtud de esta función el oro, la mercancía equivalente específica, deviene en primer lugar dinero.”

“Las mercancías no se vuelven conmensurables por obra del dinero. A la inversa.

Por ser todas las mercancías, en cuanto valores, trabajo humano objetivado, y por tanto conmensurables en sí y para sí, pueden medir colectivamente sus valores en la misma mercancía específica y ésta convertirse en su medida colectiva de valor, esto es, en dinero.”

Aquí Marx deja claro que el dinero es un instrumento de medición e intercambio de las riquezas, que refleja el valor de las cosas que mide.

Al igual que una cinta métrica mide distancias o una balanza de precisión mide volúmenes, el dinero también es una creación abstracta del hombre que mide valores de cambio.

Por eso no puede confundirse jamás con las cosas que mide.

 Es como confundir un kilo de pollo con la balanza que lo pesa.

La mayoría de los diccionarios especializados, en la actualidad, definen el dinero de la manera siguiente:

“El dinero es un medio de intercambio, por lo general en forma de billetes y monedas, que es aceptado por una sociedad para el pago de bienes, servicios y todo tipo de obligaciones.

Su origen etimológico nos lleva al vocablo latino denarius, que era el nombre de la moneda que utilizaban los romanos.”

Es un medio de intercambio.

Además de medir los valores de cambio, sirve para intercambiar los productos de la actividad productiva del ser humano.

En conclusión, una cosa son las riquezas que se producen y otra es el dinero que sirve para medir su valor y facilitar el intercambio.

La otra expresión que utilizan con mucha frecuencia los detractores de la Indexación es: “Todo el que trabaja sabe que no puede gastar sin producir previamente”

En este  caso, ya no equiparan el dinero con las riquezas, aquí equiparan a los particulares o a las empresas con los Estados.

Esta comparación es otro sofisma tan o más temerario que el anterior, porque tanto los particulares como las empresas deben producir para gastar, ya que a diferencia de los Estados, ellos no pueden emitir dinero.

Para los particulares y las empresas el dinero toma la expresión de riqueza porque su obtención sólo puede provenir de su actividad productiva donde cambian ya sea su fuerza de trabajo o el producto de su actividad productiva para obtener dinero.

En ese sentido, el dinero expresa el resultado del esfuerzo productivo de ellos.

Pero para el Estado, el dinero no es el resultado de su actividad productiva, es una herramienta económica que él mismo crea y que le sirve para equilibrar determinadas variables de la economía nacional, como la oferta y la demanda, para entre otras cosas, estabilizar los precios

Los Estados que tienen soberanía monetaria crean su propio dinero.

En este punto es importante distinguir entre los usuarios del dinero y los emisores del dinero.

Los particulares y las empresas son usuarios del dinero, porque como ya dijimos, ellos no pueden emitir dinero, en consecuencia, para obtener dinero deben realizar alguna actividad productiva.

El Estado es emisor del dinero, por lo que no requiere realizar ninguna actividad productiva, ni pedir prestado para gastar en el dinero que él mismo emite.

Los países que abandonan su soberanía monetaria adoptando una moneda producida por otro país (Ejemplo: los que dolarizan), se convierten en usuarios del dinero y para gastar necesitan producir para luego vender su producción y así obtener la moneda extrajera.

Pero resulta también, que si se cree que para poder emitir la moneda nacional, se necesita tener monedas extrajeras, es exactamente el mismo efecto de la dolarización y pierdes la soberanía monetaria.

Como el dinero para el Estado es una herramienta económica, su emisión tiene límites y esos límites vienen dados por el tamaño de la economía y las necesidades de liquidez del mercado.

Esto es así porque la emisión es para satisfacer la necesidad de liquidez del mercado interno y equilibrar variables como la oferta y la demanda.

Cuando el estado incrementa la liquidez, estimula la demanda y cuando restringe la liquidez, frena o reduce la demanda.

Eso lo hace a través de varios mecanismos, ya sea en Operaciones de Mercado Abierto; bajando o subiendo las tasas de interés; disminuyendo tributos o aumentándolos, disminuyendo o aumentando el gasto público, etc.

En conclusión, siendo que el dinero que emite el Estado, es una herramienta que el mismo Estado usa para equilibrar, entre otras cosas, la oferta y la demanda y así mantener un equilibrio en los precios; entendiendo además que el Estado no puede emitir dinero a lo loco, ya que la emisión depende de las necesidades de liquidez del mercado interno; comprendiendo que no requiere de una moneda extranjera para emitir la moneda nacional, ya que la emisión de ésta depende de las necesidades de liquidez del mercado interno; si además sabemos que la demanda en Venezuela está muy por debajo de la oferta actual, aun cuando la oferta ha caído sustancialmente; esa sobre-oferta sólo se explica por los bajos ingresos del trabajador venezolano; y existiendo los mecanismos legales para implementar políticas de expansión monetaria y fiscal que mejore el poder adquisitivo de los trabajadores y además los proteja con un mecanismo indexactorio del salario en tiempo real; debemos concluir, que es factible y viable implementar una indexación de la economía y un incremento del salario.

 

Tomado de: http://diariovea.com.ve/

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