Los llamados a la solidaridad son como olas a las que se encaraman miles de conciencias, practicando una suerte de surf que les conduce a las playas donde la reflexión echa la siesta.

Sin embargo, en el caso de Sea Watch, nos vemos obligados a lidiar con él porque los medios de comunicación lo promocionan para que sirva de excusa a los gobiernos neoliberales, socios de los grandes bancos mundiales, en su afán por mostrar un rostro caritativo y tierno.

A Occidente le interesaba construir una senda que comienza con las noticias falsas, los “dictadores” (Gadaffi, Al Assad, Maduro…), le sigue la financiación de una oposición criminal que recibe armas y explosivos de Arabia Saudita, origina las diásporas que vive y ahoga el Mediterráneo y llena Europa con una futura mano de obra económica y desclasada, para que pase a formar parte de la gran familia consumista y silenciosa.

En el fondo, medios informativos y gobiernos tratan de ocultar su apoyo a las masacres libias o sirias, venezolanas o cubanas, exhibiendo una falsa solidaridad y contribuyendo al tiempo, de manera intencionada, a un mayor debilitamiento del mercado laboral, colocando el infortunio que deparan las guerras artificiales y vistiendo esta estrategia con una tonelada de humanismo falso, que hará de esos rescatados una suerte de peones con salario miserable.

Pero si esta situación se alarga y provoca un éxodo continuo e imparable, estoy convencido de que algún gobierno europeo, cuya ciudadanía vive con cierta crispación las oleadas migrantes (Noruega, Bélgica, Italia, Suecia…) propondrá un bloqueo militar contra la entrada ilegal de los infortunados, lo que por ende aumentaría el voto hacia la derecha y crecería la xenofobia galopante.

El combate tiene dos rivales: la caridad (que cree ser solidaridad) sin otra base que los sentimientos de origen religioso, contra el hartazgo de un tsunami migrante que desestabiliza a las sociedades de ese primer mundo, capaz en su avaricia y belicosidad, de seguir expoliando al tercero y provocar una huida masiva de sus habitantes.

El Sea Watch es puro liberalismo y su capitana, ahora una celebridad, una falsa heroína que jamás alzó su mano contra el verdadero terror que arroja las pateras al mar, cuyos responsables tienen nombre y apellido: OTAN , UE, Israel y EEUU.

​Solo ellos han levantado este sórdido escenario que afecta a cientos de personas cada semana, mientras que son miles las que mueren en ese mismo lapso de tiempo, a causa de la violencia paramilitar o gubernamental, la degradación ambiental y social en África y Latinoamérica (Colombia, México, Guatemala, Honduras, Paraguay…), ante la general indiferencia mediática, muy interesada en las tragedias monumentales, porque los ahogados en el mar, los niños muertos en las playas, atraen más anuncios publicitarios.

Pero quienes hablan de solidaridad, en este caso la atemperan, la esconden, porque solucionar este problema de cientos de años de expolio, creen que es imposible. Se trata entonces de aplacar la conciencia creyendo que solucionan otro conflicto.

Falso, porque la crisis aumentará mientras las capitanas virtuales sigan mirando al mar y no a los verdaderos responsables de ese drama.


TOMADO DE:  https://tenacarlitos.wordpress.com/
PUBLICADO ENhttp://victorianoysocialist.blogspot.com,
ENTwittervictoriaoysocialista y
EN:  GoogleLibertad Bermejavictorianoysocialista@gmail.com
ENFacebook//ADOLFO LEON LIBERTAD,