martes, 16 de julio de 2019

Germinados: cuando tus experimentos escolares triunfan en la cocina

Hacer germinados caseros es muy sencillo, pero no todas las semillas valen y es importante tomar algunas precauciones para evitar riesgos






Uno de los experimentos escolares más recordados por los niños es el germinador: aquella técnica tan simple como mágica que permitía crear plantas en cuestión de días a partir de alimentos cotidianos.
Lentejas, garbanzos, alfalfa, orégano, mostaza... 

Algunos de estos granos o leguminosas acababan sobre un algodón húmedo, creciendo bajo nuestra mirada infantil. Hoy os proponemos repetir aquel experimento, ¡pero para comerlo!

Los germinados son sanos

Los germinados son muy saludables pues, como explica la dietista-nutricionista Gabriela Gottau, poseen una elevada cantidad de enzimas (que favorecen la digestión) y nos aportan vitaminas E, A, C, K y del grupo B. Además, son ricos en minerales, aminoácidos y antioxidantes, como también fáciles de digerir, muy tiernos y vistosos. 

Su perfil nutricional no es exactamente igual que el de la semilla o legumbre de la que proceden (pueden tener más cantidad de un mineral, menos de otro, más vitaminas o menos fibra), pero esto no significa que sean mejores ni peores; simplemente, son distintos, y lo importante, sanos.

Además, resultan muy vistosos.
 Podemos utilizar germinados en casi cualquier receta que imaginemos, desde ensaladas hasta sopas, como elemento decorativo o como ingrediente destacado. 

Hoy en día, triunfan en gastronomía. 
Se pueden comprar semillas de diversos tipos (se comercializan en pequeños sobres, listas para germinar); también están los brotes listos para consumir, tanto frescos como en conserva (los hay de soja o de alfalfa); o utilizar las semillas y legumbres más habituales en casa.

Los brotes de las solanáceas (esto es, del tomate, los pimientos, las berenjenas y las patatas) no deben consumirse porque son tóxicos. 

Por el contrario, las mejores opciones constituyen los cereales y las leguminosas: alfalfa, soja, garbanzos, lentejas girasol, maíz, trigo o centeno están entre las más empleadas.

Cómo hacer germinados en casa paso a paso



Existen distintas técnicas para elaborar germinados en casa, pero todas tienen un elemento común: las semillas o legumbres que elijamos necesitarán agua, aire, luz, un recipiente donde crecer y constancia por nuestra parte para mantenerlas en condiciones óptimas. 
Todas las opciones resultan económicas y sencillas y pueden hacerse con elementos cotidianos
Ponemos como ejemplo una de las técnicas más empleadas.

  • Qué necesitas: un bote grande de cristal, un paño fino (o gasa), una goma elástica y agua.
  • Paso a paso. Lava bien las semillas o legumbres que quieras germinar (por ejemplo, unas lentejas) y déjalas en remojo toda la noche (no necesitas muchas; con dos o tres cucharadas soperas alcanza).
  • Al día siguiente, enjuágalas y colócalas dentro del bote. Tápalo con la gasa y fíjala con la goma elástica. Lo importante es mantener la humedad en el recipiente, pero permitir que pase el aire a través de la tela. 
  • Coloca el bote en posición horizontal en un lugar templado y luminoso, pero no directamente al sol. Déjalo así durante 24 horas.
  • Llena el bote con agua a temperatura ambiente (puedes hacerlo del grifo y a través de la tela), para enjuagar y humedecer las lentejas. 
  • Vuelca el agua (la gasa es muy práctica porque hará de colador) y coloca otra vez el bote en posición horizontal durante 24 horas.
  • Al cabo del segundo día, ya verás cómo tus legumbres (o semillas) empiezan a germinar. 
  • La operación de lavado, escurrido y reposo se repite durante varios días, dependiendo del alimento que germines y de cuánto quieras hacerlo crecer (para unas lentejas, con cinco días es suficiente).
  • Por último, saca los germinados del bote y lávalos bien antes de utilizarlos. 
  • Puedes conservarlos durante tres o cuatro días en la nevera, y consumirlos enteros (incluyendo la semilla) o cortar solo el brote, según tus preferencias y el uso que le quieras dar.

Las precauciones que debes tomar

Que la técnica sea fácil no quiere decir que esté libre de riesgos. 
El calor y la humedad que necesita una semilla para germinar son, también, las condiciones que favorecen el desarrollo de algunas bacterias (como ListeriaSalmonella o E. coli). 

Por tanto, es imprescindible tomar algunas precauciones de seguridad alimentaria.

  • Las semillas o legumbres deben lavarse bien para eliminar la suciedad y la posible presencia de sustancias no deseadas.
  • Mientras germinan, enjuágalas a diario (para renovar el agua) y escúrrelas bien. 
  • Tienen que estar húmedas, no anegadas. Si sobra agua en el frasco, si las dejas al sol o si no tienen suficiente ventilación, aumentará el riesgo de que aparezcan hongos y bacterias.
  • Los germinados deben lavarse bien y conservarse en la nevera. No los guardes a temperatura ambiente. Si los secas con un paño antes de refrigerarlos, durarán más.
  • Si los compras hechos, evita comer los que estén más oscuros que el resto o si huelen a humedad. Lávalos antes de usar y respeta la fecha de caducidad del envase.

Hacer germinados o comprarlos, ¿qué conviene más?



Hacer germinados caseros es muy económico y puede ser una actividad culinaria muy gratificante y educativa para realizar, por ejemplo, con niños. Pero lleva algo de tiempo y atención, y es preciso planificar el menú con algunos días de anticipación. 
Los germinados comerciales resuelven ese problema, pero son más costosos. 150 gramos de germinados cuestan entre uno y dos euros, mientras que por un precio similar podemos comprar un kilo de de lentejas o garbanzos, que nos permitirán producir mucha más cantidad de brotes en casa, sin más inversión que un poco de agua y paciencia.


TOMADO DE:  http://www.consumer.es/
PUBLICADO ENhttp://victorianoysocialist.blogspot.com,

ENTwittervictoriaoysocialista y
EN:  GoogleLibertad Bermejavictorianoysocialista@gmail.com
ENFacebook//ADOLFO LEON LIBERTAD

No hay comentarios:

Publicar un comentario