domingo, 21 de marzo de 2021

La Cruz Roja viola el derecho internacional humanitario en el Sáhara Occidental

 La Cruz Roja viola el derecho internacional humanitario en el Sáhara Occidental

En resumen, la incongruencia de la visita y su incompatibilidad con los principios esenciales del derecho internacional humanitario son simplemente escandalosas. Es difícil imaginar que a mediados del siglo XIX, este señor de gran estatura moral y ganador del Premio Nobel de la Paz (Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja) descuidara los gritos, las lamentaciones y las llamadas de auxilio cuyos ecos eran reproducidos por los cerros cercanos al río Mincio. Y menos aún que llegó a este valle, del brazo de uno de los ejércitos rivales.

By Elena Rusca  17 Marzo, 2021



Niños saharauis. Foto: Elena Rusca

Con profunda preocupación, la opinión pública internacional se ha enterado de que el Comité Internacional de la Cruz Roja ha visitado el territorio ocupado del Sáhara Occidental bajo el liderazgo de la Media Luna Roja marroquí.

Haddamin Moulud Said, representante del Frente Polisario antes las Naciones Unidas, nos cuenta en detalle porqué esta visita no fue hecha en el respecto del derecho internacional humanitario.

 

“En principio, no habría objeciones a esta visita, si no fuera por la forma en que se organizó, el recorrido que se siguió, los grandes espacios que, curiosamente, quedaron excluidos de dicho recorrido, y los complementos de los visitantes.

En resumen, la incongruencia de la visita y su incompatibilidad con los principios esenciales del derecho internacional humanitario son simplemente escandalosas.

Es difícil imaginar que a mediados del siglo XIX, este señor de gran estatura moral y ganador del Premio Nobel de la Paz (Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja) descuidara los gritos, las lamentaciones y las llamadas de auxilio cuyos ecos eran reproducidos por los cerros cercanos al río Mincio.

Y menos aún que llegó a este valle, del brazo de uno de los ejércitos rivales.

Y, sin embargo, en el Sáhara Occidental, los herederos del gran humanista suizo fueron al Sáhara Occidental del brazo de la potencia ocupante.

En su viaje hacia el sur, cruzaron las fronteras de Marruecos reconocidas internacionalmente, de la mano de la Media Luna Roja marroquí.

Y se limitaron a visitar lo que la potencia ocupante les pedía que visitaran.

En otras palabras, han perdido por completo su legendaria neutralidad.

De la mano de entidades marroquíes, llegaron al territorio para hacer brillar la imagen de determinadas organizaciones que Marruecos ha instalado allí para perpetuar la ocupación ilegal del Sáhara Occidental.

En el preciso momento en que el CICR cruzó el paralelo 27,40 ° N (la frontera entre el Sáhara Occidental y Marruecos), del brazo de la Media Luna Roja Marroquí, en ese mismo momento, el CICR violaba gravemente una obligación internacional, la de no apoyar o respaldar un hecho obtenido mediante el uso de la fuerza o bajo la amenaza de la misma.

Por otro lado, el CICR debe saber que también ha violado la resolución 2625 (XXV) de Naciones Unidas, que establece que el Sáhara Occidental tiene un estatus legal diferente y distinto al del Reino de Marruecos.

Por tanto, pudo haber visitado el territorio, pero no en compañía de la potencia ocupante.

 Y al hacerlo, está cometiendo una grave violación del derecho internacional”, nos cuenta Haddamin.

“En cuanto a los complementos, lejos de llevar el típico brazalete o chaleco blanco con el escudo de la Cruz Roja, los delegados del CICR lucieron las típicas máscaras del COVID 19, como si quisieran dar la apariencia de absoluta normalidad, reproduciendo así la cacofonía marroquí, según la cual el Sáhara Occidental es un territorio marroquí, donde no hay situación de guerra ni ocupación.

La ausencia del emblema internacional de la Cruz Roja en esta ocasión hace que los delegados del CICR se parezcan más a los delegados de una gran multinacional que a los de una entidad a la que el derecho internacional humanitario asigna grandes responsabilidades para la protección de la población civil.

Y despojado de sus principios morales y de sus famosas insignias, el CICR se dedicó, durante su visita al Sáhara Occidental, a hacer brillar las organizaciones títeres creadas por la potencia ocupante.

En este intercambio de insignias, entre las siglas de la Cruz Roja y la máscara COVID 19, el CICR perdió su esencia, perdió su identidad y perdió por completo toda la credibilidad que tenía en el Sáhara Occidental”, sigue Haddamin.

En Afganistán, Irak e incluso Timor Oriental, las visitas del CICR siempre han estado ocupadas. Porque, además de la situación de guerra, esta es la única razón que, según los Convenios de Ginebra, le da derecho a desplegar los poderes que estos convenios le otorgan.

“E incluso si la ocupación es un capítulo “clásico” del derecho internacional humanitario (DIH), el CICR omite hablar de ocupación durante su visita al Sáhara Occidental.

 Con su visita al territorio, el CICR, lejos de sugerir que se dirige a un territorio ocupado en situación de guerra, ha venido a reforzar la tesis del ocupante marroquí.

Esto demuestra que, lamentablemente, el CICR sucumbió a la arbitrariedad del conquistador, sucumbió a la razón del más fuerte.

En el Sáhara Occidental, el CICR ha confirmado que es insensible a los gritos, lamentos y llamadas de auxilio de Boujdour o El Aaiún.

Y aunque en las inmediaciones de El Aaiún o Boujdour no hay cerros, cuyo eco pueda devolver los gritos de las víctimas, estos se han apoderado, como manda la época moderna, del conocido hashtag #CICR, asegurando así que el SOS llega a oídos de los herederos del gran humanista suizo.

Y sin embargo, estos han pasado a lo en sin escucharlos”, sigue Haddamin.

“Pero no es solo eso.

Desde hace varios años, amplios sectores de la opinión pública mundial han pedido, sin éxito, que el CICR visite a los presos saharauis encarcelados en el propio territorio marroquí.

Presos que habían sido capturados en el territorio ocupado y trasladados, en flagrante violación de los Convenios de Ginebra, al territorio de la potencia ocupante, donde fueron juzgados, condenados a severas penas y encarcelados, obligando a sus familias a viajar miles de kilómetros para visitar ellos.

Además, cabe recordar que hace unos años, cuando se descubrieron fosas comunes en el Sáhara Occidental, al este del muro militar marroquí, se invitó oficialmente al CICR a asistir a la exhumación y observar las pruebas forenses de un reconocido equipo de profesionales que trabajaban según las normas internacionales, pero el CICR se negó a estar presente.

Este desdén por identificar a los muertos en fosas comunes, frente a la alegría del CICR de sacar a la luz ciertas organizaciones títeres creadas por la potencia ocupante al otro lado del muro, es prueba irrefutable de su falta de humanismo, de su falta de humanismo. y su ruptura definitiva con los Convenios de Ginebra de 1949.

Huelga decir que durante su visita, el CICR no mencionó el Sáhara Occidental, solo aludió a Marruecos.

No cita el motivo de la visita, ni comenta si el territorio que visita es territorio ocupado, en situación de guerra.

Y estas omisiones deliberadas están claramente destinadas a fortalecer y apoyar la soberanía marroquí sobre el territorio.

Finalmente, si los consumidores tienen derecho a conocer el origen territorial de los productos de consumo, a verificar si se ajustan o no a sus convicciones y opiniones, los donantes tienen aún más derecho a saber qué están haciendo determinadas organizaciones benéficas.

Por eso pedimos a la conciencia moral de los hombres y mujeres que aman la paz y la libertad que presionen al CICR para que respete el derecho internacional en el Sáhara Occidental.

 A continuación se muestran algunas fotografías de la reciente visita del CICR, así como otras visitas a otras partes del mundo para jugar al juego “¿dónde está la insignia?””, concluye Haddamin.



Elena Rusca, Ginebra

 

Tomado de:  https://www.elclarin.cl/

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