jueves, 7 de enero de 2016

“OBAMA ES IMPERCEPTIBLE PARA LA 

POBLACIÓN Y DESGASTANTE PARA LOS

 GOBIERNOS”

22 Dic, 2015
Obama Imperialista

Por: Cesar Trómpiz

La primera campaña presidencial de Barack Obama fue la contra a la política Bush y prometía el fin del periodo republicano al frente de la dirección del gobierno formal de los Estados Unidos de Norteamérica. La política de Bush, particularmente hacia Latinoamérica, significo un sinfín de agresiones políticas ineficaces que despertaron en la región un claro pensamiento antiimperialista y la tendencia de dirección hacia el proyecto unionista liderado por la posición revolucionaria del comandante Chávez contra el imperialismo norteamericano y cuyo mejor resultado fue la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Obama cambió esta política, tal como lo prometió en su campaña electoral.
Las derechas latinoamericanas, dirigidas desde los cenáculos conspirativos de las embajadas estadounidenses, tuvieron una abierta posición golpista durante la administración Bush, incentivando alzamientos militares, la mayoría de ellos fallidos y con efectos de profundización de los proyectos de izquierda en el seno de los países bajo gobiernos nacionalistas en el continente. Habida cuenta del cambio de política en la Casa Blanca, la disposición electoral de las derechas de la región ha ido incorporando en su discurso la necesidad de “un cambio”. El discurso, tomado de la política de Obama, es un slogan sin contenidos que desdibuja la intención de reinstaurar el neoliberalismo en la región.
“El Cambio” es promovido abiertamente por los aparatos culturales pro yankees, toma el discurso de Obama y engañan a los incautos que esperan la mejoría circunstancial de su situación personal y familiar. Este giro del marketing político avanza con éxito en el eje político que sostiene la rebelión de Nuestra América:
 1) En Brasil los promotores del “cambio” han mantenido una sostenida protesta social que desconfigura las alianzas políticas del Partido de los Trabajadores para el sostenimiento de la gobernabilidad del país, 
2) En Argentina el “cambio” colocó en la Casa Rosada a un empresario comprometido con los intereses norteamericanos cuyo gobierno es de los gerentes más destacados de las transnacionales norteamericanas influyentes en la región, 
3) En Venezuela el “cambio” caló para lograr una mayoría calificada del poder legislativo, que aún sin haber tomado posesión ya proyecta un escenario de conflictividad institucional para “desmontar” el gobierno de la Revolución Bolivariana, 
4) Para Cuba el “cambio” que promueve la política norteamericana tiene el objeto de socavar las bases morales de esa nación y dar al traste con la legendaria revolución cubana.
“El cambio” es un discurso “made in USA” con intereses fabricados en las multinacionales que han visto mermados sus negocios tras la derrota del libre comercio en la Nuestra América de Chávez, Lula, Fidel y Néstor. Obama está desarrollando una política internacional agresiva y pertinaz sobre la región que, sin embargo, es suave, casi invisible, sin caras que se puedan identificar para construir argumentos que opongan al enemigo real de la soberanía de la región.
La conspiración económica del sistema financiero internacional contra Nuestra América es imperceptible para la población y desgastante para los gobiernos. La alteración de los mercados de las materias primas, de las que América Latina es un proveedor importante para EEUU, forma parte de la “crisis necesaria” para acabar con la cara social que mantiene los altos apoyos populares a los procesos nacionalistas y antiimperialistas de la región.
Obama no necesita más golpes de Estado con sangre y apoyo de su oficina de forma directa. Él tiene un estilo menos clásico y más inteligente: que los países se consuman en su salsa institucional. 
El ex presidente de Guatemala, aliado indiscutible de la Casa Blanca, denunció (ya en la cárcel) que su juicio político fue promovido desde EEUU para “probar” una forma de salidas sin “conflicto” de los líderes de la región. 
Nadie le escuchó por el mermado liderazgo que tenía en la propia Centroamérica, pero es bueno destacar que esa falta de apoyo se respaldó en una campaña de dos años de alteración de su liderazgo a través de ONG´s y grupos financiados para el apoyo directo a la política norteamericana en el país. 
La administración Obama realizó un ensayo perfecto: nadie en la CELAC protestó la salida del antiguo presidente de Guatemala, la Casa Blanca anotó un gol y abrió la puerta para sacar a presidentes que se quedaron “sin apoyo nacional y sin apoyo de los presidentes de la región”
Geopoliticamente la apertura del proceso de enjuiciamiento político a Dilma Roussef es consecuencia del exitoso experimento guatemalteco. 
La alteración de la vida social en Brasil en los últimos tres años responden a la necesidad norteamericana de deslegitimar socialmente el gobierno de la presidenta, el acompañamiento logrado en las bancadas políticas para ir “dejando sola” a Dilma es una inversión “necesaria” de la Casa Blanca y responde al propósito de deslegitimarla como líder “natural” del continente. 
El próximo paso es “cambiar” a la presidente que se ha vuelto “impopular y corrupta” por obra y gracia de los juegos de la embajada norteamericana.
No pretenderé ocultar los errores que hemos tenido los movimientos revolucionarios en el ejercicio del gobierno y el poder cuasi absoluto de la dirección de los Estados en el eje agredido por la Casa Blanca. Esos errores se pagan caros porque sirven de base objetiva para potenciar el desmontaje planificado en USA, amén de la elevada infiltración cultural y directa que sufren los aparatos de Estado. Los corruptos de los procesos latinoamericanos compran casas en Miami, gozan de visa estadounidense y/o son protegidos como “testigos” porque, al final, sirven para sus propósitos.
En Venezuela, el escenario de confrontación institucional que se proyecta hacia la instalación de la nueva Asamblea Nacional viene acompañado de una guerra financiera prolongada por más de tres años, con un ocultamiento de los sectores empresariales nacionales e internacionales que colaboran en el afán contrarrevolucionario. La operación, firmemente apoyada por una campaña de demonización internacional y nacional de la figura del presidente Nicolás Maduro y la dirigencia revolucionaria venezolana, tiene el matiz de repetir la exitosa experiencia guatemalteca. Obama desea que la propia institucionalidad de los países de Nuestra América se encargue de “quitar del medio” a los países que molestan sus propósitos hegemónicos en la región.
Debemos corregir el rumbo, confiar en el presidente Nicolás Maduro y respaldar su dirección, fortalecer la base moral del chavismo y alinear acciones que aumenten la popularidad bolivariana hacia las nuevas batallas por venir.

@DifundeLaVerdad

TOMADO DE: http://www.difundelaverdad.org.ve/

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