Estimados amigos, Esta semana hubo dos terribles atentados en Nigeria. El primero, el día 10 de enero, causó la muerte de 20 personas en un mercado concurrido de la ciudad de Maiduguri. El segundo, al día siguiente, provocó al menos siete víctimas fatales en un mercado de la ciudad de Potiskum. Estos atentados, atribuidos al grupo Boko Haram, fueron perpetrados por medio de 3 niñas de 10 años, cuyas humanidades fueron usadas como bombas para atacar a población indefensa. En un mes de terribles sucesos como los producidos en París contra el personal del semanario satírico Charlie Hebdo y ciudadanos en un supermercado kosher, millones de personas se han mostrado solidarias con las víctimas. Mientras la marcha multitudinaria del domingo 11 de enero colmaba las calles parisinas y las de otras ciudades francesas, niñas inocentes eran usadas como artefactos de guerra para generar daños irreparables en las comunidades atacadas del país africano. De las niñas de Nigeria no tenemos el nombre ni el apellido. Es seguro que hayan sido secuestradas en abril de 2014 por el grupo señalado hace unos meses y que causó consternación en la comunidad internacional. De las más de 200 chicas capturadas en ese entonces, 63 pudieron escapar en julio de ese año. Del resto sólo se sabe que fueron repartidas en distintos campamentos, obligadas a casarse con militantes de esa facción y convertidas al islamismo. Pero del conjunto de pequeñas y jóvenes atrapadas contra su voluntad los medios -y nosotros, ciudadanos con acceso a las redes sociales- no hemos hecho el esfuerzo suficiente por publicar sus identidades y, como en el caso de los estudiantes de Ayotzinapa, la desgracia se lee de modo grupal. Al reflexionar sobre esto decidí crear unos volantes (flyer) con la etiqueta (hashtag) #YoSoyUnaNiñaNigeriana y sus variantes en otros idiomas. Si con la etiqueta #JeSuisCharlie repudiamos la intolerancia, debemos recordar que debemos repudiar más aún el uso de niños como armas de guerra. En este caso, de niñas que no son consideradas por estos grupos fundamentalistas como seres humanos, sólo por pertenecer al género femenino. Apoya a estas niñas y a todas las niñas del mundo que son sometidas a abusos, maltratos, humillaciones, vejaciones y torturas tan sólo por ser mujeres. Recordemos la lucha de una niña como Malala y hagámonos eco de ella a diario: Que en nuestro entorno no crezca una niña sin la protección debida y que sea nuestra responsabilidad garantizar los derechos de todas ellas, incluso desconociendo sus nombres y sus rostros. Te invito a ser solidario por medio de un pequeño gesto: ¡compartir este flyer en tus redes! Un abrazo afectuoso desde Buenos Aires, Marsolaire Quintana Blog: www.marsolairequintana.wordpress.com Twitter: @paralajes
martes, 13 de enero de 2015
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