martes, 13 de enero de 2015


Estimados amigos,

Esta semana hubo dos terribles atentados en Nigeria. El primero, el
día 10 de enero, causó la muerte de 20 personas en un mercado
concurrido de la ciudad de Maiduguri. El segundo, al día siguiente,
provocó al menos siete víctimas fatales en un mercado de la ciudad de
Potiskum. Estos atentados, atribuidos al grupo Boko Haram, fueron
perpetrados por medio de 3 niñas de 10 años, cuyas humanidades fueron
usadas como bombas para atacar a población indefensa.
En un mes de terribles sucesos como los producidos en París contra el
personal del semanario satírico Charlie Hebdo y ciudadanos en un
supermercado kosher, millones de personas se han mostrado solidarias
con las víctimas. Mientras la marcha multitudinaria del domingo 11 de
enero colmaba las calles parisinas y las de otras ciudades francesas,
niñas inocentes eran usadas como artefactos de guerra para generar
daños irreparables en las comunidades atacadas del país africano.
De las niñas de Nigeria no tenemos el nombre ni el apellido. Es seguro
que hayan sido secuestradas en abril de 2014 por el grupo señalado
hace unos meses y que causó consternación en la comunidad
internacional. De las más de 200 chicas capturadas en ese entonces, 63
pudieron escapar en julio de ese año. Del resto sólo se sabe que
fueron repartidas en distintos campamentos, obligadas a casarse con
militantes de esa facción y convertidas al islamismo. Pero del
conjunto de pequeñas y jóvenes atrapadas contra su voluntad los medios
-y nosotros, ciudadanos con acceso a las redes sociales- no hemos
hecho el esfuerzo suficiente por publicar sus identidades y, como en
el caso de los estudiantes de Ayotzinapa, la desgracia se lee de modo
grupal.
Al reflexionar sobre esto decidí crear unos volantes (flyer) con la
etiqueta (hashtag) #YoSoyUnaNiñaNigeriana y sus variantes en otros
idiomas. Si con la etiqueta #JeSuisCharlie repudiamos la intolerancia,
debemos recordar que debemos repudiar más aún el uso de niños como
armas de guerra. En este caso, de niñas que no son consideradas por
estos grupos fundamentalistas como seres humanos, sólo por pertenecer
al género femenino. Apoya a estas niñas y a todas las niñas del mundo
que son sometidas a abusos, maltratos, humillaciones, vejaciones y
torturas tan sólo por ser mujeres. Recordemos la lucha de una niña
como Malala y hagámonos eco de ella a diario: Que en nuestro entorno
no crezca una niña sin la protección debida y que sea nuestra
responsabilidad garantizar los derechos de todas ellas, incluso
desconociendo sus nombres y sus rostros. Te invito a ser solidario por
medio de un pequeño gesto: ¡compartir este flyer en tus redes!

Un abrazo afectuoso desde Buenos Aires,

Marsolaire Quintana
Blog: www.marsolairequintana.wordpress.com
Twitter: @paralajes

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