jueves, 26 de febrero de 2015


Lo que no se dice sobre las negociaciones con Syriza

25 feb 2015
GRECIA

Pensamiento crítico

Vicenç Navarro

Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada, Universidad de Barcelona
Las fuerzas conservadoras y neoliberales que gobiernan la gran mayoría de las instituciones políticas europeas (el Consejo Europeo, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Parlamento Europeo) desean con toda intensidad el fracaso del gobierno Syriza en Grecia, utilizando todos los medios para impedir que se terminen las políticas de austeridad, deseando mantener las políticas que han creado un enorme desastre social. De conseguir aplicar sus políticas alternativas, el gobierno Syriza en Grecia podría mostrar la gran falsedad, ineficacia e incluso maldad de las políticas impuestas a las clases populares de Grecia y de los otros países de la Eurozona, con la complicidad y apoyo proveídos por las élites conservadoras y neoliberales gobernantes en cada uno de estos países. Existe una alianza de clases a lo largo de la Eurozona en la que los instrumentos políticos de las clases dominantes están imponiendo unas políticas carentes de mandato popular que están causando un enorme drama humano que alcanza sus mayores dimensiones en Grecia, pero también en España, en Portugal y en Irlanda.
Es importante subrayar que los mayores defensores de las políticas de austeridad lideradas por el gobierno alemán han sido precisamente los gobiernos conservadores-neoliberales de estos países –como el gobierno PP en España- donde estas políticas han tenido un impacto devastador. Y como consecuencia de la enorme influencia de los mayores grupos económicos y financieros existentes en cada país, así como la que sus sectores sociales con mayor peso económico y social tienen sobre sus mayores medios de información y persuasión, hemos leído y/o visto un reportaje en tales medios enormemente sesgado en contra del gobierno Syriza en sus negociaciones con el Eurogrupo. Se ha referido al gobierno de Syriza constantemente como “poco serio”, “demagógico” (y una larga retahíla de insultos más) que, resultado de su supuesta inmadurez, han terminado con un gran fracaso. Tanto el director de La Razón, el Sr. Francisco Marhuenda, abogado del gobierno Rajoy, como el economista del PSOE, asesor del Sr. Zapatero y economista primero de El País, el Sr. José Carlos Díez, coincidieron en esta lectura promovida activamente por el establishment mediático del país.
Lo que no se publicó en España
En esta avalancha mediática, que ha alcanzado una de las máximas expresiones en España (uno de los países con menor diversidad ideológica en los medios) se han ocultado varios hechos, que muestran una realidad distinta, ocultada o ignorada por estos medios. Una consecuencia de lo ocurrido es el hecho mostrando con toda claridad el dominio del Eurogrupo y del BCE (y, en menor grado, de la Comisión Europea) por parte del gobierno alemán, un dominio, sin embargo, que no es equivalente a omnipotencia. El gobierno alemán ha aparecido claramente como el centro dominante de la vida económica, financiera y política de la Eurozona, con la clara sumisión de los otros gobiernos, incluidos los que se definen a sí mismos como socialdemócratas. La publicación por parte del gobierno griego de algunas de las declaraciones (en privado) de apoyo a sus propuestas por parte de representantes de estos gobiernos (como el italiano y el francés) contrastó con el comportamiento público de estos representantes, mostrando la incoherencia de tales partidos gobernantes. La estrategia del gobierno griego ha permitido definir los bandos en los que se configura Europa, esta Europa hoy poco representativa de las clases populares de los países de la Eurozona, y que está perdiendo la legitimidad y atracción que tuvo en su momento.
Ahora bien, es importante subrayar que, como dice Mark Weisbrott en un comunicado reciente (Press Release, Center for Economic Policy Research, Washington, 20.02.15) a pesar de esta hostilidad del establishment neoliberal europeo, el gobierno griego ha permanecido sereno, sin estridencias, presentando los datos que muestran el enorme daño de la políticas de austeridad en su pueblo, recurriendo en su argumentario a los valores que teóricamente Europa defiende como suyos, la democracia, el Estado del Bienestar y la justicia social, señalando la hipocresía de este establishment. Y, a pesar del enorme control de los medios –que alcanza dosis abusivas en España- la población europea ha podido captar la justicia de su causa, creando gran simpatía popular hacia los argumentos utilizados por Syriza, incluso por cierto, en Alemania, donde el porcentaje de la población alemana que deseaba expulsar a Grecia del euro ha pasado de ser mayoría a ser minoría. Ha sido este cambio que explica que incluso el Presidente de la Comisión reconociera en sus declaraciones que se ha hecho una gran injusticia al pueblo griego. Ello es un indicador del valor democrático y moral de las propuestas de Syriza, que han movilizado al pueblo griego en apoyo de su gobierno.
Las victorias de Syriza
Ha sido esta movilización popular, dentro y fuera de Grecia, lo que explica las divisiones del propio Eurogrupo que Syriza supo utilizar. Y consiguió grandes concesiones del Eurogrupo, ocultadas en la avalancha neoliberal mediática. Como señala James K. Galbraith (“Reading the Greek Deal Correctly”, Social Europe Journal), las concesiones (victorias de Syriza) incluyen:
1. El documento final separa la transferencia de fondos de las condiciones, aceptando algunas (que Syriza también consideraba justas) y rechazando otras. Es lo que en lenguaje mediático se refirió la aceptación del 70% de lo acordado con el gobierno griego anterior, y rechazo del 30%. Aceptación eran, por ejemplo, las medidas antifraude. Rechazo era la reducción de las pensiones y otras medidas que eran continuistas de las políticas de austeridad. En realidad, todas las medidas explícitas de austeridad que estaban en el documento firmado por el gobierno anterior fueron rechazadas, sustituidas por una ambigüedad (aceptada por la Comisión Europea) que permitía una flexibilidad de interpretación que no se permitía antes.
2. Se consiguió revertir la mayoría de medidas antisindicales que contribuyeron al deterioro del mercado laboral, aceptando el incremento del salario mínimo (retrasándose hasta septiembre su aplicación).
3. Se recuperó el concepto de soberanía, de manera que las políticas domésticas se asignaban al gobierno griego siempre y cuando fueran aprobadas por el marco definido por los límites de fiscalidad marcados por la Troika, redefinida como instituciones separadas, cuya autoridad quedaba delegada del Eurogrupo y de la Comisión y no como grupo de supervisores. Este cambio es más que semántico.
4. Una cesión clave fue que al gobierno griego no se le imponía el objetivo de alcanzar un 4,5% de superávit primario (lo cual le hubiera prohibido poder terminar con las políticas de austeridad), sin especificar un objetivo, permitiéndole que alcanzara el deseado por Syriza, el 1,5%.
5. Un mejoramiento del pago de la deuda, en los plazos y en los intereses, a desarrollar en posteriores negociaciones. En realidad, la negociación mayor es la venidera. Es cierto que no se consiguió la quita de parte de la deuda, pero no excluye la posibilidad de que se establezca una renegociación a nivel de Europa del problema de la deuda pública, que ha alcanzado unas dimensiones excesivas, consecuencia de los rescates bancarios que beneficiaron a unos pocos a costa de la mayoría de las clases populares.
En resumidas cuentas, Syriza ha iniciado un proceso de redefinición de Europa, con una enorme movilización popular en su país, en apoyo de esta redefinición. Y el gran pánico de la estructura de poder europea es de que  el próximo paso en esta lucha se de en España. De ahí que las victorias de Syriza son también victorias de los pueblos de Europa. Estas victorias fueron las concesiones que detallo anteriormente.
Naturalmente que eran concesiones dentro de un marco que viene definido por su permanencia en el euro, gobernado por las derechas neoliberales y socioliberales. Pero Syriza escogió presentarse como defensor de Grecia y de Europa, intentando iniciar un proceso de transformación de esta Europa. Se podría criticar a Syriza por no haber tenido preparado un plan B, que hubiera sido la salida del euro. Pero esta crítica ignora que la mayoría del pueblo griego quiere permanecer en el euro. Puede que cambie y la lección didáctica a la cual me refería al principio del artículo sea un paso en la dirección de cambiar el deseo de permanencia. Pero el gran dato de las negociaciones es que, a pesar del enorme desequilibrio de fuerzas, la movilización de un pueblo en apoyo de las demandas justas de su gobierno puede conseguir victorias en un proceso en el cual solo hemos visto el inicio de una larga lucha, pues es ahora cuando la parte difícil comienza. Ceder y caer en un desánimo es lo que la reacción desea. Lo que ha ocurrido en Grecia muestra que cuando la población se mueve, se pueden ganar batallas. Y también muestra la falsedad de los argumento sutilizados por los gobiernos Zapatero y Rajoy (y Mas en Catalunya) de que no hay alternativas. Incluso en un caso extremo, como el de Grecia, con un gran desequilibrio de fuerzas, se pueden desarrollar otras propuestas.



¿Syriza derrotada?
por José Blanco

Como ocurre en los debates políticos entre aspirantes rivales a un puesto público, ambos declaran la indudable derrota de su adversario. En el caso, las declaraciones son enormemente desiguales. Un tumulto de declaraciones en medios europeos en los siguientes minutos y horas del primer encuentro entre Tsipras y Varoufakis vs. Merkel, fueron de este talante: “…en el primer asalto a Alemania le ha bastado la combinación de un crochet seguido de un uppercut directo a la mandíbula para mandar a Syriza directo a la lona... Esta semana puede que se hayan dado cuenta que una cosa es teorizar como profesores universitarios y otra muy distinta es meterse los guantes, los pantalones cortos y ponerse a intercambiar golpes contra el campeón de los pesos pesados. Recordemos que se enfrentan a un púgil que tumbó al PASOK de Papandreu en el primer intercambio de golpes y a un imprevisible peso pesado como Berlusconi en un abrir y cerrar de ojos” (http://www.gurusblog.com/archives/
alemania-manda-syriza-la-lona-en-el-primer-asalto/20/02/2015/).
Sí, Alemania dio un categórico no a las propuestas griegas, mientras los capitales huían de los bancos griegos; frente a esa rotunda negativa, los griegos no aceptaron el ultimátum, se levantaron y volvieron a Atenas. Puede usted jurar que Merkel se quedó temblando. La troika declaró una guerra despiadada contra Grecia, mientras los dirigentes helenos piden un sinceramiento: el evidentísimo fracaso de los planes austeristas, y están decididos a emprender programas sociales de ayuda a los pobres, los desempleados y las pequeñas empresas en lugar de apoyar a los bancos y los oligarcas de Europa, como exige la troika.
Europa (léase Alemania) se ha negado sistemáticamente a satisfacer las demandas de Tsipras, por el pavor de que Irlanda, Portugal, España e Italia se sumen a las demandas de Grecia.
Inverosímil: Tsipras y Varoufakis ¡son los únicos dirigentes que se han atrevido a decir la verdad!: la deuda es impagable y Grecia está en quiebra. Los señores titulares del Ejecutivo en los demás países europeos que están en situación de quiebra han decidido, con una hipocresía sin límites, negar que están en una situación absolutamente sin salida, pero les resulta políticamente inconveniente asumir la bancarrota y sin la menor sensibilidad humana han dejado que el costo lo pague un brutal desempleo, el empobrecimiento sin fin y el estancamiento económico.
Grecia, parece, tiene la sartén por el mango: de acuerdo con las estimaciones del destacado economista español Marco Antonio Moreno, “si Grecia es empujada a abandonar la zona euro y volver al dracma, la nueva moneda griega tendría –con suerte– un valor de 50 por ciento del euro. Esto significa que las pérdidas superarían los 200 mil millones de euros que los gobiernos, los bancos y las corporaciones del resto de Europa deberán absorber. Sólo Alemania podría sufrir una pérdida de 75 mil millones de euros”. De modo que los desplantes de Merkel y sus súbditos en la troika, no parecen ser mucho más que agua de borrajas.
Grecia pedía seis meses para precisar su programa económico, durante el cual no pagaría ni intereses ni capital, y propondría un plan de crecimiento realista para enfrentar entre otras cosas el endeudamiento (con quitas). Merkel aguantó apenas un día y por la vía del Eurogrupo (la reunión informal de los ministros de Economía y Finanzas de los países de la UE) concedió a Grecia cuatro de los seis meses que Tsipras demandaba. Aunque, para que nadie olvide quién manda, exigió que ayer lunes presentara su plan de reformas. Lo que ocurrió ayer ya no pudo ser considerado en esta nota. Pero nadie está obligado a lo imposible. En Atenas, Varoufakis se ha mostrado satisfecho tras el acuerdo alcanzado el pasado viernes con el resto de socios del Eurogrupo, y ha resaltado que el acuerdo alcanzado no tiene ninguna diferencia sustancial respecto a su propuesta del jueves (inmediatamente rechazada por Alemania), y mencionó hasta cuatro veces la importancia de ser, a partir del lunes, los coautores de su destino.
Examinaremos lo que ayer ocurrió con el cómico plazo que el Eurogrupo creyó imponer a Grecia; pero entre tanto, los millones de europeos afectados –que son de colores varios– han empezado a empujar su propio crecimiento, con Podemos, de España, a la cabeza.
Los países europeos, en una vergonzosa imitación de los gringos, acabaron volviéndos bipartidistas. Pero en todos los países esos partidos rivales tienen en común, como política de corto plazo (y con ausencia de polítia de largo plazo) lo peor de la globalización neoliberal en crisis: todos son austeristas. Así, lo que no podía dejar de ocurrir, ocurrió: los partidos del bipartidismo fueron perdiendo bases sociales a una velocidad cada vez mayor. Y la consecuencia no podía ser otra sino la que estamos viendo: el surgimiento de Syriza en Grecia, de Podemos en España, en Francia toma fuerza el Frente Nacional; en el Reino Unido, el UKIP (United Kingdom Independence Party); los llamados neopopulistas, en Noruega, Suecia y Dinamarca; el Movimiento Cívico Cinco Estrellas, en Italia. Por ahora.
Como vemos, contra el austerismo ascienden en la escena política izquierdas y derechas. El espacio político tiende a convertirse en el desencuentro no de izquierdas y derechas, sino de austeristas y antiausteristas. En tanto, han comenzado a fortalecerse los sentimientos nacionalistas en todas las víctimas del austerismo. No es nada difícil que el neoliberalismo termine con el proyecto, que tantas expectativas creara, de la Unión Europea.

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