jueves, 10 de agosto de 2017

La MUD utiliza de condón político al "chavismo crítico"


La estampa de personeros del llamado "chavismo crítico" reunidos con dirigentes de la oposición es una postal de la ignominia y conjura contra la Revolución Bolivariana. 
Debe ser inolvidable, por todas sus implicaciones y por tratarse de una puesta en escena bastante simbólica del estado de salud política de esos grupos al cual debemos referirnos como antichavismo.
Julio Borges, Henrique Capriles y Freddy Guevara se presentan con Rodríguez Torres, Nicmer Evans, Luisa Ortega y Gabriela Ramírez.
Hicieron una presentación pública donde exhibieron de manera unánime su declaratoria adversa a la dirigencia del chavismo, colocándose los unos como la oposición y los otros como el chavismo crítico o disidente, variantes de una sola expresión política escuálida. 
Sobre los bacalaos ahora amigos de la MUD, teníamos razón quienes desde hace mucho veíamos con suspicacias ciertas posturas "críticas" en estos personajes del chavismo, y que venían cargadas de retórica absurdamente pendenciera y adornadas con ínfulas de librito. 
Sabíamos que había algo más ahí y eso se consagra ahora a la luz pública, bajo la presentación de una incisión del chavismo que ahora pasa a ser, según ellos, una especie de oposición.
Acuden a fotografiarse y presentarse al lado de la MUD, justo luego de que las fuerzas habituales de la oposición hayan sido avasalladas políticamente en su aspiración golpista, tirados en la lona luego del acto constituyente. 
Estrechan manos precisamente con quienes hoy son los rostros visibles de la violencia descarnada, que ha dejado una estela de muertes y destrucción a su paso y que llevaron (y quieren seguir llevando) a Venezuela toda al umbral de un conflicto civil. 
Ese no es un dato menor. En su peor momento, la MUD recibe el espaldarazo de estos náufragos políticos de la pseudoizquierda venezolana, como si fuera ese el retrato bizarro de los aspirantes al poder, unidos, en un aquelarre y exhibición de mala política y pésimos políticos; asesinos y traidores en la misma mesa.
Para estos antichavistas no hay distinciones elementales con la MUD a consecuencia de su daltonismo político. 
No hay diferencias nobles entre unos y otros, pues los propósitos que les guían son idénticos.
Es una facción que no se conduele de que la MUD incinere vivos a chavistas (a quienes dicen defender), afrodescendientes y toda cosa que les parezca "sospechosa" a la luz pública en la calles venezolanas. 
Convalidan la intervención extranjera con el aplauso a sanciones gringas y con el vitoreo al maniático anaranjado en la Casa Blanca. 
Se ufanan de elaborar culpas al chavismo a sabiendas de la arremetida económica sin cortapisas que ha emprendido Dólar Today. 
Legitiman el alzamiento de barricadas y guarimbas, la seguidilla de muertos y la reproducción de la espiral de odio ordenada desde el extranjero y ejecutada por la MUD. Necesariamente debemos preguntarnos: 
¿es sensato tildar todavía a esos personajes de "chavistas"?
 Pensemos en esos detalles semánticos, pues en la MUD sí están encariñados con ese calificativo dado que coincide con su narrativa de destrucción del chavismo. 
Es un condón político.
Subestimar la inteligencia política del chavismo es un error garrafal
A la vez se legitiman en una aspiración muy pregonada en la MUD que ha sido presentada en el extranjero: el gobierno de "Transición y Unidad Nacional", una especie de elaboración que presentaría supuestas fuerzas de ambos bandos en conflicto, dirigiendo juntos todas las aspiraciones nacionales. 
Estos antichavistas se presentarán dentro de poco como "la facción chavista" en la presentación de un eventual proyecto de transición.
 Entendámoslo así, pues son las claves que emanan de Rex Tillerson y Marco Rubio como artífices de la política del gobierno estadounidense para la intervención de Venezuela. 
Son quienes vienen posicionando esa derivación del conflicto. 
Tanques de pensamiento como Crisis Group y algunos medios norteamericanos como The New York Times vienen haciendo ese planteamiento. 
Ser utilizado para montar un teatro mediático poco les importa, ya que asumen con alegría su cualidad de condón político contra el chavismo, aunque sólo sean rehusables par de veces más. 
Como si representaran la aspiración del chavismo y sobre la construcción de ese escenario hablarán, como hoy lo hacen, en nombre de nosotros los chavistas y en nombre de Chávez, como si fuera parte del legado del Comandante legitimar que EEUU nos sancione y que políticos criminales aviven los ánimos de matar chavistas en las calles.
No es la primera vez que en la política son diseñados condones políticos desechables o de poca duración. 
Ellos no aspira a ser una fuerza política genuina, duradera. 
Entienden que están diseñados bajo la aspiración de ser oposición por poco tiempo. No aspiran estrictamente para regir (no tienen con qué), sino para intermediar el poder de un punto al otro, hacer la imagen de pluralidad política y recibir enormes tajadas por los favores. 
Todo en favor de reabrir la puerta a los neoliberales, las transnacionales y los factores hegemónicos de Occidente que se ciernen sobre Venezuela.
Ellos lo entienden así.
Pero de aspiraciones y aspirantes está llena la política. 
Querer no siempre es poder. 
En estas instancias subestimar la inteligencia política del chavismo es un error garrafal. Luego de 18 años de altas y bajas traiciones, el chavismo aprendió a relegar al ostracismo político a quienes se han deslindado.
También es cierto que estos escuálidos irrumpe como un complemento a la oposición tradicional en una convergencia de alta desestabilización política, pre-bélica, lo cual implica que ellos no aspiran al respaldo de la gente, sino simplemente estar ahí, posar par ala foto, una vez que se consolide su ansiado derrocamiento del chavismo.
Sigan intentándolo. 

Es cierto que en política muchos 

condones jamás llegan a usarse.

TOMADO DE:   http://misionverdad.com
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