lunes, 25 de julio de 2016

Afganistán: el legado maldito de 

Barack Obama

                                                                                             
 La legendaria reputación de Afganistán, como cementerio de grandes imperios, ha vuelto a mostrar su carácter impenitente. 

Desde que Alejandro el Grande consiguió conquistar Afganistán en tan sólo tres años (del 330 AC hasta el 327 AC), ningún ejército ha logrado someter a una nación acostumbrada a humillar a ingleses, a rusos y ahora a los estadounidenses.

Precisamente, el último en morder el polvo ha sido el presidente, Barack Obama, quien se ha visto en la necesidad de elevar de 5,500 a 8,400 el número de efectivos que mantendrá hasta el 2017 en Afganistán.

Lejano se antoja el año 2012, cuando Obama reiteró su promesa de poner fin a ese conflicto en 2014 con el repliegue gradual de 100 mil efectivos.

Fuente: Casa Blanca
Hoy, no sólo ha incumplido esa promesa, sino que heredará a su sucesor (a) un conflicto militar que, lejos de apaciguarse, se ha recrudecido y expandido hacia Siria.

Desde el mes de septiembre de 2001, Estados Unidos ha invertido poco más de un billón de dólares y ha dejado un rastro de más de 100 mil víctimas mortales en Afganistán.

Nunca antes una guerra había costado tanto a Estados Unidos. Y su incierto futuro se ha convertido en una pesada carga para quien gane las elecciones de noviembre próximo.

Para tener una idea aproximado del costo de ese conflicto habría que echar mano de uno de los más recientes estudios del Centro de Estudios del Congreso (CRS) que calcula en 3.9 millones de dólares el costo de mantener a un soldado al año en ese escenario de conflicto.

Otros expertos de la Casa Blanca disputan esta cifra al asegurar que la movilización de un soldado en Afganistán cuesta poco más de un millón de dólares anuales.

Cualesquiera que sea la cifra correcta, una cosa es segura. El costo de la guerra en Afganistán (y por extensión en Irak y Siria) seguirá hipotecando o desahuciando la agenda del cambio que emprendió Obama en los frentes sanitario, en el educativo o en el de la reconstrucción de la infraestructura nacional.

Recientemente, la Universidad de Brown calculó que Estados Unidos ha invertido poro más de 4.4 billones de dólares en las guerras en Irak y Afganistán. La mayoría de estos recursos, han provenido de préstamos que han impactado negativamente en el déficit y en la deuda nacional.

El hecho de que Obama haya anunciado que mantendrá una fuerza de hasta 8,400 efectivos en 2017, que se concentrarán básicamente en labores de entrenamiento y operaciones contra el terrorismo, demuestra hasta qué punto fracasó en una estrategia que convertirá al próximo inquilino de la Casa Blanca en rehén de una guerra que podría expandirse en caso de llegar Donald Trump.

O que seguirá dando palos de ciego en caso de que la elegida sea Hillary Clinton.

Cuando el presidente Obama anunció en octubre de 2015 sus planes para reducir hasta 5,500 el número de efectivos en 2017, resultó evidente que su promesa de poner fin a la guerra en Afganistán en 2014 y su estrategia militar habían volado por los aires:

“Yo no creo en la guerra sin fin. Pero es evidente que el ejército afgano no ha conseguido ser autosuficiente”, dijo en aquel entonces Obama al reconocer los graves errores tácticos que facilitaron el resurgimiento y avance de las fuerzas de los talibán a lo largo del 2015.

Hoy, menos de un año más tarde, el presidente de EU ha vuelto a hacer uso del púlpito para convencer a sus ciudadanos sobre la gravedad de una guerra que ha conseguido empañar su legado:

"No podemos olvidar lo que está en juego en Afganistán”, dijo Obama.

“Este es el sitio donde Al Qaeda está intentando reagruparse. Es donde el Estado Islámico sigue intentando expandir su presencia. Si esos terroristas logran recuperar áreas, intentarán más ataques contra nosotros. Y no podemos permitirlo”, añadió para justificar así un aumento de tropas que sólo han dejado en evidencia la precaria estabilidad de un país condenado a la violencia sectaria y a la ingobernabilidad.

Desde que Estados Unidos invadió Afganistán, para dar cacería a Osama Bin Laden (el hombre que, por cierto, les fue muy útil mientras combatió a las tropas soviéticas) la estrategia militar del Pentágono ha sido un desastre. 

Hoy, 14 años más tarde, la cifra que ha invertido el gobierno estadounidense para asistir al gobierno afgano supera en mucho los 100 mil millones de dólares. A pesar de ello, las fuerzas armadas afganas siguen siendo incapaces de mantener a raya al movimiento talibán que se ha fortalecido no sólo sobre el terreno, sino en la mesa de las negociaciones.

Precisamente, el temor de la sociedad civil (particularmente las mujeres) a que el gobierno afgano ceda demasiado terreno a los talibanes, para lograr una paz condicionada, pone de relieve la inutilidad de una guerra que no sólo ha costado más de un  billón de dólares y miles de vidas humanas. 

Sino que tampoco ha traído consigo la libertad y la apertura democrática prometidas, dejando a Barack Obama con un legado maldito en Afganistán.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo


Un paso al frente

por Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra.

La guerra de Afganistán y la heroína

03 Jul 2016

La guerra de Afganistán ha tenido muchas consecuencias en el mundo actual. Uno de los orígenes de lo que acontece hoy, sin duda, es el “pucherazo” que se produjo en las elecciones de Estados Unidos del año 2000. Bush ganó en Florida por algo más de quinientos votos y muchas dudas sobre Al Gore. Ese resultado electoral es definitivo para comprender el escenario actual, aunque no se puede olvidar el último siglo de la historia de Oriente Próximo. Sin Bush, padre e hijo, es muy probable que no se hubieran producido las guerras de Afganistán o Irak ni la existencia del Estado Islámico. O sí, porque todos los presidentes norteamericanos terminan por comportarse de forma similar en cuanto a política exterior. Pensemos en cierto Premio Nobel de la Paz.
Los planes para invadir Afganistán ya existían antes del 11-S, eso es una realidad, pero no solo al sur del Nudo del Pamir se pretendía intervenir. El general Clark, alto mando militar de los EE.UU. y de la OTAN, afirmó en 2007 que el plan consistía en colonizar siete países en cinco años y el listado de países nombrados son, a día de hoy, una explicación clara de lo que ha acontecido en la última década y media: guerras neocoloniales de una partida deRisk.
Irak, Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán e Irán han sido precisamente las piezas de ajedrez que se han movido en el perverso juego de la geopolítica de estos últimos años (salvo Irán, cuya tensión ha sido máxima). La herencia del expolio de estos países son varios millones de muertos, 65 millones de desplazados en todo el mundo (nivel que no se alcanzaban desde la II Guerra Mundial) y ataques terroristas globales.

General Wesley Clark: Plan de Estados Unidos de invadir 7 países en 5 años. (video):  
https://youtu.be/3HZ9FZdblrM
Centrándonos en Afganistán los motivos de la intervención fueron variados, aunque el opio es sin duda el más importante de todos. Es cierto que las familias Bush y Bin Laden tenían un gran interés en un oleoducto que atravesaría el país (Bowling for Columbine, 2002) o que, curiosamentese ha encontrado una enorme riqueza mineral en el país. Es lo más normal del mundo, le pasa a cualquiera, invades un país con toda la buena intención y te encuentras unas enormes riquezas que, casualmente de nuevo, solo el hombre blanco puede extraer y solo la presencia militar de los occidentales puede garantizar. Lo dicho, seguro que invertimos miles de millones de euros en conseguir explotar esos recursos para luego repartirlos entre los afganos y generar riqueza y progreso en su país. Atendiendo a nuestro comportamiento histórico, no me cabe la menor duda.
Captura de pantalla 2016-07-01 a las 12.13.52
Decía que lo realmente importante de Afganistán era y es el opio. El opio que produce este país supone el 75% de la heroína del mundo y el 80% de todo el opio. Cuando los talibanes llegaron al poder redujeron el cultivo de la amapola en casi un 90% y un año antes del ataque a las Torres Gemelas (2000) esta sustancia comenzó a escasear en todo el mundo.
¿Quiénes fueron los perjudicados por la dramática reducción de la producción mundial de opio?
Para empezar los narcotraficantes. Los narcos tienen una relación excesivamente estrecha con nuestros gobernantes y unos inequívocos puntos de encuentro como los paraísos fiscales (Panamá) y el selecto mundo en el que conviven (restaurantes, hoteles, fiestas, espacios exclusivos, etc.). Es suficiente recordar, por ejemplo, la fotografía de Núñez Feijóo y un narco en un yate o las vinculaciones del narcotráfico y el contrabando con el PP de Galicia.
Captura de pantalla 2016-01-11 a las 18.56.54
La industria farmacéutica fue, sin duda, otra de las perjudicadas por el drástico descenso en la producción de opio. El enorme poder de esta industria es incuestionable desde el punto de vista económico. Si analizamos las 500 empresas más importantes del mundo descubriremos que (según la revista Fortune) hay 10 farmacéuticas en este listado, las cuales generan más beneficios que las otras 490 juntas. El dato es demoledor. Hay más: por cada euro invertido en el sector farmacéutico se obtienen mil de beneficio y la facturación en 2012 alcanzó los 335.000 millones de dólares, superando a la industria armamentística y alcanzando unas tasas de beneficios superiores a los bancos comerciales (15%).
Captura de pantalla 2016-07-01 a las 12.34.40
Es evidente que la presión de la industria farmacéutica, la armamentística, la textil, las petroleras o la que ejercieron los narcos tuvo mucho que ver en las guerras neocoloniales y la intervención en Afganistán (y en otros países del mundo). Dicha presión debió y debe ser insoportable para unos gobernantes financiados por las mencionadas empresas y por otras que obtienen cuantiosos beneficios con la guerra.
¿Qué sucedió tras la intervención militar en Afganistán?
En el año 2003, menos de dos años después de la guerra, los niveles de producción de opio ya alcanzaban niveles anteriores a los de la llegada de los talibán. La situación no se quedó ahí, en los últimos años se han superado los registros anuales de producción. En 2013 el cultivo de opio, en tendencia ascendente desde 2010, se dobló (6.500 toneladas), y un año después, en 2014, se volvió a superar. En el año 2007 se llegó a la escandalosa cifra de 8700 toneladas de producción que tuvo que reducirse de forma drástica en 2010 debido al exceso de opio en el mercado, dado que Birmania también aumentó su producción hasta llegar a las casi 2000 toneladas en 2007, lo que suponía la mejora de su producción por sexto año consecutivo. Algo parecido ha sucedido el año pasado, el excedente de opio ha reducido la producción. En un país militarizado como Afganistán, no son los países invasores los que restringen la producción, sino el mercado.
Consecuencias
Dejando a un lado los enormes beneficios de la industria farmacéutica o los narcotraficantes, así como a los políticos que se lucran de forma directa o indirecta por sus decisiones, una de las consecuencias más preocupante del exceso de opio en el mercado es la resurrección de la heroínaEsta droga se vende cada día más barata y ello hace que esté recuperando popularidad. Si hacemos memoria, el actor Philip Seymour Hoffman falleció por una sobredosis en 2014 y a ello contribuyó que esta droga es la más adictiva que existe en estos momentos.
Captura de pantalla 2016-07-01 a las 13.01.24
Hay consecuencias peores. Una de ellas es que el propio Estado Islámico haga uso del opio para mejorar la capacidad bélica de sus combatientes. En los últimos meses se han incautado 24 millones de pastillas de Tremadol en Barcelona y otros 26 millones en El Pireo, ambos cargamentos con destino al EI. Se trata de una sustancia que aumenta el rendimiento físico y disminuye el dolor de los combatientes.
Encontrar cargamentos de opiáceos hacia el EI genera dos inquietantes temores. En primer lugar, España se podría encontrar en la ruta del narcotráfico que consume y financia al EI, quién sabe si los amiguitos de Núñez Feijóo, los que disfrutan de yate me refiero. En segundo lugar, es muy probable que el opio que se produce en Afganistán bajo mando militar norteamericano (y de otras naciones, como España hasta hace poco) estuviera financiando al EI y mejorando la capacidad de combate de sus mercenarios.
Captura de pantalla 2016-07-01 a las 13.10.07
Cambio de mentalidad
Estamos acostumbrados a comportarnos como si lo que sucediera a miles de kilómetros no tuviera repercusión en nuestras vidas cuando cada día nos damos cuenta que dicho comportamiento es un error. El mundo es demasiado global como para poder abstraernos de lo que acontece en la otra parte del mundo y en este caso es evidente que la guerra en Afganistán no solo ha sido injusta y colonialista, sino que también tendrá consecuencias directas e indirectas en nuestra sociedad. Unas son positivas para todos, como comprar ropa o combustible a bajo precio a cambio de la explotación laboral, la muerte y la opresión en muchas partes del mundo; otras en cambio, no lo son tanto, como la heroína barata circulando en abundancia por nuestras calles.
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra.
En la actualidad, sobrevivo gracias a las ventas de Código rojo¡CONSÍGUELA AQUÍ FIRMADA Y DEDICADA!. “Código rojo le echa huevos al asunto y no deja títere con cabeza. Se arriesga, proclamando la verdad a los cuatro vientos, haciendo que prevalezca, por una vez, algo tan denostado hoy en día como la libertad de expresión” (“A golpe de letra” por Sergio Sancor).
Tal vez te puedan interesar las novelas “Código rojo” (2015) y “Un paso al frente” (2014).
Puedes seguirme en Facebook móvil, Facebook internet, luisgonzalosegura.com y Twitter (@luisgonzaloseg).
Próximas presentaciones: CAMBRILS (6 de julio), TERRASSA (7 de julio) y SABADELL (8 de julio). Consultar Facebook para más información.
captura10







TOMADO DEhttp://noticiasuruguayas.blogspot.com/
Y PUBLICADO EN: http://victorianoysocialist.blogspot.com/ y en Libertad Bermeja//Facebook

No hay comentarios:

Publicar un comentario