Panadería La Minka:
“estamos construyendo revolución a través del pan”
La primera
semana de junio se cumplen 3 meses desde que la Casa Cultural La Minka, de La
Pastora, tomara los espacios de la panadería Mansión Bakery luego de una medida
de cierre temporal dictada por la Sundde en el marco del Plan 700 realizado en Caracas para fiscalizar a las
panaderías.
Desde que empezó a funcionar como la panadería comunal La Minka y empezó a producir para distribuir desde los
Clap, “todo cambió”, como nos comenta José Solórzano, mejor conocido como Yoda. El pan ha servido
como insumo para construir una dinámica productiva y cultural en beneficio de
la comunidad. Este es el relato de La Minka a 3 meses de la
toma de este espacio.
¿Cuál es el balance de la Panadería La
Minka a tres meses de su toma?
El balance es sumamente positivo.
Creo que no hay ninguna organización en el país que esté haciendo esta
militancia y este trabajo diario. Desde que nosotros ocupamos la panadería no
hemos parado ni un día de producir pan. Estamos produciendo entre 15 y 16 sacos
diarios, lo que da entre 5800 y 6000 panes. Los distribuimos a través de los
Clap y estamos vendiendo el pan canilla más barato en todo el territorio del país porque
lo vendemos a Bs. 200, la canilla de 180 gramos. Por debajo del precio que
estableció la misma Sundde, porque nos parece que ellos
establecieron un precio con mucho margen de ganancia. Nuestra estructura de
costo, hasta comprando azúcar bachaqueada a veces y mantequilla a sobre precio,
el pan, con su 30% de ganancia, no nos pasa de Bs. 105 o hasta 110. Nosotros
vendiéndolo a Bs. 200 ya tenemos un margen de ganancia suficiente por lo menos
para el sostenimiento y la inversión social que queremos generar con la
panadería comunitaria.
Hemos vendido entre 5800 y 6000 panes
diarios a más de 16 Clap de la parroquia Altagracia. No le estamos
distribuyendo pan nada más sino que hemos generado formativas para que nuestro
pueblo se apodere de esta herramienta alimenticia como es el pan, para que
nuestro pueblo conozca cómo es que sale el pan de los hornos. Todos los sábados,
ya llevamos 6, hacemos un jornada que llamamos “Pan y pueblo”, donde convocamos
a un Clap, viene un grupo de entre 10 y 12 personas desde las 7 de la mañana,
aprenden a hacer pan y el pan que hacen, van y lo distribuyen a su comunidad.
Eso con una jornada integral de agitación y comunicación en la que se le
informa a la comunidad que se está haciendo pan, hacen muestras y ese día se
llevan suficiente hecho por ellos mismos para satisfacer las necesidades de la
comunidad.
Es una jornada de impacto que hacemos
todos los sábados. Lo más bonito de eso, es que la comunidad aprende a hacerlo
y desde que tenemos esa relación con los Clap también cambió todo. Ahora ellos
tienen más conciencia de cómo sale el pan, cómo es el proceso, lo ardua que es
la tarea. Trabajan 3 o 4 sacos y salen cansados y nosotros les decimos “bueno,
aquí trabajamos 15 sacos diarios”, entonces se dan cuenta de cuál es la faena
que estamos haciendo.
Es un margen positivo, ya vamos a los
3 meses. Ya manejamos, a través del gobierno de Distrito Capital, que habrá una
prórroga de otros 3 meses, como lo contempla la ley. Le estamos demostrando a
la comunidad y al país que cuando el pueblo se organiza sí es posible ser
eficiente y cumplir.
¿Qué expectativas tiene La Minka con
respecto al futuro de la panadería?
Nosotros no nos metemos en una pelea
para perder. Así como salió Maduro diciendo que le iba a pagar el frigorífico a
la escuálida que confesaba que subsidiaba las guarimbas y que fue traicionada
por ellos mismos y la saquearon, así mismo yo me imagino que va a haber un
reconocimiento revolucionario de nuestro esfuerzo, de nuestro pueblo organizado
y esta panadería se nos va a transferir. Si no es así no sabemos entonces qué
es lo que se está construyendo aquí.
Nosotros somos la Casa Comunitaria La
Minka, tenemos un trabajo de más de 6 años en la parroquia Altagracia que es
cultural, formativo, productivo, territorial y de autogobierno comunal. Con
esta experiencia no hemos hecho nada más pan sino que con ese pan hemos
generado un zumo de formación cultural. El fin de semana pasado, por ejemplo,
alquilamos un autobús y nos llevamos a más de 50 chamos a ver obras de teatro
en el Teresa Carreño. Esa logística sale de los recursos que estamos generando
con la panadería. Este fin de semana tuvimos un encuentro de comunicación donde
contratamos a varios compañeros que manejan el conocimiento tecnológico y
creamos 10 transmisores de radio y los distribuimos entre varios compañeros que
vinieron de Mérida, Táchira, Zulia, Lara, Delta Amacuro, Amazonas, Apure,
Barinas y Yaracuy.
Esa organización se llama
“Comunidades al mando Proyecto Nuestra América”. Ahí hicimos lo que nosotros
llamamos un entrompe y quiebre comunicacional y generamos 9 dinámicas
comunicacionales: un periódico que sacaremos pronto; un taller de redacción de
noticias donde formamos a varios compañeros y toda una plataforma tecnológica
de páginas de internet, herramientas multimedia, de redes sociales. También una
dinámica radiofónica donde produjimos 9 micros radiales. Así mismo una dinámica
de comunicación integral donde se dieron talleres de esténcil, de muralismo, de
xerografía, serigrafía y se generó un equipo para realizar esas prácticas como
una herramienta de comunicación fuera de los medios de comunicación
convencionales.
También formamos un consejo editorial
por todas nuestras luchas. Es un equipo que le va a dar una línea editorial a
todas esas dinámicas y todo eso salió de los recursos que estamos generando en
esta panadería junto con otros compañeros de esta organización que también
tienen dinámicas productivas. Estamos construyendo revolución a través del pan.
No es un negocio particular, sino la generación de un tipo de formación
comunitaria que nosotros llamamos autogobierno comunal. Ahí mantenemos una
relación firme de que no puede haber comuna si no hay un proyecto integral
comunitario. ¿Y qué es? Es un proyecto donde se reunifican o se articulan todas
las dinámicas productivas, culturales y recreativas y que ellas cubran todas
las necesidades de nuestra comunidad como el alimento, el vestido, el techo, la
recreación y a la vez sean herramienta para el sostenimiento y la autogestión
dinámicas formativas culturales, de oficios, formación política, comunicacional
y mucho más.
Los primeros días recibieron un ataque de un grupo de
personas que no estaban de acuerdo con la toma, ¿se ha repetido ese episodio?
Ese episodio como tal no se ha
repetido. Fue un episodio bien montado por factores aquí de la oposición del
sector. Apenas se ocupó la panadería, el Sundde determinó el cierre temporal y
nosotros como pueblo organizado la ocupamos, ellos generaron una matriz de que
íbamos a saquear, a robar, de que no teníamos la capacidad para sostener esta
panadería, de que íbamos a dañar la maquinaria. Con eso generaron una
movilización dos o tres días después de la ocupación.
Quisieron generar una guarimba pero
eso fue neutralizado porque hubo bastante apoyo popular tanto de la comunidad
como del sector. Quisieron hacer ver también que fue la comunidad que rechazó
la ocupación y bajó. No, fueron actores políticos de la comunidad subsidiados
por pequeños y grandes comerciantes del sector, de hechos varios de ellos con
vínculos familiares con el propietario de esta panadería.
Tenemos información de que los del
supermercado Miraflores son familia de ellos, también de otras panaderías aquí
cercanas. Ellos se encargaron de pagarle a gente para que generara zozobra. Eso
fue desde las 2 de la tarde hasta casi las 10 de la noche que estuvieron
buscando líos de forma sistemática, parados ahí enfrente, insultando y
gritando. Fue un asedio y bien orquestado, aunque momentáneo y después fue
neutralizado.
¿Por qué esta experiencia, que
se dio en el contexto del Plan 700, no se repitió en otras panaderías de
Caracas?
El Plan 700 es un política del poder
constituido, es decir del gobierno. Esta ocupación es una política del poder
constituyente, del poder popular. Ellos no la pensaron ni se la imaginaron. Sí
tuvimos apoyo de compañeros como Carolina Cestari, jefa de gobierno del
Distrito Capital; también de militares aliados como Menry Fernández de Sunagro,
como el General Zavarce o Escapulioni de la Zodi. Pero hay gente que forma
parte del Plan 700 que no está de acuerdo con esta ocupación, no diré nombres
pero ya te dije quiénes sí nos apoyan.
En ese aspecto le hago una crítica al
gobierno porque el Plan 700 se ha quedado corto. Me parece que más respuesta
hemos dado nosotros, no solo aquí en Altagracia sino a nivel nacional donde
tenemos toda una propuesta a partir del pan. Nosotros somos los Productores Libres
y Asociados al Pan, y hace más de 3 años y medio hicimos un encuentro y nos
propusimos levantar la dinámica productiva del pan para que sea parte de
proyectos integrales comunitarios. En eso nos lanzamos por el país, tenemos
compañeros en varios estados del país que de manera autónoma, pero con mucho
vigor y conciencia militante, han generado panaderías artesanales,
comunitarias, han parido con los insumos pero producen el pan, lo venden a su
comunidad a precio solidario y estoy seguro que eso no aparece en los números
constituidos del Ministerio de Comunas.
Nosotros teníamos 3 años y medios
antes de llegar aquí, vendiendo pan en nuestro sector. Duramos 2 años y medio
haciendo el pan en unas panaderías aliadas en Caricuao y Sarría, lo hacíamos
bien temprano y nos veníamos para acá para venderlo. Así duramos todo ese
tiempo. Después con esos insumos, sin créditos ni apoyo gubernamental,
compramos una maquinaria artesanal y empezamos a hacer nuestro pan. Como no
teníamos código ni suministro de harina, cuando empezó la escasez de harina,
los compañeros que forman parte de la red nos facilitaron harina y materia
prima para nosotros seguir. Con la misma cantidad de horas que nos tirábamos en
esfuerzo y trabajo generábamos entre 600 y 700 panes, ahora hacemos 6000 panes
porque hay una maquinara adecuada.
Decía nuestro Comandante Chávez
“nunca tendrá el pueblo poder económico hasta que no sea dueño de los medios de
producción”: maquinaria, tecnología, conocimiento, transporte, etc. Eso es lo
que esperamos, que el pueblo sea dueño en verdad de los medios de producción
para que el pueblo construya su nueva realidad. No su nuevo negocio y
reproduzcamos de nuevo el capitalismo, sino una nueva transformación social con
la que estamos comprometidos.
“El barrio no quiere un escenario de
guerra”
Aprovechamos la conversación con Yoda
para hablar también sobre la confrontación política que vive el país y las
manifestaciones opositoras que suelen terminar en actos de violencia contra instituciones y también
contra las mismas personas.
Con firmeza destacó que “el barrio no quiere un escenario
de guerra porque ha vivido siempre en una guerra constante”.
Los actores políticos de la
oposición afirman que Maduro perdió todo el apoyo popular, ¿entonces por qué no
vemos protestas en los barrios?
Nos dijeron durante años que Chávez
estaba haciendo fraude. Durante años le dijeron a su gente que ellos ganaban
las elecciones y las perdían de calle. Ahora dicen que Maduro pierde de calle.
Siempre la derecha y sus medios van a invisibilizar al pueblo, siempre. Esa es
su lógica, para ellos nosotros no existimos. Ellos no creen en poder popular,
en pueblo organizado, en la conciencia colectiva ni en la corriente histórica
de lucha social que ha tenido este pueblo desde Guaicaipuro hasta los
movimientos guerrilleros de los 60 y nuestro Comandante Chávez. Ellos son la
derecha, la burguesía, la oligarquía y tienen a su gente alienada a través de
la guerra sicológica y mediática.
Esperar que ellos nos visibilicen es
una mentira. Cuando ocupamos la panadería ellos no decían “no queremos la
ocupación de la panadería porque nosotros podemos producir mejor con el capital
privado, porque el portugués tenía convenios con nosotros, era buena gente”.
No, ellos decían “estos pelúos, negros, zarrapastrosos, no se bañan, tienen mal
aspecto”, es decir, el clasismo, la discriminación, el fascismo. Es triste,
pero hoy a través de la guerra sicológica que nos tiene el imperialismo, que es
el verdadero enemigo de este pueblo, tenemos aquí una corriente fascista. Han inoculado ese odio.
Desde que estamos aquí ha habido dos
temporadas que nos han desprestigiado y han dicho que aquí no se produce pan:
el lunes 22, por ejemplo, salió un reportaje en Televen donde hablaban del
fracaso del Plan 700 y resaltaban que la panadería ocupada tenía temporadas que
no sacaba pan, lo que es absolutamente mentira, no hemos parado ni un día de
hacerlo. Hay registro y firma de cada uno de los Clap cuando vienen a buscar su
pan
Entonces, la
gente del barrio no está protestando porque la línea de ellos es la guerra y
nuestro barrio no quiere guerra. Nuestro barrio vive una guerra a diario
producto de la droga, de la delincuencia y sabe muy bien cuál es ese escenario
y no va a salir a buscarlo. Ni siquiera los que dentro del barrio están en
contra del proceso se atreverían a lanzarse una guerra porque tienen un
hermano, un primo, un tío, un vecino revolucionario. Porque ven otra realidad
del proceso. Este es un proceso de los pobres y los pobres vemos otra realidad
de lo que está pasando con críticas y todo. Porque crítica hay a los errores
que ha tenido la Revolución. Pero eso no quiere decir que este gobierno no ha
agarrado conciencia de clase y no sabe bien quién es el enemigo.
Por eso es que no han podido. Mira
todo el dinero que ha invertido Estados Unidos, toda la guerra sicológica que
han aplicado y no han podido derrotar al gobierno bolivariano. No los podemos
subestimar porque este no es un problema de “quítate tú pa’ ponerme yo”, este
es un problema del imperio y nuestros recursos. Eso es mentira que quieren
tumbar a Maduro para poner a la oposición, eso les da igual. Ellos lo que
quieren es generar una inestabilidad política en el país, generar un estado de
conflicto y guerra donde ellos puedan venir como los salvadores a resguardar
los recursos que es lo único que les interesa. No les interesa ni tú, ni yo, ni
siquiera los escuálidos de Altamira, de la avenida Victoria o de El Paraíso.
A ellos les interesa el petróleo, el
coltán, el agua, el gas que está aquí. Si tumban el gobierno y montan uno a
favor y generan una inestabilidad, que es imposible en este país, fino. Pero si
no tumban el gobierno y lo que generan es un conflicto y utilizan ese escenario
como excusa para apoderarse de los recursos, lo van a hacer. Esa es su
inversión.
Tenemos que ser un pueblo
inteligente, como un pueblo formado. Un pueblo con bastante conciencia de
clase, con formación política y no caer en el escenario de guerra. Nos
encantaría que Rondón saliera a pelear pero no lo vamos a hacer porque somos
gente de paz y el escenario de guerra le favorece es al imperialismo. El barrio
lo sabe y por eso no baja, aun con sus inconformidades, viviendo la crisi que
la sufre y padece mucho más que la clase media y los pudientes. El barrio sigue
ahí tranquilo, buscando trabajar para su familia, buscando generar la
transformación.
Esos son focos subsidiados, eso es
evidente. Eso no es manifestación espontánea, eso es una violencia subsidiada.
Por supuesto que hay actores comprados en el barrio, pero en su barrio no se
van a ganar a su familia de enemiga, podrán ir a Altamira a quemar caucho y
conseguir sus 200 o 500 mil bolívares.
Ellos se están preparando para la
guerra y por eso es importante el llamado constituyente que hace Maduro porque
fue una salida de ese escenario bélico al que ellos quieren llevarnos. También
espero que la constituyente no se vuelva un pote de humo y que de verdad sea un
movimiento popular y de las bases que visibilice los esfuerzos que viene
haciendo la gente desde abajo. Que sea realmente un diálogo del pueblo trabajador,
del pueblo pobre que de verdad sí necesita la paz y no sea un diálogo de élites
políticas y económicas.
Si el barrio
saliera a manifestar su descontento ¿cómo sería?
Si el barrio sale a manifestar su
descontento aquí lo que viene es la revuelta popular, la transformación social
definitiva. Yo no creo que el barrio salga a tumbar a Maduro, el barrio saldría
tajantemente contra su enemigo de clase que es el capital. Y en esa tarea
estamos: que los sectores populares identifiquen al enemigo de clase y a ese es
al que le demos coñazo.
El enemigo de clase no es Maduro, mas
si puede ser el Estado burgués. El enemigo de clase no es el vecino opositor,
pero sí son los dueños de las grandes empresas de aquí. El enemigo de clase no
son los trabajadores de las grandes corporaciones trasnacionales pero sí los
dueños de esas corporaciones que quieren nuestro petróleo, nuestra
electricidad, que quiere que Cantv sea privada. Lo que hay que hacer es que la
gente identifique a su enemigo de clase.
¿El pueblo está preparado
políticamente para ir a esa contienda constituyente?
Sí me lo preguntas a mí, yo soy poder
constituyente. Yo no estoy preparado para relacionarme con el poder
constituido, pero para relacionarme con el poder constituyente sí lo estoy. Siempre estamos
preparados para el debate, para la construcción de lo nuevo, la construcción de
la realidad con lo concreto y que eso se exprese en lo jurídico.
Yo creo que una acción revolucionaria
es que el poder constituyente sea la permanencia siempre. Porque los humanos
nos transformamos, somos orgánicos, cambiamos y si la Patria es un ente
colectivo orgánico, tiene que adaptarse, mudarse, transformarse, adaptarse a la
nueva realidad, los nuevos tiempos y como ahora la realidad está acelerada
producto de las herramientas tecnológicas, el país tiene que estar en
transformación constante en lo que lo constituye.
Nosotros estamos preparados todos los
días como poder constituyente. Lo que sí nos quita la libertad es el poder
constituido. A ese lo queremos transformar diariamente. El pueblo
revolucionario es poder constituyente, creo que nos pusieron las cartas sobre
la mesa para trabajar en el escenario que es nuestro
Fotos: José Figueras
DesdeLaPlaza.com/Simón
Herrera Venegas
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