jueves, 24 de marzo de 2016

1.- "Hay que 'desdiabolizar' a Chávez


 para entender su obra"


2.- Chávez, tres años después


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1.- "Hay que 'desdiabolizar' a Chávez


 para entender su obra"


En su libro 'Hugo Chávez. Mi primera vida', el periodista y ensayista español recoge los testimonios de cómo se forjó el líder venezolano que se ha convertido en mito 
LUIS GIMÉNEZ SAN MIGUEL - Público - Publicado: 27.10.2013 08:00
En una de las conversaciones que Ignacio Ramonet mantuvo con Hugo Chávez, le preguntó cuánto tiempo duraba un discurso de un presidente francés. Ramonet responde que, en ocasiones extraordinarias como en una campaña electoral, podía durar hasta una hora. "Yo necesito al menos cuatro horas sólo para arrancar", respondió el Presidente venezolano. Del gusto por el monólogo sacaron más de 100 horas de conversación, a partir de las cuales Ramonet escribió Hugo Chávez. Mi primera vida, el libro que ahora publica en España la editorial Debate
Chávez, el presidente que juró "trascender el capitalismo por la vía del socialismo y más allá, en democracia", se ha convertido en todo un símbolo de los procesos de cambio que están aconteciendo en América Latina. Pero Ramonet no le trata en su obra como dirigente de la Revolución Bolivariana que impulsó cuando llegó al Gobierno en 1998. En su lugar, prefiere explicar quién era Chávez antes de convertirse en un símbolo universalmente conocido, qué infancia tuvo, cómo se formó el líder que, después de fracasar en una rebelión militar, no paró de ganar elecciones hasta que murió el 5 de marzo de 2013. 
En su libro ha retratado a Hugo Chávez en su primera vida, hasta que gana las elecciones de diciembre de 1998 y forma el primer gobierno. ¿Cuáles son las claves de su biografía que le permitieron llegar a ser presidente?
Chávez es un enigma, un líder muy excepcional. No hace falta ser politólogo para darse cuenta de que se sale de la norma de todos los líderes latinoamericanos. Desde Fidel Castro no ha habido un dirigente capaz de replantear la problemática latinoamericana como lo ha hecho Chávez. El objetivo del libro es ir a buscar las fuentes que explican esto, la explicación de la fábrica Chávez.
"Chávez se ve como el Bolívar del siglo XXI, el que va a hacer la segunda liberación de América Latina"
Cuatro rasgos de su niñez explican este fenómeno. En primer lugar, y como poca gente sabe, Chávez tuvo una infancia pobre. Fue un niño campesino y vendedor de dulces por las calles. Para él la pobreza es un estado al que no tiene miedo y que, a la vez, la entiende como una profunda injusticia en un país tan rico. La segunda clave es que él, desde niño, tiene el deseo de ser un artista, quiere ser pintor y poeta, es creativo. Tercero, es un buen alumno, un "empollón". Siempre fue el primero en la escuela primaria, en la secundaria y en la academia militar. Obviamente, es un niño que tiene un cociente intelectual fuera de la norma. La otra clave es su pasión por el deporte y la cultura del esfuerzo que aprende con él. 
Hasta los 18 años no entra en contacto con la política, que la descubre en la Academia Militar. En realidad, lo que él conoce bien desde pequeño es la historia popular de Venezuela contada por su abuela, que tiene una importancia capital en su vida. Ante todo, ha sido siempre un autodidacta. Tiene formación académica y al mismo tiempo sabe hacer de todo con sus manos, debido a su pasado campesino y su carrera militar. Puede cultivar maíz y reparar un tanque. Cuando empieza a interesarse por la política su línea principal es el nacionalismo, la idea de que Venezuela ha sido un gran país, el libertador de América Latina. De ahí que él se apegue a la figura de Simón Bolívar. En cierta medida, Chávez se ve como el Bolívar del siglo XXI, el que va hacer la segunda liberación de América Latina.
Chávez rompe con las formas clásicas de la izquierda en América Latina.
Chávez no viene de la tradición de los partidos, surge precisamente cuando se hunden los partidos tradicionales. Su movimiento V República nace en torno a los movimientos sociales y populares. Es un militar que se somete a las elecciones y llega al Gobierno con un proyecto de regeneración política. Cuando gana las elecciones aún no se define como socialista y no lo hará hasta 2003 o 2004, después del golpe de Estado de la oligarquía. En un principio, se define como alguien que quiere poner a Venezuela de pie, que quiere un Estado más justo, una regeneración política. Aunque pasa a acuerdos con los partidos políticos de izquierda tradicionales, no viene de ellos, viene del movimiento social, como vinieron Evo Morales, Rafael Correa y Lula en cierta medida.
¿Cómo consigue levantar el entusiasmo y el reconocimiento de las clases populares venezolanas?
Se hace popular de la noche a la mañana. Pasa de ser absolutamente desconocido a ser totalmente popular en unos segundos. Esto ocurre cuando lidera la rebelión militar y sale a la televisión, hablando en directo. Hace una intervención para decirles a sus compañeros que siguen combatiendo que se rindan. En esa intervención, que todo el país está mirando, él dice dos cosas que impactaron a todos los venezolanos. La primera, es que él asume personalmente la responsabilidad de la rebelión. En ese tiempo, ningún político asumía la responsabilidad de sus desmanes, todos echaban las culpas a los demás. Así, aparece como un hombre honesto. El segundo elemento es el "por ahora" que pronuncia, que indica que tiene la intención de volver a intentarlo. 
Cuando ya está en la cárcel surgen por todo el país pintadas en las paredes de "Viva Chávez". En el carnaval que llegó pocas semanas después, muchas familias visten a sus niños con el uniforme militar y la boina roja que le caracterizaban. Se hace popular por su aspecto, pues se parece a un venezolano, cosa que nunca le había ocurrido a ningún dirigente del país. Él es mezclado de indio, de negro y de europeo, las tres raíces venezolanas. Habla como un venezolano, con franqueza y sencillez. La gente vio en él un reflejo de lo que podríamos imaginar como el pueblo ideal de Venezuela. 
Retrata en el libro una faceta poco conocida de Chávez, la del intelectual que nunca paró de leer y formarse teórica y políticamente. ¿Qué clase de intelectual era?
"Mientras está preso después de la rebelión militar, transformó la cárcel en una especie de universidad"
Chávez es ante todo una persona a la que le gusta leer y también un autodidacta. Mientras se forma en la Academia Militar prepara un doctorado que nunca presentó, pero escribe una tesis sobre las transiciones, en la que presta especial atención a la española. Evidentemente, como muchos autodidactas, tiene una formación un poco caótica: lee en función de los libros que encuentra. Entre ellos están las obras de Marx, de Lenin, del Che Guevara o de teóricos de la Revolución Cristiana. Además, tiene la suerte de tener unos profesores de gran calidad. Se forma con ellos y pasa a ser profesor en la universidad de teoría y práctica militar. Poco a poco, va conformando una concepción bien precisa de lo que debe ser un gobierno que esté al servicio del país. 
Mientras está preso después de la rebelión militar, transformó la cárcel en una especie de universidad. Trajo profesores para que impartieran cursos de lectura, exposiciones sobre los libros... Utilizan la cárcel como una facultad complementaria. Siempre iba con dos o tres libros bajo el brazo y varios lápices. Sorprendentemente, le gustaba mucho Nietzsche, siempre citaba el Zaratustra
Le han acusado de haber dado un excesivo papel a los militares en el Gobierno.
Es verdad. Él viene del Ejército, es un hombre que conoce muy bien las Fuerzas Armadas. Para él la Academia Militar es la principal escuela de su vida, de su formación política y como líder. Evidentemente, él considera que el Ejército venezolano es corrupto, vendido, alienado, al servicio del imperialismo, mandado por oficiales norteamericanos instalados en el Estado Mayor. Pero en ese mismo Ejército es donde él va construyendo diversas estructuras de apoyo para la rebelión militar. 
Después de salir de la cárcel, Chávez decide ir a las elecciones, contra el criterio de muchos de sus compañeros que seguían apostando por la vía militar. Entra en el juego democrático pero apoyándose en el Ejército, que lo pone al servicio del pueblo, utilizando todos sus recursos e infraestructuras para las políticas sociales. En los países del Sur, donde una gran parte de las administraciones públicas no funcionan, el Ejército es una institución eficaz. Se apoya en ellos, sí, pero cuando va a constituir su primer gobierno lo hace en base a los partidos de izquierda existentes, los que le habían apoyado y los que no. No hay miliares prácticamente en ese tiempo en el ejecutivo. Además, es el mismo Ejército el que le da un golpe de Estado en 2002. 
Vemos su lucidez revolucionaria y democrática cuando designa a su sucesor, Nicolás Maduro. Podría haber elegido a un militar, que era lo más sencillo. Pero él elige la vía más difícil, elige a un civil y a uno que no tiene ni siquiera una gran responsabilidad en el partido. Porque sabe que la continuidad de la Revolución pasa porque los militares obedezcan a un civil. 
- EFE
Los medios de comunicación han jugado un importante papel en la oposición a Hugo Chávez, tanto en Venezuela como en el resto del mundo. Todas las grandes empresas y conglomerados de la comunicación han intentado desprestigiarle. ¿Cómo explica este fenómeno?
Ocurre lo mismo en otros países con procesos semejantes, los medios también están atacando a Correa, a Evo Morales, a Cristina Fernández y a Lula y Dilma. Venezuela, al ser el primer país, se convirtió en el ejemplo de "el Gobierno quiere controlar a los medios". 
Cuando Chávez triunfa en 1998 los dos partidos que han gobernado alternativamente en Venezuela desde hace 40 años se derrumban. Tras perder los comicios con resultados catastróficos, los conservadores de Copei y los socialdemócratas de Acción Democrática pierden todo el prestigio. Entonces, la función de la oposición es asumida por los medios de comunicación, los grandes periódicos y televisiones.
"Cuando se derrumban los partidos,  la función de la oposición es asumida por los medios" 
Son los medios los que impulsan el golpe de Estado contra Chávez en 2002. La televisión manipula las imágenes indicando que tiradores chavistas disparan contra la manifestación de la oposición. Esto hace que muchos militares digan "¡No podemos permitir que Chávez dispare al pueblo!" y se unan al golpe de Estado. Más tarde se demostró que los tiradores eran mercenarios a sueldo de los golpistas. En ese momento, asume el poder una junta civil con todos los grandes empresarios del país, se nombra presidente el jefe de la patronal y todos los dueños de los medios están de por medio y son felicitados por los golpitas. 48 horas después Chávez vuelve al poder. Y, aunque estos medios son los que han fomentado el golpe, no los cierra. Como demócrata convencido, les deja seguir con su labor. Estos medios han continuado conspirando hasta hoy. Son todos violentamente antichavistas. Lo que ha hecho Chávez ha sido desarrollar alternativas, como la televisión pública o los medios comunitarios. 
El País tituló en España el día en que derrocaron a Chávez "La caída de un caudillo". La palabra caudillo tiene en España un sentido muy concreto. ¿Cómo se puede calificar de caudillo a Chávez? ¡Es absurdo! Precisamente en este país, donde los militares hicieron caer la República. 
Una vez que ha muerto, ¿qué Venezuela ha dejado Chávez?
Es una Venezuela muy diferente a la que le vio llegar al poder. Es una Venezuela en la que 10 millones de ciudadanos han salido de la pobreza y que ya no tiene analfabetismo. Es una Venezuela que tiene el mayor número de estudiantes en las aulas de las escuelas y universidades de todos los países latinoamericanos. Es el país que ha creado un sistema público de salud, que no existía. Es un país que gracias a las misiones ha repartido bienestar entre toda la población. Es un país que este año va a distribuir 325.000 viviendas a las familias más humildes. Un país que ha creado un sistema de pensiones para aquéllos que no han podido cotizar durante años, como los trabajadores informales y las amas de casa. Es un país lleno de obras de infraestructuras: están construyendo ferrocarriles, metros y aeropuertos. Es un país que construye un Estado del Bienestar y paga su deuda social, utilizando los recursos del petróleo para tratar de elevar a la sociedad a un nivel de ciudadanía que corresponde a una potencia, como quería Chávez. Este es el país que deja Chávez.
¿Es un país sin problemas? Pues no, eso no existe. Aunque la prensa dé siempre una imagen caótica de Venezuela, sus ciudadanos nunca han vivido mejor que ahora. De hecho, mucho de los beneficiarios de estas medidas sociales hoy ya se ven como clase media y la clase media ya no vota de la misma manera que las clases populares. Electoralmente, vamos a ver cómo cambian las cosas.
¿Por qué su figura es tan difícil de comprender desde Europa, aún para las personas progresistas?
¿Quién es Chávez? Es el hombre que le ha dado un golpe de Estado al presidente de la Internacional Socialista, Carlos Andrés Pérez. Evidentemente, toda la socialdemocracia se ha solidarizado con él. Cuando gobernó Venezuela fue depuesto en su segundo mandato al tener que ser juzgado por corrupción. Una parte de su dinero sirvió para ayudar a muchos partidos socialistas, entre ellos el PSOE. 
"Para muchos Chávez no puede ser de izquierda porque se opuso a un socialdemócrata"
¿Carlos Andrés Pérez era un socialista? Probablemente tanto como Mubarak, que también era presidente de la Internacional Socialista. O tan socialista como Ben Alí, que fue vicepresidente. Un socialista que ha sido uno de los dirigentes más corruptos de la historia de Venezuela, un hombre que condujo una represión brutal contra la izquierda venezolana siendo ministro de Interior con Rómulo Betancourt. Era un socialista que no tenía nada de socialista. El problema de Chávez ha sido explicarle a los socialdemócratas europeos que el verdadero progresista era él y no este dirigente corrupto que sólo servía a la oligarquía y que fue quien introdujo el paquete neoliberal que llevó a la insurrección de 1989, el Caracazo. Para mucha gente Chávez no puede ser de izquierda porque se opuso a un socialdemócrata. 
El agotamiento del modelo bipartidista salido de la transición que vino después de la caída de la dictadura militar, escándalos de corrupción en los partidos, crisis económica, el aumento de la brecha entre pobres y ricos producida por políticas neoliberales, un país ahogado por la deuda y unos gobiernos obedientes al FMI. Esto es Venezuela a principios de los 90. Un escenario similar, salvando enormes distancias, al que hay en algunos países del sur de Europa. ¿Es posible que en Europa irrumpan también nuevas fuerzas políticas que rompan con el modelo como lo hicieron en América Latina?
Hay algunas organizaciones políticas de izquierda, críticas con la situación que hay en Europa, que están empezando a mirar los modelos latinoamericanos. Alexis Tsipras, el líder de la Syriza griega, es un hombre que no esconde su admiración por Chávez y lo ha citado en varias ocasiones. En Francia, Melenchon dirige el Frente de Izquierdas y no esconde que admira a Hugo Chávez. Evidentemente no se trata de imitar a Chávez, porque las realidades son muy diferentes. Pero hay cada vez más similitudes. 
La crisis es el pretexto para desmantelar el Estado del Bienestar. Chávez es la demostración de que se puede reconstruir este Estado del Bienestar, que se puede creer en ello. No se trata de imitar lo que se hace en América Latina, pero sí inspirarse en algunas soluciones a las que se ha llegado allí. ¿Para qué estamos votando a presidentes si cuando salen elegidos se limitan a levantar el teléfono y preguntar a Bruselas qué hay que hacer? Allí también sufrieron esta crisis de democracia. Una de las funciones del libro es desdiabolizar a Chávez para entender su obra.


2.- Chávez, tres años después

Por: Atilio Borón
5 marzo 2016 | CUBADEBATE
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Hoy se cumplen tres años de la desaparición física de Hugo Chávez Frías, venezolano y latinoamericano como su numen político Simón Bolívar. Con su muerte, cada vez más sospechada de haber sido un homicidio biotecnológicamente planificado y ejecutado, se apagó el principal motor de los procesos de unidad e integración de los pueblos y estados que constituyen Nuestra América.
Y como es sabido, si hay una constante en la política del imperio hacia estas zonas al Sur del Río Bravo es que todo intento de unión o integración debe ser combatido con total intransigencia. Washington ha sido invariablemente fiel a esta máxima desde los tiempos del Congreso Anfictiónico convocado por Bolívar en 1826 en la ciudad de Panamá, por entonces parte de la Gran Colombia creada por inspiración de aquél en el Congreso de Angostura en 1819. La Casa Blanca ha aplicado ese principio geopolítico desde entonces, independientemente del color político (o el de la epidermis) del ocupante de turno en la mansión presidencial. Lo estamos viendo ante nuestros propios ojos en estos días.
En una América Latina atontada por las agresiones del neoliberalismo de los noventas y deslumbrada por los espejitos de colores que prometía el neocolonialismo con su fetichismo consumista irrumpió Hugo Chávez desde Caracas.
Lo hizo como una fuerza desatada de la naturaleza, para sacar a los latinoamericanos de su sopor e invitarlos a librar una nueva y decisiva batalla contra el imperialismo y por nuestra segunda y definitiva independencia. Y lo pudo hacer porque, para utilizar el elogio que Lenin le dedicara a Rosa Luxemburgo, Chávez era un águila que volaba más alto y veía más lejos que todos los demás. Su llamado bolivariano y martiano al principio fue desoído; luego fue escuchado con incredulidad por políticos que presumían de ser “realistas” y no lo eran; después con suspicacia y finalmente, gracias a su enorme capacidad de persuasión, aceptado como la única vía de entrada digna al siglo veintiuno.
Chávez movilizó y excitó las ansias emancipatorias de pueblos y naciones sumidos por siglos en la opresión. Voltea en Venezuela la primera ficha de un dominó que luego recorrería todo el continente: la segunda caería en Brasil con Lula en el 2002 para seguir con Kirchner en Argentina, en el 2003; con Evo en Bolivia, en el 2005; con Correa en Ecuador, en el 2006 y en ese mismo año con Ortega en Nicaragua y Zelaya en Honduras; con Cristina en el 2007; con Lugo en Paraguay en el 2008 y Funes en El Salvador, en el 2009, despejando el camino para que el ex Comandante del FMLN, Salvador Sánchez Cerén, asumiera la presidencia de ese país en el 2014.
Basta con recordar esta radical modificación del mapa sociopolítico latinoamericano para calibrar el imperecedero espesor político de la herencia chavista. Este nuevo ciclo, que algunos llaman “progresista” y que se apresuran a dar por muerto, combina procesos de ascenso de masas de diversa naturaleza -algunos más radicales, otros menos- pero con un signo común: su enfrentamiento, más o menos abierto según los casos, con los designios del imperialismo norteamericano. Pruebas al canto: el rechazo del ALCA, en Mar del Plata, en donde Chávez logró el decisivo apoyo del anfitrión de la Cumbre de las Américas, Néstor Kirchner, y el no menos fundamental de Lula, arrastrando a casi todos los demás.
Estados Unidos todavía no se recupera, más de diez años después, de esa, su mayor derrota estratégica y geopolítica en el hemisferio. Tuvo que admitir el rotundo fracaso de su política cubana que, en palabras de John Kerry, concebida para aislar a Cuba terminó aislando a los Estados Unidos. Tuvo que lanzar un plan criminal para tratar de eliminar al chavismo de la faz de la tierra; logró hacerlo físicamente con Chávez pero el chavismo sigue, acosado, atacado, pero aún de pie y luchando. Y, pese a las campañas desestabilizadoras para acabar con los gobiernos de inspiración bolivariana, en Bolivia Evo tiene aún tres años de mandato y en Ecuador no se percibe ninguna figura o coalición política que pueda derrotar a Alianza País en las elecciones de Febrero del 2017. La Argentina fue la gran decepción, por una derrota absurda producto de una serie interminable de errores y desaciertos que terminaron instalando a una fuerza conservadora en la Casa Rosada.
Pero aún así, en medio de esta verdadera “guerra de reconquista” que ha lanzado el imperio para volver a subordinar a los países del área a la hegemonía norteamericana el legado de Chávez sigue vigente en la UNASUR, en la CELAC, en el ALBA, en Petrocaribe, en el Banco del Sur (boicoteado a muerte pero aún con chances de sobrevivir a tanta mezquindad y estupidez políticas) en TeleSUR, en la Radio del Sur.
Vivo también en una de sus iniciativas más nobles: la convocatoria, que sólo él pudo hacer, para iniciar los Diálogos de Paz entre las FARC-EP y el gobierno de Colombia en La Habana y poner fin a medio siglo de guerra civil. Por eso, en un alarde de cobardía sus enemigos hoy se ensañan con su obra. Lo vituperan porque saben que ahora, ya muerto, ese hombre, militar y humanista a la vez, dueño de una insaciable sed de saber y de una erudición sólo comparable a la de Fidel, no puede responderles.
De no mediar por tan infeliz circunstancia, las ilustres mediocridades que constituyen el grueso de sus enemigos no podrían haber resistido más de quince minutos en un debate sobre temas de política, economía o cultura. Se desgañitan pregonando los errores de su gestión, y la de su sucesor, Nicolás Maduro. Pero, a la hora de realizar un balance (porque no conozco ningún gobierno que haga todo bien o todo mal, ni siquiera el Vaticano, como lo recordaba con indisimulada ironía Nicolás Maquiavelo) los aciertos históricos de Chávez exceden con creces sus errores, allí donde y cuando los hubiera cometido.
Y esto es lo que importa y por eso, a tres años de su muerte, su legado sigue vivo en nuestros pueblos. Su ferviente llamado a la unidad, a la resistencia ante el imperialismo, es tan actual hoy como ayer. Por eso Chávez vive, como Camilo Torres, asesinado hace cincuenta años, como el Che, asesinado hace cuarenta y nueve años. Por eso recordarlo es un deber al que ningún revolucionario debe renunciar.

TOMADO DE:http://noticiasuruguayas.blogspot.com/ 
Y PUBLICADO EN: http://victorianoysocialist.blogspot.com/

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