martes, 23 de febrero de 2016

La ONU y los cuchillos palestinos invisibles

Vacy Vlazna



En Palestina serías perdonado por pensar que no existe un Relator Especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.
En los seis últimos años, el Sr. Christof Heyns no ha hecho ni una visita al país para obtener información de primera mano sobre los centenares de casos de ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias perpetrados por los sionistas contra el pueblo palestino.
Ni siquiera las decenas de ejecuciones extrajudiciales, realizadas en plena calle, de niños y jóvenes que portaban cuchillos invisibles, desde el 1 de octubre de 2015, han empujado a Heyns a visitar Palestina para asegurarse de que los criminales de guerra sionistas respetan el derecho a la vida de los palestinos.
En Palestina, “supuesto” es sinónimo de “ejecución extrajudicial, sumaria o arbitraria”.
Sí, hay una intifada juvenil palestina y, sí, ha habido actos de resistencia a la ocupación ilegal que han utilizado cuchillos, piedras y coches para cobrarse vidas de colonos ocupantes.

Pero las fuerzas de ocupación sionistas, a saber escuadrones de la muerte militares y policiales, están ejecutando sin control alguno en la Palestina ocupada, disparando, aparentemente por diversión, contra niños, trabajadores, amas de casa y jóvenes palestinos inocentes.
En un tímido comunicado, el 16 de noviembre de 2015 el Sr. Heyns dio la bienvenida a las garantías ofrecidas por el “Fiscal General Yehuda Weinstein en el sentido de que las fuerzas de seguridad israelíes tienen prohibido abrir fuego contra un sospechoso, a menos que no se pueda evitar de otra forma un peligro inmediato para la vida humana, y que el uso de las armas de fuego debe ser proporcionado a la amenaza”.
Puedes estar seguro de que los abatidos padres de Wisam Kasrawi, de 21 años, que enterraron a su amado hijo —que pasó de ser el sostén de la familia a convertirse en un mártir gracias a las balas ilegales de los sionistas—, saben que Wisam fue asesinado mediante una ejecución extrajudicial indiscutible e ilegal.
Wisam nació en un pueblo, Misilya. Fue descrito en 1881 por el teniente Condor, agrimensor del cuerpo real de ingenieros que trabajaba para el Fondo de Exploración de Palestina, cuya patrona era la Reina Victoria, como un pueblo con antiguos pozos en su subsuelo y una colina redondeada con extensas vistas hacia el noreste, donde se encontraba la gran llanura de Nazaret, al oeste, con el Monte Carmelo, y “al noroeste un amplio valle con maizales”, donde una cercana colina escondía a Yenín.
Hoy, Misilya sigue viviendo de su tradicional agricultura, de sus cultivos de olivos y cereales. Sus 3.000 habitantes están muy unidos y son pobres, debido a la asfixiante ocupación sionista.
Wisam era extrovertido, tenía una gran energía y era muy querido, tenía un montón de amigos, con los que disfrutaba jugando con la PlayStation y al billar en el café local. Wisam también tenía un admirable sentido de la responsabilidad. Abandonó la escuela a los 11 años para convertirse en el sostén de la familia, ya que su padre tenía una grave lesión de espalda y su madre tuvo gemelos, además de sus otros hermanos menores, a los que debía cuidar. Incluso cuando todavía iba a la escuela, trabajaba a tiempo parcial en el campo o como peón de la construcción para ayudar a su familia.
La madrugada del domingo 17 de enero no presagiaba la tragedia que se avecinaba. Wisam se vistió para ir a trabajar en una fábrica de ladrillos y piedra de Nablús, dio a su madre el dinero que le quedaba en su cartera y, armado con su móvil, se unió a su compañero, que le llevó en coche hasta el puesto de control de Hawara. Se despidieron a unos 500 metros del puesto de control.
Los testigos dijeron que los soldados, fuertemente armados, llamaron a Wisam: “Vamos, ven aquí”. Wisam anduvo, relajado y con las manos levantadas, y cuando se encontraba a unos 50 metros de los soldados, estos le dispararon en el pecho y la cabeza. Como es habitual, dejaron que se desangrara y muriera.

A los diez minutos, antes incluso de que el compañero de Wisam volviera a Misilya, los medios sionistas informaron de un supuesto intento de apuñalamiento en el puesto de control de Hawara, sin que resultara herido ningún soldado (comprensible).
Por la tarde, las fuerzas sionistas de ocupación hicieron varias incursiones en el pueblo de Wisam, establecieron controles y cerraron los accesos. El pueblo estaba consternado, impotente, indignado y en duelo.
El cuerpo de Wisam fue devuelto por la noche y le dieron un respetuoso entierro. El cuerpo no se lavó, como es costumbre, con agua perfumada ni fue envuelto en una mortaja; a Wisam le enterraron como a un mártir, con las ropas que llevaba cuando le asesinaron y la sangre sin lavar. Según el Hadiz, el día de la Resurrección, la sangre del shahid (mártir) tendrá “color azafrán y olor a almizcle”.
Con 68 años de impenitentes baños de sangre, el aroma de este santo almizcle es trágicamente el oxígeno de Palestina.
Adiós a Wisam, adiós a Ehab, Jalil, Ahmed, Rukaya, Dania, Nihad, Fuad, Naim y tantos otros jóvenes inocentes con cuchillos invisibles, adiós a todos.
La ONU fue creada para mantener la paz internacional, la seguridad y los derechos humanos para todos. En 68 años, los actuales 192 estados miembros de la ONU no han promovido ni un solo momento de paz y justicia para el pueblo de Palestina.
El estado sionista ha violado una y otra vez, de forma descarada, todas las declaraciones y convenciones de la ONU que ha ratificado y nunca ha sido suspendido ni expulsado de la ONU por ello:
Un miembro de la ONU que haya violado de forma persistente los principios contenidos en la presente Carta puede ser expulsado de la Organización por la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad.

La ONU es tan falsa como los cuchillos de los palestinos. Ambos son cortinas de humo para la impunidad de la brutalidad sionista y de sus crímenes contra la humanidad.

Vacy Vlazna es Coordinadora de Justicia para Asuntos Palestinos. Fue asesora del Movimiento Aceh Libre en materia de derechos humanos en la segunda ronda de las conversaciones de paz de Aceh, en Helsinki, en febrero de 2005. Posteriormente se retiró por cuestión de principios. Vacy fue coordinadora del Grupo de Presión Justicia para Timor Oriental y fue miembro de UNAMET (Misión de la ONU en Timor Oriental) y UNTAET (Administración Transitoria de la ONU en Timor Oriental) entre 1999 y 2001.
Fuente: The UN and the Invisible Palestinian Knives of Allege-gate, Dissident Voice, 17/02/2016
Traducción: Javier Villate (@bouleusis)
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