"O cierras o te
cierro": opositores venezolanos siembran el terror entre los comerciantes
Publicado: 21 jul
2017
En
el municipio Chacao, uno de los más minúsculos y más ricos del país, la
oposición sembró el terror para obligar a los ciudadanos y comerciantes a
unirse al "paro"
convocado por la derecha este jueves.
"Nosotros bajamos al automercado y Arturo's (una cadena de comida rápida) para decirles que tenían que cerrar. O cierran o los cerramos, qué vaina es", le contaba un hombre a un grupo de "manifestantes" que se apostaron en la tercera transversal de Los Palos Grandes.
Las
botellas de vino caro y delicado aceite de oliva, puestas en fila, sirvieron
como "barricada" en cada esquina de Los Palos Grandes, en Caracas.
Desde tempranas horas de la
mañana, los vecinos de la urbanización de clase media-alta salieron a
obstaculizar las vías para impedir el tránsito vehicular y forzar a la
paralización de la vida en el municipio, epicentro de las protestas contra el
gobierno del presidente Nicolás Maduro. Este jueves, la dirigencia de derecha convocó a un
"paro" y,
para asegurar que se "sumaran
voluntades", llamó a sus grupos radicales a
impedir que las personas salieran de sus casas, caminaran, hicieran diligencias
o compras.
Así,
con un "trancazo" en las calles principales que
conectan con el resto de la ciudad, los opositores obligaron a los
habitantes de los municipios Chacao, Sucre, El Hatillo y Baruta -todos controlados por alcaldes de
derecha- a mantenerse en sus casas. Los comercios que trataron de abrir sus puertas fueron
objeto de fuertes amenazas.
El precedente de vandalismo y linchamiento
atemorizó a más de uno.
"Váyanse de aquí, extranjeros"
En Altamira, zona
donde los condominios son elevados y los locales exclusivos están a
la orden del día, la mayoría de las Santamaría estaban abajo.
Pero
en un local de Santa Eduvigis, cerca de un lujoso edificio, una panadería
contravenía el llamado a paro.
Los compradores que hacían
fila para libar un café o querían desayunar el típico "cachito de
jamón" eran severamente observados por los vecinos que trancaban la calle.
Uno de ellos se acercó a la panadería y,
después de poner un nylon entre dos postes de luz, empezó a
increpar: "Todos los que están aquí son
unos traidores. Actúan como si nada pasara".
Los ánimos se caldearon aún más cuando, en
horas del mediodía, un grupo de clientes de esa misma panadería fue abordado
por los manifestantes que estaban afuera con gritos y amenazas: "Malditos
extranjeros, váyanse a su país. ¡Seguro son chavistas! ¡Cabrones,
malparidos!".
La misma suerte corrieron los
compradores en el automercado cercano.
Cada persona vista con bolsas de
víveres era víctima de improperios de toda índole. La orden era mantenerse
en estado de sitio.
"O cierras o te cierro"
En horas del mediodía, los
ánimos estaban aún más caldeados.
Motos
de alta cilindrada eran las únicas autorizadas a pasar por los puntos de "tranca".
Los
conductores de esos "corceles" de dos ruedas recibían reporte de los
vecinos hacían sobre qué negocios seguían abiertos o quiénes intentaban
levantar las barricadas.
La
intimidación no sólo era verbal o simbólica.
Algunos participantes de la "tranca" estaban armados con bates u objetos
contundentes para intimidar a quien osara ejercer el derecho al libre tránsito
o manifestara su desacuerdo con la acción.
"Nosotros bajamos al
automercado y Arturo's (una cadena de comida rápida) para decirles que tenían
que cerrar. O
cierran o los cerramos, qué
vaina es", le contaba un hombre a un grupo de "manifestantes" que se apostaron en la tercera
transversal de Los Palos Grandes.
El único automarcado abierto
de la zona recibió la misma advertencia. A la
1:00 de la tarde, el dueño fue obligado a cerrar sus puertas y la calle terminó convertida en una
solitaria lengua de asfalto minada en cada esquina con restos de árboles
talados, sillas viejas, botellas y basura.
Desde
el pasado lunes, en Altamira y Los Palos Grandes, el habitual sonido de
las bocinas y el tránsito ha sido sustituido por el de pitos, gritos y
discusiones.
Hoy,
en horas de la noche, el escenario es el mismo. Las transversales y
recovecos del este de la ciudad siguen bloqueados, algunos hasta con sacos
de material que los conductores intentan retirar con sus propias manos, a
su propio riesgo.
Entre los heridos en
Caracas están dos agentes de orden público.
El ministro de Interior, Néstor Reverol,
informó que un efectivo de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) recibió
un impacto de bala mientras intentaba retirar una barricada
en Altamira y un policía fue impactado
por un tiro en la
ingle cuando hacía lo mismo en La Urbina.
En más de 100 días, la oposición demuestra por la
fuerza que, en sus "territorios", el estado de
sitio se respeta con más miedo que convicción.
Nazareth
Balbás
TOMADO DE: https://actualidad.rt.com
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