domingo, 13 de septiembre de 2015


La verdad de nuestra época es la revolución

Lorena Almarza



A 85 años de la muerte del Amauta 
José Carlos Mariátegui,
“(…) A Norteamérica capitalista, plutocrática, imperialista, sólo es posible oponer eficazmente una América latina o íbera, socialista (…)”. De esta forma en septiembre de 1928 refería José Carlos Mariátegui la necesidad de concretar la unidad latinoamericana e impulsar además una revolución de carácter socialista. Esta afirmación iría acompañada de una aclaratoria contundente: “(…) agregad, según los casos, todos los adjetivos que queráis: “antiimperialista”, “agrarista”, “nacionalista-revolucionaria”. El socialismo los supone, los antecede, los abarca a todos (…)”.
José Carlos Mariátegui, periodista y escritor autodidacta, falleció con solo 36 años de edad, un día como hoy, 16 de abril en el año 1930. Conocido como el Amauta, maestro en quechua, fue un intelectual y militante revolucionario antiimperialista considerado a su vez una de las figuras más importantes del marxismo en Iberoamérica. Fundó el Partido Socialista Obrero-Campesino Peruano, la Revista Amauta, el periódico obrero Labor; así como la Confederación General de los Obreros Peruanos.
A juicio de Mariátegui, era necesario acabar con la dominación y convertirnos en pueblos independientes, razón por la cual debíamos avanzar en unidad hacia una revolución socialista que a su vez tuviera como eje central la visión antiimperialista.








A pocos días de su inesperada muerte, el escritor chileno Eugenio Orrego Viscuña referiría: “Mariátegui era amplio, acogedor, generoso. Sabía hacerse perdonar su talento en gracia de su modestia. Era integralmente doctrinario en sus ideas, pero ello no le impedía oír e indagar. Sabía que para convencer, para llegar al alma de los hombres no corrompidos es preciso decir palabras sencillas y claras, tomar actitudes sencillas, envolver el espíritu en un manto de transparente serenidad”.
El Amauta fue un hombre combativo, quien promovió permanentemente la unidad de nuestros pueblos como destino histórico. En diciembre de 1924 publicó La Unidad de la América Indo-Española, en el cual señaló: “Los pueblos de la América española se mueven en una misma dirección (…) Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica sino también en la historia”.
Reconoce a su vez, en este documento, la unidad continental como motor para la liberación y lucha contra los imperios que impulsó la gesta libertadora independentista.
A su juicio, era necesario acabar con la dominación y convertirnos en pueblos independientes, razón por la cual debíamos avanzar en unidad hacia una revolución socialista que a su vez tuviera como eje central la visión antiimperialista. En su ponencia Punto de vista anti-imperialista, llevada por Hugo Pesce y Julio Portocarrero a la Conferencia Comunista Latinoamericana realizada en Buenos Aires en junio de 1929, señaló: “nosotros somos antiimperialistas porque somos marxistas revolucionarios, porque contrastamos el socialismo al capitalismo como sistema antagónico, llamado a reemplazarlo (…) nuestra misión es explicar y demostrar a las masas que sólo la revolución socialista opondrá al avance del imperialismo una valla definitiva y verdadera”.
Su pensamiento político se desarrolló a través de su persistente análisis crítico de la realidad del Perú y de la América Latina, específicamente a través del método dialéctico del marxismo, del cual referiría: “(…) Es un método que se apoya en totalidad en la realidad, en los hechos (…) En cada país, en cada pueblo, el marxismo opera sobre su entorno en condiciones diversas”. Desde esta forma de interpretación de la realidad, centró su análisis en la situación del “indio”, considerando el carácter racial como elemento-causa de la exclusión, pero también sus dimensiones económicas, sociales y culturales.
Esta visión integral le permitió visibilizar el problema de la propiedad de la tierra y las relaciones de producción existentes, más claramente el feudalismo y la servidumbre. En su libro, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana señaló: “El socialismo nos ha enseñado a plantear el problema indígena en nuevos términos. Hemos dejado de considerarlo abstractamente como problema étnico o moral para reconocerlo concretamente como problema social, económico y político (…)”. De este modo, comprendió que la acción política debía ser la “reivindicación de la tierra”; y a su vez, reconoció los nuevos sujetos revolucionarios: al indio, al campesino, al obrero; y en general, a los pobres y a los marginados.
Con estos planteamientos “latinoamericanizaba” la construcción del socialismo en nuestra región y particularmente en el Perú. En Aniversario y Balance, publicado en 1928, puntualizó su interés en fundar un socialismo latinoamericano: “El socialismo no es, ciertamente, una doctrina indoamericana. Pero ninguna doctrina, ningún sistema contemporáneo lo es ni puede serlo. Y el socialismo, aunque haya nacido en Europa, como el capitalismo, no es tampoco específica ni particularmente europeo. (…) No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aquí una misión digna de una generación nueva”.
Estamos en la hora de nuestros pueblos, pertinente es recordar y avivar el pensamiento de José Carlos Mariátegui, su llamado a la unidad, su invitación permanente al análisis de la realidad para la transformación; y la consecuente construcción de un pensamiento propio, anticapitalista y antiimperialista.
De Neruda a Mariátegui
Sobre Mariátegui seguirá cantando el mar. Lo echarán de menos nuestras praderas; nuestras desoladas planicies (…) Nuestro pequeño hombre oscuro que crece a tumbos lo necesita porque él nos ayudó a darle nacimiento. El comenzó por darnos luz y conciencia.
Los poetas seguirán cantando su partida, sus obras, su cristalina contribución. (…) Fue un examinador que enseñaba, fue un maestro que metió las manos en la tarea y en el hombre para amalgamarlos y encaminarlos en la Historia.
(…) Te seguiremos cantando (…). Así no estarán solos nuestros pueblos en su dura ascensión a la libertad y a la dignidad.
El movimiento revolucionario venezolano por José Carlos Mariátegui
(…) La insurrección prende en diversos puntos de Venezuela, con audacia y energía cada vez mayores (…)
Desde hace algún tiempo, la descomposición del régimen de Gómez es evidente. (…) El “benemérito general” no quiso conservar sino el mando del ejército. Pero, cauto siempre, exigió que se reformara la Constitución de suerte que el presidente de la República no estorbase al jefe del ejército, ni aun formalmente.
Mas no es esto lo verdaderamente nuevo ni importante en la situación actual, sino la presencia en la escena del Partido Revolucionario Venezolano. Los exiliados del proletariado y de la inteligencia, han creado en el extranjero, a través de un largo proceso de concentración, este organismo de lucha política que dirige y coordina las reivindicaciones de las masas. Contra el régimen de Gómez no está ya en armas un caudillo de aleatorio éxito, sino un partido, organizado en el extranjero, con buen aprendizaje de los métodos de lucha antifascista. El secretario general del Partido Revolucionario, licenciado Gustavo Machado, ha sido uno de los jefes de la expedición que desembarcó en Coro, después de apoderarse atrevidamente de las armas existentes en Curazao. Y bien, Machado tiene una importante forja de servicios como dirigente del movimiento antiimperialista centroamericano y mexicano. Ha representado en México a Sandino, en el período más bizarro y resonante de la empresa del guerrillero nicaragüense.
(…) Según los telegramas de Caracas publicados el martes por los diarios, es signo de que el movimiento continúa tenaz, empleando la estrategia de presentar combate a las fuerzas de Gómez en distintos frentes.
Publicado en la Revista Mundial: Lima, 30 de agosto de 1929.
CiudadCCS
TOMADO DE: http://hoyvenezuela.info/

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