sábado, 11 de abril de 2015

Para hundir a Venezuela

Vazquez pidió ayuda contra el tabaquismo, Obama pidió ayuda contra Venezuela. Salieron sastifechos


 Victor H Abelando y Marcos Rey

El giro de la política internacional del país parece visible en varios hechos de las últimas semanas, aunque venía insinuándose desde la transición. 
En su aspecto discursivo fue coronado por la apelación del ministro de Economía, Danilo Astori (también Tabaré Vázquez hizo referencias por el estilo), a que Uruguay se encaminaría hacia un “regionalismo abierto”.

Bajo esa definición, del discurso oficial del gobierno uruguayo han desaparecido algunos tópicos. Por ejemplo,
la integración latinoamericana, la idea de “patria grande” y la convicción de que el país integra un eje progresista junto a Bolivia, Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina. 
También aparenta abrirse paso, en la concepción de la nueva administración, la idea de que para relacionarse con los países poderosos, especialmente con Estados Unidos y la Unión Europea, no es necesario conversar de bloque a bloque. 
Por el contrario, la estrategia sería jugar individualmente en el mundo. Esta última idea se sustenta en la concepción de que lo más importante en el relacionamiento internacional es el comercio y no las afinidades políticas.

El giro en materia de política internacional irrumpió de forma casi violenta para el corazón de gran parte de la grey frenteamplista, lo que ha motivado rechazos en algunos sectores y una pragmática cautela en otros. 
La razón que preocupa a la fuerza política es que el viraje en curso no forma parte de lo acordado en el programa del Frente Amplio aprobado en su último congreso. 
Por lo cual los dichos y hechos reseñados significan el abandono de premisas sostenidas fuertemente por la izquierda. De ahí la diferente reacción, por ejemplo en el caso de Venezuela, en el Frente y el gobierno.

A modo de ejemplo, la senadora Constanza Moreira señaló a Brecha que la política internacional es primero política, de otra forma no hubiera ocurrido que Venezuela fuera uno de los seis primeros lugares de destino de los productos uruguayos, ni tampoco que el país recibiera beneficios en la importación de petróleo
También el diputado comunista Óscar Andrade remarcó: “¿Cómo se entiende que el FA convoque una movilización junto con el Pit-Cnt en respaldo al proceso bolivariano agredido y contra la intervención estadounidense y a los pocos días tengamos una declaración que compara la situación de Venezuela con el terrorismo de Estado en Uruguay? Es de esquizofrénico, ¿no?” (véase entrevista aparte).

YA NO SOS MI MARGARITA. Un aspecto simbólico de la nueva política internacional son las entrevistas bilaterales que mantendrá Vázquez durante su participación en la Cumbre de las Américas. El presidente se reu-nirá con los mandatarios de Perú, Colombia y Paraguay, de acuerdo a lo publicado por la web de Presidencia.

Si bien esas entrevistas le fueron solicitadas, según dijo a Brecha el senador del Mpp Ernesto Agazzi, llama la atención que la agenda de Vázquez no prevea de antemano el encuentro con ninguno de los socios mayores del pacto regional, como tampoco con los presidentes de los gobiernos progresistas de Ecuador, Venezuela o Bolivia. 
Vázquez además se sentará en una “mesa chica” que convocó Obama (véanse páginas 5, 6 y 7), junto a los mandatarios de Costa Rica y Chile (aunque todo indica que Michelle Bachelet no concurrirá por la situación crítica que vive su país, debida a varios desastres naturales).

Esta sucesión de gestos simbólicos y de algunos hechos (como la insistente ofensiva de Nin Novoa para que en una declaración de la Unasur sobre Venezuela se incluyera la necesidad de una plena “vigencia de los derechos humanos”) está condimentada con continuas referencias de distintos jerarcas del gobierno a la necesidad de “abrirse al mundo”, de resolver los problemas del Mercosur imponiendo “flexibilidad”, para que Uruguay pueda firmar acuerdos bilaterales con los países desarrollados, sin contar con la anuencia del pacto regional.

Lo sintomático, por otro lado, es que las bilaterales a desarrollarse en la Cumbre de Panamá son con países del Acuerdo del Pacífico (Chile y Colombia) y con Paraguay, que ha manifestado su intención de ingresar a ese pacto. Todos los integrantes del Acuerdo del Pacífico tienen firmados Tlc con Estados Unidos.

A 40 días de iniciada la administración de Vázquez, el sector mayoritario del FA prefiere no dar por cierto ese viraje. Así, Agazzi comentó que no tiene “elementos para abrir juicio sobre la priorización que hace la cancillería hoy”. Sin embargo, para el diputado socialista Roberto Chiazzaro los encuentros programados en la Cumbre de las Américas demuestran que hay un giro en el relacionamiento. “Puede ser casualidad, porque unos piden la reunión y otros no, pero llama la atención que no habrá reuniones con países del Mercosur
. Aparentemente hay un nuevo direccionamiento, y las conversaciones son con países que buscan un regionalismo abierto”, comentó a Brecha el legislador.

Más adelante añadió que si se piensa en apostar a un cambio de la matriz productiva no se debe olvidar que la integración regional o subcontinental es imprescindible para vender manufactura de corte industrial. Y ejemplificó: “No podemos pensar en vender automóviles a países extrarregión”. Para Moreira es preocupante que Obama haya incorporado a Uruguay en su agenda de amigos, más aun cuando América Latina está debilitada, “con Brasil pasando por una situación compleja, con Venezuela viviendo otra realidad difícil, con Argentina en pleno cambio político. Por eso creo que la política exterior de Uruguay tiene que ser clara. Con el lío que tuvimos con el Tlc mostramos una gran ambigüedad hacia afuera”. Según la senadora Moreira esa experiencia puede repetirse con la unilateral participación en las discusiones sobre el Tisa.

Por cierto, en estos primeros pasos en política internacional, la nueva administración se aleja de aquella pulsión integracionista que Mujica tenía como norte. La composición del gabinete, con presencia del Fls y sus aliados en puestos clave del gobierno (equipo económico, cancillería y Opp), pronosticaba una variación en el relacionamiento, en primer lugar con el Mercosur y luego con los países que empujaron para formar organismos sin presencia estadounidense, como la Unasur y la Celac. También luce evidente que algunas políticas proteccionistas –por ejemplo de los vecinos argentinos, con sus consecuencias para Uruguay– han facilitado el desarrollo de esa estrategia tendiente a despegarse de la idea de unidad latinoamericana, expuesta históricamente por el FA.

El convite de Obama parece el gesto inteligente de un gobernante que percibe la posibilidad de cambios en la política exterior uruguaya. Por otro lado, la oposición política nacional ve con agrado ese giro y saluda que se abandone la “ideologización” de las relaciones internacionales.

Pero sin duda el hecho más significativo del giro en materia internacional ocurrió con la postura de distanciamiento hacia el gobierno venezolano que expresaron tanto el vicepresidente, Raúl Sendic, como el canciller, Rodolfo Nin Novoa.

CANCILLER RECARGADO. Parecía superado el primer cortocircuito diplomático que tuvo el gobierno de Tabaré Vázquez con Venezuela. Atrás había quedado la calificación de “cobarde” que le propinó el presidente Nicolás Maduro al vicepresidente Raúl Sendic por haber puesto en duda la intervención de Estados Unidos en el país caribeño. Y si bien el gobierno uruguayo citó al embajador venezolano para expresarle su disconformidad, pocos días después fue el propio Sendic quien encabezó una marcha en solidaridad con Venezuela (convocada, entre otros, por el Frente Amplio, el Pit-Cnt y la Feeu) para rechazar a viva voz la injerencia de Estados Unidos en el país caribeño. Maduro reconoció el gesto y a través de la red social Twitter agradeció el apoyo de “Uruguay, de Pepe (Mujica) y de Raúl”. La desavenencia diplomática pareció saldada. Y no sólo entre los dos países sino dentro del oficialismo que había logrado, a instancias del FA, anudar una declaración de consenso sobre Venezuela.

Pero este lunes el canciller Rodolfo Nin Novoa volvió a poner el dedo en la llaga. En declaraciones al programa En perspectiva, e l canciller minimizó la injerencia estadounidense sobre Venezuela al calificarla de “torpeza” y dar a entender que no era fruto de una estrategia intervencionista sino de un error.
Manifestó también su “gran preocupación” por el encarcelamiento de opositores políticos, en referencia al alcalde de Caracas (que desde el Mpp y el Pcu califican de golpista), y, para redondear la irritación de varios sectores del FA, comparó las denuncias de represión en las calles y de torturas en las cárceles venezolanas con lo vivido en Uruguay durante el terrorismo de Estado. “Eso es enormemente preocupante –afirmó el canciller–, sobre todo para un país (Uruguay) que hace 30 años vivió las mismas condiciones que están viviendo parte de los venezolanos ahora, y tuvimos que salir al mundo a pedir ayuda.”
La comparación cayó como un balde de agua fría en varios sectores del oficialismo. Más aun por la ambigüedad que volvió a mostrar Sendic al afirmar que compartía los dichos del canciller. La presidenta del FA, Mónica Xavier, se limitó a admitir que había “matices” entre las declaraciones del Poder Ejecutivo y las de la fuerza política. Pero no pocos inscriben los dichos de Nin –aplaudido por la oposición– en el marco de un “revisionismo” no digerido en la izquierda en materia de política exterior y del que hace gala sin ninguna cortapisa el gobierno de Vázquez en boca del canciller. Para algunos dirigentes las declaraciones del Nin quitan el foco de atención de los intentos de desestabilización que estaría sufriendo el país petrolero; otros lo acusan de tirar por la borda el consenso al que llegó el FA, como lo interpretó el diputado comunista Óscar Andrade al calificar de “provocación” los dichos del canciller.

La situación venezolana “no es comparable desde ningún punto de vista” con la que vivió Uruguay en el preámbulo de la dictadura, opinó al ser consultado por Brecha el senador Marcos Otheguy (711). De estrecha confianza de Sendic, el legislador considera que las críticas a la situación interna que vive el gobierno de Maduro están sobredimensionadas por los medios de comunicación internacionales. Según Otheguy no es asunto para estar debatiendo y “generando opinión” todas las semanas. Al contrario, estima que “hay que trabajar con mucha diplomacia para contribuir a que el proceso venezolano logre estabilidad en beneficio del pueblo venezolano. Eso no se hace declarando por la prensa. Los pronunciamientos políticos más importantes ya fueron hechos. Todo lo demás es llover sobre mojado”
.
Y si bien admite que “en algunos momentos” se ha criminalizado la protesta social en Venezuela, entiende que habría que plantearlo de forma “constructiva” y con “mucha fraternidad” porque eso no sólo sucede en el país caribeño. De hecho, ese es, a su entender, el punto en el que insisten los partidos tradicionales uruguayos (“que no tienen autoridad moral, cuando bajo sus gobiernos hubo muchos ejemplos de criminalización de la protesta social”) para atacar a Venezuela todas las semanas.
Y en tren de comparar, planteó: “Estados Unidos viola sistemáticamente los derechos (humanos) en buena parte del mundo y sin embargo no es un tema que estemos debatiendo por la prensa todas las semanas.
 
No creo que haya mayor violación a los derechos humanos y a las normas internacionales que haber secuestrado a gente en países extranjeros sin causa judicial alguna, haberlos metido en una base como Guantánamo y estar viendo ahora que el 90 por ciento de esa gente es inocente. Claramente hay intencionalidad de la derecha para apuntalar sistemáticamente el tema de Venezuela”.

Con todo, Sendic subió ayer el tono contra la potencia del Norte –en la misma línea argumentativa que el ex presidente José Mujica– al reclamar que cumpla el “compromiso” de colaborar con el mantenimiento de los ex presos de Guantánamo que llegaron a Uruguay el año pasado. Y anunció que era “muy probable” que Vázquez le plantee ese tema a su par Barak Obama cuando esta tarde se reúnan en Panamá.
Pero pese a que varios dirigentes frenteamplistas se muerden la lengua porque dicen no querer interferir en las elecciones departamentales del 10 de mayo, lo cierto es que la ausencia de un debate profundo en la izquierda no brinda elementos para decidir a qué trenes subirse para insertar a Uruguay en el mundo.

El culebrón del Tisa

Luis Porto, el ex vicecanciller, concurrió el lunes pasado al secretariado del FA para informar sobre la participación uruguaya en las negociaciones, que se desarrollan en Ginebra, con la intención de acordar la liberalización del mercado de servicios (Tisa), eliminando barreras nacionales.
Porto –confiaron a Brecha participantes de la reunión– afirmó en el encuentro que no hay nada firmado y que varios actores políticos (salvo el FA, reconoció el ex vicecanciller) estaban informados de los pasos que el gobierno uruguayo daba al respecto. Así, comentó que el Consejo de Ministros había evaluado positivamente, en 2013, la participación en las negociaciones del posible Tisa. Dijo que ello sucedió luego de que José Mujica solicitara un plazo de 15 días para analizar la propuesta y que transcurrido ese lapso el entonces presidente se avino a apoyar la propuesta de concurrir a las negociaciones. Posteriormente, en julio de 2014, el ex canciller Luis Almagro incluso explicó en la prensa los alcances de las negociaciones. Porto también sostuvo que el Pit-Cnt estaba en conocimiento del tema, pues la delegación que concurrió a la Oit se reunió el 10 de octubre de 2014 con el embajador uruguayo ante la Omc, Francisco Pírez, y que éste puso al tanto a la central. Asimismo informó que desde ocho meses antes de la transición los documentos estaban en poder de los ministerios.

En torno a los contenidos, Porto subrayó que este tipo de acuerdo permite establecer “listas negativas”, lo que habilitaría, en caso de concretarse, que Uruguay excluyera de la negociación a sus monopolios estatales en los servicios públicos, u otras áreas que le resulten estratégicas.

Todos los sectores que integran el secretariado del FA, salvo el Pcu y parte de la delegación de las bases, se mostraron conformes con el informe de Porto y coincidieron en que es bueno estar en las conversaciones, porque no implican firmar nada y permiten saber lo que se negocia.

No obstante, el Pit-Cnt desmintió que se haya reunido con Pírez y solicitó un encuentro con el secretariado del FA para aclarar los tantos.

También algunos ex ministros (Susana Muniz y Daniel Olesker), informaron fuentes frenteamplistas a Brecha, negaron que el tema se hubiera analizado en el gabinete, salvo que por razones de fuerza mayor no hubieran participado de esa sesión. Pero lo cierto es que no estaban informados del asunto.

Quien sí no tenía conocimiento del tema era la fuerza política, lo reconoció Porto, y se lo reprochó la presidenta del FA, Mónica Xavier, en la reunión del lunes.
Más allá de las contradicciones sobre la sucesión de hechos respecto del tema, todo indica que el tratamiento ha sido al menos desprolijo y que las versiones encontradas no pueden ocultar los riesgos que implica el posible acuerdo.

La senadora Constanza Moreira comentó a Brecha que un Tisa traería más riesgos que beneficios, “porque en la liberalización de los servicios la probabilidad de que nos vendan ellos a nosotros es mayor a la probabilidad de que le vendamos nosotros a ellos”. Asimismo sostuvo que podría traer perjuicios, dado que se liberaría el sistema de compras estatales y “podríamos estar afectando servicios sobre los cuales quisiéramos mañana tener un monopolio que hoy no tenemos”.
TOMADO DE: http://elmuertoquehabla.blogspot.com/

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