sábado, 1 de abril de 2017

La atalaya del optimismo y el progreso (I)


Un olfato mediático bien entrenado por mi taita, quien me enseñó a leer con periódicos amarillistas, me viene alertando sobre una tendencia de la fachimedia a publicar cifras que intenten maquillar la crisis global en proceso. 
Un diarioeuropeo subtitula que "A pesar de que los políticos populistas se aprovechan del pesimismo de la población, estamos mejorando en casi todos los parámetros". Así fue, no te rías.
Ante un escenario de injusticia estructural y globalizada que tímidamente reconocen, los autores te sueltan una ristra de cifras que corona con la opinión de un científico de la universidad donde se formó el marido de Lilian. 
Dice el profe: "La gente a lo largo y ancho del mundo es más rica, goza de mayor salud, es más libre, tiene mayor educación, es más pacífica y goza de mayor igualdad que nunca antes". Antes de que empieces a echar chispas haré una aproximación a las posibles causas de esta matriz.
Hay una tendencia contra el progreso por allá por el norte, ya se cobró dos elecciones en las que la misma fachimedia fue la peor derrotada. 
Se trata del referéndum sobre el Brexit y las elecciones gringas, donde un tipo, que ni político pareciera, ganó en espacios que tan sólo aportan el 36% del PIB de EEUU. Mejor dicho: Trump captó el voto de los excluídos del american way of life.

¿Para quién es el progreso?

Lo que se ha dado por llamar progreso ha resultado en el surgimiento tanto de las clases medias como de los países emergentes, los dueños han buscado cooptar a otros para globalizar su estilo de desarrollo basado en el saqueo y los resultados del mismo. 
Es así cómo el planeta se va llenando de indicadores que denotan la guerra de la especie humana contra el resto de la naturaleza. 
Pero, por mucho que las emisiones de carbono de emergentes como China o India tiendan a crecer como las de EEUU, siempre aquellos pondrán la mano de obra esclava.
Si se diera el progreso que tienen prometido y fijado como meta las clases medias (trabajadoras o bachaqueras con su mejor o peor exponente) y los países emergentes aumentaría la amenaza al clima tal como lo conocemos y a las posibilidades de vida humana, no al planeta, quede claro. 
En lo económico puede verse cómo la deuda es el motor del capitalismo global, o total, no sólo se le debe al planeta debido a que se consume más de lo que se repone, sino que el mismo capitalismo se ha vuelto tan rudo que se sostiene también de las deudas que las clases medias asumen para progresar en sus vidas profesionales, lo dice el mismo medio europeo que intenta convencernos de que los lobos lamerán las heridas de las ovejas, por lo que las cifras que muestra el artículo optimista no hablan de ti, de mí, ni de los Brics, deja el show...
Mientras marean cada vez más gente y gobiernos con la noción de progreso más les endeudan, los individuos, pensados en una esquinita del planeta. 
No sólo deben préstamos acumulados a lo largo de su carrera sino que hoy dejan menos riqueza a sus hijos (adiós al "yo quiero darle lo que nunca tuve"). 
Se dice que 9 de cada 10 gringos nacidos en la década de los 40 ganaron más que sus padres, ya en los 8s eran 5 y esto se debe 3 veces más a la distribución injusta de los ingresos que a un crecimiento económico lento. 
Por otra parte, los niños de nuestros países tienen el doble de probabilidad de vivir en miseria que los adultos.
En lo único en lo que un país mina (eso que llaman tercer mundo, semiperiféricos y periféricos, subdesarrollados, en vías de desarrollo o postcolonia) puede progresar es en su condición extractiva, así lo saqueado sea la energía endosomática de su gente, el territorio o el agua con las cuales coexiste.
 Chapoteamos hacia la industrialización aun cuando la presencia de fábricas en nuestros países tiene como objetivo producir con la contaminación, sueldos y cuantos otros pasivos no desean asumir los ciudadanos del norte global.
¿Cómo ser responsables de un estilo de vida diseñado por otros y tan lejos?
El progreso es un programa de y para los dueños, hoy en día hay en el mundo más esclavos que nunca, lo que sea que llames cultura, derechos humanos, derecho divino, alimentación, salvación, belleza, educación, desarrollo y hasta sostenibilidad es un remedo de su aspiración de mundo, centrado en el humanismo eurocéntrico, occidentalocéntrico, antropocéntrico.

Cuando la mona trabaja no progresa, mona se queda

Nuestros países-mina terminan reventados cuando se montan en la lógica del progreso.
 Los datos de cuánta gente hace falta para producir el mismo valor agregado que un gringo evidencian que esa carrera es de burro amarrado contra tigre dopado. 
Se muestran cifras de bajo desempleo como si el problema fuera estar o no empleado, poco menos lo es ser bien pagado o no cuando ya una buena parte de la población se enteró que se puede tener dinero sin tener que trabajar siempre y cuando otro salga jodido. 
La meta planteada por el capitalismo de aumentar la productividad se queda pálida ante la cantidad de dinero (y pocos ricos) que crea el sistema financiero, jugar monopolio con el trabajo de otros es muy rentable. ¿A quién van a convencer de que el trabajo dignifica?
Mucha gente no lo toma en cuenta, pero la productividad está basada en el saqueo indiscriminado de la tierra en cualquier lugar, con bombas racimo o ajustes estructurales, con trabajo o miseria. 
Más ahora con golpes suaves que crean desempleo sin mayor dolor de nada, las élites pontifican sobre el trabajo y su importancia pero en cuanto pueden nos despojan de él. 
Los despidos son su manera de resolverle el futuro a los trabajadores, dicen, pero… ¿Qué podemos esperar de una gente que llama limosna a las ayudas sociales pero utilidad a la plusvalía saqueada o al bonus obtenido en una transacción financiera tipo Wall Street?
En un país-mina no hay élite que crea en el progreso, nunca lo han hecho, siempre modernos, rigurosos, liberales, positivistas y objetivos de cara a la metrópoli europea pero totalmente retrasados, metafísicos, supersticiosos, esclavistas y mitológicos de cara al pueblo empobrecido. 
Lo decía Jorge Abelardo Ramos: "¡Los partidarios del positivismo burgués europeo en América Latina resultaban ser los enemigos del desarrollo capitalista en sus propias patrias!". 
Todos ellos son pontificadores del progreso y lo contraponen al populismo del que hablan cuando (se hacen los que) no entienden, a decir de Rafael Correa.

¡Cuidado con Skynet!

La venta del optimismo trae letras pequeñas, mientras en Japón y China hay cifras alarmantes por exceso de trabajo uno de los líos que enfrentan en Europa es que dentro de unos 20 años, a causa de la automatización o informatización del trabajo, la mitad de los trabajos existentes, incluidos los que conllevan "tareas cognitivas no rutinarias" (pensar, básicamente) están en peligro de muerte. 
¿20 años es mucho? Hace 20 años se transmitía Por estas calles y todavía Franklin Virgüez vive de eso.
Para sobrellevar lo de la automatización se ha propuesto la Renta Básica Universal, que es como una beca para quienes no encuentren qué hacer, claro, eso se lo piensan allá en las europas y en Kenia como experimento.
 Creo que las guerras y otros programas de erradicación de pobres se encargarán del resto.

¿La culpa es del rebaño?

El trabajo, como llave para el progreso tuyo y mío, ya como que no…
El control de la naturaleza y el trabajo existen en función de un proyecto de determinadas clases acumuladoras de capital en determinados territorios del centro o norte global. 
Cuando se habla de huella ecológica, del carbono o agua usan un nosotros para endilgar responsabilidades, pero ¿cómo ser responsables de un estilo de vida diseñado por otros y tan lejos?
Este mundo es un lavamanos en el que el desagüe son 8 tipos
Todo confluye en ellos, hasta lo que ostenta cualquier encopetada del Cafetal. Imagínate Virgüez..
TOMADO DE: http://misionverdad.com/
EN: Facebook//Libertad Bermeja y EN: Twitter@victorianoysocialista

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